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Bóveda 66, de Ernesto Carrión. Matapalo cartonera, Ecuador

Omega
(Memoria de las piedras para entender un cadáver)

Wladimir Zambrano

“El habla es lo que primero crea el lugar abierto
de la amenaza y del error del ser
y de la posibilidad de perder el ser, es decir, el peligro.”.
Martin Heidegger. Hölderlin y la esencia de la poesía.

Primer acercamiento

¿Qué decir cuando se termina de leer uno de los libros del maestro Carrión? Pienso que es un profeta del pasado, otras veces que se trata de un demonio de lo venidero, y unas tantas ocasiones en que es tan sólo un hombre bajo las arenas de la sal, que dibujaban el nombre de Lot mientras se da la espalda a la carne, pero se sueña siempre en la simiente pétrea…

Ahora que lo pienso también es un inquisidor de la memoria del espíritu, digo esto confiando en que el espíritu significa aquel vigor inmaterial que mueve y fortifica el cuerpo para obrar y entender el presente, lo que se vive pensando en que se vive…. y digo todo esto porque  el libro que nos congregamos a lanzar el día  de hoy, no obedece a los ejes de lo convencional, ni mucho menos compadece a la evolución de la literatura local, se trata de un propósito más que ambicioso. La resemantización de algunos hechos  centrales de la historia, configurada por los cabos sueltos o eludidos por la academia dominante; la sucesiva trasmutación de los valores; y, el planteamiento de una escritura ausente del sentido referencial, es decir, el movimiento de los icebergs en la palabra o el universo del presentimiento, el tacto que pretende un sitio bajo la oscuridad en la piel  que nos cubre de la ubicuidad del Póiesis y de aquellos intersticios de la memoria donde cada hombre es la sinécdoque de una búsqueda.

Desde el arranque:

Desembarco en el País Salvaje (fragmento)

hacia el progreso, atado, fijando el remezón del sueño sumergido en vinagre, las aguas milagrosas del cielo bajan por la cañada de la madre abierta, tensa, y temblorosa para que el día empiece. Para que encubra su equilibrio la vida con su juglar de luz, con su lagarto de sol, para que yo viviera. Para que yo enseñara el músculo a este público ausente, a este público urgente y maravillado por el miedo que protege sus recuerdos en el combate de leer o de posar la mano.

de La Bestia vencida

Desembarco en el país en salvaje, nos remite a un ingreso con pretensiones de conquista, la topografía de lo ignoto y el ambicioso plan de un cardumen de puñales, que antes de ingresar al tiempo  en la escritura recorre  la ceguera, donde encontrar la cima más alta es el punto donde habrá que hacer el corte más largo.

Y el abismo no es otra cosa que un paladar al que baja el hombre, pensando será perfecto su reflejo, bebiendo una nodriza de lluvia para construir oraciones, nada más que la involución del firmamento  entre las manos… Ya que el ser siempre está exigido por el ente en su necesidad de ser histórico.

“Arrasando el conocimiento la transcripción de esta voz- sin torso- que prefiere la tinta suelta su sangre-lava. Buscando el amo en la línea o el mayoral inclemente que nos deje fatigados hasta vagar placenteros en la equivocación peligrosa de olvidar que somos.”

Segundo acercamiento

En Carrión, su biografía se desdobla con la de sus protagonistas, así como en la de sus personajes sobre él mismo, formando laberintos donde habitan unos terceros y cuartos, a veces conocedores de los rostros que describen el poema, y otras sólo conocidos por el autor mudando el espectro de la lógica  hacia el símbolo general de la levedad del presente. Validado este proceso únicamente por la certeza  de su  humanidad, recordando siempre lo dicho por el gran maestro Borges en su conferencia titulada La ceguera, “lo que le pasa a un hombre le pasa a todos los hombres”

Billy the Kid se ha empecinado en envejecer (fragmento)

“Estos son mis hermanos -me decía- animales agachados en montes de piedra. Halcones encendidos en la hoguera de sus pillerías. Homicidas hermosos que acaso sin la ayuda de sus cuerpos-mantenían latiendo al niño en el adulto.

Entonces acabarse era importante. Saber que uno era uno y no los otros saboreándose la pulpa en los excesos. Errando desde cero como un animal destrozado que no logra justificar como ha vivido, pero que ha vivido.(Billy reapareciendo en el ojo del enemigo. William H Bonney, limpiando su puñal sobre la curvatura crespa de su lengua)

Y desde Lincoln City / desde Tascosa, Texas/ desde Clifton Arizona donde acampé montado al siseo de la serpiente hasta que oí una noche el siseo de la serpiente: afuera esta el trabajo, la casa por hacerse, las deudas pendientes…”.

de La Bestia vencida

La música inmanente de este texto, nos lleva uno a uno hacia diferentes puertos de la cultura en occidente, sin salirse del tema inicial o de sí mismo, pues se está hablando de Billy, de Ernesto, de los amigos de ambos, de la presión social y económica, de la película Wild Guns, y por último de nosotros  mismos, expuestos a la debilidad y la malversación del término. Enganchándose esta idea con la supuesta autoridad histórica del hombre (tanto en la toma de decisiones como en las expresiones del arte), mostrándose en la praxis como un espejismo de vapor, humo, asunto insubstancial… pues la dictadura de la especie, empuja los comportamientos hacia la discriminación positiva o hacia la impunidad de la máscara. Esa mala práctica en las relaciones personales, donde se prefiere asumir medias verdades antes que aceptar la ausencia de certeza.

Imperio (fragmento)

“Ha habido aquí masacres por bienes, por mujeres. Y a pesar de que parecen aún obedecernos, son más sigilosas cuando están alegres, cuando quieren algo. Y cuando se descubren torpes en su anhelo, se dejan golpear por los hombres con la misma fuerza con que se apoderan de sus miembros.

Sospecho que, incluso detrás de los guerreros, son sus mujeres quienes trazan estrategias  para la invasión de nuevas tierras. Para la expansión de nuestro imperio”.

de Carni vale

Aquí no existe la hipocresía de un arpa en los apóstoles del romance ideal, sino más bien la trayectoria de un fuelle en su acordeón de errores, de imágenes que se contraen para volver a ser ingrediente de una súper nova, algo que revienta para regresar al escenario de afectos y se encuentra con algo más que la repetición. La comisura nueva, el asunto irregular, el traspié diríase excepcional, de cura para enfermedades: cómo buscar un espejo y hacer un dueño a imagen propia; cómo fingir un desorden en las habitaciones del pasado compartido; cómo dibujarte un niño ciego en los párpados de la suerte (en que te mides los días pensando es suficiente para poder ser útil, para que te tengan pena, para no morir a solas y sin que nadie te llore).

Tercer acercamiento

A veces alguien miente y se miente para no estar solo. A veces alguien dice la verdad esperando le digan la verdad. Lo cierto es que “somos un diálogo desde el tiempo en que el tiempo es. Desde que el tiempo surgió y se hizo estable, somos históricos. Ser un diálogo y ser histórico son ambos igualmente antiguos, se pertenecen uno al otro y son lo mismo. Desde que somos un diálogo el hombre ha experimentado mucho y nombrado muchos dioses. Hasta que el habla aconteció propiamente como diálogo, vinieron los dioses a la palabra y apareció el mundo. Pero una vez más importa ver que la actualidad de los dioses y la aparición del mundo no son una consecuencia del acontecimiento del habla, sino que son contemporáneos”[1]   concatenando este pensamiento con la realidad judía en la que nos desenvolvemos y pensando en que Hegel no se equivocaba al decir “que el estado es la concreción de la idea moral” no nos es difícil entender el título de la antología que presentamos: Bóveda 66 (Friso para arruinar la historia) pues antes mis ojos se trata de la síntesis de la guerra humana, de sus convulsiones, muertos y victorias a través de una experiencia  que es propia y  colectiva, el resultado como resultado pero eludiendo el procedimiento, creyendo que sea el poema en su libertad un pequeño dios, un escalpelo de agua que cuestione la vigencia de la epidermis cultural, sus variaciones y cicatrices tales como la versión de dios en la conquista y el mestizaje en que nos movemos :

CÍRCULO VI   

(santa maría madre de dios ruega por nosotros los pecadores ahora y en la hora
de nuestra muerte amén
)

Yo te voy a contar
que no es verdad que estuvimos alguna vez aquí para taparnos la cara
O que subidos a las piernas de los monaguillos
volvimos a constituirnos como la física experiencia de una familia

Ahora que dios va por el mundo
nadie nos ve ponernos tristes como un pedazo de puerto
(la sed captura a la obediencia
y se ha tomado las pieles sin importar su forma)

Ahora que viaja el diablo por el mundo
la raíz cuadrada de su semen: coma de todos los lugares
en que parpadeamos (en que tenemos dudas)
yo te voy a contar
que todo fluye hacia el poderoso regimiento
del instante
que nada nos destruye (que en embriaguez de ausencia
al fin la vida es vasta)

Ahora que el nuevo hombre marcha por el mundo
el hacha de su ansia asolándolo todo (la alfombra de sus voces:
el alambre multiplicado de su grumo extranjero)
yo te voy a contar 
que ha desaparecido de nosotros el amor
hacia nosotros mismos

//cuando hayas cerrado este libro
ya te habrás olvidado de mi mano buscando
una frase de amor para este libro
(un manicomio abierto
donde la prosperidad es anunciada -como todo lo demás-
entre las moscas)//

pero que igual los valles encendidos y los acantilados de fábula
así como los pastos las cumbres y los ríos
nos entrarán fondeando los ojos a borbotones

allí donde Platón señala un mundo
y lo imposible o lo posible siempre será el mañana

esta capacidad de saber que dentro de este hueco habita un pecho
donde ha habitado un mono
donde ha habitado un cielo imputrescible

con un hombre colgando

de los diarios sumergidos de Calibán

Atemporal y ubicuo, supra moral y caleidoscópico, quizás esto problematiza un poco la difusión  de estos libros en nuestra ciudad, porque se espera una poesía repleta de temas coloquiales, pseudo-eróticos, anecdotarios, poemitas  de  percha condescendientes con el stablishment, cuando la poesía en Ernesto Carrión es un arma que se funda a sí misma, se reconstruye, se dispara y esta bala ingresa con dolor, pero ya en el interior da vueltas recorriendo la sangre hasta que se aloja en  uno de los dientes que muerden la memoria…

Y es por eso que estamos aquí…

Maestro:
Los que ahora parten a la guerra
Te saludan…


14 de octubre de 2010

 

* * *

[1]  Martin Heidegger, Holderlin y la esencia de la poesía. Fondo de cultura económica. 2002


 

 

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