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          de Giovanni Astengo M.
        Por  Ernesto González Barnert
          
          
          
        
         
        Supongo que a Lihn le hubiera encantado la idea, Lihn en el momento  más álgido de la dictadura se permitió jugar, reír y seguir a la contra,  haciendo desde obras de teatro socarronas o acciones de arte varias, pienso  ahora en un féretro con su respectivo cadáver dejado en el Mapocho, Tarzán, Los  sonetos de París, situación irregular, etc. Todo para salvaguardar el  alma lúdica en tiempos que parecían negarlo y arrastrarlo a la más abyecta de  las condiciones del arte –con justa razón- pero equivocadamente. Para que decir  Huidobro (uno de nuestros más avisados excursionistas poéticos, que van desde  ir con una vaca en el barco para tomar leche fresca, traerse el teléfono de  Hitler, intentar ser candidato presidencial, alalí-alalá de esa feroz y hermosa  caída que es Altazor, etc. Si eso no es tener sentido del humor ¿Qué es?) y  bueno los distintos movimientos, vanguardias y neovanguardias que pulularon en  el siglo pasado ya buscando la piedra filosofal de la poesía o una nueva forma  de expresarla o entenderla, ya forzando sus límites, explorando sus abismos o,  simplemente, su apariencia. Y que, contra todo, no se olvidaron de que la  poesía es un juego, un juego a veces demasiado duro, pero juego al fin y al  cabo.
        Y cuando jugueteaba dispuesto a cortarme como el cóndor rojas en el  maracaná de los poetas, de súbito, me encuentro con ese espíritu que yo creí  sino abandonado, castigado. Pero no tengo ánimo para señalar a unos de otros.  En privado, claro, todo lo que quieran, siempre y cuando me inviten un Bloody  Mary. Y me contradigan. La verdad, es que me parecen, por lo general, estos  intentos lúdicos y vanguardistas de la poesía, un poco superficiales, en cuanto  al fondo mismo del asunto. Y demasiado condicionados a la época y a la moda.  Pero, con el tiempo he aprendido a salvar lo que me gusta de lo que no. Y que,  en pocas palabras, tiene que ver más con la actitud desplegada por sus poetas que  por la luz de sus resultados en sentido estricto.
        Como diría Churchill, puede representar una oportunidad para ti, así  que no te rías de los errores de los demás. Así, por ejemplo, este intento de  hacer poesía aleatoria usando como base el cubo rubik o los ejercicios sonoros  del Foro de Escritores. Quizás convenga decir que encuentro interesante el  Foro. Claro, la guinda de lo que se cocina ahí y que comparte con estos  Cubos Anatropicos, al menos, el mismo espíritu y cota. A excepción, claro, de  esa política infantil de no-crítica en el Foro que en la dura significa  que cada vez que me doy una vuelta por sus “poemas” me atosiga la crema, es  demasiada en vista del bizcocho. Y el bizcocho demasiadas veces tiene más  gelatina que mala leche por lo demás. 
        Y aquí, más que los resultados mismos de las combinaciones, aplaudo el juego de la palabra. Esa tentación un poco pérdida de abrir la cancha  mientras se tiene nostalgia de tiradas anteriores, lectores, crítica, etc. Un  esfuerzo potente por llegar a más gente que la que pulula en este teatro  semivacío. Y porque a ese grupo no familiarizado con la literatura, es decir,  el 99% de la población, mediante este cubo puede ir acortando brechas.  Despertando potenciales pensamientos líricos a escala de cada cual. Sobre todo  en un país que no sabe decir lo que quiere. Cada vez más fácil de ser  manipulado. El lenguaje, ciertamente, nos salva de la opresión. Y este cubo,  vamos, ya creo que resulta o al menos es, por parte baja, entretenido. Nada se  pierde, todo gira. Por supuesto, siempre esta el libro –nuestro talón de  Aquiles-. Pero este cubito rubik modificado puede ser la llave para entrar a  ese libro, a los nuestros algún día, a los propios si te quedas jugando y  explorando las posibilidades.
        Más allá de este preámbulo, necesario, y volviendo a Puzzles,  conviene explicar que es, si no definitivamente -no me corresponde-, sí como un  simpatizante y curioso lector-jugador del mismo. El propio autor –Giovanni- lo  define como: libro-objeto-artefacto. Su editor y quien brillantemente juntó poesía  y el cubo rubik, Samuel Sarmiento Escárate, lo define como un cubo de  poesía aleatoria, o poesía aplicada al cubo Rubic que le otorga un plus que le  permite interactuar consigo misma creando una multiplicidad de textos nuevos a  partir de uno solo. Lo que suena la mar de bien. Y que, gracias a Dios, sucede  en la práctica, más allá que a veces no sea a mi entero gusto el resultado... a  veces sí, léase.
        El cubo Rubic nunca lo pude armar. Y creo que ahora tengo una  posibilidad cierta de lograrlo, ya con dos o tres movimientos, dejándome  sorprender por la combinación. Abandonándolo con otro poema en la cabeza. Sin  duda, una posibilidad real de acortar distancia con la literatura, tan mal  enseñada como ridiculizada. Enseña, claro, pero también entretiene. Y aquí no  le negaremos ambas cualidades al cubo.
        Y sorprende más a la luz del  texto original leído por el propio Giovanni Astengo (1972, Santiago de Chile)  para hacerlo parte del juego, en la presentación. Aquí sometido a nuevas  reglas, destellos, llave… Vale que se atrevió a jugar o al menos golpear la  puerta. Contra, incluso, lo esperado por el mismo, pero sonriendo y abriendo  una posibilidad, siento, a muchos niños y no tan niños que encontrarán aquí  mucho más que los que somos de la vieja escuela del libro y la lectura con nuestras combinaciones inequívocas.