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Largas cuentas de luz
Sobre Lacrimal de Malena de Mili (Mago Editores, 2014)
Por Ernesto González Barnert
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En Lacrimal la razón es tan culpable como la pasión. Y lo profano como lo sagrado terminan por parecernos más una trenza de la autora, del libro de la autora, que cepilla fiel a su estilo, que dos capítulos desafiantes, enfrentados entre sí, chocantes.
Una trenza tensada por el ensueño de amor que nunca es fiel a otros. Antes de seguir, convengamos en que este poemario, aunque continua y desarrolla al anterior, es superior en cuanto hay una mayor precisión y soltura plástica en su lenguaje, en la atmósfera atemporal, sublimada, romántica que nos plantea De Mili y constituye su marca registrada, sea en clave blasfema o sacra.
Si la obra de un poeta nace de una fractura interior como piensa Octavio Paz, la de Malena, es la herida de amor, la cerca de la muerte. Y esa tensión descarga en un lenguaje idealizado, con un simbolismo espeso, limitado por lo real. Un lenguaje
-digamos-, asqueado de lo concreto y lo finito, que tiende hacia lo atemporal y retórico en su necesidad de trascendencia o en su defecto de dulce languidecer.
Un lenguaje en ruinas más no arruinado del todo es el coto en que pule y labra Malena su cacería. Una cacería en la intuición, un deseo profundo, el recuerdo, una sospecha, cierta latencia, una evocación crepuscular o una vigilia expectante
son la tónica. A ratos, algo narcisita, subraya el eco. Aunque nunca sin falta de cuidados y delicadeza. Aquí basta una melodía, una neblina, el roce del brillo labial o un pequeño rubor en público o privado para mojarse de arrebato, siempre al límite de lo vago y lo impreciso.
En resumen un paisaje mental apabullado por la presencia de la muerte, por el estruendo del erotismo, definitivamente teatral, pero no falso. Porque hay en De Mili algo que aunque anacrónico, adolescente, le ha sido legado como una lección de vida. Ella resiste la experiencia con el tacto del cristal, la herida de lo que no es para siempre al abrir los ojos, no es perfecto en esta vida, en este vivir enamorada.
Vayan estos botones de muestra:
“para mirarnos a los ojos/ necesitamos un espejo”
“Pienso en ti,
pero no me acuerdo
exactamente de ti.”
“… mis pasos con los tuyos/no se pueden cruzar”
“voy tomando el imperio del blanco”
“recuerdo/ cuando tú no necesitabas mirar/ porque yo miraba la luna por ti”
“Guardo un instante de silencio
por cada vez que dejé de ser virgen,
cuando un hombre penetró en mí
y quedé sangrando
después del frenesí.”