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            “Una almohadilla en forma  de corazón en donde las costureras clavan agujas y alfileres”
            (Reseña a Mantra de remos (Editorial Alquimia, 2016) de Germán Carrasco  Vielma)
        Por Ernesto González  Barnert
         
        
          
        
          
        
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          Mantra de remos, me atrevo a  señalar es el libro más suelto y extraordinario de Germán Carrasco Vielma a la  fecha. Más allá incluso que también sea el más errático y desprolijo en tanto  hay una abundancia de pasadas de listo, excesivas desviaciones y elucubraciones  en relación al centro de cada poema o del libro en un plano general que  entorpece muchas veces más de lo que deleita, como es su marca registrada. 
          Por otra parte creo que esa perdida de precisión o control es producto  que aquí hay un reacomodo de voz y posición en el que Carrasco Vielma despliega  una mayor madurez y ensanche de su dominio emocional más que lírico donde el  poeta joven, brillante y descollante de los 90 da paso al poeta padre, pareja,  amigo y enemigo, metido hasta la náusea en el terrario de la poesía actual y el  Chile administrado por plutócratas y donde también hace balance del ego  descalzo en la oscura habitación del amor, a los pies de la cordillera, ese cordón montañoso que los santiaguinos no ven ni en  pintura.  
          Sin duda, un libro donde el poeta de Independencia aplica toda la fuerza  y elasticidad de su soltura, la intensidad de su flexibilidad y el despliegue  omnívoro de su inteligencia autodidacta, sobre todo en su veta cinéfila y  cronista del Chile actual. Además ejerce su autoridad en el mismo campo de  batalla o paz, apenas contenido en el género poético. 
          Un libro donde lo vemos bajar la voz, agradecer y no solo apuntar la  belleza en medio de filias y parentela, obsesiones, derrotas y frescos del día  a día, para nuestro beneplácito como lectores que aprendimos a perdonarle su  delirio de grandeza, por su hilaridad a la hora de hacerse el sheriff y su coco  privilegiado para escribir poemas.
          Habría que ser tarado o fresco de raja para decir que en Chile no está  pasando nada en poesía en vista por ejemplo solo a autores de una misma  promoción que la de Germán y nos han dado deleite y educación con librazos este  último tiempo como Tragedias oportunas de Matías Rivas, Ovejería de Leandro  Hernández, Inmuebles de Gustavo  Barrera, 44 Canciones realistas de Carlos Henrickson o Buenas noches, buenos días de Pedro Montealegre.
           A Mantra de remos, lector, préstale ropa.