Proyecto Patrimonio - 2016 | index | Ernesto González Barnert     | Autores |
         
         
        
            
            
            
            
        
        
         
        “El pájaro no vuela libre, sigue  el instinto. Apúntalo”
          
              Apuntes sobre "Trabajos de luz sobre el agua" de Ernesto González Barnert
              
        
         
        
          
        
         .. .. .. .. .. 
          A sabiendas de que la  exactitud es una constelación lejana e inaccesible –aquél imperio intacto–, de  que la poesía no está ahí para vedar ni para revelar aciertos, sino para  traducir la música inmisericorde de las preguntas –ese himno que nadie, nada,  nunca– Ernesto González Barnert escribe: “Esto fue lo que pude”.
          No desconoce que “no es  ésta la ocasión ni el arte para ser indulgente”, ni le caben dudas: “Las  palabras están hechas para decirse a sí mismas”.
          “Vivir es otra lengua”,  sí. Una que rezuma de las hojas de este libro, pequeñas gotitas que  fertilizarán la costa de un río turbio y brutal: la poesía. Ese único lugar  posible donde la luz alcanza para develar el fondo. 
          Valeria Tentoni 
           
          Reincide en los temas  que le son más caros: la reflexión –ya personal o social– sobre el ejercicio y  el ser de la escritura, y la mirada crítica y paradójicamente subversiva sobre  el estado de cosas del Chile actual.
          Luis Marín
           
          En Trabajos de luz sobre el agua de Ernesto González Barnert  encontramos las bodegas de acopio de un tipo de poesía reconcentrada en sí  misma, pero a la vez provocadora y ajustada a sus propias versiones de la  realidad. El agua estancada de sus versos no es la sangre de ningún santo  conocido o autista poeta fundacional, transfigurando la realidad con sus  poemas. Los suyos son poemas urgentes, desde el primero hasta el último, textos  de resistencia a convivir con una lengua y conciencia heredadas y sus  determinismos. Son textos que cohabitan con la otra lengua, la de la  enunciación y sintaxis torcidas, una lengua a menudo bastarda, de cualquier  catadura y calaña, desautomatizada, como una forma de homologar, invirtiendo,  comentando y refutando en la escritura, el sistema de preferencias estéticas y  de socialización establecido. 
          Nh Miquea-Cañas
           
          “No me cabe duda de que las palabras están hechas para  decirse a sí mismas”. Por ahí va el  camarada González Barnert, de esta generación de poetas jóvenes del Gran Chile  machucado.¿Y qué? Yo le visto  sacarse la cresta en un departamento de Santa Rosa 57, dándole a la  escritura mientras abajo matan gente y los borrachos caen como moscas  tiritando en esa esquina brígida. La dura, González está en el camino correcto.  Dios me oiga.Vencerá, creo.
          José Ángel Cuevas
           
           
          