Marcelo Arce Garín (Santiago de Chile, 1976) Poeta y encuadernador cuya obra se ha destacado por su crudeza y honestidad, abarcando temas de profunda reflexión y resonancia emocional. Ha publicado los libros Exhumada (2009/2021), Caja de cambio (2016) y Óxido (2022), que reflejan una evolución temática y estilística a lo largo de los años. Su trabajo ha sido reconocido con una Mención de Honor en el 9° Festival de Todas las Artes Víctor Jara (2001) y el Primer Lugar en el 28° Premio Municipal de Literatura de San Bernardo (2021).
Más allá de la poesía, Arce Garín ha dejado huella en el ámbito cultural como director y conductor del programa radial En Calzoncillos por la Plaza Pública (2014-2019), un espacio de discusión y difusión artística que logró conectar con una amplia audiencia literaria. Actualmente, colabora con el periódico El Irreverente, donde continúa su labor cultural.
Participante de múltiples festivales y antologías tanto en Chile como en el extranjero, Marcelo Arce Garín equilibra su vida creativa con su trabajo como bodeguero y vendedor, reflejando en su poesía una conexión directa con las experiencias cotidianas y el esfuerzo humano. En esta entrevista, exploramos su trayectoria, su proceso creativo y su visión sobre la poesía contemporánea.
—Tu trayectoria combina la poesía con el oficio de encuadernador. ¿Cómo se entrelazan estos dos aspectos en tu vida creativa y personal? —Sin duda hay una conexión superior, todos quienes practicamos un oficio sabemos primero que todo que en él no existe la perfección, siempre encontraremos algo que pulir o volver a repasar, puede ser un lomo mal pegado o un verso mal estructurado, el oficio al tener como mayor herramienta tus manos logra que la mente vuele y conecte con tu interior, en mi caso me gusta también prender la radio para aprovechar de bailar mientras pego jaspes y vinilo. También está la lucha por doblarle el destino a la importación y lo desechable, hacerle un gallito feroz al sistema y perpetuar lo manual como una supervivencia, no soltar un Chile ya en retirada.
—En tus libros como Exhumada, Caja de cambio y Óxido, exploras distintas facetas poéticas desde la resistencia al statu quo, la crítica al neoliberalismo, el Chile de la democracia en la medida de lo posible. ¿Qué ha motivado la evolución temática y estilística entre tus obras? —Solo se expande la superficie del poema, desde Exhumada editada el año 2.009, donde el telón de fondo es una población de San Bernardo pasando por la provincia y sus fricciones para decantar finalmente en Óxido donde no quedan fuera cotidianidades, peleas, sudor y sueños, desde la industria nacional a principios del siglo XX hasta la revuelta popular de octubre del 2019 se genera un diálogo transversal donde la lectura principal es él movimiento obrero y su impronta, algo no ajeno a la esencia, lo primordial.
También la lectura ayuda infinitamente en la creación, dialogar con diversidad de voces incluyendo las muertas y rotas, una conexión eficaz y sin fecha de vencimiento.
—Fuiste director y conductor del programa radial “En calzoncillos por la Plaza Pública.” ¿Qué rol jugó ese espacio en tu desarrollo como poeta y cómo influyó en la comunidad artística? —Comenzamos las trasmisiones el día 04 de abril del 2014 con la poeta Verónica Jiménez Dotte como nuestra primera invitada logrando transmitir 162 programas todas las semanas durante cinco años, un trabajo constante por donde pasaron diversos protagonistas de la escena cultural de la época, algunas ya nos han dejado como Carmen Berenguer y Malú Urriola.
Aprovecho de agradecer a Manuel Ahumada, presidente de la Confederación General de Trabajadores de Chile quien nos prestó su Sala/Locutorio “Clotario Blest” para realizar las transmisiones y a los radiocontroladores Pedro Toledo, Guillermo M. Castillo y Marcelo Catalán que estuvieron apañando al pie del cañón en todos los episodios. Fue muy enriquecedor cada diálogo que se iniciaba en el programa como un aprendizaje constante y acaparamiento de imágenes para trabajos a futuro en mi escritura, la constancia y disciplina para lograr que el programa saliera correctamente al aire y el oficio radial que lo aprendí de manera autodidacta ya que desde pequeño siempre se sintonizó una radio en mi hogar, desde programas como Recordando con Alodia Corral a La Alcantarilla Gaseosa pasando por Radiotanda o Hecho en Chile por nombrar algunos.
El programa En calzoncillos por la plaza pública se movió por el boca a boca logrando gran interés en la audiencia que me lo manifestaba vía correos electrónicos, mensajes por Messenger e in situ durante lanzamientos de libros, lecturas poéticas o en el bar de turno. Fue una hermosa escuela que guardo profundamente en mi alma y no me cierro a pisar nuevamente un locutorio radial.
—Has sido galardonado en varios concursos literarios, incluyendo el Primer Lugar en el 28° Premio Municipal de Literatura de San Bernardo. ¿Cómo ha impactado el reconocimiento de estos premios en tu carrera y en tu percepción de tu propia obra? —Ni tantos tampoco, pero si recuerdo con cariño la mención de honor en el Víctor Jara ya que me ayudo a creer que le pegaba a la cosa, logró que me decidiera a seguir construyendo este bello oficio que es la poesía, ahora el primer lugar en San Bernardo fue emocionante al ser mi comuna y provincia, la Casa de la Cultura en calle América, las caminatas por el pueblo con el poeta Antonio Silva, las lecturas organizadas en mi población junto a Rene Silva Catalán, el Cerro Chena, la Colonia Tolstoiana y la Maestranza Central junto a muchos motivos más que lograron inundar mi memoria tras ese reconocimiento.
También ha servido para darme cuenta del avance y que se ha podido sortear la página en blanco, sin duda no hay que soltar la rienda ni creerse el hoyo del queque. Este trabajo es constante.
—Tu poesía se caracteriza por una voz cruda y directa. ¿Qué te inspira a escribir con ese tono y cuáles son los temas que más te mueven en la actualidad? —Lo que observo y escucho día a día camino al trabajo, la calle y sus guiños, el acontecer social no solo en Chile sino también en Latinoamérica, la bofetada demoledora del neoliberalismo en las poblaciones y sus micro fascismos, la caricatura que crea la TV y la burguesía sobre las pobladoras y pobladores, los discursos tergiversados para ganar vitrina y un puestito, la pasta y la keta que tienen la cagada en nuestra juventud, los asegurados que se suben el volumen solos, la memoria en nuestras villas y poblaciones y los incontables pasos que dimos hacia atrás como sociedad después de la pandemia y la revuelta popular.
Hoy me mueve la migración y hablar de lo que sucede en América del Sur sin turismo social y quitando el cliché que hay que viajar para hablar de algo ya que compartimos saqueo y luchas.
—Al colaborar con el periódico El Irreverente, ¿cómo equilibras tu rol de poeta con el de periodista cultural? ¿Existen diferencias en tu enfoque entre ambos géneros? —La génesis de hacerme cargo de CULTURA en el periódico El Irreverente fueron dos motivos: Primero usarlo como un ejercicio para soltar la mano, un taller que sirva a mi escritura con fruición y entereza y segundo, escribir sobre contingencia y literatura, recordando como alguna vez me enteré sobre ellas en revistas como Punto Final, Pluma y Pincel y el The Clinic en sus inicios (cuando quedabas con los dedos y cara manchados con tinta negra) por nombrar algunas.
Las diferencias son puntuales, el diario pertenece a la Red de Medios de los Pueblos y la Red de Medios Libres y Populares, por ende, su circulación es en mitines, marchas y actividades populares logrando un alcance proletario y de masas, ahí me sostengo con artículos que informen y den a conocer la actualidad en música, literatura, pintura, fotografía o entrevistas a protagonistas en diversas demandas sociales como, por ejemplo, la arquitectura y la lucha por la casa propia.
Trato que mis artículos sean fáciles de leer no subestimando a la lectora y al lector, sino que creando un pie forzado para que el mensaje llegue y genere descubrimiento y curiosidad, ese bello rayo que nos traspasa cuando aprendemos algo nuevo, sabemos que al unirlos se viene la investigación.
—A lo largo de los años has participado en festivales y antologías en Chile y el extranjero. ¿Cómo ha sido tu experiencia de llevar tu poesía fuera de tu país? ¿Sientes que tu obra tiene una resonancia diferente en otros contextos? —Creo en la universalidad de las palabras y en las relecturas en poesía, en ese escenario la llegada fuera de las fronteras a tenido buena recepción logrando un bello instante al observar que los modismos o hablas populares tienen distinto significado según donde te ubiques, eso realza más el poema, crea diversas lecturas y gestos, muecas y lamentos, pero entendiendo lo que te narro siempre es bien recibida, con curiosidad y respeto tratando de descubrir el misterio con su denuncia respectiva.
—En el contexto de tu vida laboral como bodeguero y vendedor, ¿cómo logras conciliar ese aspecto de tu vida con la creación poética? ¿Crees que tu experiencia laboral influye en tu escritura? —Ambos roles los realizo en la Editorial Cuarto Propio, una editorial que lleva 40 años publicando a la mayoría de las y los protagonistas de la literatura chilena actual así que puedes imaginar los tesoros que hay en su bodega, el diálogo con libros claves de nuestra poesía y su historia, también debo mencionar las conversaciones que se generan con mis compañeras y compañero de trabajo: Marisol Vera, Paloma Bravo, Josefa Vecchiola y Alberto Montealegre, siendo enriquecedoras, críticas y agudas.
Desde ese rincón sin duda hay un aporte sustantivo para elaborar escombros escriturales, material en bruto sobre la vía, sin contar la entrega de pedidos en ruta que me sobrepone de frentón con la calle y sus códigos.
—Has sido parte de múltiples festivales de poesía. ¿Qué importancia crees que tienen estos espacios para la difusión y apreciación de la poesía contemporánea en Chile? —Lo primordial es el diálogo que se genera con quienes están en la misma tuya construyendo desde la precariedad en la poesía, puedes observar un paneo según los lugares de donde son quienes aceptan la convocatoria y lograr que tu trabajo se visibilice, aunque sea un instante. Las complicidades son importantes por tanto crean redes, publicaciones y apoyo mutuo.
En Festivales guardo en mi corazón el Poquita Fe, Riesgo País en Valdivia, Tea Party en Arica/Tacna y Ciudad Acuarela en Nueva Imperial, por nombrar algunos.
—Óxido, tu más reciente obra, se publicó en 2022. ¿Qué nos puedes contar sobre el proceso creativo detrás de este libro? ¿Hay alguna anécdota o historia especial que lo rodee? —Óxido fue un libro pandémico creado entre permisos y cordones sanitarios, toques de queda, bonos, muerte e incertidumbre. mirado desde ese lugar fue un verdadero salvavidas. La idea de rescatar el mundo popular estaba eso si instalado en mi cabeza mucho antes de todos esos acontecimientos, así que aproveché el exceso de tiempo para elaborar un libro breve pero intenso, un retrato iluminado de la gesta llamada industria nacional, la mano de obra barata creada por la dictadura con su enseñanza industrial, las luchas sociales desde la Unidad hasta la Revuelta Popular de octubre, los coleros de las ferias y la operación vuelo de justicia llevada a cabo por el Frente Patriótico Manuel Rodríguez, en fin, gestas populares que crean nuestra identidad, es más estos poemas están dedicados a las obreras y obreros.
El libro fue editado por Mago Editores y aprovecho de agradecer a su director Máximo González Sáez, Jessica Toro Souza y su hijo Maximiliano por la confianza en el trabajo.
—Como poeta, ¿cómo ves la evolución de la poesía chilena contemporánea? ¿Crees que hay una nueva generación que está marcando el rumbo de la poesía, o te parece que los referentes del pasado aún dominan el panorama? —La poesía se puede tomar como un resumen sociológico, visto desde este prisma veo una poesía actualmente intimista y filosófica salvo algunas excepciones donde vuelve a florecer el colectivo y sus contradicciones sociales, hay también una atornillada al revés observando el auge de las redes sociales, solemos pensar que con ellas lograremos más conexión pero es mucho más difícil encontrar información puntual por el exceso de ella, algo que convierte este ejercicio en un tornado feroz que revuelve todos los papeles o también crean personajes y taquilla , por lo mismo no me aliento aún a dar una resolución exacta de la poesía actual, las ferias independientes sirven para observar el movimiento, creo que ahí hay que poner el ojo para crearse un panorama y no quedarse solo en sandías caladas, en mi caso la posta de los antecesores persiguen la creación personal y los dejo entrar sin problemas, no me interesa ser un mesías o el mejor poeta de Chile, prefiero pasear con mi nieta Dominga.
—¿Qué proyectos tienes en mente para el futuro? ¿Hay algún libro o iniciativa cultural en la que estés trabajando actualmente que puedas compartir con nosotros? —Está pendiente la reedición de mi primer libro, Exhumada publicado el año 2009, en esos años con un tiraje limitado de solo 200 libros moviéndose más aquellos versos en lecturas públicas y fotocopias, por eso creo justo e importante que vuelva a circular esperando que se concrete pronto y estoy trabajando correcciones varias de mi nuevo trabajo llamado VÉRTEBRAS que será publicado en Perú prontamente y que logra asomar Latinoamérica con sus comidas callejeras y sangrientos procesos sociales, un paneo brutal que se capta caminando la calle con olfato, prudencia.
Mi motivación es observar las luchas que pasan frente a nuestros ojos, empeños diarios que nos sacan suspiros y lamentos.
—¿Me gustaría que nos recomendaras como vendedor de libros en Cuarto Propio en la última Primavera del Libro, diez libros de poesía de escritores vivos, que hay que leer? —Ah pesar de ser un ejercicio arbitrario le haré empeño:
Safo. Ahora mientras danzamos de Soledad Fariña, publicado por Ediciones Universidad Diego Portales.
Incardinadas. Compilación de Karo Castro y Camila Albertazzo que incluye a las poetas peruanas Tilsa Otta, Carolina O. Fernández, Ethel Barja, Violeta Barrientos, Julia Wong, Roxana Crisólogo, Virginia Benavides, Teresa Orbegoso, Victoria Guerrero, publicado por Cormorán Ediciones.
Álbum de Valparaíso de Elvira Hernández, reedición año 2024, publicado por LOM Ediciones.
La Cueva de Fernanda Meza, publicado por Editorial Anagénesis.
Colonia Penal de Ismael Rivera, publicado por Nadar Ediciones.
Comité de allegados de Melisa Hernández, publicado por Provincianos Editores.
El suelo pesa de Víctor Hugo Díaz, publicado por Editorial Cuarto Propio.
Insectario & otros poemas de Hernán Miranda, publicado por Editorial Deriva.
Ojo de mar de Sergio Sarmiento, publicado por Plebe Poesía y
Quejido, canto y arrullo de Yeny Díaz Wentén, publicado por Garceta Ediciones.
—¿Por último, a qué le temes como poeta? —A la perdida de la conciencia.
Desde lo más ínfimo a temas mayores como el desastre ecológico al cual estamos asomándonos, falta mucha educación y acción. El calentamiento global ya está instalado y sus consecuencias serán nefastas. Hace unos meses fui abuelo y pienso en el futuro de mi nieta, en el desastre que les vamos heredando. Si no creamos una conciencia única y elevada, acciones para alivianar el caos y revertirlo este explosivo nos reventará en el rostro sin vuelta atrás, sin ningún derecho a prórroga.
En concreto no hay poesía sin conciencia y la frenada será brutal.
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dirigida por Luis Martinez Solorza. e-mail: letras.s5.com@gmail.com Entrevista a Marcelo Arce Garín
“No hay que soltar la rienda ni creerse el hoyo del queque”
Por Ernesto González Barnert