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Andrés Ajens

Ernesto González Barnert

Andrés Ajens (entre Concepción y Santiago, 1961) su aliento enerva, eriza, tercia -según- las arenas de nuestra lengua castellana escrita como latinoamericanos/ y a la vez globalitas. Y se agradece ese juego, esa manera de leernos, esa piel curtida por la sed como un cuenco de resonancias y cortes por el puño del aire. En fin, esas arenas viejas con nuevas, grises con amarillas, como un amasijo -original pirata- de rara alquimia, brillante al oído, polvo al polvo. Todo para recordarnos que: la poesía es mestiza. Y es waka uta donde no lo parece.


15 de julio

- ¿Me gustaría que a ti mismo te hicieses una pregunta - que nadie más te ha hecho - y te la respondieras. Una que nadie ha tenido la gentileza de hacerla?
-
Extraña, singular pregunta: no sólo su eventual respuesta fuera otra pregunta sino, asimismo, es como si fuera una pregunta a sí, a sí mismo, mismo de quien la plantea, así: ¿Me gustaría que...?, subentendido: ¿realmente me gustaría que...? Un sí mismo ensimismado tal vez, tal vez especular, acaso sin proponérselo (¿pero quién dijo que un sí mismo escritor se confunde con la consciencia?), se pregunta por su deseo, deseo que otro (se) dé una pregunta inédita y, cómo no, de paso, que (se) le responda. ¿Me gustaría (realmente) eso?, se pregunta otro sí mismo, para el caso: tú. ¿Cómo saber?, ¿cómo saber de tu deseo escritor? Y sobre todo: ¿cómo no responder por ti, cómo no suplantarte o representarte en la responsabilidad de tu deseo y, sin embargo, de algún modo, franco, responder también, esto es, preguntar? ¿Esa pudiera ser la pregunta que (te/me) pides, Ernesto, preguntándote si realmente te gustaría que yo me hiciera una pregunta, una pregunta insólita, jamás hecha, una que nadie hasta ahora haya tenido la gentileza de hacer, ni a mí ni a ti ni a nadie? Esta pregunta no la pudiera, no la debiera responder, es claro, sino tú, o alter, so pena de birlarte el deseo, el deseo de responder, esto es, so pena de responder a lo que no me corresponde responder, y, a la vez, a estas alturas - ¿es que alguien aún sigue leyendo esta frase? -, ¿cómo no responder? A esta pregunta, a esta ínfima pregunta-respuesta o respuesta-pregunta, habré ya comenzado a responder en otro lugar, aquí mismo. En una palabra, acaso una frase, para decirlo ya en buen romance migrante, en aymara: jikisinkamaya.

(Un acorde, cómo no, de inmemorial actualidad:

GUACA RENGA

la vida puede
ser vívida, revívida
¿la muerte puede

ser mortal? - ¿me reitera
su waka uta de gracia? *

* * *

jakañanx wakisikispaw
ch'amamp ch'amacht'asis jakaña
Jiwañasti jiwayakispati

ajayump janchimpi -
wak'utapax mayamp mayampi, jallalla situti

* ¿Waka uta ? Cómo no traducir. Si la ducción que conlleva tal operación, cuyo trans - allende y aquende y al través - no desactiva del todo su compulsión de luz, de transparencia incorpórea o (muerte) ideal, eso llama tanto a una abierta reserva como a pasajes por parajes menos luciferinos y/o divinos (raíz ind.-europ., 'brillar', 'iluminar'), a intervinientes trans-sombras y aun a interasombros tal vez: desde ya en aymara, lengua de los meridionales Andes (y no pues en japonés, donde la expresión sería una redundancia impronunciable, entre poema o canto [uta] y poema japonés nativo en japonés [waka, en contraposición al kanshi, poesía china trasplantada al Japón], según me anoticia el vecino Mamoru Fujita en un café de La Paz, Bolivia): uta, 'casa', 'morada, y waka [wak'a o guaca], habitualmente traducido como 'divinidad local' o lugar o restos de lo sagrado, pero cuyo étimo reenvía desde ya a lo en sí mismo partido o repartido, como el ayllu o comunidad dual andina, a lo diferido en su identificación y mismidad; morada de por sí diversa, waka uta, estancia en correspondencia. ¿Cómo entonces (traduciendo) no traducir? Incalculable churata aymara de Zacarías Alavi Mamani al paso, en Chuqiyapu marka, La Paz).

- ¿Cómo llegaste a la Poesía?
- La Poesía, eso no hay, no puede haberlo, francamente no ocurre, oiga - traslapo otra vez, al paso, El Meridiano de Paul Celan. O, como más o menos parafrasea o traduce un vecino de Viña: Poesía hay sólo en cuanto no la hay. Sólo añado: esta falta, esta falta de la Poesía (idea o ideal regulador), abre campo a cada poema, a cada escritura a la intemperie, aun la más rasca o picante - lo que no es lo mismo -, cada vez. ¿Llegar a la Poesía? Janiwa! Traduciendo (el aymara): pas de Poésie!

(Otro:

A (UMA) PORTUGUESA

E quis dar uma vez em uma só frase a impressão - pouco importa se vera ou falsa - de que deus, o autor e a fala que fala são simultaneamente a escrita e o escritor, trova e catadura do "mundo". não achei melhor maneira de o fazer do que tornando transitivo o verbo ser e assim dei à voz a frase
ó diverso, sou-te
em que o transitivo da cata se corresponde com o intransitivo do encontro.
outra vez, pórem em conversa, querendo dar incisiva e portanto concentradamente a noção de que certa moça tinha um tipo rapaz, enxertei a frase "aquela rapaz", violando deliberadamente e justissimamente a lei fundamental da concordância.*


*Cf. Propiedade da Linguagem, F. Pessoa, in A LÍNGUA PORTUGUESA, org. de Luísa Madeiros, Companhia das Letras, S. P., 1997; la transcripción de este pasaje viola, de cierto, abierta y a la vez, apuesta, justísimamente la ley, la escrita transcrita.).

 


18 de julio

- ¿Cómo ves la poesía actual chilena? ¿Y dentro de ella a tu promoción y a la más jóven?
- Otra vez: La poesía chilena no existe (no se da), y por lo demás no es buena. Esta frase, esta "tesis" o este verso (pues pertenece a Cuatro tesis indivisas sobre la poesía chilena y unabajo (hipótesis), de Mas íntimas mistura), que a una primera oreja pudiera considerarse un disparate o una simple pachotada, acaso se entendiera mejor con la (no) respuesta a la pregunta precedente. En cualquier caso, ¿cómo no aprovechar este paso (esto es, en tanto lectoescritor relativamente inconsciente y, que, por tanto, aunque me lo propusiera no lograría dominar enteramente lo que mi firma firma) para leerla otra vez? De entrada la frase no se sostendría en su inestabilidad umbilical si no se calara la diferencia marcada entre lo que existe (antes y/o después de lo que, por así decirlo, es) y lo que es, esto es, entre acontecimiento o lo que toca y ser (tal metafísico envión), etc. Si se acepta esa diferencia (¿pero cómo no aceptarla si ya venimos en ella antes de pretender o no aceptarla?; no lo dice así Patricio Marchant en Sobre árboles y madres, pero muy bien pudiera haberlo dicho), ¿la frase se vuelve más, no digo enteramente, legible? ¿Y el resto del poema, más picante? ¿Puro chile? ¿Ulupica? (Claro que el verso que sigue, dice: La poesía chilena es buena (levanta esta piedra) más a perdido norte [sic]) Tal vez. Otra lectura, en conjunción: la poesía chilena, tal identificación nacional en poesía, subordina un conjunto variable de textos (el canon que le llaman, aún el más generoso, de la supuesta poesía chilena) a una institución estado-nacional y, de paso, a la historia. Así, a ratos hay gente que se pone a hablar en nombre de la poesía chilena, como sus portavoces o sus representantes: simples "operadores políticos" que nadie los eligió democrática o ciudadanamente para operación tal. Con lo cual: el autoritarismo sigue operando a través de quienes acaso menos se espera. Aunque esto viene de antes, de mucho antes: desde que la representación campeara en el discurso del arte. O sea, casi desde que el arte es arte (moderno) - no poética escritura, menos aguayo, churata o wak'a. La poesía chilena: artefacto para el turismo cultural tal vez, tal vez para antologías de autocelebración estado-nacional bicentenar, o, quién sabe, para movimientos ciudadanos más interesantes, porque tal vez más históricamente generosos. O para la sociología literaria. Mucho más decisivo o decidiente a la hora de escribir (esto es, de leer, de leer abierto a los acontecimientos, a lo que toca) fuera la lengua, la lengua como institución (sea lo que llamamos lengua natural - castellano, aymara, inglés, por caso -, sea la tradición poética como lengua), con que hemos de habérnosla, saludándola y a la vez des(em)plazándola, licuificándola cada vez. En Trilce Vallejo lo dice tal cual: Este cristal aguarda ser sorbido / en bruto por boca venidera / sin dientes. Y no hay lingüisticismo alguno en ello, pues cada lengua guarda memoria de sus dataciones y de lo dado; también de lo histórico, pero no sólo ni prioritariamente. ¿Cómo un poema, cada poema que viene o se da, podría olvidarlo? (Y, claro, quienes el narcisismo de la autoafirmación nacional en poesía parece quedarles corto no encuentran nada mejor que perorar sobre una supuesta poesía latinoamericana sin leer, sin entender, ni escribir, significar y/o suspender la significación, más que una o con suerte dos de las decenas sino centenas de lenguas en que se escribe aquello que suelen evocar cuando hablan de Latinoamérica. Con lo cual prosiguen con la Conquista - artística, ya lo decía Shakespeare en La tempestad - de "América". ¡Sólo falta que tales políticas del yo-yo terminen llevándolos a hacerse portavoces de una supuesta poesía global!).

(Y aun otro - ¿acordable? - resto:

antología de [la] poesía chilena
DEL PLEISTOCENO A NUESTROS DÍAS
más que una antoLogía
más que una majadería
un transasombro sin nombre
toda una capsicultura
una oportunidad única
de hacernos llegar sus semillas
como su nombre lo indica
una oportunidad única
de hacernos llegar sus semillas
del pleistoceno a nuestros días
chile a granel, chile como poco
se sabe o como no se sabe
en el seno del pleistoceno
comienza a escribirse (hay
etimología varia
y en monteverde temprana
metida de pata) esta
oportunidad única
de hacernos llegar sus semillas
ulupica y aun cacho de cabra
entre otras vainas)

¿Las promociones, dices? ¿No fuera mejor dejar eso para la Coca-Cola, Ripley o el Mall del Centro? ¿Y en lo que atañe a las/los jóvenes?, ¿qué decir sino leer de paso al carajo de Rimbaud? Pues hoy por hoy hay nutrida concurrencia de "poetas jóvenes" que repiten automáticamente, sin la menor noticia, el paso de Rimbaud, es decir, en parte, el de Baudelaire. Con lo cual: dejan de escribir, pese a toda las promociones que se autoproveen recitando, en horrendas traducciones, pasajes de Una temporada en el infierno. Rimbaud, el hijo, el padre de Neruda (de veras fijo de Victor Hugo & Arthur Rimbaud, entre otros/as), de Huidobro, de de Rokha, de Parra (G. Mistral, V. Parra y A. Bello son de otra laya), etc. Rimbaud, no por joven: por temprano. Después de una temporada en el franco desierto, años, hubiera ocasión de digerir su firma y, como no, vomitarla en su último, antepenúltimo envío, (en) La última carta de Rimbaud. Otra cosa es La poesía chilena, de Juan Luis Martínez, ese ataúd de la chilena poesía con escritos del Estado de Chile inclusos, que, dicho sea aun de paso, saludara más de una vez y, literalmente, en parte quemara ante los ojos desorbitados de los vigilantes críticos (del Museo O'Higginiano de Talca) y volviera a su suspenso, tiempo ha, otra vez (cf. Merodeos en torno a la obra poética de Juan Luis Martínez, Elvira Hernández y Soledad Fariña, edts.).

- ¿Qué opinas de las nuevas formas de difusión literaria por Internet como revistas literarias, blogs, páginas sobre literatura?
- Estoy en contra. ¿En contra de qué? En contra de estar en contra de la técnica alias teknê, es decir, del arte. Pues un poema sólo se da, si se da, una vez que el arte (se) parte - n'est-ce pas? La imprenta, el libro impreso, también suscitara resquemor en las privilegiadas castas. La inquietud, la entrevera picantería ante la provocación técnica, otra cosa fuera.

- Y por último, ¿a qué le tienes miedo?
- ¿Tal vez? Al cuero de la laguna chica de Morada Alta, Pinares, frente al Bío-Bío, hacia donde aún miro de memoria a ratos, fotográfica, y mirando leo maravillado, sin huachis en los ojos, oiga, y sin mucho entender... (Paz, cuero).

 

 

 

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