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            Por  Ernesto González Barnert
            
            
        
        
          En  un momento crucial de la literatura, me refiero, a la posibilidad de hacer  mierda un montón de libros sin tener que esforzarse mucho, es un agrado  escribir de un libro así. Otros no los leeremos solo por el título: “Cazador de   instantes”, “Chiiit.  Son las ventajas de la escritura”, “La perla” ( en este país todas las perlas  son falsas), etc. Bienvenido “Urdimbre (Ediciones Inubicalistas, Oct. 2009) de  Julieta Marchant.
instantes”, “Chiiit.  Son las ventajas de la escritura”, “La perla” ( en este país todas las perlas  son falsas), etc. Bienvenido “Urdimbre (Ediciones Inubicalistas, Oct. 2009) de  Julieta Marchant. 
        En pocas palabras, Julieta, ha  escrito un libro de amor. Todo primer libro lo es, uno lo quiera o no. Un  tozudo y agobiante enamoramiento de la literatura femenina.  Donde cada cita da pie o colofón al propio  texto. Textos cruzados por el campanazo de la teoría y claro, el cuerpo. Se me  ocurre que la mejor manera de describir este poemario es un erizo. Sí, las  citas son las que buscan pincharnos, abrirnos a múltiples sentidos, herirnos en  su verdad, dislocar el propio discurso. Y lo tierno, dúctil,  sabroso, es el propio poema que no deja de  ser una variación de sí, que busca, ensaya, yerra o da en el blanco, que avanza  mediante engranajes duales, problemáticas de la concepción del tiempo, tejer o  destejer, la vaguedad del contorno cuando es cruzado por ríos. 
        Lamenté la falta de algunas poetas  en esta urdimbre, claro, tampoco se pueden poner todas, pero éstas son las que  me han volado la cabeza, últimamente: Gloria Dünkler, Lorena Tiraferri,. Así  también la falta de citas a narradoras del resto del mundo (que quizás no  suenan tanto, pero juegan duro eh y no necesitan cortarlo en verso, la casa  aquí se reserva el derecho de informar). Escritoras que no necesitan decir que  son mujeres para que las leamos, son simplemente. La mejor poesía hace rato que  se encuentra en la narrativa. Lo siento. 
        Denota amor por la academia este  libro. Y no está mal. Del mismo modo que este volumen tiene el germen salvaje  de dar espacio, ese desesperado enamoramiento que entabla con sus colegas, el  filo peligrosísimo de un libro pulido con paciencia e inteligencia, el  desenfado de alguien que no quiere ceder.
        Julieta no vino para llenar un  vacío, sino para urdir un sentido personal de la literatura. Un libro que  celebramos y espero lean. Un libro que nos hace olvidar que es un primer libro.  Una edición que merece un elogio aparte. Que habla de ambición y ganas de  llevarse la pelota para la casa. Y eso no es poco ante un paisaje que denota  sosiego en la medianía. No olvides este nombre: Julieta Marchant.