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Leonardo
Videla
Por Ernesto González Barnert
Leonardo Videla (San Bernardo,1978) es una voz imprescindible
dentro del panorama joven de autores de poesía menores de treinta
años. Alguien que no se ha olvidado de escribir para cabales, crear
libros con atmósfera, tener algo que decir y decirlo bien. Poesía
de tono narrativo. Poesía, a secas, de corte confidencial, agarrada
de lo sensorial en la medida que también es sostenida por un deseo
utópico. Como sostiene un autor tan disímil (aparentemente) como Humberto
Díaz Casanueva. Poesía, en fin, legible, de lectura placentera, “realista”.
Con relación a esto último creo lo entiende a la manera de Robert
Frost que al hacerle un día una pregunta sobre el “realismo en literatura”,
contestó: “Hay 2 tipos de realistas: el que cocina su patata con
tierra y porquería para demostrar que verdaderamente es un realista,
y el que la sacude y la deja bien limpia. Yo pertenezco a estos últimos”.
Videla también y se agradece pasarse un buen momento leyendo su poesía
ahora que nuestro país para tantos no más que un paisaje, la conversación:
mentiras y arribismo.
- ¿Qué ha significado para tu escritura
y en lo personal esta larga estadía en Italia?
- Para empezar, a esta altura no observo netas diferencias entre lo
personal y la escritura. Esta entrevista, por ejemplo, es personal
y es, sin duda, escritura. Y además la estadía no ha sido tan larga.
Son sólo dos años. He estudiado. He trabajado. Creo que nunca antes
había leído tanto. He confirmado —aunque la parte profunda de esta
constatación creo que aún debe ocurrir— algo que antes apenas había
trasuntado: que en el italiano y en el francés sobreviven estadios
superados del castellano —y viceversa. Lentamente —pero mucho más
rápido que cuando estaba en Chile, durante todos los años de contacto
con la lengua viva— he ido ganando una mayor consciencia lingüística.
Lo digo con humildad, claro, pero me siento en la posición exactamente
opuesta a la que señala Ashbery cuando recuerda su estadía en Francia.
Para él, decía, la lengua madre comenzó poco a poco a volverse abstracta.
De tal experiencia, explica, nació una parte importante de su producción
previa a The Double Dream of Spring. Para mí, en cambio, estar
lejos de las fuentes de mi lengua —¿y qué más personal que esto?—
me ha permitido ir hilvanando las últimas cosas que he escrito con
el hilo de las costuras que quedaron entre el italiano, el francés
y el castellano. A mi modo, obviamente, y en la medida de mis instrumentos.
Estoy en eso.
- Ahora bien ¿Cómo llegaste a la Poesía?
- A través de la amistad, los libros y una serie de encuentros fortuitos.
El poeta Claudio Gaete era compañero mío en el colegio, en Valdivia.
A los 14 años más o menos, cuando empecé a escribir poemas —o cosas
que yo pensaba merecían tal título— Claudio ya llevaba un buen trecho
en esa vía. De la misma forma que ahora lo hago, y con mucha mayor
intensidad, por entonces admiraba enormemente la poesía de Claudio.
(Si se me permite una apreciación personal y arbitraria —pero esta
es una entrevista, y las respuestas son personales y arbitrarias:
creo que Claudio ha escrito un libro que está entre los 3 o 4 mejores
que haya escrito un tipo de una edad similar a la mía en los últimos
años). Comenzamos a compartirnos nuestros textos. Y después otro tipo
de poesía más vivida: borracheras, música —cuando comencé a estudiar
piano, él comenzó con la guitarra. Nuestras caminatas eran largas
chácharas que se desarrollaban en forma intermitente entre dos bocanadas
de Life; nuestros héroes favoritos eran —lo confieso— Rimbaud y Chopin.
Yo diría que como buen aspirante a poeta sudaca, mis primeros días
comenzaron con la alucinación y la blasfemia. Para alimentar estas
virtudes se necesitan compañeros —una masa crítica que permita cambiar
la vida. Pero en una ciudad minúscula como Valdivia muchos poetas
no se veían por ningún lado; al menos, no estaba dispuesto a darle
tal título al primer tipo que se presentara a reclamarlo. Así que,
como sucede a menudo en casos similares, opté por los libros. En mi
casa había varios, de ciencia y filosofía en su mayoría, pero también
hartas novelas. Me topé con Kafka, Goethe, Dostoievski, Camus. Pero
poesía, lo que se llama poesía, no había mucho. El primer libro de
poesía que compré fue Altazor. Después los Himnos a la Noche
de Novalis. Después Así hablaba Zaratustra. Al tiempito me
gané un concurso de poesía escolar. No sé cómo, pero me lo gané. Tienen
que haber sido muy malos los otros poemas participantes, porque de
otro modo no me lo puedo explicar. El título de uno de los poemas
—presenté dos— era Hermetismo Esperanzador. Qué vergüenza.
En todo caso, en ese tiempo yo quise creer que el resultado de tal
concurso se debía a la literatura que había consumido. Esa esperanza
también me avergüenza.
Lo del concurso tuvo consecuencias. En una ciudad como Valdivia
las noticias corren muy rápido. Y un día, pasando por afuera de un
bar-librería, me encontré —¡mira qué raro!— con que los dueños, una
pareja alrededor de los 50, eran poetas y habían sabido del concurso.
Eran Heddy Navarro y Bruno Serrano. Y para remate ahí, en el Fértil
Provincia, celebraban todos los viernes un taller literario. Y ahí
la cuestión se comenzó a poner seria. O tan seria como me lo permitían
mis 16 años.
- ¿Qué ha significado para ti la Poesía?
- La respuesta a esta pregunta es como la continuación de la respuesta
a la pregunta anterior. Así que resumo: pocos y entrañables amigos-poetas,
muchos libros, algunos encuentros fortuitos.
- ¿Para quién escribes?
- Tengo en mente un lector ideal, pero se parece tanto a mí mismo
que casi carece de interés. Diría más bien que escribo para alguien
que pueda hacer algo al respecto, que me pueda contestar.
- Cuándo escribes necesitas algo a tu alrededor,
alguna cosa, haces algo en particular, etc?
- Lo que todos dicen necesitar. En esto soy fiel a la tradición. Tabaco,
café y libros, en primer lugar. En tal sentido, mi estadía en Italia
por un lado ha beneficiado y por otro ha puesto serias trabas al proceso
que debiera activarse —no siempre se activa— cuando me siento a escribir
frente al PC. Primero los beneficios: acá el café es buenísimo. Mientras
escribo esto, por ejemplo, el agua en la Bialetti —la maquina tradicional
para preparar espresso— está hirviendo. El vapor de agua sube desde
el contenedor inferior, pasa a través del filtro donde previamente
he puesto tres o cuatro cucharadas de café a la moka arabica —un
tostado que sólo se hace acá— y luego la mezcla agua+café escala los
5 o 6 centímetros de un conducto en cuyo extremo superior se haya
una abertura para permitir el flujo de la infusión —caliente, aromática,
rebuena— hacia el recipiente o tacita de metal que se encuentra en
la cima de la cafetera. Desde la calidad de las tostaduras hasta el
proceso de preparación, este café está lleno de virtudes que se echan
de menos en el café llamado americano y en nuestro querido Nescafé
Clásico. De partida, puedes tomarte una o dos tazas antes de irte
a dormir con la tranquilidad de que efectivamente podrás dormir. Cuando
escribo lo bebo no para mantenerme despierto sino —lo repito— por
amor a la tradición, para sentirme acompañado por los muertos queridos.
Las desventajas: casi todos mis libros de poesía están en Chile.
Y como no tengo ninguna intención de volver a comprarlos —y como,
aunque quisiera volver a invertir en literatura-chilena-real, no podría
hacerlo porque acá no he encontrado jamás un libro de un poeta chileno
vivo (pero ojo que sí he encontrado, y varios, de poetas argentinos
y peruanos que están vivitos y coleando) —debo confiarme a las trampas
de mi memoria, que son frecuentísimas.
Y el tabaco. Ese es otro cuento. Ya no puedo fumar dentro de mi casa
porque mi mujer está embarazada. Así que ahora me detengo a menudo
cuando escribo, mucho más que antes en cualquier caso, y salgo al
patio a fumar. Vivo en una zona rodeada de arrozales, donde los zancudos
son plaga. Apenas pongo un pie afuera tengo que pagar en carne, así
que de un tiempo a esta parte estoy fumando mucho menos que antes.
- ¿Cómo es tu proceso escritural? ¿Cómo
trabajas hasta concretar un poema?
- Las cosas al respecto han sido distintas en distintos períodos de
mi vida. Ahora, por ejemplo, mi proceso escritural está muy ligado
a mi ritmo de lecturas. Mientras más leo más escribo. Me imagino que
es lo que sentiría un Highlander frente a un enemigo: cada página
leída es una cabeza cortada, y apenas despachado el libro siento,
lo juro, que algo de los poderes del autor confluyen en mí. Claro
que éste es sólo un modo de verlo. Para ser concretos: tomo muchas
notas, rayo los libros de pies a cabeza. Hay días en que no escribo
nada. Nada que se pueda llamar un verso, quiero decir. Me siento a
leer y no me paro hasta que me queda el culo cuadrado. Y después,
el fin de semana ponte tú, redacto al hilo 100 versos. Aunque esta,
sin duda, es también otra forma de decir; porque lo más usual es que
pase un buen tiempo hasta que me vuelva a encontrar con ese poema
y me dé cuenta que de los 100 no hay 5 que huelan a verso; y ahí comienza
el verdadero despellejamiento, que puede durar varios meses. Soy lento,
muy lento.
- ¿Es necesario que el escritor sea un hombre
comprometido?
- Me hago eco de las diatribas de Robbe-Grillet contra el escritor
engagé y de la exaltación que hace Bloom del solipsismo. Sé que ambas
actitudes críticas velan una reacción puramente ideológica, y sin
embargo, después de haber conocido a varios escritores, vivos y muertos,
lo único que puedo hacer es asentir a esa exaltación y a esas diatribas
y hacerles una barra muy ruidosa. Lo lamento.
- ¿Qué poetas, escritores, artistas o experiencias
han marcado tu cocina literaria y también la propia vida?
-El invierno valdiviano. Me gusta el invierno. Con Mallarme diría
que es la estación creativa por excelencia.
-Las clases de piano que tomé cuando tenía 15, 16, 17 años. Y relacionado
con esto algunos músicos: Bach, Chopin (ya lo he nombrado: en esencia
soy un romántico), Beethoven (las útimas sonatas para piano), Anton
Webern, Bartok. Los Sex Pistols, Metallica, The Ramones. La trova
de Patricio Anabalón.
-Artistas plásticos: G. de Chirico, Bosch, Goya, Brueghel, il Caravaggio.
Picasso, Arp, Magritte. Los sunsets a lo Rothko. Los carboncillos
pero sobre todo la fotografía de Wols.
-¿Escritores? ¡Qué pregunta! La lista es interminable. Un día me doy
a dar la paja de redactarla, cuidando de poner junto a cada nombre
el don que les adeudo. Por ahora los que me cuelgan de la lengua,
y sin entrar bajo el pellejo: Novalis, Hesse, Kafka, Celan, Rimbaud,
Char, Saint-John Perse, Brodski, Seferis, Eliot, Ashbery, Merrill,
Robbe-Grillet, Pavese, Sereni, Vallejo, Paz, Eliseo Diego, Huidobro,
Neruda, Barquero, Lihn, Teillier, Rojas… y un largo etc. cuyo desglose
no agregaría mucha más información a la que ya hay.
-Conocer a la que hoy es mi mujer.
-Amigos y enemigos. Los nombro sin calificarlos porque todavía queda
la posibilidad que se me cambien de bando los muchachos: Mauricio
Henríquez, Tomás Cohen, Santiago Barcaza, Patricio Anabalón —pero
a él ya lo había nombrado— Bruno Serrano Jr., Antonio Molina, etc.
-La nieve que cayó por aquí el invierno pasado.
- ¿Cómo ves la poesía actual chilena? ¿Y
dentro de ella a tu promoción?
- Hay poetas excelentes en Chile, eso está claro, y aquí lo digo sólo
para ponerme a tono con el discurso general. Pero basta echar una
ojeada a páginas como www.letras.mysite.com y otras de la familia para
enterarse que hay una enorme confusión entre la calidad de la letra
escrita y la calidad del cacareo de pasillo. El cacareo también puede
ser fructífero, no me cabe duda al respecto, pero para los efectos
de la creación hay que pasarlo TAMBIEN por la crítica.
Y a propósito de crítica: me gusta el modo en que los esquemas discursivos
académicos entran en la creación poética. Y es divertido ver como
los críticos —los que en Chile se dedican a este negocio— están, desde
un tiempo a esta parte, criticando una parodia de sus críticas. Hace
bien ese juego de espejos, y no es de extrañar que se esté dando en
Chile si se considera que muchos de los poetas están en una dura carrera
por alcanzar los sitiales universitarios que les permitirán, a la
larga, disparar sus dardos desde sus oficinas climatizadas.
Por otra lado, me llama la atención que en Chile TODAVIA se haga
tanto hincapié en las tensiones entre literatura y poder. Herencia
de los milicos, sin duda, pero ojo que las heridas ligerito restañan
y se tornan pretextos para ponerse a hablar de nada. No está de más
leer y citar a Foucault, a Deleuze, a Christine Jerusalem —como tampoco
está mal leer y citar a cualquier perico que se te pare por delante—
pero si en Chile no hay nadie en grado de entrar en un diálogo creativo,
tete-a-tete con esas obras críticas —y me temo que así sea, porque
la UDP, hasta donde me quedé, no es nada la Ecole Normale Superieure—
mejor dedicarse a un aprovechamiento de nuestras ventajas comparativas.
- ¿Qué opinión te merece los talleres literarios?
¿Y en especial, el de Sta. Rosa cincuenta y siete?
- He participado en algunos. Ya indiqué el de Bruno y Heddy en Valdivia.
Después, todavía en Valdivia, el de Jorge Torres. Después el de la
Fundación Pablo Neruda. Por último el de Sta. Rosa 57 (pero sobre
este me ahorraré por ahora la elocución que me pides). En todos ellos
hice amigos, así que basándome en esta experiencia puedo decir que
merecen todo mi respeto. Ahora bien, creo que no son o no debieran
ser fundamentales para nadie. Obviamente no te harán escribir mejor.
Creo que hay que verlos como un espacio para compartir la propia creación
o un lugar para afinar el oído o un paraíso para saquear.
- ¿De tu obra si tuvieses que elegir un
poema o fragmento...cuál?
- No es para hacerme el lindo, pero escribiré TRES fragmentos de un
mismo poema:
1.
“no conozco estas canciones”, me dijiste,
y yo te dije que no importa, que lo interesante
es hacer creer que crecimos entre ellas,
y aunque no sepamos las letras, simular,
y esperar que pase el disco y comience uno mejor
y ahorrarnos de pasada la moneda del wurlitzer.
2.
“Necesitamos aires nuevos”, me dijeron,
y yo les dije por supuesto, que todos
a esta altura necesitamos renovarnos,
pero que en mi opinión el modo
más barato de renovación consistía
en pasar indemnes cada etapa
y llegando así al final ser restituidos
de golpe en la primera, ahorrando
de pasada otra ficha en otro juego.
3.
“son muy caros”, me dijiste,
y yo traté de convencerte y te conté cómo
grano a grano forman sus ciudades
sobre el cadáver de sus padres,
y tú alegaste que eso era repugnante.
y suspiré, porque si tuviera unas monedas,
pensé, sería justo esa confusión
la que pagaría con placer.
- ¿Qué libros nunca has podido terminar
de leer?
- Los Cantos de Pound. El castillo de Kafka. Il Giardino
dei Finzi-Contini de Basani (este es reciente). Coma de
Héctor Hernández. Y muchos más. Yo diría que una lista de títulos
tan grande como la de aquellos que sí leí completitos. Pero estoy
seguro que aunque hiciera mi mejor esfuerzo no me acordaría ni del
10% de ellos, probablemente porque no los terminé de leer. Muy conveniente
por lo demás, porque admito que me avergüenza mi veleidad.
- ¿Cuál es para ti el gran libro olvidado
de la poesía chilena?
- No lo sé. Debe haber algunos libros olvidados, supongo, pero de
ahí a que entre ellos haya uno grande creo que es mucho esperar. Te
respondo con otra pregunta —hasta este punto no había querido ser
tan explícito: ¿por que diablos debe haber un libro olvidado, y para
remate grande, en la poesía chilena? Soy un ferviente adepto de las
Probabilidades, y me cuesta aceptar que entre tan pocos —porque realmente
somos poquitos— se haya dado un caso de esa naturaleza. Después de
pensar en los grandes-y-olvidados libros de poesía de otros culturas,
con masas críticas más contundentes, me desalienta pensar en su análogo
chileno.
- ¿Cuál fue el último libro de poesía chilena
que leíste?
- Acabo de releer La Pieza Oscura y A partir de Manhattan.
Antes te dije que aquí en Italia no tengo muchos libros de poesía
chilena, y es cierto; estos los bajé del sitio Memoria Chilena. Deberíamos
ponernos en campaña para que la DIBAM suba a ese sitio los trabajos
de todos nosotros, sólo para estar seguros que siempre que queramos
podremos leernos a la distancia.
- ¿Qué libro estás leyendo ahora?
- Cosmopolis de DeLillo, Yucatan de Andrea de Carlo,
Cómo me hice Monja de César Ayra, y la Poesía Completa de Vittorio
Sereni.
- ¿Cómo ves hoy por hoy la industria editorial?
¿Como autor qué soluciones le daría a este problema?
- Creo que como autor no se puede dar una solución a este problema,
aunque la verdad es que no entiendo de qué problema estamos
hablando. Supongo que te refieres a la escasa atención que dan las
mezquinas y miopes Casas Editoriales Chilenas a las obras de los muchos
y excelentes Poetas Chilenos. Pero si este es un problema lo es solamente
para los muchos y portentosos letterati criollos, y no de la
industria editorial que aquí y en la quebrada del ají busca —como
por lo demás lo hace toda industria— la maximización de sus utilidades.
En todas partes el mercado de la poesía es marginal. En países donde
la poesía se publica y distribuye de manera decente —al menos, de
la manera como nosotros quisiéramos que se hiciera en Chile— las grandes
casas editoriales hacen uso de los remanentes obtenidos de otras líneas
de productos —best-sellers, manualística, etc— para financiar el producto
llamado literatura-viva. Y no se hace por un impulso romántico ni
por un imperativo vagamente moral que indicaría que la literatura-viva
debe ser publicada y distribuida de manera digna. No. Se hace solamente
porque, llegado al punto donde los otros mercados han sido colmados,
lo natural y económicamente óptimo es aumentar la presencia en los
mercados marginales (poesía, literatura-viva incluidas). Ahora bien:
en mi opinión el problema en Chile es que incluso la manualística
y el best-seller tienen mercados-objetivos paupérrimos. De manera
que veo bien color de hormiga la posibilidad que en el mediano plazo
la industria editorial pueda implantar modelos de cobertura de mercados
que alcancen a cubrir el de la literatura-viva. Ciertamente podríamos
salir a la calle para que el Gobierno subsidie la Poesía como se subsidia
el azúcar. No creo que la OCDE nos acuse de damping. Pero veo difícil
los resultados por esa línea. Más provechoso sería que todos —pero
todos— los letterati chilenos comenzaran a dar charlas sobre
las virtudes de Forsyth y Dan Brown, y esperar que el público, excitado,
saliera a las calles a comprarlos. Cierto, primero habría que aplicar
un IVA reducido —por ejemplo, del orden del 4%— o, en su defecto,
generar reglamentos impositivos para que el actual porcentaje fuera
absorbido íntegramente por el editor. En esto sí que el Gobierno podría
ayudarnos. En algo, al final, tendría que hacerlo. Y así, paso a paso,
fomentando en las masas ignorantes la lectura de los más triviales
nos quedaría la posibilidad que en un día remoto pero cierto nos llegaran
a publicar a todos —pero a todos— en tapas duras.
- ¿Qué piensas de los Premios literarios?
- Lo importante es no olvidar que la dotación económica de un Concurso
no siempre va aparejada a una valoración crítica honesta de las obras
que participan. No quisiera pasarme de listo y afirmar que, por lo
general, pasa lo contrario, porque no es cierto. Hay concursos y concursos
en la fronda del Castellano. Independiente de eso, si hay plata de
por medio, creo que hay que ser bastante bruto para no participar
en ellos. No veo nada de malo que un poeta pueda ganarse la vida ganando
premios. Bendit@.
- ¿Quién te gustaría que recibiera el Premio
Nacional de Literatura?
- Efraín Barquero. Y lo digo más por fidelidad a mi memoria que por
una convicción del presente.
- ¿Qué te parece este Chile ad portas del
Bicentenario? ¿Su política cultural para con la Poesía?
- ¿Política cultural para con la Poesía? Me imagino que el 2010 el
Ministerio de Cultura organizará y financiará un gran premio de poesía
para decidir quién será el Nuevo Poeta Institucional. Me imagino,
también, que la dotación será de nivel europeo. Me gustaría ganarlo.
Sueño con el Bicentenario.
Aparte de esto, no había sabido de una Política Cultural para con
la poesía.
- ¿Qué palabras le dirías a alguien que
está comenzando en esto de la poesía, alguien que ha decidido ser
poeta?
- Que lea lea lea. Que si puede se encierre a escribir y lea al mismo
tiempo. Que en cada verso que escriba responda a cada verso que lee.
Ya hablé del Highlander que todos llevamos dentro: que se vuelva uno
de ellos. Que en esto de la poesía eso es lo más honesto que se puede
hacer.
- ¿Cuáles son los 10 libros que recomiendas
leer?
- Aquí me pones en problemas, primero con el sentido de la pregunta
y después, suponiendo que el sentido fuese claro, con la restricción
numérica. Porque obvio, podría hacer una lista de 10 o 20 o más libros
que desde mi perspectiva un poeta debiera leer, pero creo que sería
redundante porque para llamarse poeta, en mi versión de los hechos,
ya debería haberlos leído, y hace rato. Y como imagino que al final
esta entrevista la leerán, con suerte, solamente poetas —seamos generosos
con el título— creo que está de más aburrirnos unos a otros. Me limitaré
por eso a hacer una lista de 10 libros que, en distintos niveles,
me han marcado. O menos ambicioso: 10 libros que ahora veo en mi estante:
- La jalousie, de Robbe-Grillet.
- La estación violenta, de Paz —pero no toda esa estación.
“Piedra de Sol” sí, y también “Mutra”.
- The Ghost Writer, de Philip Roth. En realidad, casi todo
Roth lo recomiendo, pero nombro este libro en particular porque en
el último tiempo ando pegado con el destino de Lonoff.
- Collected Poems, de James Merrill —pero no todos los poemas.
Prefiero los extensos: The Broken Home, por ejemplo, Lost in translation,
Days of 1964.
- Moby Dick, de Melville.
- Fondamenta degli Incurabili, de Joseph Brodski —los fragmentos
21-22 y el 27 son francamente memorables.
- Toda la Trilogía de Beckett.
- Le voile d’Isis, de Pierre Hadot.
- El pensamiento cautivo, de Czeslav Milosz.
- Four Quartets, de Eliot
- La coscienza di Zeno, de Italo Svevo.
- ¿Qué opinas de las nuevas formas de difusión
literaria por Internet como revistas literarias, blogs, páginas sobre
literatura?
- Que son una buena cosa, pero incluso obviando el hecho que no soy
un fanático de la democracia —¿me la juego?— creo que no hay que hacerse
demasiadas ilusiones con la supuesta democratización de la cultura
que representan. Es decir, creo que son un excelente medio —masivo
claro, pero también, en un país como el nuestro, todavía elitista—
para seguir alimentando la coacción pública y las formas más crueles
de libre mercado. Además que no hay que olvidar que estamos siendo
observados.
- ¿Qué cosa últimamente te quita el sueño?
- El primer hijo o hija, todavía no está claro, que me está por nacer.
Según parece, padezco del síndrome de couvade.
- ¿Qué te escandaliza?
- La Ministra de Cultura.
- ¿Me gustaría que a ti mismo te hicieses
una pregunta – que nadie más te ha hecho- y te la respondieras. Una
que nadie ha tenido la gentileza de hacerla?
- P: ¿Por qué has aludido tantas veces a la vergüenza?
- R: Porque gran parte de lo que escribo lo escribo desde ese país.
- Y por último ¿A qué le tienes miedo?
- A la muerte, obvio. Pero no a cualquier tipo de muerte. Creo que
si me avisaran que tengo una extraña enfermedad, de esas de 1 entre
10 millones, podría hacerme a la idea. Y si me lo presagiaran, creo
que tampoco me avergonzaría morir en una guerra. En el fondo soy un
romántico, ya lo dije antes. Morir a manos de un canalla, en cambio,
eso sí me costaría trabajo aceptarlo. Un flaite chileno me ha hecho
llorar en mis sueños.
La economía del los muertos
.. .. .. .. .. .. .. .. UNO NO SIEMPRE
TIENE HUMOR PARA EL TRABAJO. Sin duda podría garabatear cosas todo
el día, pero el resultado de tal incontinencia pertenece a un mundo
que no es éste
.. .. .. .. .. .. .. .. —y no quisiera
avergonzarme, porque allá arriba va mi nombre.
.. .. .. .. .. .. .. .. Además, con
la llegada del verano a uno le dan ganas de perder el tiempo. Prolongar
el silencio más allá de lo habitual para dar un efecto brillante a
la expresión. Pero como todo imperativo, éste se verifica sólo a medias,
y es la práctica cotidiana la que nos transforma en maestros
.. .. .. .. .. .. .. .. —cuando seamos
maestros, me digo en estos días agobiantes de calor, gobernaremos
a nuestro antojo las reglas del tiempo.
.. .. .. .. .. .. .. .. No es fácil,
sin embargo, decidirse a perderlo. Uno está escindido entre dos aires,
y la imagen que conviene es el árbol. El tronco representa el tiempo
firme, jerárquico y habitual sobre el que se mecen las ramas, que
representan a su vez el tiempo diferente, obsesivo y omnipresente
en su repetición circular.
El tiempo robado.
Que debe ser recuperado.
.. .. .. .. .. .. .. .. Pero sólo si
el tiempo se recupera con habilidad encontraremos que las dos partes
coinciden al final
.. .. .. .. .. .. .. .. del Verano
y pueden ahora atacar,
secándose las manos, sobre
.. .. .. .. .. .. .. .. el nuevo compás,
mientras el oído del público percibe
.. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. ...
.. .. (y aplaude)
el tiempo fundamental como nunca transgredido.
Pero uno no siempre tiene humor para el verano.
Pasará el calor. Avanza más rápido
porque lo que sigue no interesa demasiado,
las estaciones se suceden, cuánto
hemos cambiado pero antes de partir —esos
son tus labios—, regalémonos un sábado
y vamos hasta el mar sin preguntas sobre cómo
esta grabación —de 2 o 3 días antes de viajar— vino a quedar entre
el primer concierto y el
Tastar de Cordes de los chilenos que conocimos en Milán.
Esta
es mirando desde lejos
y no soy yo sino el viento
soplando a mi través.
Y ahora que el viento sopla lento
arriba casi al borde puede verse
mi nombre en la cola del cometa.
Cierto. Con la llegada de este tiempo
uno espera varias réplicas y ecos
y a pesar de las buenas intenciones
se pierde el hilo entre todos
—el tuyo es el de abajo— los alientos
en campo abierto, 20
o más volantines diferentes
y colgando de sus colas otros
nombres que debemos derribar.
Repasando esas últimas vacaciones
quisiera pensar que también el ocio
ha tenido recompensa.
Que las urgencias ulteriores no fueron,
como dices, las cuentas atrasadas
que esperaban bajo la puerta
el instante en que regresaríamos sucios
y renovados y con los zapatos llenos de arena.
Más aún: quisiera pensar que ese ocio
era su propia recompensa,
el reverso de un verano donde podríamos bailar
sin, pero a veces también con, gracia
y liviandad.
.. .. .. .. .. .. .. .. (“no conozco estas
canciones”, me dijiste,
y yo te dije que no importa, que lo interesante
es hacer creer que crecimos entre ellas,
y aunque no sepamos las letras, simular,
y esperar que pase el disco y comience uno mejor
y ahorrarnos de pasada la moneda del wurlitzer.)
.. .. .. .. .. .. .. .. Descansando en
un bel niente,
sin trabajo y ver cómo, sin embargo,
los ahorros suben mira sin esfuerzo
y nos ponen la pregunta sobre qué
haremos con ellos más tarde , cuando
ya no quede nadie más en este cielo.
.. .. .. .. .. .. .. .. Mi idea fue esta:
acumular, jubilarnos jóvenes
y ganarle al tiempo, porque suponíamos
que si existía la victoria sobre el tiempo
se debía a la capacidad del arte de frenarlo
y sostenerlo en el aire, pero siempre
atentos al hilo en el bobina,
porque si nos descuidamos al final del juego
no obtendremos más que el afilado
latigazo de la cuerda en el vacío.
Que debe ser reemplazada de inmediato.
Porque sólo si la afinación se hace con rapidez
podremos entrar en el segundo tiempo,
que consiste en una breve panorámica de laúd renacentista con piezas
de Johnson y Dowland. Yo no hubiera ido si no hubieras insistido.
Sabes lo que pienso de esos encuentros —unas nupcias de las vanidades,
un canto de sirenas y compartiéndonos postales declarar, al fondo
de las botellas, que “el único país donde me sentía forastero es mi
país”. Pero tú dijiste que ellos podrían ayudarme a conseguir trabajo,
hablaste de “contactos” y cedí, un poco intrigado sobre qué tipo de
contactos podrían tener dos laudistas chilenos, uno del norte el otro
de no sé, y que por 7 años se han dedicado a una belleza que ni da
de comer ni es de valientes.
Aunque sus aires me hicieron dudar sobre la parte del valor.
Sentí que algo creció en mí.
Digamos (para no perder el hilo)
un pueblo cercado por el sol.
El desierto sopla volutas de paja
y hombres secos con guitarra
como en un film sobre mariachis.
.. .. .. .. .. .. .. .. Bienvenido,
.. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. le
dijeron
.. .. .. .. .. .bienvenido.
Las arenas, por su parte, acompañan
el sueño de los niños con dedos
de uñas largas golpeando en las ventanas.
.. .. .. .. .. ... Toca algo,
.. .. .. .. ........... .. .. .. le pidieron,
.. .. .. ... .. lo que sea.
Y el hombre, que hablaba
otra lengua, comenzó su melodía,
sueño de un sueño de ultramar.
.. .. .. .. .. .. .. Pero algo,
.. .. .. .. .. ............. .. .. le
exigieron,
.. .. .. .. .... eso es nada.
Cierto. Bella nada. Casi
nada excepto
porque lo niños que ellos eran
eventualmente se despiertan y
después de haber pagado las cuentas en su aldea deciden seguir la
pista a esa melodía y vuelven a endeudarse con vuelos, hoteles, etc.
Luego vinieron largos años de trabajo para arrancar esa melodía de
su duermevela y devolverla a sus instrumentos originales. Y ahora,
después de hurgar entre testimonios de época y otros tantos manuscritos,
podemos escuchar My Lord Willoughby’s Welcome home bajo el
clima que lo fomentó. Honestamente no hicimos demasiado, me dijeron,
porque en este trabajo se resumen las experiencias de muchos que se
acercaron al repertorio y dejaron su humilde huella, como en esos
túmulos donde cada peregrino conmemora la presencia de las piedras
con su propia piedra nueva. Todos, agregaron, nadaron contracorriente
de la moda y sus opiniones que quisieron, por ejemplo que el tempo
rubato fuera cosa romántica y no un gesto, amplio y anterior, donde
podían entenderse el tiempo, sus silencios y sus hiatos.
Y me dijeron que una lengua
muerta les sería muy útil en la biblioteca.
Efectivamente tenían sus contactos:
unas traducciones, un verano
asalariado.
“Necesitamos aires nuevos”, me dijeron,
y yo les dije por supuesto, que todos
a esta altura necesitamos renovarnos,
pero que en mi opinión el modo
más barato de renovación consistía
en pasar indemnes cada etapa
y llegando así al final ser restituidos
de golpe en la primera, ahorrando
de pasada otra ficha en otro juego.
Perdona si te defraudé.
He vivido tanto tiempo en un bel niente.
Aunque no puedo negar que la renovación
me sedujo por un instante, con su modo
de vibrar en la garganta al pronunciarse.
Ambos la habíamos esperado.
Varias veces nos habíamos lamentado
de no haber hecho la justa inversión
para jactarnos de ella cuando volviéramos.
Unas postales hubieran sido suficientes.
Un souvenir que debimos adquirir
.. .. .. .. .. .. .. .. (”son muy caros”,
me dijiste,
y yo traté de convencerte y te conté cómo
grano a grano forman sus ciudades
sobre el cadáver de sus padres,
y tú alegaste que eso era repugnante.
y suspiré, porque si tuviera unas monedas,
pensé, sería justo esa confusión
la que pagaría con placer.)
De modo que por el momento tendremos que conformarnos con este instrumento
como único medio para recuperar el tiempo, aunque está claro que nada
puede durar demasiado y tendrá que ceder su lugar a aires más modernos,
porque la cinta, regrabada hasta el hartazgo, produce un zumbido constante
al rodar, indicando que en cualquier instante todo se puede cortar.
Esta
es mirando a otra parte
y no soy yo sino un lugar
común por su revés.
Y ahora que el viento ya no sopla
lejos sobre el árbol puede verse
mi nombre enredado entre las ramas.
Cierto. Nada. O casi
nada excepto porque todavía
podríamos correr y levantarlo y
esperar que cambie el viento y
comenzar de nuevo el juego.
Pero para entonces será tarde
y quién sabe si habrá alguien
más a quien bajar del cielo.
¿No lo recuperaremos?, preguntaste.
Me gusta sobre el árbol, insistí.
Para esta Navidad
1.
MIS INTENCIONES ERAN DE LO MEJOR, HIJO MÍO, pero debo confesarte
.. .. .. .. .. .. .. .. que al fondo de
esto hay un consejo.
Las últimas noticias, por otra parte, indican que con suerte
.. .. .. .. .. .. .. .. podrás seguir
órdenes muy simples. Y además
.. .. .. .. .. .. .. .. la tradición se
vuelve insoslayable a la hora de firmar un poema al nonato.
Algunos —ya los leerás a su tiempo si es que en tu encantamiento
.. .. .. .. .. .. .. .. aprendes a leer
y todavía subsiste el recuerdo del desencanto de este tiempo—
ya hicieron su monólogo al hijo de pecho y otros, más audaces,
.. .. .. .. .. ..se hicieron eco de un
vagido que despertaría las semillas
.. .. .. .. .. .. .. .. —así dice el poema—
entre las piedras del desierto.
Nosotros, en cambio, somos más cursis, hijo mío, mucho
.. .. .. .. .. .. .. .. más cursis que
ellos, pero ¿qué se le va a hacer?
Estudiamos para eso, y también para ser sexys
.. .. .. .. .. .. .. .. y sofisticados
pero, como podrás darte cuenta,
esa parte no la aprendimos tan bien.
Vamos al grano, entonces:
.. .. .. .. .. .. .. .. deja que otros
hablen.
2.
.. .. .. .. .. .. .. .. CITO:
.. .. .. .. ... ... .. . .. .. .. “¡pero
qué lento le crece el cerebro!”.
Y yo que no quería saber tu sexo —somos tan cursis, lo digo de nuevo—
.. .. .pero a última hora tuvimos que
optar por un conocimiento ilimitado, que nos permitiría
juraron, ahorrarnos unos euros y de paso orientar nuestras inversiones
con tu imagen
.. .. .. .. .. . por delante, más real
que si fueras un recuerdo y sin ninguna de las desventajas
.. .. .. .. .. .. que un recuerdo supondría.
En realidad se preveía desde hace un triple invierno. Como si tu madre
trajera púas en la sangre
.. .. .. .. y ahora, para remate, mis
antepasados se presentaran de golpe a brindar por tu llegada.
Y se agradecería su presencia —no se los oía hablar desde hace tiempo—
.. .. .. ..si no fuera porque traen todo
su arsenal de enfermedades que mis abuelas,
.. .. .. ..santas ellas, prefirieron ignorar.
Algún día, sin embargo, debían emerger a la superficie de un cuerpo.
Hoy por ejemplo:
.. .. .. .. ..por ahora se diría una quemadura
sobre tu piel de papel mantequilla.
Todavía no está claro, pero si llegas a nacer nacerás para delatarlos
.. .. .. .. .. .. .. .. (por esto mis
abuelas te habrían hecho Santo).
3.
Y JUSTO CUANDO HABLÁBAMOS DE UNA POÉTICA FILIAL. Bueno,
está en veremos.
.. .. .. .. .. .. .. .. Quizás más tarde,
cuando adoptemos.
Y sin embargo mis intenciones eran de lo mejor.
.. .. .. .. .. .. .. .. Me dije: ahora
serás padre.
Y después: deja que tu hijo hable.(ya ves: los consejos, si los doy,
.. .. .. .. .. .. .. .. no son gratis).
En lo mejor de la cena tú volcarías la sal sobre la mesa. Por todo
resarcimiento los comensales
.. .. .. —gentiles ellos— te pedirían
un resumen de tus encantos.
.. .. Y yo me habría unido al coro, pero
en silencio y sólo por complacencia, para no apremiarte;
.. .. .y cuando nadie estuviera viendo
sacaría el lápiz y te robaría una a una las ideas.
Pero ahora la ecografía dice que no nos preocupemos porque seguramente
.. .. .. callarás. Tu columna crece, es
cierto, y en esto nada tengo que envidiarle a los grandes,
pero hay un ustión como de cigarrillo que chamusca por un borde tu
cuerpo de celofán;
y todo indica que el encantamiento, para ti, durará mucho más de lo
que cualquiera esperaría.
.. .. .. .Para qué hablar de las ideas.
Te harían Santo si esta fuera la Edad Media.
4.
PERO ESTA NO ES LA EDAD MEDIA NI ES ÉSTE EL MOMENTO PARA
DEPLORAR QUE NO LO SEA. Es
.. .. .. .. .. .. .. .. tan sólo el tiempo
de tu cuerpo-sin-fundamentos:
primero una franja blanca y luego el vacío; después otra franja blanca,
y luego —adivina— más
.. .. .. .. .. .. .. .. vacío. Desembarcarás
en esta orilla envuelto para regalo
.. .. .. .. .. .. ............... .. (dirán:
“¡pero qué rápido se hace trizas!”).
Las consecuencias —así nos dijo el médico— de los antepasados que
te dimos:
.. .. ... .. .. .. .. .. ........... .. . ..
.. .. .. .. Valencia, 1930.
.. .. .. .. .. ... .. .. .. .. .. .. .. . ..
.. Si llegas a contar recuerda esta fecha.
Es la primera foto de familia. Por claras señas se reconoce quien
sería tu bisabuelo. Frente al
.. ..Ayuntamiento enarbola la bandera
de la Liga contra la Vacunación Excesiva.
Y para ser sinceros: sabíamos de estos pioneros desde antes de esta
triple primavera
.. .. .. .. .. ..—¿o invierno?, estoy
haciendo lo que puedo para recordar ese verso— ,
.. .. .. pero si pasamos por el colegio
fue justamente para contrarrestar esos fanatismos.
El profesor de Calipedia era un perro, pero al final nuestros compañeros
.. .. .. .. .. .. .. .. nos ayudaron con
los libros y aprobamos cum laudae
—así que no nos culpes si descuidamos la otra parte, aquella donde
aprenderíamos a ser .. .. .. .. .. .. .. .................
parlanchines y brillantes.
5.
PERO NO EXAGEREMOS. No hemos sacrificado más que eso y no creo
.. .. que vayamos a hacerlo; y aunque
hemos decidido tenerte (si estuvieran vivas
.. .. mis abuelas dirían: “¡son unos santos!”)
no nos adelantemos con el “te amamos”.
Pero te amaremos, no te preocupes de eso, como por lo demás todos
lo harán.
Dirán que ahora tienes la palabra
.. .. .. .. .. .. .. .. —aunque esa verso
lo habrán sacado de otra parte—
y después “¡pero qué niño tan especial! ”
.. .. .. .. ... .. —y no dejarán de tener
razón: mientras otros se quejen de dolores de guata,
.. .. ... ... .. .. de pesadillas continuadas
como teleseries latinoamericanas, tú no tendrás siquiera
.. .. .. ... .. .. que pensar una mentira,
si es que llegas a pensar. En ese borrascoso día de colegio
.. .. .. .. .. .... te relevaremos del
esfuerzo con un té tibio sobre las sábanas,
.. .. .. .. ........... .. ,,,,,.. .. porque
en efecto estarás enfermo.
.. .. .. .. .. .. ... . .. .. .. .. ... .. ..
.. Deja que otros hablen
Tu vida
.. .. .. .. .. .. .. .. unas vacaciones
del lenguaje. Algunos
viajaron harto para encontrar ese descanso, y otros, más elegantes,
.. .. ..tomaron cursos de idiomas, tradujeron
del inglés al nahuatl. El silencio les iba por delante,
.. .. ..nos cuentan, guiando sus pasos
con más certeza que si fuera una palabra de afecto.
No les hagas caso. Déjalos hablar. Si es que llegas,
tú calladito no más. Quédate dentro
de tu piel de papel de Navidad.
ELEGÍA
1.
AL FINAL estamos como querías.
Hablando de ti y yo sin darme cuenta —pensando
.. .. .. .. .. .que no eras tú todo el
tema.
Pero obvio, porque afuera igual que adentro
.. .. .. .. .. . todo está despoblado.
O sea sin interlocutor válido,
.. .. .. .. y como muchas semillas en
el desierto —que también es una forma
de seguir hablando de ti en los hiatos de esta red de referencias.
2.
ESO NO ERA un problema antes.
Parecía incluso garantía de que algo pasaba.
Una lengua en ciernes al menos, y hay referencias
en la historia que permitían avalar esta suposición:
.. .. .. .. .. .. .. .. Primero: la pasión
inmóvil del duelo.
.. .. .. .. .. .. .. .. Segundo: un rápido
deshilvanarse
de las ideas hasta dejar de ser eso y volverse un cuerpo.
Poema, ha de leerse.
Era el bel morir, y con gusto habríamos posado
para la foto si alguien, en esa vuelta de la página en blanco,
hubiera tenido tiempo de sacarla.
3.
ADEMÁS QUE SIEMPRE HABÍAMOS ASPIRADO a vivir sobre
tu escritorio, entre tus cosas más queridas. Pero llegado el momento,
llenos de fidelidades mal entendidas, declinamos ese privilegio, argumentando
que era lícito esperar que la modernidad, vuelta tradición, pudiera
fundar otra nostalgia y que por lo tanto no era necesario que alguien
1-coleccionara nuestros papeles,
2-los estirara,
3-los ordenara por autor
4-y los dejara en el primer cajón,
.. .. .. .. .. .. .. .. listos para
mañana a las 8, cuando
el sol destelle sobre nuestros rostros.
4.
LUEGO NO NOS QUEDÓ NI EL TIEMPO PARA UNA CRÍTICA.
Llámalo carisma o como quieras, porque es divertido
que precisamente en tu boca estos nombres
a esta altura no signifiquen demasiado.
Me refiero a que por entonces siempre estaba el alguien
al otro lado, no como el interlocutor ideal que te decía,
pero al menos quedaba la puerta abierta para soltar el lápiz
e irse a hablar de nada. Precisamente
de lo que carece el poema ése que empieza
.. .. .. .. .. .. .... .. .. .. .. .. .... “hay
15
.. .. .. .. .. .. .. .. tipos de mujeres
etc etc etc”.
Yo diría que como germinación en las estepas,
y esto sólo para aclarar
que me costaba releerlo y celebrarlo
apenas quedaba fechado con un lápiz de verdad.
5.
LO CONTRARIO SERÍA PERMITIR una libertad demasiado amplia
en la articulación de los gestos para al final de las sumas y restas
lograr la apariencia de comunicación y movimiento:
la Alameda bajo el sol, y el personaje
estirando el cuello hasta el autobus que le roza la nariz.
Unos trazos rápidos en la cola del autobus
determinan su velocidad y dirección.
—aparte de solicitar
cierta imaginación de tu parte para pegar
las piezas en un orden, si no correcto,
al menos tan plausible que la diferencia
con lo denotado se nos haga indiferente.
Pero fíjate:
.. .. .. .. .. .. .. .. nuevamente bajo
el supuesto
.. .. .de que eres a la vez Lectora y
Dadora,
.. .. .. y esta es la parte donde quisiéramos
tener un poquito
.. .. ..de razón y agregar que cuando
nuestro personaje
.. .. .. .. .. .. .. .. inspiraba
.. .. .. .. ............. .. .. aspiraba
a algo más que a ti.
6.
QUIEN SABE. El ejemplo que puse antes no es tan bueno
porque podría generalizarse con mucha liviandad.
Pero el tema de la falta de tema vino a preocuparnos desde lejos
como una noticia sin mucho sentido todavía, pero acuciante,
que nos mantiene al borde del sofá esperando
a que su sentido se haga evidente.
Mientras tanto hablar de ti y nada más, contigo,
sin pensar siquiera en la palabra desencanto.
.. .. .. .. .. .. .. .. Porque parece
que el desencanto no existe.
.. .. .. .. .. .. .. .. Porque si existiera
habría que asumir lo mismo de su contrario,
en un mundo aparte y regulado según la ley del mejor postor.
Y preguntarte (ponte tú) el nombre,
o si en serio te interesa este deporte o si no por qué
te vestiste como yo.
O si es chiste y el alguien
siempre estuvo cerca, desde que salimos
del camarín hasta ahora que es el entretiempo
y el pasto crece demasiado rápido y seguro
diferirá las palabras apropiadas hasta el segundo tiempo,
cuando el flash desde las butacas nos deslumbre.
Un Día en Rapallo
ES LA MISMA VOZ que escuchamos al salir de Milano.
Me imagino que era un modo simple de cumplir los objetivos
y parecer, al mismo tiempo, cálidos
y humanos. Al principio es fácil engañarse
pero después te das cuenta que esta mujer
habló hace mucho tempo atrás.
Se le habrá pedido repetir fuerte y claro ciertos números.
Luego los nombres de ciudades,
estaciones de tránsito y terminales.
¿Se equivoca? No importa.
Siempre hay alguien dispuesto a corregirla,
sin duda presente entre nosotros
porque no imagino forma de prever
ciertos desastres, ciertos
balnearios que la moda fomenta
o hace caer en desgracia.
Agregar palabras.
.... .. .. . .. . O borrarlas.
Tarea fácil
y desempeñada, al parecer, por hombres :
.... .. .. . .. . frente a un tablero
el funcionario enlaza estos trozos de discurso
para explicarnos gentilmente las razones
de este retraso de casi media hora.
Demasiado digo yo. Ocupemos el tiempo en algo:
ya van cuatro meses desde que comencé esta traducción
y justo ahora, ya casi olvidada y cuando más
me falta el tiempo, entre los papeles aparece
el estanque congelado y las huellas
de las elipses y piruetas
trazadas al comenzar la estación
De las 10 palabras que faltaban
ahora faltan 5
.... .. .. . .. . (o 6 : en este punto
entra fuerte a jugar la fe).
No aparecen en mi diccionario, bastante
mezquino en cualquier caso, y tengo dudas
sobre si alguien, vivo aún, las entenderá
.... .. .. . .. . —una ventisca :
.... .. .. .... .. .. . .. . .
.. . ya pasó,
pero bastó para mantener todo como estaba,
las aguas casi
casi a punto de fluir y sin embargo
las bestias que hibernan no despiertan
a fuerza de voluntad.
Ojalá en mi ausencia Carmen las pueda encontrar por mí.
Cuidado, le advertí, en la hoja
están escritos los pasajes elusivos,
y hay algunos diccionarios online
que responden según si hay luz
rodeando el hueco, o si es error
o si gnash se dice, generalmente,
a media voz
.... .. .. . .. . —ayúdame,
.... .. .. . ..... .. .. . .. . .
. le pedí,
porque cuando vuelva estaré muerto,
y me acercaré como un mimo a la orilla
y me dormiré
antes de empañar el espejo.
Sí. Es la misma voz y nos recuerda
que el borde está congelado y es muy fácil
caer de culo entre las líneas.
Y sin embargo, para que el paisaje deje de ser agresivo
hay que acercarse y hacer algo dentro de él.
Te apuesto que se abrirá una puerta,
aunque esto ya no se pueda agradecer
como antes pensaste hacerlo,
cuando se escuchaban los últimos aplausos
de la exposición y tú querías entrar
para gozar del cóctel y la conversación casual.
Hace un rato, en el café de Rapallo,
.... .. .. . .. . pensaba justamente en
esto.
Calma,
.... .. .. . .. . le dije a mi alma,
deja que el tiempo pase,
.... .. .. . .. . reposa,
confía en que Carmen encontrará
lo que falta por nosotros.
No es necesario avisar que vamos llegando.
Así no nos adelantamos resultados y de paso
impedimos que haga gestos vanos para esperarnos
.... .. .. . .. . —en una de esas la neblina
no se ha disipado y se le ocurre
hacer mímicas desde el balcón
mientras nosotros estamos aún aquí,
pensando.
Bacigalupo me había dicho en el mail
que existía una traducción al italiano.
Que yo sepa, respondí, aparte de la mía
—incompleta—, no hay traducción
al castellano
.... .. .. . .. . —y probablemente
no la habrá, agregué, argumentando
ciertos desplazamientos de fronteras
que todavía se sienten en Latinoamérica
cuando alguien llega hablando
en una lengua demasiado prestigiosa.
Ya veremos, me advirtió.
EL Y YO EN UN CAFE DEL LUNGOMARE:
.... .. .. . .. . “Por allá está la casa
donde vivía Pound
y allá, y esto a Ud.
debiera interesarle más, la casa
.... .. .. . .. . donde vivió Mistral”.
Calma,
.... .. .. . .. . le dije a mi alma,
aprovecha la frescura de este cielo sin estrellas.
Ella sabrá disimular nuestra corta ausencia.
Y después del té se quedará a oscuras,
asomando al balcón un pie descalzo
mientras la nieve derretida
gotea en sus rodillas.
.... .. .. . .. . Y otros versos de este
tipo que se asomaban al poema.
Pero puesto que ya es tarde
vamos a lo nuestro, a saber :
.... .. .. .... .. .. . .. . .
.. . “vair:
.... .. .. . .. . el francés
tiene más de 9 homófonos para esta palabra.
La Cenicienta que llegó a nosotros
es más picante debido a este misreading.
No zapatos de cristal
sino de vair, que en inglés
.... .. .. . .. . se dice vair
y significa:
.... .. .. . .. . pelaje gris o blanco-azulado
del rabo de una ardilla,
.... .. .. . .. . muy apreciado como adorno
en la Edad Media”.
Son mis tripas, confesó,
y qué tal si entramos de puntillas,
me rogó, y nos sentamos
junto al postre y el ice-tea,
.... .. .. . .. . pero calma,
le pedí,
porque aunque todo esté alfombrado
la vanguardia está marchita
y huele a alianto.
Nos descubrirán de inmediato.
No hemos esperado demasiado.
Estamos casi al borde y sin embargo
falta ver cuando el aprendizaje
aplaste nuestras primeras intenciones
Que sin duda recuperaremos.
Pero más tarde. Cuando cambie el tiempo.
Finamente refrescadas
y más bellas tras el deshielo
.... .. .. . .......... . —así se superponen,
.... .. .. . .. . en el devenir del poema,
.... .. .. . .. . las viejas capas del
lenguaje
.... .. .. . .. . y también las nuevas.
.... .. .. ......... .............. .
Una cascada
.... .. .. . .. . de pronto está cayendo
.... .. .. ............................. .. .
o cae
.... .. .. . ...... .. .................... .
.. . . o ya cayó
.... .. .. . .. . a plomo sobre el lago
congelado,
.... .. .. . .. . y en un instante los
instantes
.... .. .. . .. . se separan entre sí,
como las olas
.... .. .. . .. . van siempre separadas
entre ellas.
.... .. .. . .. . Pero mirando desde la
perspectiva
.... .. .. . .. . de la fronda en la ribera,
reconoces
.... .. .. . .. . que hay una energía
de sentido
.... .. .. . .. . circulando sobre la
superficie,
.... .. .. . .. . que las mantiene unidas
y cooperando
.... .. .. . .. . en su levedad. O mejor:
.... .. .. . .. . ....
.. .......... . .. . “no hay”,
.... .. .. . .. . porque el “hay” implica
que existe
.... .. .. . .. . esa energía, cuando
más justo es decir
.... .. .. . .. . “persiste”
.... .. .. . .. . o “subsiste” e “insiste”
entre los eslabones
.... .. .. . .. . (aunque de esta realidad
sólo percibas
.... .. .. . .. . el vago murmullo, que
antes fue inquietud,
.... .. .. . .. . del hielo resquebrajándose
a tus pies).
Luego había dos ¡ays! y ¡ohs!
¡Que sus pequeños pulmones
no soportaran tanto frío!
.... .. .. . .. . Amenazados
y reducidos a signos de sospecha en el papel,
los defendí, argumentando que aún era posible
utilizar los recursos de la lírica
en algo más provechoso que los cantos;
.... .. .. . .. . siempre y cuando, él
rebatió, el lector
manifieste análogas sospechas,
pues si no todos se volverían contra todos,
en una irrefrenable espiral de violencia.
.... .. .. . .. . “Azabache
.... y blancura, respectivamente, y aquí
entra a jugar fuerte una tradición
que a Ud. debiera interesarle más.
El ¡ay! pasa de Andalucía
a Francia y de ahí enfila al norte:
.... .. .. . .. . como casi todo
se perfecciona en ese viaje.
.... .. .. . .. . El ¡oh!
es otro cuento, desde el principio
más elevado y nada
tiene que ver con la sangre de este mundo,
.... .. .. . .. . que a Ud. debiera interesarle
más”.
Un mundo
.... .. .. . .. . —¿también lo oyes crujir?—
se transforma en otro y otro,
y qué hacer ante esta riqueza
si nuestra intención
era sólo terminar un poema
Mejor esperemos que terminen los aplausos
y decidamos a conciencia
si entramos para hacer nuevos amigos
o si nos quedamos fuera, en esta
joven pobreza.
Carmen ya debe estar durmiendo,
sin nada en los papeles
y si algo, sin nada
en todo caso, que nos impulse
a despertarla y decirle todas
.... .. .. . ............ . tus palabras
son correctas.
.... .. .. . .. . —y tampoco tendremos
que mentirle
sobre los avances que hicimos in absentia.
Como un mimo me acercaré al espejo. Como un muerto
me acostaré a su lado y así habremos cumplido, ambos,
los pronósticos de la mañana en Milano.
Volvamos.
Además que la misma voz de hace un rato
nos anuncia que el viento se está ensañando.
Sopla desde abajo, y a través de innumerables grietas
—no heridas de la tierra,
sino errores producidos durante la construcción
de las líneas y que pronto se utilizarían
para asomarse a ellas y llamar
.... .. .. . .. . y ser llamados—
escurre el agua y está mojando
la piel de un animal que duerme bajo tierra
y sueña
.... .. .. . .. . (esto es más reciente)
con nuevas praderas y tardes junto al río.
El sol, mientras tanto, era un animal flaco
y meaba a borbotones y caliente sobre todos.
.... .. .. . .... .. .. . .. . ..
. ¡Rápido!,
le dijo ella, toma tus patines
y vuelve a la orilla.
Y el pequeño, que en el cuento
llevaba sweater blanco
a rayas negras, corrió
y casi resbala una vez
y a la segunda de veras resbaló
y su cuerpo, su querido
cuerpo incompleto, parecía,
mirado desde la orilla, las marcas
de unos dedos sobre un espejo.
Dicen que ella lo buscó
.... .. .. . .. . —sintió el llamado
—sintió el crujir del hielo—
pero no pudo distinguirlo
entre las huellas de tantos meses
de girar bajo el invierno.
.... .. .. . .. . Una ráfaga:
pero no,
no era ese el sentido, y negando
el animal tembló en su nido
y despertó. Al frenar el tren
también se detuvieron sus palabras.
Otras, en perfecto orden,
venían a reemplazarlas:
.... .. .. . .. . Rapallo, Genova, Milano.
Leonardo Videla nace en San Bernardo, Chile, en 1978.. En el
2000 publica el libro de poesía " La Escalera Anterior
" (Ediciones Leviatán, Valdivia). Sus poemas han aparecido
en las antologías " Hipocampos " (EVA Ediciones,
1998), " Compañeros de Juego " (Ediciones Barba de
Palo, 2001), " Sur Fugitivo " (La Jauría, 2004) y
"Santa Rosa 57" (Alquimia Ediciones, 2007). Ha sido becario
de la Fundación Pablo Neruda en el 2003, mismo año en
que recibe una Mención Honrosa en los Juegos Literarios "Gabriela
Mistral". En 2005 recibe la Beca de Creación Literaria
del Fondo del Libro y la Lectura del Gobierno de Chile. Actualmente
reside en Italia