"Los Diarios
Sumergidos de Calibán", de Ernesto Carrión
Futura Sombra
Por César Vásconez Romero
Si un artista sabe provocar extrañamiento, es que puede
volver del vacío hacia sí mismo. Si un enfrentamiento le quedaba
pendiente a un poeta como Ernesto Carrión, ese enfrentamiento era con la
historia y sus ficciones. En Demonia Factory flotaba el cadáver
del amor sobre un delta envenenado, el cual desembocó en una meditación
sobre la escritura como hecho no solo mental, sino corporal, eso es lo
que encontramos en Fundación de la Niebla. Con Los Diarios
Sumergidos de Calibán inicia su segunda saga poética, la cual
también podría leerse como una novela reacia a la trama, donde las voces
que la habitan tiene esa turbia fluidez de lo que la memoria esconde.
Los lectores de Carrión se verán sorprendidos por los quiebres de
registro a lo largo de este libro. Los hechos históricos son recreados
de manera borrosa, esa voz es la de un mitayo y la de un filibustero al
mismo tiempo. “Pues morirse fue cuestión de muchísima gente.”La
superposición de épocas se sustenta en la vida de las heridas, su
psiquis es una sola con el dolor.
Como un verdugo que aprendió su oficio siendo víctima
primero, desenterró estos diarios manchados por las manos de Próspero.
Entre Lautreamont y Perlonger, sus versículos tiene la ansiedad del que
huye de sus captores, sus poemas en prosa son ásperos como el látigo del
traficante de esclavos. “Solo para desenterrar los apuntes sobre la
fumigación de nuestra casa.” Carrión se aparta de los proyectos
literarios que antes abordaron la conquista al no asumir la pretensión
de ser la voz de los vencidos, afirma que la colonización no ha
terminado, que de una u otra manera todos somos los continuadores de ese
proceso, pues llevamos adentro a Calibán y a Próspero encadenados.