Andy Warhol. Entrevistas. Blackie Books, Barcelona, 2010, 559 págs.
Andy Warhol por sí mismo
Por Diego Zuñiga H.
Artes y Letras de El Mercurio. Domingo 13 de Marzo de 2011
Si esto fuera una entrevista a Andy Warhol, lo más probable es que la página estaría llena de espacios en blanco, sobre todo en el lugar en que irían sus respuestas. Espacios en blanco intervenidos, solamente, por monosílabos como: "No", "sí", "No sé". Es probable también, claro, que las preguntas siempre fueran más largas que las respuestas, porque -como queda demostrado en "Andy Warhol. Entrevistas" (Blackie Books)- el norteamericano era así: monosilábico. A lo más, a veces, respondía con un par de frases breves que parecían no decir mucho pero que después de sopesarlas, en realidad uno, como lector, entendía que ahí estaba encerrada su visión de la vida:
"Entrevistador: ¿Qué es el arte pop?
Andy Warhol: Sí.
Entrevistador: ¿El arte pop es una apostilla satírica a la vida en Estados Unidos?
Andy Warhol: No.
Entrevistador: ¿Qué intenta decir el arte pop?
Andy Warhol: No lo sé".
Y así avanzaba la entrevista -que en este caso fue realizada en 1962- como casi el resto de las que aparecen en esta recopilación a cargo de Kenneth Goldsmith, que acaba de llegar a nuestro país. Son 37 entrevistas realizadas -entre 1962 y 1987- por distintos periodistas, críticos culturales o simples estudiantes que querían conversar con Warhol y saber cuál era su opinión acerca de su propia obra, sus películas, sus cuadros, sus libros o, simple y especialmente, su vida. Entrevistas publicadas en revistas y diarios, incluso algunas inéditas, pero también otras que aparecieron en radio y televisión, transcritas exclusivamente para el libro.
El monstruo del pop
"Es, sin lugar a dudas, uno de los hombres más extraños de toda la historia. También uno de los más exitosos. Se llama Andy Warhol: Artista pop, cineasta loco y auténtico monstruo triplemente destilado del siglo XX; es el niño prodigio más extravagante de todos los que ha dado una época que se caracteriza por elevar a los altares a cualquier recién llegado presuntuoso", escribe George Gruskin en el comienzo de una entrevista publicada en la revista sudafricana Scope, en marzo de 1973.
Ese artista pop, cineasta loco y auténtico monstruo es el que se logra retratar a través del libro que está dividido en tres capítulos: "Los años sesenta", "Los años setenta" y "Los años ochenta". Es una radiografía compleja -y completa- sobre la vida y obra de Warhol. Acá están sus primeros años como artista, por ejemplo, cuando debía contestar, una y otra vez, preguntas acerca de qué es el arte pop. Y claro, las respuestas casi nunca generaban satisfacción.
Entrevistador: ¿Cree que el arte pop es...?
Andy Warhol: No.
E: ¿Cómo?
A.W.: No.
E: ¿Cree que el arte pop es...?
A.W.: No... no lo creo.
Por supuesto que dentro de todo este juego, el humor de Warhol -casi siempre incomprendido- resalta con elocuencia, sin embargo entremedio de estas respuestas breves, como anuncia Goldsmith en el Prefacio, de pronto surgen instantes que desconciertan:
"Entrevistador: ¿Qué mensaje encierran sus latas de sopa Campbell?
Andy Warhol: Es lo que comía de niño".
La respuesta parece no decir nada, pero en el fondo, Warhol insinúa que esas latas de sopa Campbell son la infancia o lo recuerdos de la infancia.
Un hombre que duerme
En el Prefacio -que funciona a pesar de su obsesión por referirse más a la entrevista como género periodístico que a Warhol-, Goldsmith habla acerca de estas respuestas breves del artista, mencionando que, de alguna forma, eran un mecanismo de evasión. Ese mecanismo funciona, sobre todo en las dos primeras partes del libro, incluso, cuando hace mención al complejo episodio con Valerie Solanas, quien le disparó 6 veces a quemarropa:
Entrevistador: Estas experiencias siempre dejan una huella profunda en la gente. ¿Qué efecto tuvo en usted?
Andy Warhol: Fue como si estuviera viendo otra película
E.: Las heridas que sufrió fueron graves. Tuvo que pasarse en el hospital. ¿Se recuperó totalmente, desde un punto de vista físico? ¿Tiene alguna secuela?
A.W.: Sí.
E.: ¿Sería una falta de tacto por mi parte que le preguntara por ello?
A.W.: Tengo dolores.
E.: ¿Dónde?
A.W.: Por todo el cuerpo.
Sin embargo, a medida de que avanzan las páginas -y los años-, el largo de las respuestas aumenta y la intimidad de Warhol aparece (ver recuadro). Como un balbuceo, quizás, pero ahí está, por ejemplo su vida en The Factory -su estudio ubicado en Nueva York-, sus amigos, algunos romances que se insinúan como también su incipiente carrera de cineasta underground. De hecho, una de las entrevistas la hace el poeta John Giorno, quien actúo en Sleep, una de las películas más conocidas de Warhol. También hay un par de entrevistas realizadas por Gerard Malanga, con quien el artista trabajó en The Factory.
El año 2000 según Warhol
Goldsmith anota la siguiente cita de Henri Matisse en el Prefacio: "Quien desee dedicarse a la pintura debe empezar por cortarse la lengua". Y Warhol dice, en una entrevista de 1963: "No tengo ninguna certeza". Quizá estas dos frases sirven para explicar "Andy Warhol. Entrevistas". Los silencios, las respuestas concisas, las evasivas, en definitiva, de Warhol, a pesar de que, finalmente, uno logra entrever algunos gustos u opiniones del norteamericano que, a su vez, sirven para entender su forma de ver el arte y la vida: "Odio ir a museos y ver cuadros colgados de las paredes porque parecen algo sumamente importante y en el fondo no significan nada". O cuando dice que el artista vivo más importante del mundo es Walt Disney. O cuando dice que Picasso es un artista con visión empresarial. O cuando dice que le hubiera gustado tener un papel en "El ciudadano Kane" y que le gustaría que Kurosawa filmara una película sobre su vida. O cuando, simplemente, le preguntan cómo cree que serán las cosas en el año 2000 y él responde: "Creo que todo será igual. Tal y como es ahora". Y claro, no se equivocó.
Andy Warhol: Mi verdadera historiaA pesar de las, casi siempre, breves respuestas de Warhol, hubo un par ocasiones en que algunos consiguieron sacarle más palabras. Es el caso de Gretchen Berg, quien en 1966 publicó una de las entrevistas fundamentales a Warhol. De hecho, como cuenta Goldsmith en el Prefacio, "cuando el servicio de correos de Estados Unidos lanzó en 2002 el sello dedicado a Warhol, la cita que figuraba en el anverso del mismo estaba extraída de esta entrevista. 'Si lo quiere saber todo de Andy Warhol, basta con que se quede en la superficie: de mis cuadros, de mis películas, de mí mismo. Ahí estoy. No hay nada más detrás' ".
Gretechen Breg tenía 23 años, era hija del historiador de cine Herman G. Weinberg y conversó, en varias ocasiones, con Warhol durante el verano de 1966. Al principio llevó algunas preguntas pauteadas, pero luego se largó a conversar y el resultado de estas charlas derivó en "Andy Warhol: Mi verdadera historia", como tituló la entrevista. Acá aparece un Warhol más íntimo, completamente alejado de las respuestas breves, aunque nunca abandona sus mecanismos de evasión: "Preferiría seguir siendo un misterio. Nunca me ha gustado hablar de mi pasado Además, cada vez que me preguntan, me invento una historia distinta" . Habla de sus influencias: "me han influido todos los artistas estadounidenses; Andrew Wyeth y John Sloan son dos de mis favoritos". De su obra: "No pretendo hacer una crítica de Estados Unidos, ni mostrar algo feo; supongo que soy un artista puro". De su éxito: "Jamás me planteé ser famoso, no tiene importancia... Hoy me siento igual que antes... No soy el exhibicionista que intentar vender los artículos, pero tampoco soy una persona que trabaje denodadamente". De sus deseos: "Nunca quise ser pintor; yo quería bailar claqué". De su figura : "No es que no me guste hablar de mí; es que, de veras, hay poco que decir de mí" , y "Creo que formo parte de mi época, de mi cultura, como los misiles y la televisión" . Y cuando está terminando, dice: "La verdad es que no hay nada que entender en mi obra".