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Juan Huenuan Escalona | Ernesto González Barnert | Autores |

 

 

 

 








Juan Huenuan Escalona


Por Ernesto González Barnert


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Nace en Temuco, año 1977. Poeta y cantautor. Ciertamente, una voz a saber de buena tinta y enfatizar dentro de la nueva poesía chilena y mapuche, esa heredad en dura fragua. Así Juan Huenuan ha ido trabajando su lengua hasta encontrar con cada poema mayor particularidad y presencia. Rotundidez. Así poder asentar una lengua de raíces claras –urbana e indígena-, cadenciosa, marcada por la violencia invasora, esbozada desde el eco castellano y evidentemente lárico, sobretodo en la línea de Efraín Barquero y Patricio Manns. Y más profundamente, entre sus pares, a lo resuelto por el poeta mapuche, César Cabello Salazar. Pero desde el sello de Juan Huenuan acentuando más en las relaciones filiales y subjetivas que en las simbólicas, metapoéticas y de la vida como una humillación. Sin duda, un poeta cuyo poemario “El salteador de caminos” será un gusto leer y releer cuando lo abramos como un hermoso libro en papel en esta “capital de no sé qué”en el centro de este cuarto desordenado y sin luz.

- Quisiera partir esta conversación preguntando sobre tu visión del conflicto mapuche. ¿Cómo lo percibes –en tu calidad de poeta-? ¿Qué soluciones propones?
- Es un conflicto que no tendrá solución, al menos mientras vivamos en este paradigma económico-político que excluye, homogeniza, censura y reprime sistemáticamente a aquellos que lo critican y denuncian. El llamado conflicto mapuche ha sido unas de las pocas realidades que el Estado no ha sido capaz de controlar e invisibilizar, a pesar de sus más sinceros esfuerzos; adecuando un aparataje militar-legislativo a la medida de estas problemáticas regionales, que busca criminalizar toda legítima lucha por reivindicaciones fundamentales. Y no me estoy refiriendo sólo a aquellas emanadas del mundo indígena, sino que a un nivel  más amplio, con otros actores sociales como los estudiantes, trabajadores, profesionales, minorías sexuales etc. Falta mucho. Más aún cuando la autoridad entiende que el problema mapuche pasa sólo por la pobreza: pesos más, pesos menos, becas más, becas menos y se niega a formular propuestas integrales que contemplen y reconozcan las heridas históricas que subyacen en la memoria de nuestro pueblo y que posibiliten una plataforma de entendimiento y encuentro en lo sucesivo. Hay un tema de dignidad esencial a  lo cual el pueblo mapuche aspira, pero es difícil conseguirla cuando en mitad de tu comunidad pasa un aeroplano fumigador contaminando la siembra que consumes, el agua que bebes y estás hostigado constantemente por los garantes del patrimonio privado forestal: las fuerzas especiales de carabineros. 
  
Por otra parte, si bien es cierto comparto el fondo de estas reivindicaciones, creo que en la actualidad el tema mapuche no se agota ni en el campo ni en la comunidad, pues si entendemos a la cultura como un sistema vivo, hay que entender también que se va complejizando en el tiempo, que no es estática. La realidad nos dice que en la ciudad existen tantos o más peñis y lamgñen que en el mundo rural, organizados y  autodefinidos en su condición de indígenas. Querámoslo o no este es un hecho que no se puede omitir. Por tanto, si llevamos este contexto a lo referente a la producción poética mapuche, nos daremos cuenta que existe una diversidad interesante de voces que,desde mi punto de vista, todavía están fuertemente entroncadas a una retórica poético-reivindicacionista que apela a la recuperación, a la naturaleza, el conocimiento ancestral etc, pero que aún no explora adecuadamente la sensibilidad de este otro sujeto mapuche, “nacido y criado” en la ciudad. Los poetas indígenas que nos definimos como “urbanos” (más por una realidad de facto que por opción) debemos dar cuenta de esta complejidad explorando, problematizando, iluminando estos sitios que se abren al compás de coyunturas y de problemas históricos de fondo, procurando crear, por cierto, un lenguaje apropiado para ello.

- Ahora bien, quisiera llevarte al plano escritural. ¿Cómo son tus inicios? Y ¿Qué significa a estas alturas para ti la poesía?
- Creo el primer acercamiento que tuve con la poesía fue en el Liceo. Recuerdo que estaba en una clase de castellano y le mostré unos textos a la profesora; era dos poemas enfermos de cebolleros que me gustaban por lo sufridos (hace poco habían trapeado con mi corazón quinceañero), más otro que era distinto. A la profe le agradó más este último y me invitó al  taller literario que ella dirigía, cosa que nunca hice porque estaba en ese tiempo haciendo teatro escolar. Luego, allá por 1995, me invitaron al taller de la SECH dirigido por el poeta Jaime Huenún, en el que sólo estuve los últimos meses. En adelante creo que solamente traté de encontrarle voz a este dolor-presencia-manifestación, que nunca pude precisar bien, pero sabía me acompañaba; así anduve entre el teatro, la pintura, la guitarra clásica, dirigencia estudiantil, el deporte y el canto, pero nunca con entera satisfacción. Ahora ¿por qué la poesía? ¿Por qué la sigo? Porque ella le da sentido y ata estos cabos que pululan entre la experiencia, la memoria, el conocimiento disciplinario de una educación formal, la sensibilidad y la tradición literaria, de una manera que me sugiere la existencia del misterio. A través de ella peleo y me reconcilio con la historia que bulle en mi sangre: entonces soy yo y soy mi abuelo y soy mi padre y mi madre. Con ella puedo ser su voz y hacerme un mundo, para vivir, morir, estar en paz o en guerra, no sé si bueno o malo, pero un espacio al fin y al cabo, tan necesario como irremediable.

- ¿Para quién escribes?
- En primera instancia, para mí. Cuando escribo un poema me quito un ruido de la cabeza, por tanto hay un momento de descanso. Pero siento que al profundizar este ejercicio de escuchar, nos damos cuenta que el mundo de sonidos que rodea a la poesía es cada vez mayor y más complejo, así ya no encontramos tranquilidad en la creación de un texto aislado, sino que en escriturizar  ciertos conceptos. Es en ese punto creo que nos encontramos con la idea de obra, y que con el tiempo va encontrando su propio derrotero. Es este mismo concepto el que falta desarrollar en mi trabajo (como si fuera poca cosa). Escribo entonces para mí, para mi tranquilidad.

- ¿Cuándo escribes necesitas algo a tu alrededor, alguna cosa, haces algo en particular, etc?
- Tranquilidad, estar solo, un poco de frío. 

- ¿Cómo es tu proceso escritural? ¿Cómo trabajas hasta concretar un poema?
- Creo que lo primero es ponerle oído a este rumor que siento en la cabeza y que se instala por un tiempo indeterminado, hasta sentir la necesidad genuina de transformarlo en escritura. Luego soltar la muñeca hasta dar con la hebra que precede al poema y tratar de no perderla de vista. El paso siguiente es dejarlo reposar y finalmente atacarlo con ojo crítico, limpiarlo para que gane en potencia, música, elocuencia. Procuro corregir bastante, creo que siempre hay algo que se puede mejorar.

- ¿Qué poetas, escritores, artistas o experiencias han marcado y marcan tu cocina literaria y también la propia vida?
- Varios y diversos, no necesariamente poetas. Creo que la disciplina en cualquiera de sus manifestaciones es algo que valoro, sobre todo porque es una cualidad con la que trato de impregnarme a diario, aunque con éxito relativo. La música es uno de mis amores, de hecho estudié un par de años guitarra clásica y aprendí a desarrollar el aspecto más culto de este instrumento. Es así que  admiro la obra de Francisco Tárrega, Joaquín Rodrigo, Kurt Schneeweis, Martín Pino, Luis Orlandini. También Bach, Tchaikovsky y conciertos varios para guitarra y orquesta, entre otros. Las rancheras clásicas me gustan mucho cantarlas e incluirlas en repertorios fiesteros, porque siempre traen muchas balas, sangre, romances malvados y muertes heroicas: Ideales. Soy rayado por Eduardo Gatti y Víctor Jara. En cuanto a escritores y textos, han sido muchos los que dejan huellas y no solo textos completos, sino que a veces “solo grandes poemas”, ya sabes, cuando se conjugan la obra justa en el momento preciso; en este sentido recuerdo con especial afecto a “Demian” de Herman Hesse que luego de haberlo terminado, fue como “ver el mundo con otros ojos” como se dice por ahí. De Saint John Perse he leído textos sueltos, pero que me han impresionado profundamente y provocado un continuo peregrinar por la Web en busca de su trabajo. También, agregaría a De Rokha, Neruda, Patricio Manns, Violeta y Nicanor Parra, José Emilio Pacheco, Huidobro, Huenún, T.S. Elliot, Nietzsche, Hahn, Barquero, Walcott, entre otros. Pero ahí estoy, buscando, investigando. Hay muchos que todavía no leo y de hecho, aún de los que acá te nombro, sólo tengo un acercamiento bien parcial.

- ¿Es necesario que el escritor sea un hombre comprometido?
- Con su decisión de escribir, por tanto con su trabajo, con su poética. Siempre he creído que la obra de artistas que han sido capaces de ir en contra de todo aquello que pueda alejarlos de su sitio como creadores, adquiere una singular vibración, potencia, brillo.

- ¿Qué me puedes decir del panorama poético actual?  ¿Qué autores destacas?
- Lo que requiere nuestra promoción, es ir definiendo una voz propia: oscura o clara o canto o fragmentación, pero manchada  por una tinta interior genuina, reconocible. Entonces, puedo nombrar a los que considero ya cuentan con esa cualidad: Roxana Miranda, Ángel Valdebenito, César Cabello, Ernesto González, Tamym Maulén, Marcela Saldaño, Marcelo Guajardo, Héctor Hernández. También veo que en mi región vienen haciendo un trabajo interesante Patricio Alvarado, Rodolfo Hlousek y Gerardo Quezada. Es seguro que más de alguien se me escape aún teniendo pergaminos, pero también no es menos cierto que no los he leído a todos. 

- Qué podrías decirme de la Poesía Mapuche? ¿Crees que exista una literatura mapuche propiamente tal?
- Como declaración de principios, diré que me causa cierta desconfianza la excesiva atomización y, por tanto, especialización que se ha generado en ámbitos cruciales del desarrollo humano, como lo son el arte y la ciencia, porque considero que hay una tendencia a perder de vista la posibilidad de construir un entendimiento más holístico del mundo con el cual nos relacionamos en lo cotidiano. Actualmente a nivel de ciencias sociales, es común ver trabajos enfocados a problemáticas de género, etnias, minorías sexuales, tribus urbanas, etc., lo que –por cierto- no es criticable en sí, debido a que muchos de estos estudios y obras artísticas han contribuido a develar realidades de una sociedad en movimiento. Esto es aplicable también a la literatura. El “pero” está en situarse y perpetuarse en la comodidad del prestigio adquirido en estos feudos, pues ésta lógica transforma a la poesía y a la literatura en la moneda mezquina necesaria para la subsistencia de nuestra “microempresa estético-artística”.

A mi entender la poesía mapuche existe por el simple hecho de que hay autores de este origen y por que han definido una ruta estética, un discurso identificable. Pero creo también que el tema de su sustentabilidad en el tiempo es otra cosa muy distinta,  sobre todo si tomamos en cuenta el aspecto de la calidad, aporte y mérito a cual toda obra debe aspirar. Como en todo orden de cosas, el paisaje actual es variopinto; la evaluación de fondo sólo vamos a poder realizarla con la perspectiva generosa y tajante del tiempo.

- ¿Qué opinión te merecen los talleres literarios?
- Son una buena forma de adquirir competencias escriturales, fomentar la crítica-autocrítica y sociabilizar con personas que están en un proceso similar de apertura hacia el oficio. El aprehender experiencias valiosas para nuestro trabajo, no necesariamente está vinculado a la estructura teórica y de contenidos que se abordan en ellos, sino que en este sustrato de relaciones que van surgiendo en la medida que pasa el tiempo, se comparten versos, se forman lealtades, enemistades… al final todo sirve.

- ¿De tu obra si tuvieses que elegir un poema o fragmento...cuál?
- Tal vez este:


La sucesión del hambre
El hambre de los hijos es un pez oscuro
                                                      /devorando. 
Ella quiebra los ángulos de la comarca.
El hambre de los hijos es de piedra con ojos.
Con ojos tan abiertos que indagan en los huesos
                                                                 /del mundo.
El hambre de los hijos es un canto que apaga
                                                                  /luciérnagas.
Un pez oscuro devorando
                              /es el hambre de los hijos.
No se asusta en las llamas del croar
                                                    /de la noche.
 No sabe de espíritus o demonios
                                                 /convocados.
Su ignorancia es de un metal sin época.
Cofre embarrado que arrastra la edad
                                                 /de los padres.
Fauces estiradas al cuero antiguo
                                                    /de corceles
como barrigas que reclaman uno a uno
                                                   /sus bocados
o  jinete montando la sombra de un dios
                                                         /hambriento.
El hambre de los hijos es un pez oscuro
Devorando la sombra de los dioses.


- ¿Qué libros nunca has podido terminar de leer?
- Algunos textos sobre demografía y algunos de filosofía.  También los de auto ayuda, porque no me ayudan.

- ¿Cuál es para ti el gran libro olvidado de la poesía chilena o mapuche –si prefieres-?
- La verdad me gustaría leer algo más como para responder responsablemente esa pregunta.

- ¿Cuál fue el último poemario que leíste?
- Un poemario de Rainer María Rilke que compre en una feria de libros usados y una antología de Hahn.

- ¿Qué libro estás leyendo ahora?
- Picoteo entre “Pura Música” de Hans Magnus Enzensberger  y “Relación personal” de Gonzalo Millán.

- ¿Cómo ves hoy por hoy la industria editorial? ¿Como autor qué soluciones le darías a este problema?
- Sigo creyendo que las editoriales, como todo boliche, necesitan plata y la poesía no la da. Es simple y rotundo. A ese dato podemos agregar que Chile no es un país lector ni consumidor de libros, y con razón!!! (bajos sueldos, escaso fomento de la lectura, enormes desigualdades en la instrucción primaria y secundaria, ¿podríamos seguir, no?). Por otro lado, aún la industria editorial está fuertemente centralizada, lo que para un poeta de región con pocos recursos dificulta enormemente un acercamiento concreto hacia la ansiada publicación. En este aspecto pienso que, como escritores de provincia, tenemos también cierta responsabilidad, en cuanto a que no hemos sido capaces de generar colaborativamente alternativas para editoriales regionales; esto nos sugiere cambiar de una actitud tradicionalmente rodeada de hermetismo y ego, a otra en donde todos fijemos la vista en un bien mayor, integrador. Ésta es  una reflexión que hay que hacer, por cuanto involucra no sólo a los creadores o artistas, sino que también al mundo social; no basta con esperar que el Estado o el "sistema" se preocupen de mejorar estas condiciones. También creo que la literatura y sus exponentes deben asumir responsabilidad en esto.

- ¿Qué piensas de los Premios literarios?
- Una manera de validarse con los pares más que demostrar objetivamente una eventual superioridad. Por otro lado, es una de las pocas maneras de ganarse unos morlacos y ganar algo de credibilidad con la familia, la pareja, el entorno social más cercano; lo demás, no sé, al menos, sospecho.

- ¿Quién te gustaría que recibiera el Premio Nacional de Literatura?
-  Efraín Barquero.

- ¿Qué te parece este Chile ad portas del Bicentenario? ¿Su política cultural para con la Poesía?
- Me parece un discurso cínico, espurio. En general percibo que no existe un interés genuino en esta materia; veo que se utiliza la asignación de fondos y premios como una herramienta de relaciones públicas, una forma de exhibirse tolerantes, integradores, democráticos y hasta interculturales frente a la población ignorante y descuidada. También da la sensación que para optar a un reconocimiento es pre-requisito la militancia, el coqueteo hacia el sacro-santo poder y sus representantes en la tierra. Este es un problema de estructuras económicas y mentales que someten a la cultura y a sus rostros emblemáticos a un rol erróneo, servil y funcional ante los embates de la oferta y la demanda. Acá los responsables de idear, discutir y promulgar las políticas que se generan en áreas como la salud, educación, arte y deporte, por nombrar algunas, parecen poseer más experticia tecnocrática que vinculación real con éstas. Por último creo que Coco Legrand estaba en lo cierto cuando planteaba que “el gobierno ve todo parejito, parejito. En lo macro somos unos jaguares, pero en lo micro estamos cagados” y bueno, ciertamente está así la cosa.

- ¿Qué palabras le dirías a alguien que está comenzando en esto de la poesía o escritura, alguien que ha decidido ser poeta?
- Si ya es inevitable: leer mucho, investigar sobre quien nos resulte interesantes, para esto creo que la red da algunos beneficios. Escribir sin temores y con regularidad, hacerse hábitos. Nada de impaciencias. Ser humildemente catete con nuestros poetas mayores, ya que ellos pueden dar más que algún buen consejo… y prestan libros. Pero sobre todo,  perseverar en el camino escogido, ser pertinaz, que eso da bríos y vuelve dura la piel.

- ¿Cuáles son los 10 libros que recomiendas leer?
- Demian; Hesse
La mesa de la tierra; Barquero
Altazor, Huidobro
Chile actual, anatomía de un mito; Moulian
El origen de la tragedia, Nietzsche
Las liturgias del poder. Celebraciones públicas y estrategias de persuasión en el Chile colonial; Jaime Valenzuela
Año 1000, año 2000: La huella de nuestros miedos; George Duby
Actas del alto bío bío; Manns
El testamento de Arkansas; Walcott
El canto del macho anciano; De Rokha
Y por supuesto uno más, infaltable: Todas las ramas tocan el cielo, de Carla Ochoa

- ¿Qué opinas de las nuevas formas de difusión literaria por Internet como revistas literarias, blogs, páginas sobre literatura?
- Bien usadas creo que son un aporte para diversificar la opinión y la creación. Las veo como una suerte de resistencia frente a la masividad alienante de los grandes medios de comunicación y sus “líneas editoriales”. Es una herramienta necesaria que  permite una comunicación expedita para compartir trabajos, críticas, datos, información de eventos relevantes, etc. Y bueno, si son plataformas dedicadas a la difusión literaria, tanto mejor. Aunque, creo que todavía aspiramos a la “seguridad” de una publicación clásica en papel.

- ¿Qué cosa últimamente te quita el sueño?
- Mi bella hija, Kiyen (llora por las noches).

- ¿Qué te escandaliza?
- La ignorancia y estupidez fomentada por nuestro bello modelo económico; el robo institucionalizado de la clase dirigencial y la burocracia apernada.

- Me gustaría que a ti mismo te hicieses una pregunta – que nadie más te ha hecho- y te la respondieras. Una que nadie ha tenido la gentileza de hacerla.
- ¿Por qué  esa  gravedad?
Porque estoy vivito y coleando.

- Y por último ¿A qué le tienes miedo?
- A terminar siendo un gordito aburguesado, cómodo, complaciente conmigo mismo y con mi poesía. A no tomar riesgos, a tener una vida parejita, sin amor, sin pasión, sin dolor, sin historias para los nietos.




Selección poemas

El salteador de la memoria

“Tu vienes de allá donde los hombre son duros y comen el pan con su
                                                                                                                  /cuchillo
tú vienes de allá donde el hierro se interpone entre las bocas
tú vienes de allá donde los hombres turban el silencio con el barro de
                                                                                                                     /sus botas”

Efraín Barquero

 

Se quebró el mapa en las patas de la bestia
y el galope se deshizo al sueño del corral
/que contuvo tu vejez.
La única puerta de ceniza
/que el caballo huele
es la salida a la comarca
que maldice y que perdona
/en el mismo canto.
Entonces te fuiste con la huella del río
como peregrino que esconde su lepra
y ve acercarse y alejarse las comarcas
y ve que sus catres nunca hospedarán
/su ira.

 

La sucesión del hambre

El hambre de los hijos es un pez oscuro
/devorando. 
Ella quiebra los ángulos de la comarca.
El hambre de los hijos es de piedra con ojos.
Con ojos tan abiertos que indagan en los huesos
/de los mundos.
El hambre de los hijos es un canto que apaga
/luciérnagas.
Un pez oscuro devorando
/es el hambre de los hijos.
No se asusta en las llamas del croar
/de la noche.
No sabe de espíritus o demonios
/convocados.
Su ignorancia es de un metal sin época.
Cofre embarrado que arrastra la edad
/de los padres.
Fauces estiradas al cuero antiguo
/de corceles
Como barrigas que reclaman uno a uno
/sus bocados
o  jinete montando la sombra de un dios
/hambriento.
El hambre de los hijos es un pez oscuro
Devorando la sombra de los dioses.

 

El destete

Y a esta comarca le di un hijo/abismo
que ahora prepara su guarida sin olor a mis pechos.
El que montado en su ira da brincos
y ondea su seminal hedor
hacia la única raíz  que no pude revelarle.
Y así lo veo arrojado al camino
que orillé entre las barbas  de la noche
donde sin  temor me hice a la faena
de darle hermanos sin rostro.
Y manaron de mí sus hermanos.
Y manaron de mí los hermanos de tantos.
Tantos que ahora son sus propios enemigos
porque yo desaté las jaulas rodando entre humedales  
y amamanté  al barranco que de mi aún brota y brota.
Él es el tajo que apañé
hasta que estiró su hueso y carne
y me obsequiara un mal decir en la mirada
y buscara lana sin mi olor para su escondrijo.
Él  es el tajo que de mí nunca nacerá del todo
porque mi pecho es el hueco que eterniza el hierro
que seguirá hiriendo mi semilla y la suya.

Algo espera en el ojo

Algo espera en el ojo de aquellos cuyas manos empuñan tierra/Una cruz que sentencia son los brazos cerrados en un lenguaje de madera/Un nudo espera en el ojo del que cierra la cortina y se ilumina en las doce campanas del pacto del hombre/El ojo no se apaga/Pero el ojo no se paga en las manos empuñando tierra/Baja a la costa y bebe en el lomo de un balsero/Porque cada sorbo desata la mudez del canto por venir/La travesía/ el pacto del hombre.

 

 

 

 



 

 

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Entrevista a Juan Huenuan Escalona.
Por Ernesto González Barnert