Proyecto Patrimonio - 2023 | index |
Ernesto González Barnert | Autores |




 





Ernesto González Barnert [Temuco, 1978]


Muestra de poesía de de sus libros:
“Trabajos de luz sobre el agua”, “Coto de caza”, “Playlist” y “Cul de sac”.


.. .. .. .. ..


MI ABUELA SE METÍA UNA PIEDRA EN LA BOCA
y se ponía a leer en voz alta.
Te obligaba a imitarla
tardes enteras cuando la visitabas.
Para hablar correctamente decía.
Pronunciar bien cada palabra
mientras te miraba fijo a los ojos,
sin descanso.

 

 

BÁSTENOS ESCRIBIR, LOS CAPRICHOS
de una obra menor,
este joderse al servicio de lo inútil.
Demasiada luz ha golpeado
en el agua liosa y la noche arrecia.
Bástenos escribir, echar de ver:
Nadie aprendió de nuestros errores.
Vivir es otra lengua.

 

 

TE OFREZCO EL SUAVE CALOR DE UNA VIDA EN LLAMAS.
Una luz que no admite sombras al decir te quiero.
Todo el mar diciéndome que me calme.
Así te guardes del fuego en la quemadura del hielo
o deba reencontrarte con pequeños incendios
de cerillas en tu silencio.
Te ofrezco lava, amor de veras, mi cortejo perpetuo
apenas sofocado por estas paladas de tierra.

 

 

 

EL TALLADOR DE CRUCIFIJOS

Talla mal al Cristo,
el dolor como si fuera el suyo,
los ojos como si le vieran misericorde
a cada sacado.

Y falla.

Falla cada golpe con que exacerba las llagas
como si no tuviera suficiente ya.

Falla al recordar con odio en sus oídos
las risotadas con que le hicieron subir a la colina.

Falla si los clavos que cruzan sus rodillas
no son también los clavos que atraviesan
a todos los arrodillados
que no son escuchados esta noche.
No pueden esperar más.
Esos que rezan con miedo, desesperación
a la orilla de una cama o en una sala de clases
y apenas juntan las palabras;
esos que en un pasillo de hospital o templo
cierran los ojos y te piden con su propia vida a cambio
y no son escuchados.

Talla mal al Cristo y lo sabe.

Como sabe que quien trabaja
en la madera de los hombres, su arte,
no dice basta, orden.
Impune canta: no a la usura,
yo no busco tocarle las bolas al becerro de oro.
Y su familia muerde el pan exiguo.

Talla mal al Cristo
si hace que las espinas corten,
las uñas no estén sucias de tierra y arena,
sangre y tinta.
Porque ya no es un juego.
Porque la iglesia a esta hora
es una cueva de ladrones.
Porque soy un hombre que no ha perdonado
y lo que sale de mis manos
no sirve para vivir en temor de Dios
o en amor al prójimo.

[De Trabajos de luz sobre el agua]


 

ME RECALIENTAS CUANDO TAPADA CON UNA TOALLA TE SECAS EL PELO
o sobre la cama te buscas pelitos locos en las piernas
en ese calzón que costó más que mi biografía
de los años rusos de Nabokov
o cuando con un algodón apenas mojado en acetona
limpias lo que dejaste de pintura en las uñas
después de ver una película horrible en Cinemax
¿Qué chucha le pasó a Cinemax?

Y no te explico lo que es verte agarrar el secador
y apuntarte.
O cuando me pides favor que te ponga calcetines
o muerdes una galletita con mermelada en la cocina.

¿Por qué dejas la puerta abierta del baño?
¿Por qué actúo como si no se me estuviera permitido
más que ver y guardar silencio?
Ese vestidito, ajustado, de cebrita, no calmó nada.

Tomarte el pelo con las manos
con un pinche con forma de mariposa,
entre tus labios, menos.

Mientras una naranja en la mesa del velador
recibe el corte oscuro de la persiana.
Tu gatita por primera vez se sube a mis rodillas.

 

 

HANSEL Y GRETEL

¿Hace cuánto no escribes?
¿Por qué no lo haces sobre niños
encerrados con llave por sus padres,
echados por su madre al bosque?
Ahora que rehúsas bajar de la tarima
y sin conejos en el sombrero,
con nariz de payaso
revuelves mies y farsa con el lápiz.
¿Crees que seguirán el pájaro blanco,
bastará un hueso entre barrotes a la bruja?
¿Te salvarán del desierto
y esta sequedad a latigazos de bloody mary,
viejo caballo del horóscopo chino?
Nada de refrescos: hielo.
Y no digas que hace frío
porque cualquiera puede abrigarte.
Tiene que haber injusticia,
de lo contrario no acabarías nunca.
Tienes que decir la verdad
aunque nada cambie.
Porque esta tarde de sábado invernal
el corazón es una plumilla
de raqueta en raqueta
y la poesía dos hermanos
que nunca se cayeron bien.
Simplemente dejaron de hablarse
después de que la madre, fácil de grito
los conminara guardar
en plena batalla sus ejércitos
con un empate salomónico.
Por cierto, los hermanos Grimm, crueles
jamás dejaron de hablarse
por temor –como en sus cuentos-,
de que fuera para siempre.
Jacob y Wilhelm
nunca escribieron para niños.

 

 

UN LIBRO QUE HUNDA TODOS LOS DEMÁS.
Ante eso comparezco.
Coto de caza en que una variopinta manga de cortesanos,
estrechas, maricones, pendejos y borrachos
uniformados de rebelde, pinchan, sobajean, chillan
al cachalote muerto en la playita de Isla Negra.

Si a largos trechos
esto pareció una fiesta de disfraces
en que todos balan de cordero,
estás en lo cierto.
Donde no falta el entusiasta
con la buena nueva
empujándolo otra vez al mar.

Adiós, piratas, estoy demasiado cansado
para ir de segundo en su listón.
Me alcanza lo que dejo sin decir.
Todas las ovejas que claman paz
la obtendrán del carnicero.

Toda posteridad puede irse a la mierda
en la edad de la prosa.
Contra esta iglesia de los últimos días
y su ego harto de butacas desiertas.

Carver tenía un retrato de Machado en su habitación.
Tras cada pesadilla decía: tranquilo, Machado está aquí.
No quiero pegarle a la piñata
echarla abajo con las venas marcadas.

Sí, no parece buena la fiesta.
Un dodo espera la muerte de pie.
Las chicas se solazan tejiendo y destejiendo petitorios
contra el macho dominante.
Se hacen llamar sin el segundo apellido.

Un oso hartado de bayas se recoge.
Bienvenida sea la nieve.

[De Coto de caza]

 

 

«COYOTES» DE DON EDWARDS
me hace pensar en chicas
que cuando no hay dos vasos
beben del nuestro.
Que dan ganas de lavarles los pies
después de la pega,
para sacarles una sonrisa distinta.
Saben que un día no estarán
pero habrán dejado todo en orden
y todavía nos excitarán
cuando las vistamos
con sus vestidos favoritos
el día de su muerte.
Sí, lo sé, estoy yendo demasiado lejos.
Los malditos coyotes viejos y yo
y ellos se irán.

 

 

PÓNGANME LEJOS DE MUJERES
que bailan entre ellas,
que no conocieron el bar Honolulu,
que pagan calculadamente la mitad,
que prefieren rosas
antes que calcetines blancos
con corazones rojos,
«Titanic» antes que «Bitter Moon»
y no gritan a todo lo que da
los «fa» de «Psycho Killer».
Pónganme lejos de las que discuten
«Yendo de la cama al living»
o no te hacen un bailecito gratis
si suena de fondo «Eye in the Sky».

 

 

PERDÓNAME
si a veces me ves de rodillas
por el «Adagio en sol menor»
de Tomaso Albinoni y Remo Giazotto,
bailo solo «My Cherie Amour»
o te dedico esa canción de Bensé
que no sé qué cresta dice
y que, sin embargo, dice algo
que tengo que decirte.
Más allá de su videoclip que me encanta
con sus preciosos clichés.
Quizás lo único que corregiría
sería no dejarla ganar al gato.
En fin, cuando acaba «Jealous Guy»
y la pongo otra vez
porque esa canción la quiero oír siempre
y dos veces, ahora mismo que no sé
si escuchar primero «O Quereres»
o «Sozinho» de Caetano Veloso
y acabo poniendo «Nothing Compares to You»,
avergonzándome de pensar
que terminaría contigo
para componer una canción así.

 

 

ESCRIBO PARA UNA MUJER
que canta «Viento dile a la lluvia» en su kiosco
e interrumpí para comprarle la Rockdelux.
Los que piensan primero en Talk Talk que Bon Jovi
cuando digo «It’s My Life».
La que apoya poner «Es mi vida» de Adamo.

 

QUIZÁ AHORA ENTIENDA A LISZT
cuando decía llevar una tristeza profunda en el corazón
que de vez en cuando necesita estallar en sonido.
Acaso sea la de esta página sobre otra
escrita de tirón apenas después de dejar caer
la bolsa de basura en el ducto del edificio.
Un golpe que detona otro, nimio, analgésico,
antes de que el sol se vaya por completo.

 

 

ESCRIBIR
es bajar el volumen
creyendo
que alguien llama.

[De Playlist]

 

 

 

NO CONOCES EL AMOR
porque el amor es grosero,
desesperado, es un hijo de puta
eligiendo darte un disparo en el pie
que la cabeza.
Un poema que no sale,
no saldrá nunca
atrapado por el deseo
en la punta de la lengua.
El amor, el amor es algo como un pájaro
que golpea de pronto la ventana
y con suerte, quizás, veas algunas plumas,
algo de sangre, la trizadura en el vidrio.
Con suerte, tal vez, escuches
el estruendo
o nada después del golpe.
¿Me estás escuchando?
No conoces el amor, no conoces el amor
solo quieres otro poema de sangre y sexo
en su vuelo suspendido, pero no amor.
Ese amor con que la vida
abraza la muerte y viceversa.
Porque avecillas como tú
Buscan seguir durmiendo
sobre el suelo
desperdigado de últimos poemas.
Así se afana la voluntad y el miedo cada día,
lo amarra su inconsciente
aterrado en la más alta rama.
Así limpias, ordenas
cada uno de esos golpes
o aleteos
escuchando lo que quieres escuchar
encerrado en tu reloj cucú
o nido con cintas de casete
como diría el poeta de Independencia.
No conoces el amor, simplemente eres otro
que no conoce el amor
me dijo antes de sacar su espejo de mano,
pintarse los labios de rojo chillón,
con lágrimas en los ojos abordar el taxi
que le llamé por teléfono.

 

 

ESAS CASITAS AL LADO DEL CAMINO
en la que fantaseamos otra vida
no sé si más feliz, pero más tranquila
de regreso del litoral de los poetas.

 

 

CUANDO EL JOVEN SCHOPENHAUER
no recibía alumnos en el aula
frente a la atiborrada de Hegel
se iba a los baños de la Universidad
y escribía con un cuchillo prusiano:
Hegel me chupa el pico.

 

 

GANAS DE TAPARTE
sin que te des cuenta,
lo sepas al despertar.

 

AMORCITO
en la puerta dice tira
y tú empujas.

 

LA ÚNICA POSESIÓN
del hombre más pobre de Shutka, Muzo,
es la fotografía de su mejor amigo
que lleva consigo
en una bolsa dentro del bolsillo.

 

 

VI A NUESTRA HERMOSA MADRE
cayendo como un saco de papas en el baño.
Después de ayudarla a ponerse de pie sin dejar de sostenerla
la llevé apenas a su pieza, la acosté con torpeza en su cama.
“Así no puedo vivir, hijito” susurró escueta, débil.
Y no pude responderle hermano que se equivocaba.
No pude decirle que solo era una caída más
en este día despiadadamente azul de octubre
en el que había estado leyendo no sé qué desde el amanecer,
veía a un mocoso en su traje de neopreno
intentarlo una y otra vez
con el esquí acuático en el lago Villarrica.

 

 
LA CAMISA DESABROCHADA HASTA LA MITAD.
El café tibio en el tazón con la oreja rota
sobre el poema recién impreso.
La luz del día yéndose sin pelear.
Alguien grita en el edificio del frente
¡Gol conchetumadre!
cuando abres la ventana para que corra viento,
algo al menos por el piso. Y te preguntas
en qué estación el Dr. Johnson concluyó
que hay solo dos clases de enfermedad mental:
la melancolía y el entusiasmo.
Aquí es verano.
Pero el otoño ya tiene ganas.

[De Cul de sac]

 

 


 








____________________________________
Ernesto González Barnert [30 de agosto de 1978, Temuco, Chile]. Ha recibido, entre otras distinciones, el Premio de Poesía Infantil de las Bibliotecas de Providencia 2022, Premio Pablo Neruda 2018, El Premio Nacional de Poesía Mejor Obra Inédita del Consejo del Libro 2014, Premio Nacional Eduardo Anguita 2009, Premio de Honor Pablo Neruda de la Universidad de Valparaíso 2007, Mención Honorífica en el Concurso Internacional de Poesía Nueva York Poetry Press 2020, entre otros premios, menciones y becas. Ha publicado en Chile, EEUU, Argentina, Perú, Francia. Además es cineasta documentalista y  productor cultural de la Fundación Pablo Neruda. Reside en Santiago de Chile.

 

 

  . . .



 

 

Proyecto Patrimonio Año 2023
A Página Principal
| A Archivo Ernesto González Barnert | A Archivo de Autores |

www.letras.mysite.com: Página chilena al servicio de la cultura
dirigida por Luis Martinez Solorza.
e-mail: letras.s5.com@gmail.com
Ernesto González Barnert [Temuco, 1978]
Muestra de poesía de de sus libros: “Trabajos de luz sobre el agua”, “Coto de caza”, “Playlist” y “Cul de sac”.