A propósito de la reedición de Zurdos [2023, Editorial Andesground], conversamos con su autor, Marcelo Sepúlveda Ríos, quien es un destacado escritor y músico chileno con una vasta trayectoria en la escena cultural de San Bernardo desde 1983. Como integrante de varios grupos poético-musicales y gestor cultural, ha contribuido al desarrollo de numerosas actividades literarias y socioculturales a nivel local y nacional. Su carrera incluye una participación activa en proyectos como la ONG Cantera, el Proyecto Barrio Nuevo, y la Agrupación Escritores del Maipo.
Su compromiso con la difusión de la poesía chilena contemporánea lo ha llevado a promover a poetas de todos los tiempos mediante su iniciativa msrperformance. Además, ha sido director de eventos poéticos y musicales a través de Canal Espejino, un colectivo de artistas de San Bernardo.
Marcelo también ha colaborado en la revista virtual El Mal Menor, dirigida por el poeta Sergio Sarmiento.
Entre sus publicaciones se encuentran los poemarios La cabecera (2001), Sugestiva (2002), Epistolárica (2006), Vérticce (2006), Zurdo (2009 y reedición en 2023) y Ajenjo (2020). Ha participado en diversas antologías, como Poéticas de Chile (2008) y Antología Poetas del Maipo (2010).
—¿Qué te llevó a involucrarte en la poesía y la música desde una edad temprana? ¿Hubo algún evento o figura que te inspiró en San Bernardo?
—Desde que aprendí a tocar la guitarra de manera autodidacta junto a compañeros de curso en 7º y 8º de una escuela fiscal, todo giraba en torno a la música. Dos guitarras, flauta traversa, órgano, xilófono; todo era instrumental, nadie cantaba. Interpretábamos covers de The Beatles, música romántica española, de todo un poco. Nos presentábamos en actos, aniversarios y otras actividades en la Escuela Alemania Nº 32. Algunas creaciones surgían de poemas, y me invitaron —mis amigos no quisieron participar— al grupo folclórico del establecimiento. Este grupo alcanzó un nivel tal que participamos en festivales, con presentaciones que nos hicieron ganar premios y reconocimientos.
—Has sido parte de varios grupos poético-musicales desde 1983. ¿Cómo influyeron estas experiencias en tu desarrollo como poeta y músico?
—Me salto la educación media y voy directamente al 83, cuando junto a un vecino y tocayo, a dos guitarras, armónica y zampoña, comenzamos a crear siempre: un blues, un funk, un fandango o jazz fusión. Aunque carecíamos de estudios formales, aplicábamos lo que nos gustaba. Luego se incorporó un tercer amigo con flauta traversa y pequeños instrumentos de percusión. No cantábamos porque, honestamente, no teníamos voz. Ya más grandes, formamos una agrupación llamada Océano, que tenía hasta letra propia y música. Contábamos con dos percusionistas, dos cantantes (coros), dos guitarras y voz. Fue una época hermosa. Recuerdo en el escenario hacer dos temas instrumentales y coros con algo de lírica china, mezclando covers y lo que el público pedía. Nos conocieron en peñas benéficas, y en otras nos pagaban poco, pues eran tiempos difíciles.
—¿Cómo fue tu experiencia trabajando con la ONG Cantera en Bélgica? ¿Qué impacto crees que tuvieron las actividades literarias y socioculturales que desarrollaste en esa época?
—Aclaro que la ONG Cantera era de Bélgica, pero trabajaba en San Bernardo. Fue una experiencia tremenda. Todo comenzó con el taller de un amigo poeta, más un docente y poeta. Todos los sábados por la mañana se reunía mucha gente en talleres, revistas que publicamos, recitales poéticos y musicales, con bandas de todos los estilos. También organizábamos campeonatos deportivos, festividades para niños y madres, e incluso actos políticos, con la causa común de la vuelta a la democracia. Una vez lograda la democracia, el ciclo de Cantera en San Bernardo concluyó. Creo que aún existen, pero ahora están más enfocados en ayudar a mujeres de sectores vulnerables.
—Fuiste director y tallerista en el Proyecto Barrio Nuevo. ¿Qué lecciones aprendiste al trabajar en actividades socioculturales y benéficas con personas vulnerables?
—Me salto varios años de actividades relevantes, pero prefiero resumir. En Barrio Nuevo, nos reunimos con un grupo con una idea clara: entretener, ayudar y beneficiar a familias que, por diversas razones, necesitaban operaciones, tratamientos de salud o tenían carencias económicas, como falta de vivienda. Se impartían clases de guitarra, teatro, baile, y se hacían recitales poéticos y musicales con una amplia participación de bandas de rock, folclore y fusión. También se organizaron debates, proyecciones de cine, animación y documentales. Aprendí a trabajar en equipo, a lidiar con críticas, a aterrizar ideas, a delegar funciones a los más jóvenes y a escuchar a las dueñas de casa y jefes de hogar. Además, comprendí la importancia de reflexionar y evaluar para prever imprevistos. Muchos jóvenes tomaron ese camino, focalizando sus estudios superiores, y aunque podría dar muchos nombres, el espacio es limitado y podría omitir a muchos.
—¿Qué rol ha jugado la Agrupación Escritores del Maipo en tu carrera? ¿Cómo ha evolucionado tu trabajo con ellos desde 2004?
—Es algo diferente. Poetas con trayectoria, conocidos o no, se reúnen en torno a una identidad provincial y una declaración de por qué escriben poesía. Se realizan tertulias en lugares periféricos de la comuna, se otorgan premios a la trayectoria de artistas locales y se invitan a poetas de todo Chile a charlas o clínicas. Es una experiencia enriquecedora.
—Has participado en agrupaciones como 4to. Convenio, Marcelo y Cía., y Grupo Océano. ¿Cómo combinas tu poesía con la música en estos proyectos?
—Trabajando y conectando ideas, lo que no es fácil. Cuesta cuando se trabaja con otros músicos, poetas o actores. La idea puede comenzar con un yo creativo, vital, pero luego hay que sumar sonidos, letras y la voz poética.
—Desde 2019, te has enfocado en la difusión de poetas nacionales. ¿Qué te motivó a tomar esta iniciativa y cómo ha sido recibida por la comunidad?
—Después de muchos años leyendo antologías, descubrí que no todo el mundo investiga sobre poetas chilenos, lo que deja a muchos en el olvido. Comencé este proyecto de difusión sin intención de hacer una página web o blog; fue más bien una intervención. No se entendió al principio, parecía una osadía, pero ahora, más de 200 poetas han sido presentados. No hay un orden cronológico ni estilístico, simplemente se presenta a los poetas para que el lector sienta curiosidad y busque más información.
—¿Cómo fue tu experiencia colaborando con la revista virtual El Mal Menor? ¿Qué temas y enfoques te parecieron más relevantes durante ese período?
—Fue una experiencia gratificante en muchos sentidos, aunque no siempre fácil. A veces no coincidía plenamente con el comité editorial, pero me mantuve enfocado en mi labor: seleccionar textos, sin importar el año de publicación de los libros, para mantener un perfil interesante. Recopilé textos de diversas fuentes: revistas físicas y digitales, libros, bibliotecas públicas y privadas, archivos web, etc. Siempre agradezco a Sergio Sarmiento por la oportunidad. Colaborar con la Revista El Mal Menor fue un aprendizaje constante.
—Como director de Cruce Espejino, has organizado eventos poéticos, musicales y de performance. ¿Qué desafíos y logros destacas de esta experiencia?
—En los años 2022 y 2023, junto con un grupo de poetas, músicos y la directiva de la Villa Nueva San Bernardo, logramos organizar 11 eventos de primer nivel. Presentamos libros, recitales de poesía, y actuaciones musicales y de performance. Todo con recursos limitados, pero con mucho entusiasmo. Contamos con el apoyo de personajes públicos, vecinos y amigos, lo que hizo cada convocatoria un éxito. Aunque los auspicios eran pequeños, la calidad de los eventos y el ambiente siempre fueron excelentes, algo que no habría sido posible sin el compromiso de todos los involucrados.
—¿Cómo abordas la escritura de tus poemarios? ¿Hay algún ritual o método que sigas para desarrollar tus ideas?
—Escribir es un proceso largo, a veces de muchos años. En mi libro Ajenjo (2021), en el poema "Data", menciono: "Ser honesto es la causa primera". Lograr un estilo propio requiere trabajo, correcciones y paciencia. Un pequeño ritual que sigo es el uso de la "i" en lugar de la "y", algo que hago conscientemente como un agradecimiento personal. Es un gesto con múltiples significados que trascienden lo técnico.
—Has publicado varios poemarios, incluyendo la reedición de Zurdo en 2023. ¿Qué cambios o reflexiones te llevaron a reeditar esta obra?
—Nunca revisé el libro a fondo en su momento, debido a compromisos personales y profesionales. Zurdo es un libro que tenía que ser revisitado, ya que algunos textos no encajaban con la obra original. Esta reedición es una especie de despedida entre dos personas, un cierre de ciclo que necesitaba darle.
—Has aparecido en antologías como Poéticas de Chile y Antología Poetas del Maipo. ¿Cómo crees que tu voz poética ha sido representada en estas compilaciones?
—Estoy agradecido de haber sido invitado a formar parte de estas antologías. Para mí, el simple hecho de que alguien haya leído y valorado mi trabajo es algo que aprecio profundamente. No importa el tamaño de la antología, siempre me emociona ver cómo se recibe mi poesía.
—Actualmente estás revisando textos y estilos para libros de poesía y narrativa. ¿Qué aspectos consideras más importantes al realizar este trabajo?
—La experiencia de años me ha enseñado que el tiempo es esencial. Revisar textos con atención y corregir los aspectos que no funcionan es clave. Al asesorar a otros poetas, es importante transmitirles esa confianza y ayudarles a entender por qué ciertos cambios son necesarios. El proceso creativo es largo, pero muy enriquecedor.
—Estás trabajando en un proyecto literario sobre poesía chilena. ¿Podrías compartir más detalles sobre este proyecto y su enfoque?
—Estoy trabajando en el rescate de una tradición poética chilena que ha sido algo olvidada. No me considero un "superinvestigador", pero sí me tomo este trabajo con seriedad. Hay muchos otros poetas que también están haciendo aportes valiosos en este campo, y es un esfuerzo conjunto para preservar la memoria literaria de nuestro país.
—Estás preparando dos libros, un poemario y una obra de narrativa. ¿Qué temas o experiencias estás explorando en estos nuevos trabajos?
—Es difícil hablar de los temas que estoy abordando, pero puedo decir que hay un cambio en la perspectiva de mi poesía. En cuanto a la narrativa, son relatos que he acumulado a lo largo de los años y que han estado esperando pacientemente para ser ensamblados. Es un proceso complejo, pero gratificante.
—A lo largo de los años, has contribuido de diversas formas a la comunidad artística de San Bernardo. ¿Cómo ves el desarrollo cultural de la región y tu papel en él?
—Aunque vivo en San Bernardo, he estado algo desconectado de la comunidad cultural local en los últimos años. Sin embargo, siempre he mantenido un profundo respeto por los artistas de la comuna y el entorno que los rodea. Algún día me pondré al día con lo que está ocurriendo aquí.
—¿Cómo logras equilibrar tus facetas de poeta y músico? ¿Existen desafíos particulares al combinar ambas disciplinas?
—Lamentablemente, tuve que retirarme de la música hace más de cinco años debido a la pérdida progresiva de mi audición. Sin embargo, todavía tengo material que espero registrar antes de que sea imposible hacerlo. A veces me visitan amigos músicos para tocar, pero es difícil explicarles que ya no puedo oír ciertas notas. Aún así, he dado clases de música a un vecino talentoso, tratando de transmitir lo mejor que puedo.
—¿Qué esperas lograr en los próximos años tanto en tu carrera literaria como musical? ¿Hay algún proyecto en particular que te entusiasme?
—Siempre estoy lleno de ideas y proyectos. Mi prioridad ahora es cuidar mi salud y terminar mi tratamiento, pero sigo pensando en nuevas iniciativas. La creatividad nunca se detiene, y creo que los nuevos días traerán oportunidades emocionantes.
—¿Podrías compartir una lista de 10 libros de poesía que hayan sido esenciales en tu educación poética?
—No creo en la idea de "libros esenciales" como algo universal. Como decía Humberto Eco, a veces los libros que no son considerados esenciales te sorprenden. Sin embargo, aquí hay una lista de obras que han sido significativas para mí:
Altazor – Vicente Huidobro
Canto a mí mismo – Walt Whitman
Antología – Carlos Pezoa Véliz
Libro del desasosiego – Fernando Pessoa
Poemas y antipoemas – Nicanor Parra
Residencia en la tierra – Pablo Neruda
Los gemidos – Pablo de Rokha
Desolación – Gabriela Mistral
Muertes y maravillas – Jorge Teillier
Antología crítica de la poesía modernista – José Olivio Jiménez
Venus en el Pudridero – Eduardo Anguita
—¿Qué le aconsejarías a nuevos talentos, poetas, músicos, artistas, de San Bernardo o el mundo?
—A los artistas locales, les aconsejo salir de la comuna. Es muy común que no busquen talleres, oportunidades fuera de su entorno, y no logro entenderlo, sobre todo en los jóvenes con talento o interés en la escritura.
Es fundamental perseverar y aprender a recibir sugerencias. Leer es esencial, pero también es importante buscar no solo los clásicos. Hay que escribir, escribir y seguir escribiendo.
Aquí quiero mencionar a dos jóvenes músicos: Víctor Cisternas (bajo) se atrevió y ahora está en España como músico de Billy Cobham. Nahuel Blanco (contrabajo) también dio el salto; hoy tiene su propia banda y acompaña a grandes maestros del jazz, tanto chilenos como extranjeros, de primer nivel.
www.letras.mysite.com: Página chilena al servicio de la cultura
dirigida por Luis Martinez Solorza. e-mail: letras.s5.com@gmail.com Entrevista Marcelo Sepúlveda Ríos
“A los artistas locales, les aconsejo salir de la comuna”
Por Ernesto González Barnert