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        "Les  murs s'evanoi" (Los muros se desvanecen) 
            Reseña  sobre Cul de sac (Libros del Pez Espiral, 2016) de Ernesto González Barnert
        Por  David Portius
        
          
          
        
          
        
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          Cul de sac, que se traduce como callejón sin salida al  castellano, es el título de una montaña rusa de poesía.
          Si les murs s’evanoui, que se traduce como  los muros se desvanecen al castellano, tal callejón pierde sus propiedades  encerradoras y aparece un medio para escapar de él...
           En cada verso existe  un acabado detalle de mostrar infinidad de sutilezas que enriquecen el  contexto. La recomendación de su autor es “leerlo de un tirón”. Todavía duele  la cara externa de la articulación de mi rodilla derecha, pero del tipo de  dolor agradable relacionado con la misión cumplida.
En cada verso existe  un acabado detalle de mostrar infinidad de sutilezas que enriquecen el  contexto. La recomendación de su autor es “leerlo de un tirón”. Todavía duele  la cara externa de la articulación de mi rodilla derecha, pero del tipo de  dolor agradable relacionado con la misión cumplida.
          Es más fácil que los  muros se desvanezcan a bajarse de la montaña rusa antes de que termine el  paseo. Uno lleno de adrenalina, noradrenalina y epinoradrenalina por cierto.  Donde los rieles guían el proceso, pero con el consentimiento de quienes  deciden subirse al carrito cuyas ruedas se posan en él.
          Ya transcurrida la  lectura, todavía es posible percibir los efectos en el equilibrio y la  cronocepción. Dos sentidos muy importantes, pero poco considerados. Se pierde  la noción de espacio-tiempo y el golpe con la realidad, cuando vuelven a  funcionar correctamente, es equivalente a un golpe de King Kong en el bajo  vientre.
          Así y todo, al poco  tiempo surge el deseo de dar un nuevo paseo. La experiencia previa reduce el  tirón de la segunda vez, sin que ello disminuya las secreciones hormonales ya  mencionadas. Es irrelevante que el poema tenga cuatro versos, una docena o la  página entera; la capacidad para atrapar a quien lee es equivalente a la de una  planta carnívora, sólo que una llena de delicioso néctar que en lugar de  devorar a su presa, simplemente le permite disfrutar de un grato momento de  relajo.
          Claro, puede parecer  contradictorio el concepto de subidas y bajadas de una montaña rusa con la  relajación. Sin embargo, el resultado está allí... como si Cul de sac se tratara inicialmente de una droga del tipo  estimulante que termina convirtiéndose en una del tipo depresor. Algo así como  el efecto de una bebida energética con 99% de cafeína mezclada con alcohol  desnaturalizado al 95% para formar un delicioso cóctel que muchas personas jamás  se detienen a considerar lo letal que puede llegar a ser.
          Al atravesar  situaciones diversas y relatos dulces, finalmente se torna en algo tan adictivo  como el LSD o la heroína. Aunque claro, como drogas del tipo alucinógeno  provocan visiones espectrales. Así, le  murs s’evanoui, se deja atrás la carga del mundanal ruido y se pueden  observar los detalles sugerentes de situaciones cotidianas miradas desde otro  marco de referencia. Es recomendable ceñirse al sistema de coordenadas  rectangular cartesiano clásico, para así poder dejar el libro a un lado; pues  el viaje en esta montaña rusa de papel maché y palitos de maqueta tiende a  alterar la configuración sugiriendo adoptar un sistema menos convencional.
          En suma y en resta,  gran pieza de arte literario, llena de un sinfín de maravillas... lista para  provocar la sensación de flotar sobre el Costanera Center sin droga física y  sin los efectos secundarios. La mejor receta para la salud mental, los efectos  secundarios están por estudiarse. Mientras tanto, leer a destajo... es hora de  comenzar la tercera vez.