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Tres aproximaciones a Trabajos de luz sobre el agua (HD Ediciones, Argentina, 2017)
de Ernesto González Barnert (Temuco, 1978)
por los poetas Mathías Iguiniz del Uruguay, Benoit Santini de Francia y Martín Zuñiga del Perú.
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"Hay una apertura comunicativa en los poemas que conforman Trabajos de luz sobre el agua. En primer lugar, por el uso de un lenguaje que va colándose como una emisión delicada, un lenguaje hecho de inflexiones del diario vivir. En tiempos en que la poesía se pliega al solipsismo generalizado, la lírica de Ernesto González Barnert apuesta a la comunión con el tipo que, afuera, empuja su carrito, ese con el que siempre queda una conversación pendiente, de padre e hijo. Y cuando la soledad, el tedio o el desgarro amoroso arrasan en nuevas oleadas, la voz poética incorpora múltiples conjugaciones o desdoblamientos: desde la ironía hasta la más despojada intimidad. En el fondo y en la superficie de estas aguas liosas hay una honda reflexividad sobre el oficio de poeta."
Mathías Iguiniz, poeta uruguayo.
"Los 58 poemas que contiene Trabajos de luz sobre el agua de Ernesto González Barnert (Temuco, 1978), reeditado en Argentina y cuyo título sinestésico se presenta como metáfora de la transparencia de la palabra poética, oscilan entre concisión y despliegue verbales; en ellos, el Yo lírico reflexiona sobre el oficio del poeta y el rol de la poesía a la par que ensalza el amor o denuncia la trivialidad de la sociedad de consumo. En estos poemas anclados en el cotidiano, donde a veces surgen insectos y reptilios (tábanos, polillas, lagartijas), encarnación de la ligereza y la fluidez de la palabra poética, el hablante lucha contra el fracaso y la muerte en un mundo oscuro mediante la búsqueda de un absoluto, una plenitud y una salvación que sólo se pueden alcanzar mediante la poesía y el amor. Así, estos textos esconden una profundidad expresiva y dan muestra del perfecto dominio de la palabra poética por parte de Ernesto González Barnert."
Benoît Santini, Université du Littoral Côte d’Opale (Francia)
"El poema como el aforismo resumen una forma de la sabiduría entre sus palabras, en el intersticio de sus palabras para ser más exactos. Como cuando estás parado frente a un lago y ves peces en el fondo y quisieras ser un oso, tener las habilidades de un oso para poder saltar al agua y capturar con las patas o el hocico los salmones que corren por el río. Igual sucede con este libro de Ernesto Gonzales, te deja plantado delante de los textos que parecen agua, que parecen ese lago en apariencia quieto, donde entre las palabras se mueven peces luminosos, encima y debajo del agua, al mismo tiempo. Y de pronto el agua nos escupe con una piedra de carne. Esa sabiduría no es del logos, es de otro tipo, su luz es de otros soles y puede en un solo trazo escribir poemas como este: “El pájaro no vuela libre, sigue el instinto. Apúntalo”. Ernesto ha creado estos espacios llamados poemas con esa agua de otros mundos para alimentarnos, a nosotros, osos hambrientos sin ninguna habilidad circense sentados al borde de los lagos antojados de peces luminosos por instinto y amor.
"Martín Zúñiga, poeta del Perú.