Hay líquidos que pegan bien y otros no. Hay drogas que benefician y otras no. Lo mismo pasa con las palabras. De ahí nos representamos como personas. De ahí somos en el lenguaje. Nuestro continuo respirar se trata de eso, de intentar representarnos de lo que somos y de lo que no somos. El lenguaje ha sido nuestro placer y nuestro veneno que se propaga. Burroughs apuntó que era un virus en el entendido de su irradiación. No es solo el plan de palabras utilizadas por las personas, es su intencionalidad. Son los juicios que las sostienen. Podríamos ser más animales con las palabras y no como siempre lo hacemos. Destacamos nuestras posiciones y toda las sobre interpretaciones posibles. Deleuze nos habla, pensando desde Spinoza, que podríamos ser como las garrapatas. Estas tienen tres operaciones: ir hacia el calor, captar un animal para colgarse y, por último, mantenerse lo más posible en el animal. Nosotros, los viles humanos, hacemos, si lo dialogamos con la garrapata, casi las mismas operaciones, pero siempre la estamos cagando entre una acción y otra, interpretando si es bueno o malo lo que se hace. Le agregamos juicios y moralidades a todo. Por eso las palabras pesan y se vuelven hoscas hacia nosotros mismos. Actúan como virus, las cuales van irradiando pesadeces de impotencias y, peor aún, se sintomatizan en pura obstrucción al resto de las personas. Es como si nos vistiéramos de puro ropaje de metal. Nos hace cansar nuestro andar y, posiblemente, nos impediría expresarnos con más claridad. En el fondo, estoy hablando del cuerpo. Las palabras tienen una corporalidad y deberíamos dejarlas fluir con vida propia en vez de estar dándole tanta valoración ideológica. Finalmente, nadie entiende a nadie. Y volvemos a explicar más de una vez algo que es evidente. El otro te obtura porque quiere entender lo que él quiere y así sucesivamente. Las palabras deberían tener vida propia y no cargar con nuestras tonteras cotidianas. Estaría de más hablar que esto se ve con mayor frecuencia en las redes sociales. Una Torre de Babel esquizofrénica.
Algo similar sucede con un libro. En vez de preguntarnos qué es lo que dice, podríamos preguntarnos cómo funciona el libro a través de sus palabras. Sería un acto de amor al propio libro y uno como receptor pasaría a segundo plano. Digo un acto de amor, ya que uno mismo no tendría tanta importancia y podríamos ser más una garrapata lectora que un sujeto hablando de sí mismo y de sus doctorados, de sus kilómetros de lectura y de sus experiencias extrahumanas, etcétera, etcétera. Propongo ser un lector garrapata por sobre todas las cosas. Así los libros tendrían más vida propia y dejarían los pasos propios por los desgastantes pasos llenos de baches juiciosos. Así leo el libro de Satu, de nombre de pila Elías y de apellido paterno Romero. El cual se inscribe en el libro como Don Sátula y aprovecho al tiro de mencionarle que ya vaya pensando prontamente de ponerse Elías Romero, ya que está bien pailón para seguir ubicando esos alías que a los veinte le funcionaban, pero ya viejito se le ve un poco patético. Cómo funciona este libro según lo dicho. En Black Session veo la experiencia de la caída como una belleza, es una alegoría al consumo de drogas, en especial la coca, pero que en su estímulo es la clausura de hablar del mundo. Esto funciona fuera de los jales, de estar duro como palo. El habla nace fuera de la Black Session. Hay que estar fuera de ella para poder hablar de lo que sucede dentro de esas sesiones. Por lo tanto, digo que es una alegoría por que funcionan los poemas como recuerdos de esas sesiones que una tras otra muestra que la caída es la inacción de distintos consumos. Es una razonada que hace Elías como ejes combinatorios más que una moralina o apología al consumo de drogas. Se me olvidaba, el capitalismo es la droga mayor en estos relatos. Por esta razón, Black Session es una galería de imágenes que se van presentando con reflexiones del cotidiano y miradas metafísicas. Hasta se nos pone medio galáctico nuestro poeta. También, puedo rescatar los guiños a las sesiones de tortura que se relatan. Eso tiene Black Session, la imagen del infierno en el cuerpo del poeta. Solo se podría hablar de ella al salir de ahí. Por eso dije que es la experiencia de la caída, que al estar fuera se llena de poesía, en este caso de belleza. Esto es, dar un carácter inaudito a todo lo que dice dentro del libro. Si Rimbaud le llamó Una temporada en el infierno, acá, tomando distancia entre un libro y otro, Black Session es un viaje introspectivo de nuestro amigo Satu por sobre las cosas que le combinaban a bien en su momento. Captura esos momentos y los potencia con el ejercicio poético. Somos testigos de sus jueguitos, deseos y de su inagotable búsqueda de poner nombre a las cosas. Elías Romero y no don Sátula como acá quiero llamarle, es una garrapata poética. Primero, vive algunas cosas. Segundo, las captura y sale de ahí. Tercero, las escribe como poemas. Solo un viejo vampiro puede hacer eso es lo que más me gusta, porque, además, debo decir que Satu también es mi amigo. Por lo cual, también debería decirle que, si escribe un poema como La mía mami, en donde le reclama a su santa madre sobre los ravioles secos porque el niño está con la caña, debería levantar su culito y prepararse algo él mismo, su viejo weón mal criado.
(*) Dr. en Filosofía, Docente Univ. Academia de Humanismo Cristiano y autor de los poemarios “América Todavía no Nace” y “Cigoto”.
* * *
___________________________________
Don Satula (Elías Romero). Nacido en el año de 1972, chileno. Ha publicado el libro de poesía UNA PARA LOS MALOS (autoedición) 1999; CHERNOBYL (autoedición y publicado bajo el Heterónimo de Manguera Riffó) 2003; MAFIA DE BARRIO, Editorial EL JUSTO MEDIO, 2011; DIOS, Editorial SUJETO ANONIMO, 2019. BLACK SESSION, Editorial WAYRURO 2022. Es Organizador del encuentro de mujeres poetas titulado ELLAZ, que se realiza en la Población La Victoria y del encuentro de poesía DESGENERO, realizado en la misma emblemática población. Es coorganizador de Santiago Poesía y de sus eventos SANTIAGO 4043, las lecturas INVADIENDO LA CIUDAD y las lecturas INFEXION. Colaborador del colectivo ENTREPARENTESIS CHILE (2021). Actual colaborador del PERIODICO LITERARIO CARAJO.CL. Ha sido editado en antologías y revistas literarias.
www.letras.mysite.com: Página chilena al servicio de la cultura
dirigida por Luis Martinez
Solorza. e-mail: letras.s5.com@gmail.com DEVENIR GARRAPATA POR SOBRE TODAS LAS COSAS
Reseña al libro BLACK SESSION de Donsatula
Por Gonzalo Rojas Canouet
