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 Harry Vollmer
 
          Por Ernesto González Barnert
   
          Cada vez que pienso en Harry Vollmer (1966, Osorno) viene su alusión  al tamaño del libro Con ajo que hace  al empezar su lectura. En desmedro, por supuesto, del resto de poetas a recitar  y sus libros. Aquí en Stgo no recuerdo el gracioso que le dijo el tuyo es más  grande, pero el mío más grueso. Sacando nuevas carcajadas de los oyentes.  Dándole  una vuelta de tuerca al asunto que, sin duda, anulo el primer chiste. Acto  seguido Harry contó la anécdota -nada personal- del nombre del poemario. Las  putas cuando no les pagan o tienen motivos suficientes para herirte, te rajuñan  untadas en ajo. El ajo es un anticicatrizante con lo que buscan no se te  cierren las heridas, se te infecten. 
 O al poeta Gerardo Quezada Richards hablándome el ¿2001? de un poeta  notable del Sur de Chile. Claro, Harry Vollmer. Y me mostró algunos poemas  bastante buenos de Chaucha. Y para ser justos también me habló de Mario García  y Palafitos. Yo obnubilaba en esa época con Metales Pesados de Yanko González,  Puerto Trakl de Jaime Huenún o Villa Hostil de Ángel Valdebenito y poemas  dispersos de Rodolfo Hlousek y su Persistencia del Alba. Poetas notables. Y no  tuve más ocasión de leerle hasta que los de descentralización lo invitaron a Santiago,  específicamente Balmaceda 1215 un par de años después. Y supe hacerme de  Con ajo           (Pto Montt, 2006, Ediciones Pájaro Verde).
 Dueño de una poesía de nervio, chora, situada. Con ajo es la lengua  de un sujeto derrotado pero erguido, nublado pero lúcido. A  la vieja usanza. A veces exacto. Siempre pasional. Esto último –su defecto- al  inflar algunas veces su retórica. Romantizar su resistencia. Darle pie a una  grandilocuencia que resta más que lo que suma. 
 Digamos en lenguaje de contraportada: afincada en las subculturas  marginales y sus personajes que a diario transitan por ella. A partir de  concebir la escritura como un sustrato de la lógica de la argumentación moral.  Tal como Max Jara y Nicómedes Guzmán. Bien.
 
 Con ajo es un excelente libro. Sobre todo cuando Vollmer se olvida de  ser el héroe de su propio drama que espera palma tras palma. Y retrata la vida  con ojo de zorro pero no sin ternura. Cuando se entrega con todo, que es la  mayoría de las veces y en tu mano es un granizo derritiéndose. Cuando descubre  la belleza en la negrura. La vida en la muerte. Ahora que “todos el mundo hace  lo que le dicen/ nadie quiere ir a la cárcel” como cantan los Clash. Pero  tenemos el ejemplo de Harry Vollmer, su respiración ayudándonos a no perder el  paso de lo que verdaderamente importa mientras todos viven como les dicen. Aunque  las heridas no cicatricen jamás.
 - ¿Para  quién escribes?  ¿Qué es para ti la Poesía? - Para ser honesto desde el inicio, demore en  responder, porque considero que es una plantilla única de preguntas para todos,  sin considerar mucho las diferencias entre unos y otros, lo que la hace muy  facilista para el entrevistador y poco atractiva para el entrevistado. Las  respuestas están ya todas dadas, utopías, por lo menos las que indagan entre  escritor, hombre y su escritura.
 
 Pero si estamos en esto, de limpiar un poco el  nombre y limpiamente volver a ensuciarlo. Para mi que soy totalmente concreto,  es darle un sentido, un uso práctico, es una forma de sensibilizar y humanizar  frente al dolor ajeno que es mi propio dolor, es un viaje desde la infancia que  lleva a mi entorno real a la decadencia y exclusión social, con sus penas,  alegrías, características conductuales, afectivas, de este sector marginal no  solo en lo material, sino en lo comunicativo, en lo expresivo, desde donde  vengo, donde estoy, hacia donde voy. Siendo cliché, simplemente es amar, amar a  estos personajes sin voz ni espacio, que se autoexcluyen y consumen por la  enajenación y la enfermedad, la pobreza del alma, deprivación dirían en lo  teórico.
 
 Donde muchos buscan montes floridos del lenguaje y  sus desarrollos formales e informales,  prefiero escarbar en tierra estéril, al fondo,  siempre habrá alguna semilla esperando las lluvias que nunca vendrán. (Aquí  debería citar alguna frase para dar profundidad), es simplemente el propio  castigo y perdón, es escarbar con el dedo las propias heridas y decir que hay  otros a quienes les duelen mucho mas.   Escribir poesía es solo picar leña para el invierno.
 - ¿Cuándo  escribes necesitas algo a tu alrededor, alguna cosa, haces algo en particular,  etc.?- Alcohol nunca, pero nunca, nada que altere los  sentidos como ha buscado la humanidad desde sus inicios, nada de la sobredosis  perfecta ni desdoblamiento de emociones.   Solo café, mucho café y cigarros, por lo general me levanto muy  temprano, cuando nadie transita, en lucidez extrema (si a estas alturas algo  queda) y en lo posible en  mis gitaneos  entre cordilleras, campos e islas de sur de chile, también bailo solo y escucho  rancheras.
 - ¿Es necesario que el escritor sea  un hombre comprometido? - ¿Qué es eso del compromiso, con qué, con quién?  Hay muchas formas de implantarnos  compromisos, notarias, decretos, iglesia, leyes, profesión, moral, familia, y  también hay muchas formas de terminar manipulándolos según conveniencia.  Para mí que trato de plantearme en esto de la  literatura desde lo más sencillo y estúpido posible, el compromiso es con el  caído, el que está sentado en la mesa junto a mí sin decir nada, ahogándose en  su propia sed. Seas cristiano, ortodoxo, ateo, la huea que seas.   Hay gente que no sabe leer ni escribir y es  más comprometida que todos nosotros juntos, da techo, abrigo, un plato de  comida caliente, una palmada en la espalda y luego no escriben ningún poema, no  le dicen a nadie lo buenos que son.
 -  ¿Qué estás  escribiendo hoy? ¿Qué proyectos escriturales no te dejan dormir?- Estoy en dos flancos, un  poemario que se llama “MALA CLASE”, que los he perdido casi todos en los  últimos encuentros, mi huevón no tiene respaldo.   Y otro que es de muchos años y es  reconstruir la CARRETERA AUSTRAL, tramo por tramo, verso por verso, piedra  por  piedra, agua al agua, aire al aire,  jeje.
 - Háblanos de tu cocina literaria,  ¿Qué autores o artistas de otras áreas constituyen sus pilares fundamentales?¿Qué hecho detonó en particular la  decisión de ser poeta?- Creo que la infancia me dislocó profundamente, nunca  me sentí parte de mi entorno social, mi familia paterna mantenía muy fuerte las  tradiciones alemanas y a mi me vestían con esos pantaloncillos cortos de cuero  grueso,  tirantes y dos botones atrás en  la raja para no sacar el pantalón completo cuando vas al baño (tiroleses se  llamaban).  Yo solo quería un pecosbil,  como todos en la cuadra, hasta que mi vieja media hippie tomó cartas en el  asunto y me hizo unos pantalones pata elefante de género blanco que traslucían  mis calzoncillos de lana, así que frente a la vergüenza me retiré hacia los  libros, cree mis propios mundos, me sentía cómodo en ellos, en casa existían  colecciones completas de la Quimantú, Mampato, Barsa, etc., y fue mi mundo  hasta que llegaron los overoles,  casi  huí a la montaña a vivir de gusanos y ratones como Huenante.   Todos uniformados, mamá parecía Fidel  Castro.
 
 El primer libro que me gustó fue “El río de las  aguas dormidas”, no recuerdo el autor, luego “Papillón”, “El chilote Otey”,  “Nada menos que todo un hombre”, Rulfo, Miguel Ángel Asturias,  etc.    Son tantas las imperfecciones que vas tomando, Zitarrosa con “Guitarra  negra”, “Fausto” de Goete, los románticos alemanes, la trova Francesa e Italiana,  el canto nuevo, la dictadura, definitivamente mi mayor influencia fue Pinochet  y su dictadura, el libro blanco; ¡como lo extraño!, fueron lindos tiempos,  teníamos polenta, mística, sueños, la marihuana era gratis, solo necesitábamos  un bracero, pellote y papelillos, que buena, nos apaleaban, nos enterraban  alfileres dentro de la cuca, nos sacaban la chucha pero éramos felices, nos  chorreaban las peñas y los malos poemas, bueno aún. Era mi forma de hacer  protesta, oposición y una que otra piedra. ¡Por qué te moriste viejo culiao!.
 - Inicios en la poesía, lecturas que te  influyeron o marcaron- Todas de una u otra forma, si es el mismo poema que  todos escribimos con distintos matices, pero creo que los poetas anteriores a  los 70, antes de politizarse, panfletearse, antes de la militancia y su cajita  de resonancia, me indigno cuando voy a las casas de Nerua, árboles con ciruelas  amarillas, enredaderas, balcones, escaleras para ver desde su bar las casitas  que aún miden menos que su cocina.  Yo  creo que Pezoa Véliz, Ernesto Cardenal (cura pesao no me quiso autografiar un  libro), Nicomedes Guzmán, Max Jara, Victor Domingo Silva, Pablo de Rokha,  Baldomero Lillo, Teófilo Cid, Boris Calderón,  Cárdenas, Teillier y para que no sean puros hombres Stella Díaz Varín.  Bueno y también los posteriores en menor  grado, pero creo han sido mis experiencias laborales desde los 18 años en  Hogares de Menores (F.M.C), Centros de Rehabilitación Conductual con menores en  conflicto con la justicia, Hogar de Cristo y colegios rurales de alta  vulnerabilidad.  Siempre ligado  laboralmente al área social.  Donde las  papas queman, huachos de mierda “viejo loco me dicen”
 - ¿Cuáles son los diez libros que  recomiendas leer?- “Los legionarios de Cristo”  Marcel Maciel, leerlo 10 veces.
 - ¿Qué libro de poesía te hubiese gustado escribir y por qué?- “Memorias de una pulga”,  no se el autor, tiene que haber sido muy caliente el huevón.
 - ¿Cuál es tu relación con los  poetas de tu generación?- Poca, escasa, casi nula  a nivel nacional (Santiasco), hay un par de artículos y antologías que me  ubican dentro de un grupo generacional pero muchos de ellos ni los conozco,  Sergio Parra, Yanko González, Jesús Sepúlveda, Alexis Figueroa, gato Mardones, la Jenny Paredes y  otros son caso aparte.  Mi afinidad  siempre ha estado con la generación posterior y los escritores del sur y ese es  un lote muy grande, nos respiramos en el mismo aire, Garcia, Colipán,  Velásquez, Huenún, aunque no me guste Wirimilla, Torres, Rosabetty, Riedemann,  Maha, Contreras, Mansilla, etc.  Pero la  verdad de las cosas que mi relación con los escritores es muy mala, pésima,  casi siempre las cago y digo las hueas que pienso, meo en los maceteros a pleno  almuerzo, robo el copete, les corro mano, les armo pelea a los maricones, me  voy hecho mierda, soy un cabro más de los que atiendo.
 - ¿Qué  opinión te merecen los talleres literarios?- A fines de los 80 e  inicio de los 90 existieron varios talleres literarios en Conce, Temuco,  Valdivia y Castro, que se atribuyeron la Pater Potestad poética del sur, eran  como las hermanas Pitica Ubilla, el solo echo de integrarlos ya los hacía un  referente para artículos, encuentros y antologías, nunca creí en eso ni  participé en taller alguno, pero como ahora estoy mas viejo no más sabio dirijo  el taller Literario “Balmaceda” de Puerto Montt.
 - ¿Qué libros no has podido terminar  de leer?- Casi todos, el tuyo  jeje, en general la narrativa “Modelo para armar” de Cortazar, “2666” de  Roberto Bolaño, “Pendejo” de Gonzalo León, “Libro de Anastasio Beley” de  Nicolás Miquea, “Alsino” de Pedro Prado, “El quijote”, de anónimo, la “Biblia”  porque me la fumé empezando por el Apocalipsis, creo que leo pura poesía  últimamente, es más fácil, abres en cualquier página, te salvas con dos o tres  poemas y luego corres detrás de alguna
  mosca, lo que definitivamente ya no leo  porque se transformo en caballito de batalla y justificación estatal,  es la literatura de género, la homosexual y  mucho menos la mapuche que me aburre por lo simplista y plana que es, dejando  aparte a Elicura, Lienlaf, Huenún y Colipán, que son los la que iniciaron, los  demás a mi poco entendimiento son clones de los clones. - ¿Cuál es para ti el gran libro  olvidado de la poesía chilena?- “L&VERTAD”   de Nelson Vásquez   (No Vásquez)
 - ¿Cómo ves  hoy por hoy la industria editorial chilena con respecto a la poesía? - Es algo que no entiendo muy bien, ni me interesa  mucho, hay tantos poetas y tan pocos jardineros, el FONDART y el 2% para  cultura, Fundaciones y caleta de Editoriales independientes como “Cuarto  Propio”, “LOM”, etc.  Ahora todo el mundo  publica, a los 30 años ya tienes dos o tres libros e incluido en varias  antologías.   Lo que falta no son libros  ni editoriales, sino lectores, la sociedad cambió y no hay vuelta atrás, nos  leemos entre nosotros y a medias.  Ya no  existen los grandes poetas, se están muriendo.
 - ¿Quién a tu juicio merece el Premio Nacional de Poesía? - Chucha,  el Cura Hasbún, lejos
 - ¿Qué palabras le dirías a alguien que  está comenzando en esto de la poesía o escritura, alguien que ha decidido ser  poeta?- Las que siempre digo, tienes 2 opciones; la  tenacidad obsesiva de un mundo interior demasiado fuerte o la felicidad  superflua de vivir tu entorno sin complicarte por nada.   Bueno, el tercer camino podría ser la esquizofrenia,  pero el mejor invento del siglo es la farmacología, todo lo soluciona,  (sidernafil en promoción).   El cuarto  consejo sería ¡Andante a la chucha!, que sería el mejor y más sincero.
 
 - ¿Qué cosas últimamente te quitan el  sueño?
 - Estos últimos meses el alcohol, que me tiene hecho  astillas el sistema nervioso y una que otra culpa, como la nocturna que estoy  purgando.
 
 - ¿Qué te escandaliza?
 - Yaaaaaaa, nada po,   a veces yo mismo.
 
 - ¿A que  le temes?
 - A que no le pongan mi nombre a algún puente, a  volver a amar como alguna vez lo hice, a terminar pidiendo una caña en los  bares, a perder los pocos amigos que quedan, a entrar en un mall y sentirme  contento, a Dante Oliguieri y su quinto anillo, a Rodín, a mis vecinos, a los  teatreros, los pintores, los fotógrafos, a no traficar armas ni marfil en alguna  parte, a la cirrosis, a los pacos, a no unirme en la guerrilla contra  cualquiera, a los perros, a los gatos, a todos, a los entrevistadores, pero  nunca ni nunca a la noche y sus personajes.
   * * *    
          
            
              Textos de “Con ajo”                                                          Me acostumbré a vivir en las tinieblas, perdí la vista   cuando  era sólo un niño,
 yo nunca jugué a la pelota, al trompo
 a las bochas...
 
 Decidí mudarme del puerto, de esta  bahía en que naufragan los sin rumbo,
 del puerto que nunca fue mi propio  puerto, ni faro ciego perdido a la distancia
 como no huir de los camaradas y su  silencio de clero
 de las mismas prendas olvidadas por  siempre en los pasillos húmedos
 del rechinar de las puertas  reconocibles todas hasta el final de los tiempos,
 por el eco agudo,       por el óxido de sus notas destempladas.
 Como no huir de los cerrojos y el  segundo exacto
 en que golpean los corazones.
 Como no huir de mi mismo y de mi  propio cansancio, que nos  desborda en cada noche.
 Con mi hogar en una bolsa de plástico  y en el alma el recuerdo de los que ya se fueron,
 comencé a vagar por las calles          y bajé por todo el pueblo
 que son 47 peldaños y 6 descansos
 y un muro largo que nos sueña,               tardes completas,       siglos
 afirmado a las espaldas.
 Anduve por los papeleros, las  gallinas, los narcos y los rematados,
 en la pendejería, los cogote y los  cementerio,
 en sus prostíbulos camuflados a lo  largo de las galerías.
 Desconcertado, me senté a escuchar  guitarras, el evangelio por un ratoa clamar perdón, a gemir perdón junto  a los imperdonables
 y vi cruzar un pájaro entre el gris  carcomido del cemento.
 
 Solo un “F” hippy me recibe en la  soledad de sus trincheras
 con su Neruda  autografiado,   la Quimantú  completa bajo la cama
 y el Papillón, un libro  a medias entre las manos,
 solo tres páginas recibe en las  visitas y es su propio castigo
 la paz y libertad para estos años.
 Yo nada tengo entre las manos, agua de agua alguna vez,  ríos,   miles de ríos y corrientes subterráneas
 cascadas completas cayendo de entre  los pájaros y añejas vertientes
 amuralladas entre los dedos,
 eso tuve sin saberlo, sin conocer  siquiera el sabor a Dios en cada gota.
 Ya nada tengo, ni los amigos que  alguna vez fueronni las risas que al cerrar los ojos  aparecían.
 Nada tengo, sino el ruido de las  puertas y el gemido de los que llegany una ranchera clavada en los recuerdos.
 A lo lejos, parece que muy a lo lejos
 donde alguna vez pude amar a alguien,  según me obligo a creerlo
 hay un niño ciego,        jugando  a la pelota con un tarro
   En  casa nunca faltó el pan,
 pero siempre lo comimos llorando...
 Salgo pero vuelvo, prometió el  gorreao  Inostroza del 2°y afuera, donde la fe ya no existe,
 su sonrisa no fue barco clamando a la  distancia, sino la paz de los autistas,
 recorrió las calles tocando sus muros  con los dedos,
 visitó a las madres, a las hijas de  algunos compañeros.
 Tardes enteras afirmó los ojos sobre  el vidrio húmedo de la micro,no bebió alcohol, pero rió solitario  junto a ellos.
 Una tarde sin lluvias, escuchó pastar  caballos en algún rincón de la memoriay deseó abrazarles, dormir en su  panza materna por un rato.
 Subió y bajó una cuesta por ambos  extremosy repitió la inversa, quizás feliz  mordiendo un fósforo.
 En la iglesia durmió tardes enterasbajo un sol con ángeles multicolores.
 Sólo un ajedrez de ébano lo atrae en  las vitrinas,no miró mujeres, sólo niños trotando  de sus manos
 y recordó al suyo, al Jorge, cuando  era su verdadero padre.
 Inostroza, Inostroza, el de la 12 en  el 2°,
 voy y vuelvo prometió a los más  cercanos
 y en la mañana de un domingo lleno de  pájaros
 bajo el seco árbol de los recuerdos
 exhaló un pequeño suspiro,
 tal     vez      el     último.
 Voy y vuelvo, prometió al cruzar el  olvidado portón de lata
 pero ya nadie,  nadie.
                         Nadie deseaba su  retorno.                                                         Tal vez lo mejor que alguna vez hicimos,fue dejar pasar a alguien...
 Ahora toco el  banyo y elevo los brazos  en oda al  pulento los pasillos nos cambian, nos matan  después de la segunda vuelta. Ahora tengo un amor que se llama  Sandraella toca junto a mí  los sábados, también los domingos
 y tiene un carácter que varía según  la quebradura de sus huesos
 según las visitas,   la familia que nunca llega.
     (Si hasta hemos pagado para que alguien venga a verla).Ahora toco el banyo
 y elevo al patrón de patrones  mi súplica
 las noches ya no son largas            ni la lluvia es muy espesa.
 Sólo me quedan los recuerdosen este espacio donde se prohíben  los recuerdos.
 La Sandra siempre  duerme a mi ladoy su gemir debe ser el  silencio,
 su sollozo el miedo  para los de abajo.
 Ya no estoy solo
 toco el banyo y tengo a  alguien que me quiera
 las noches  no son largas
 ni las  horas que no avanzan una tormenta.
                                                                                                                                                     ¿Sangre  en el cuchilloo saliva en la almohada?
 ¡Jote culiao!...
 Yo no estuve ahí                  no estuve ahícuando mis hijos te lloraron.
 Sólo me vine a enterar un día de  negras nubes,sin azúcar y en huelga de  hambre
 y el golpetear de la lluvia en la  cancha de fútbol.
 Por varios díasme dediqué a observar
 el agua enjabonada que corría por el  pasillo,
 quise patear la puerta,
 pero siempre había alguien que lo  estaba haciendo.
 Con un espejo observé la lunay recordé el amor
 dejado atrás como el beso de un  padre.
 Comencé a odiar a mis vecinosa desear un puñado de tierra entre  las manos.
 Negué la palabra, no arbitré más  partidos. Dejé el negocio, el culto, la  biblioteca,le pagué a los pacos por la carne  tierna      por los de tránsito
 por   la esperanza que les goteaba en cada lágrima invisible.
 Caí en el olvido, sentí a Dios
 pasar soplándome en  la oreja
 y me   volví contra mi imagen y mis semejantes,
 la puse toda
 la de carne
 y la de  fierro.
 Fui bravo entre los bravos
 y tierno con mis señoras.
 Pero cada nochedespués de la última mano de brisca,
 tomaba mi espejo,
 único túnel hacia algún recuerdo
 y sentía que se mojaba
 que se quebraba  algo
 adentro en el  alma.
 Caía,
 me dejaba golpear sin que nadie  supiera.
 Y con el húmedo rostro bajo las  piernas,
 bajo las temblorosas  rodillas
 comencé a imitar la risa de los  autista.                       En los  lugares más extremos,
 en los peores sufrimientos,
 más  te apegas a la vida.
 Luego te ahorcas.
                                                                                                  En cada mujerun puerto...
 El amor compadreeso nos corrompe, el amor, el amor...
 Fue por aquellos tiemposen aquellos fantásticos tiempos,
 cuando destazaba el estruendoso y  lastimero norte
 pescando, arreando destellos en la  proa de mi vieja  lancha,
 desafiantes rugían esos HP de 1500
 la aceituna dulce de las frías  pupilas.
 No quiero contarlo, pero veníamos de  haber perdido algunas redes,de haber sentido Orcas en picada  contra el horizonte,
 pequeños chorros de agua apagando los  cielos sin jinetes ni valquirias.
 Yo la quería tantoes cierto que la quería tanto,
 como no recordar sus mareas
 sus olas interminables
 sus finas tormentas de  madrugada.
 Parece, si parece que no hubo zarpe  aquel día en las rampas,
 se cerraron todos los puertos
 todos los  corazones
 todos los labios,
 todo el calor de su aliento en mi  rostro.
 Ya nunca más,
 nunca más,
 probaré la sal tibia de sus mares,
 nunca más hundirse entre los párpados
 el océano,
 la  ostra abierta de sus ojos,
 ya nunca más compadre,
 ahora que  preguntas,
 nunca más.
 Pero que me perdone nadie,
 porque mil y mil veces
 volvería a  clavar,
 a fondear mi ancla
 sobre el sudor,   sobre el clamor
 de sus cuerpos
 de loberías en celo.
                                                        Era  medianoche, estaba lloviendomás  no era medianoche y no estaba lloviendo.
 (Sergio  Parra)
 Todo empezaba con un ruido como de  camioneso como de helicópteros entre las  nubes que nunca miramos,
 después ya nada era lo mismo,          ni el cemento que pisamos era cemento
 ni la propia hermana era  ya hermana.
 Yo nunca hablé mucho,           sino hasta la segunda bolsahasta que la manga izquierda  rebosaba en tolueno,
 después,  sólo busqué el brillo en los ojos del enemigo
 la moneda con pan rancio,    el sucio bolsillo
 del padre ebrio sobre la mesa.
 Es cierto que nunca respiré muy bien  por las mañanasy que las zapaterías siempre fueron  mi paz y refugio,
 el vertedero de  las constructoras el paraíso.
 Puta Tío, una vez buscando pintura  encontré una tele que funcionaba,y me la llevé pal  muro de los lamentos
 último anden, último durmiente en el  terminal más austral del mundo
 recuerdo una de 30’ y la blanco y negro bajo el  brazo.
 Y yo nunca, ni redentor ni héroe  entre el frío cálido de las escarchas,pero el aplauso, me hizo mirar de  frente la vida por un rato.
 Sí te digo Tío,  yo por un momento mandé en el barrio
 fueron mías las  mejores minas
 y fueron míos  también algunos pendejos.
 Ahora es puro mojado, cebada,     ya estoy viejo para esono puedo chorear,        y ni tirando la manga me dan monedas.
 Pero en la guardia me reciben por las  noches, me dejan dormir sobre la banca
 no me arrepiento de la  vida y de haberla vivido al reverso,
 solo es el pulmón el que me duele
 pues en el  alma ya nada siento.
                                                                           Yo  nunca  escribí tus iniciales en  ninguna parte,
 ni en  los árboles, ni en los baños, ni en la arena,
 a lo mucho, escribí mi nombre en tu seno
 y lo borré con mi propia lengua
 como si fueras una  lejana madre.
 
 Aprovecha la altura le gritábamos a  una congénita
 con retardo del crecimiento.
 Ella, algo ya mayor que nosotros
 nos corría tirando piedras, besos
 o alguna estrella de su propio  firmamento.
 Nosotros, los pungas, los olvidados  del barrio,
 detrás de las lluvias, cuando las  bandurrias ya no cantan
 solíamos levantarle el vestido
 o arrinconarla, abusarla en un auto  abandonado.
 Creo que dejé de verla un día que por  todos lados sonaban sirenas
 y corrían señoras clamando los  jinetes del cielo,
 parece que por ese entonces ya nunca  más, se vio a alguien
 orinando arriba de los árboles
 ni acribillando coleópteros en las  charcas inolvidables del cerro.
 Después de eso, solo quedaba el  camino hacia la esquizofrenia,hacia los Románticos Alemanes, hacia  Nietzche,
 hacia la muerte en el fondo  amarillento de un vaso.
 Yo ya no visito el barrio, solamente  cuando la lluviano deja mirar hacia la risa de   los cerros,
 y en el bar, donde anclan los barcos  para el desaguadero
 ya psiquiátricos todos, nos sentamos  en la esquina más oscura
 para sacar la eterna cuenta de  quienes quedan
 pidiéndole algo fiado a la vida.
 Parece que solo yo recuerdo a la  congénitay a los  matapiojos amándose en los bordes del charco.
 Y ya por fin solo nuevamente, a la  deriva en el viento materno de la noche
 marco con piedras el camino de  regreso hacia ninguna parte
 y silbo una canción, alguna hermosa  canción
 para que ella me escuche y sonría,  detrás de la luz
 en alguna  ventana,                 ahora sin  vidrios
 ahora sin vidrios
 ahora sin vidrios
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