Sin duda, Enrique Lihn (1929-1988) está dentro de los más prolíficos poetas de la Generación del 50. Practicó el ensayo, la novela, el cuento y el cómic. Además de la actuación y otras puestas en escena. Ahora, Ediciones Overol publica Poetas, voladores de luces y Las cartas de Eros, dos libros inéditos de Lihn. Las misivas, que son seis, fueron escrita a principios de los 80 y están destinadas a mujeres imaginarias; salvo la que le escribió a Gabriela Mistral y que es, además, la única que se había publicado antes, en El circo en llamas (1997), compilación de artículos críticos del autor de La pieza oscura realizada por Germán Marín.
En la carta dirigida a Mistral, Lihn apunta: "Estabas leyendo de unas hojitas de cuaderno escolar tu discurso de agradecimiento —la Universidad de Chile te había nombrado Doctor Honoris Causa— desde la galería del segundo piso de la Casa Central a los que nos aglomerábamos en el patio, cuando, al parecer, perdiste las hojas finales. Entonces empezaste a releer (...) Tres años después se supo que agonizabas en Long Island. La poeta de la muerte moría ahora real y verdaderamente. Escribí una elegía para ti mientras duró la agonía aunque ni tú ni yo éramos políticos, ni yo, pues, estuviera obligado a adelantarme a tu muerte real con la redacción de mi poema para una edición especial. Ocurrió así, absurdamente, porque yo, que no creo en los fantasmas, necesitaba, desde hace mucho tiempo, franquearme contigo en lo que fue un poema de amor a tu palabra".
En esta atractiva correspondencia aparecen ciertas constantes de su generación: el I-Ching, Nueva York, el exilio, el Marqués de Sade, lo cosmopolita, la escritura y las utopías. En la primera carta, nos habla de esos amores que comienzan a declinar, que no son lo que pudieron llegar a ser. Y a ratos surge el abatimiento, cuando confiesa: "La vida no tiene el sentido que quisiéramos darle. Es absurda per se. Me he puesto a pensar en las muchas cosas por las cuales los papeles se invirtieron: la edad, la falta de táctica, una debilidad de mi parte por sobre llevar solo el disco amoroso, exagerando o crispándolo, en lugar de esperar la respuesta (...)". Nos atrevemos a decir que este tomo, sirve de antesala, a su libro de poemas, Al bello aparecer de este lucero (1983).
Por su parte, Poetas, voladores de luces, data de 1982 y es un poema visual que fue publicado en Italia, en una edición limitada. El resto del volumen incluye poemas que se hallaban editados en revistas, periódicos, antologías o ediciones artesanales. Los dos capítulos restantes son: A Catulo y otros (1952-1988) y Seis poemas sobre mitología chilota (1972). En el segundo segmento, dialoga con Vicente Huidobro, Luis Oyarzún, Mauricio Wacquez, César Vallejo y con el mismo Catulo. Aparecen también aquí el Museo del Prado, Brooklyn y Toronto, entre otros sitios emblemáticos de Lihn. En el poema titulado Guía de España escribe: "Hay un viejo español trasminado de lluvia/ que aunque como tú ignore el mapa de su pueblo/ lo reaprenderá mientras te sirva de guía/ aperrado, par delicatesse".
A su vez, en la tercera parte, destaca el rescate que hace Lihn de los mitos chilotes. En El Caleuche, Lihn escribe: "Este bergantín de líneas ágiles y escurridizas como la de un pez volador/ responde al nombre de Caleuche que significa algo así como barco de la gente./ Es el barco de los muertos que hacen naufragar a los vivos y enrola a los ahogados/ siempre listos a engrosar su tripulación (...)".
Cabe aquí felicitar a Ediciones Overol. Ambos volúmenes son fundamentales para tener un conocimiento cabal de la obra inolvidable de Enrique Lihn.
_____________________________________ Las cartas de Eros. Enrique Lihn. Ediciones Overol. Santiago, 2016, 58 págs.
Poetas voladores de luces. Enrique Lihn. Ediciones Overol. Santiago, 2017. 117 págs.
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Lihn, el trabajador incansable
Por Francisco Véjar
Publicado en Revista de Libros de El Mercurio. 14 de enero de 2018
es, además, la única que se había publicado antes, en El circo en llamas (1997), compilación de artículos críticos del autor de La pieza oscura realizada por Germán Marín.
