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Los Ojos del Cordero
de Germán Arens

Por Ernesto González Barnert

 

Metafóricamente la mirada de este animal, es el propio libro. Una mirada que además lleva la carga del cordero, animal que asociamos al sacrificio. De ahí que este libro sea un trabajo sobre el lenguaje sacrificado. Pero antes de que suceda.

¿A qué me refiero con un lenguaje sacrificado? Aquí: a los vestigios latentes de una tradición campera, a los lazos familiares-privados, a un religar del hombre a la tierra real no maqueteado entre el buen salvaje y el aldeano ejemplar. Todo esto con naturalidad prosaica. Con un estilo fluido, llano, cercano, nada de radical. Pero cuya gracia va en la distancia –madura y nada afectada- con que ocupa su lugar de cronista poético en la familia. A pesar de lo prosaico –diríase- nunca pierde el dejo de la poesía. Ni se enfrasca en una letanía nostálgica y retórica sobre el pasado o sobre la vida rural.

Arens escucha, deja hablar en sus poema, mantiene fresco, vivo, el lenguaje a pesar de tensarlo por la memoria y la muerte (los misterios de la muerte a propósito del poema Cordero).  

¿Hablé de viaje?  Bueno, ir a la memoria lo es. Y, por lo demás, todo libro que se precie de tal, lo es. Ahora, en particular, éste lo es de regreso. Y Germán Arens (Bahía Blanca, 1967) –es el Ulises- que sabe nuevos trucos, curtido por la vida. Pero, claro, aquí no vuelve de la Guerra de Troya ni es su única tierra de llegada posible mientras Penélope tolera pretendientes dispuestos a desposarla. Es el hijo de los hijos que emigraron de la tierra, el nieto de los hijos pródigos, uniendo las distancias, atendiendo las diferencias.

El atento cronista de Robi Arens que va y viene, viene y va, dando cuenta de un modo a la contra de hacerse la vida, en un sentido irónico del citadino, en un modo profundo de viajar, nada de pastoril o bucólico en su sentido anquilosado como términos para referirse a la vida en el campo. 

En fin, Los Ojos del Cordero (El suri porfiado, 2010) a pesar su demarcación campechana y rural, no pierde un ápice de generalidad y llegada a un publico citadino o culterano. O la sabiduría del sentido común y del arraigo propios del carneado y siembra. Germán se mueve en ambas como pez en el agua. Comprende la raíz popular de la lengua viva, pero también los pilares que componen la culta. Y sabe conjugarlas con pericia, es decir, con simpleza, que resisten el tirón y el deguelle.

No dejes de mirar por Los Ojos del Cordero

 

* * *

Poemas

 

Roby Arens 

A Roby Arens

le tira el camino,

nunca tuvo aptitudes 

para los desempeños camperos.

Un día…

se compró un Renault 12 celeste

al que llamamos “El Anfibio”

y se fue a Buenos Aires

a buscar representaciones comerciales;

después agarró la Ruta 3… .

 

Pasó por: Viedma, Puerto Madryn, Trelew, Comodoro Rivadavia, Caleta Olivia, Puerto San Julián, Río Gallegos. Cruzó el Estrecho de Magallanes… . Pasó por: Rio Grande y Usuahia. Volvió por: Río Turbio, El Calafate, Perito Moreno, Río Mayo, Tecka , Esquel, El Bolsón, Bariloche. Atravesó la meseta rionegrina. Pasó por: Maquinchao, Los Menucos, Valcheta. Llegó a Río Colorado. Pasó por La Adela, Algarrobo, Médanos. Llegó a Bahía Blanca. Pasó por: Berraondo, Nueva Roma, Choiqué y San Germán. Llegó a Villa Iris llegó al campo.

 

En homenaje a su retorno

el abuelo carneó un cordero.

Roby permaneció siete días y volvió a salir.

Desde ese  entonces

al de ahora

hace treinta y un años  que se repite. 

 

El Pozo 

Aquella tarde

en que siendo niños

arrojáramos al pozo

del molino un ternero

al que diera muerte

un perro cebado:

De los cincuenta
 
litros de agua

que consume una vaca en el día.

De los cincuenta y cinco

litros de agua

que consume un caballo en el día.

De los dieciséis

litros de agua

que consume un chancho en el día.

De los ocho

litros de agua

que consume una oveja en el día.

De los veinticuatro
 
litros de agua

que consumen  cien gallinas en el día.

De lo treinta y cinco

litros de agua
que consumen cien pavos en el día.

De los cuatrocientos

litros de agua

que consume cada uno de nosotros en el día…

no fuimos concientes.

 

 

Berguer 

Berguer,
 
el peón que duerme en el cuarto

continuo a  la herrería,

y se entusiasma con los floreos

de Secundino Cabezas,

además de habérsele animado

en sus años jóvenes,

según cuenta el abuelo

al potro más bagual,

sin tener un ¿ por qué?

para  animarse.

me preguntó:

-¿Qué estás leyendo Germán?...

 


Televisión

En la televisión, por el canal del pueblo pasaron

el aviso que publicara Berguer.

-Se ofrece en venta

un caballo de pecho y de andar,

rosillo calzado de cuatro,

malacara, de diez años,

con cola al garrón,

de buen hueso y alzada.

El vendedor da garantía de oficio y mansedumbre.

Si hay un interesado

comunicarse al teléfono 432127.

Se darán demostraciones.

Al rato conectaron con un canal de Buenos Aires

y aparecieron varios argentinos exitosos.

 

Razón 

Debajo del alero  las calandrias…

a pocos metros

la abuela domestica una garza blanca

como lo hiciera con  el abuelo…

ayer hicimos jabón

con grasa de cerdo a falta de alas,

trabajamos en la huerta…

hay  pulgones blancos, rojos y negros;

tratamos de exterminarlos

con una solución de ortigas en agua

(un kilo en diez litros).

Cosechamos melones escritos…

(Berguer los venderá en el cruce de rutas).

Por la noche,

después de los malhechos
 
miramos las estrellas…

uno al lado del otro

todos

menos el tío

que se fue para el pueblo

a encontrarse con Diana.
 

 

Argentinos

No nos dijeron de donde provenían y eran tres.

Los invitamos a la cocina,

se sentaron a la mesa,

hablaban español entre otras lenguas

e ignoraban los modismos camperos.

Sabían de los deseos terrestres

de encontrar vida en otros planetas,

tenían pleno conocimiento del cohete ruso Soyuz Frégar

que despegara desde el cosmódromo de Baikonur en Kazajtan

en el año 2003

con destino Marte,

también de los Mars Rovers

(robots norteamericanos despegados de Cabo Cañaveral en el mismo entonces).

Nosotros no… .

El abuelo

les ofreció jamón crudo;

confundían paleta con cuarto.

El abuelo

les ofreció  leberbush;

demostraron avidez.

El abuelo

les ofreció queso de chancho;

solicitaron muestras

con graciosa amabilidad..
Eran seres muy avanzados…

tenían lucecitas por todos lados

y se disimulaban entre  nosotros

con sombreros de cowboy.

Estaban interesados en el H2O…

dedujimos la razón del tanque amanecido vacío.

Les  preguntamos por el chupacabras

y luego  nos despedimos

sin antes agasajarlos

con una copa de leche recién ordeñadita

de la perra Cachila.

Porque los Arens

además de comedidos

somos bien argentinos. 

 

Los domingos 

Los domingos

cuando el tío juega al  fútbol de local

vamos al pueblo.

Después

visitamos a Emma,

ella se está muriendo de a poco

y no sale de su cama.

Tiene los ojos redondos

y la cabeza casi casi  pelada.

A última hora

pasamos por el cementerio,

la abuela le deja flores a Edgardo

y el abuelo dice lo mismo de siempre:

-¡Hay tantos Arens en este lugar que tengo ganas de quedarme!- 

 

Roby Arens

Hoy  por la tarde llegó Roby de su última gira.

Nos trajo:
 
dulce

de
 
mosquetas,

de
 
grosellas,
 
de 

zarzamoras,

de 

calafate

de

sauco.

Permaneció siete días y  volvió a salir.
 

 

Remanso

Nos encontramos en el bajo de los loros,

allá donde el arroyo hace remanso.

Nos acostamos al reparo de los tamariscos

y hablamos hasta besarnos.

Ella cerró sus ojos,

yo los míos…

nuestros caballos pastoreaban

en la orilla.

 

 

Vienen 

Vienen de la ciudad

y quizá de haber escuchado en televisión

doblado al español algún dibujito de Disney

al chancho le dicen cerdo,

refiriéndose así al animal  más higiénico en el campo.

El asombro ante las estrellas es recurrente,

ellos  en su cielo tienen a:

Moria Casán, Susana Jiménez,

Mirtha Legrand, etc. ,etc. ,etc. , … .

Piensan zanahorias  en racimo, caballos paridos con herradura,

etc. , etc. , etc. , … .

En enero nos visitaron por última vez.

Dicen “y nada” todo el tiempo.

 

 

Moscardones

Anteponiéndose al cielo

dos moscardones azules combaten.

Yo los observo desde abajo,

tirado sobre la gramilla con la campera por almohada.

De vez en cuando

un golpe de viento los aleja

y ellos  vuelven a buscarse.

De repente

 el más azul…

se posa en mi mano izquierda.

Cuento hasta diez 

y lo aplasto.

 

Berguer 

El único deseo póstumo de Berguer

es que en  su tumba

se coloque una placa recordatoria

que detalle además de las fechas de  nacimiento y muerte

su desempeño como soldado

a la orden del mando naval alemán

en el acorazado Admiral Graf Spee

(su gran orgullo y vergüenza).

Me lo contó la mañana del 20 de octubre

cuando nos dirigíamos al corral de las lecheras

El abuelo lo supo desde siempre.

Me dijo además

que el comandante capitán de navío Hans Langsdorff

era un buen hombre

y que en la guerra solo hay vencidos.

 

Estilo 

Me llega la guitarra,

apuro un trago al garguero

y entono un estilo bien tristón.

La noche está de luna

y hasta  las chicharras hacen al silencio.

Un jején de patas cortas

se me mete  en el ojo

y derramo una lágrima en honor a la peonada.

 

 

 

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"Los Ojos del Cordero" de Germán Arens.
Por Ernesto González Barnert