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Melussa | Por Hans Schuster | Autores |
Eduardo Llanos Melussa
Miniantología(1) o el eco desusado de la negación como voz interior.
por Hans Schuster
publicado en poetas.com
"Rogativa
a la historia"
Líbranos de la poética del caracol:
alimentarse de hojas ajenas
en el microclima de un jardín
bañado por una luna señorial.
Ah, y lo peor; escribir con baba
y arrastrándose.” (42)
Introducción:
Al interior del discurso poético existen, evidentemente, muchos
“otros” procedimientos que delimitan el propio discurso poético,
entre ellos la negación. De allí que la ambigüedad
que caracteriza en parte al discurso poético, utilice este
recurso, y que en el caso de Eduardo Llanos Melussa (Psicólogo,
también) sea un rango que se enmarca dentro de un hablante
singular, y a ratos plural, al modo analógico o como recurrente
principio explicativo.
Para
Llanos la lírica suele ser un estado de equilibrio que da cuenta
de las perdidas de estabilidad emocional y ética por donde
deambula su hablante, de allí su ir y venir en tópicos
de un emocionar a través de las claves culturales que dejan
constancia de un par de décadas en Latinoamérica.
Partiremos pues dando cuenta de esta Miniantología
que se articula sobre la base de dos textos: Contradiccionario
(1976-1983) y Disidencia en la tierra (1976-1988). Editorial
Leutun, sello Rayentru, colección Poetas-Chile siglo XXI, Santiago
de Chile, 2003, la cual trae la voz de poeta en el CD, con música
de Ronny Antares, suponemos que él mismo realiza la ejecución
en piano. De modo que uno puede hojear el texto y acompañarse
con la voz del poeta, el cual da algunas explicaciones breves.
Los 29 textos que conforman la sección Contradiccionario
se inician y cierran bajo la idea de la negación.
En “Aclaración Preliminar”:
“Si ser poeta significa poner cara de ensueño,
perpetrar recitales a vista y paciencia del público indefenso,
infligirle poemas al crepúsculo y a los ojos de una amiga
de quien deseamos no precisamente sus ojos;
si ser poeta significa allegarse a mecenas de conducta sexual
dudosa,
tomar té con galletas junto a señoras relativamente
deseables todavía
y pontificar ante ellas sobre el amor y la paz
sin sentir ni el amor ni la paz en la caverna del pecho;
si ser poeta significa arrogarse una misión superior,
mendigar elogios a críticos que en el fondo se aborrece,
coludirse con los jurados en cada concurso,
suplicar la inclusión en revistas y antologías del
momento,
entonces, entonces, no quisiera ser poeta.
Pero si ser poeta significa sudar y defecar como todos los mortales,
contradecirse y remorderse, debatirse entre el cielo y la tierra,
escuchar no tanto a los demás poetas como a los transeúntes
anónimos,
no tanto a los lingüistas cuanto a los analfabetos de precioso
corazón;
si ser poeta obliga a enterarse de que un Juan violó a
su madre y a su propio hijo
y que luego lloró terriblemente sobre el Evangelio de San
Juan, su remoto tocayo,
entonces, bueno, podría ser poeta
y agregar algún suspiro a esta neblina”(4).
Establece allí una seriación de supuestos básicos,
desgajados del sentido común, que es utilizado para dar cuenta
de un estado de oficio, el cual, lleva implícito cierta estabilidad
fundamental, una noción ética que intenta ridiculizar
y enfrentar al ethos, como si se tratara de síntomas
de una enfermedad. Lo cual tiene mucho sentido si recordamos que el
contexto de su escritura esta dado en Chile, a fines de los setenta
y comienzo de los ochenta, bajo la circunstancial proyección
de la autocensura. La censura era, en el caso más afortunado,
el exilio, puesto que la tortura, las relegaciones y las desapariciones
formaron parte del legado histórico e histérico de la
dictadura militar.
De modo que sus claves culturales dan cuenta de su manifiesta irritación
o exasperación ante los establecido, vale decir, el arte de
la palabra no establece en forma explícita las anomalías
propuestas y mantenidas por el status quo, sino que hace guiños
para dejar constancia de una época que sacudió a Latinoamérica
con sus golpes de sangre y felonía, de modo que el caso Chileno,
no es distinto al caso Argentino, Paraguayo, por nombrar un par repúblicas
en donde los excesos, como en todas partes, tienen nombre y apellido
de uniformados y civiles, incluyendo jueces y otros sicarios que fueron
mantenidos por el Estado y hoy gozan de jubilación. Pero volvamos
al poeta.
Su homenaje, frente a un decrépito Borges en: “Jorge Luis
Borges en el salón de honor de la Universidad de Chile”.
Si bien no da cuenta explícita de los tiempos en que las universidades
eran comandadas por uniformados quienes entraban con casco a la rectoría
(Una buena forma de combatir las ideas, junto a la quema de libros
y persecuciones desviadas en el placer de aniquilar, hoy en día
en cambio algunos sólo usan boinas o corbatitas, pero de igual
manera están uniformados ante el triste espectáculo
de la globalización sin identidad, de modo que cojea la ciencia
y el arte, las investigaciones y las publicaciones, ). Al menos, el
poeta deja en claro la ceguera con que Borges desarrolla su “clase
magistral”. Veamos el texto:
“Jorge Luís Borges en el salón de
honor de la Universidad de Chile"
Con el atraso de rigor, nuestro hombre llega guiado por elegantes
lazarillos.
La concurrencia estalla en aplausos que ensordecen.
un profesor tartamudea solemnemente un discurso
y el homenajeado escucha con enternecedora paciencia.
Después lo conducen al púlpito, y él inicia
por fin su Clase Magistral.
Sus ojos ciegos chocan contra el techo
y de su boca salen palabras, alondras enlutadas, friolentas,
que se despluman sobrevolando el abismo de la literatura.
Entonces uno descubre que a pesar de los focos y de los micrófonos
y a pesar también de la imprudencia de los camarógrafos,
él permanece ajeno a todo lo que no sea el infinito al
que sus ojos tienden,
tras vencer la dureza del cielorraso.
Y no hallará refugio en las estrellas, pues ahora y aquí
la única estrella es él.
Oscuros ratones de biblioteca, nosotros acudimos a su luz,
recluyéndolo en un cepo de conferencias, hoteles y entrevistas.
Desde su soledad invadida por cacatúas internacionales
y monos sabios especialistas en preguntas que se responden solas,
él comprende que es apenas un pretexto para que nosotros
nos creamos cultos.
De ahí la coraza de sus respuestas –acaso más ingeniosas
que profundas–,
de ahí el desencanto en su voz, su falsa o verdadera modestia
de abuelo triste, triste y demasiado lúcido
como para tomarnos en serio”(5)
Luego otro espacio de negación: “Declaración
de quiebra”, allí otra vez el tópico recurrente
de la poesía bajo el principio explicativo del deber ser. De
modo que lo que niega en forma recursiva e irónica, a ratos,
forma parte de un espacio de calibración en donde escalonadamente
va dando cuenta del mundo negado, los títulos son evidentes;
“Clausura”, “Invisión”, comparten el estatuto
de la retroalimentación por negación, a fin de dar cuenta
del equilibrio perdido.
En “Sábado de labranza”, la situación
no se modifica, una fuerza externa opera en el sujeto que habla, una
suerte de padrón superior, al modo sicótico o místico.
De modo que hay aquí implementado un juicio clínico
sobre la realidad.
“Parto con dolor”, un soneto de la herrumbre de la lírica,
que funciona como sistema de exclusión, al poner en sombras,
la duda como parte del juego poético de la negación,
en un discurso que a su vez pone en la balanza de los desequilibrios,
el poder de las palabras que ejercen su propio control, es decir,
el poeta da cuenta de estados de ánimo frente a lo real, pero
no le es posible crear nuevas realidades. De modo que las negaciones
operan como principios de clasificación, de ordenación,
como si el hablante tratase de dominar otra dimensión del discurso,
en aquella que caben los principios que incluso intenta refutar, en
el sentido hegeliano, al intentar traducir mediante el lenguaje la
noción de identidad entre sujeto y objeto de lo que se habla.
“Refractación” da cuenta claramente de
ello, al interpelar el oficio de la escritura con el vicio, el hablante
nuevamente no se muestra estable, su constante es la doble negación,
que en toda su fractura la asume como parte de un juego, juego al
que también crítica partiendo por lo que piensa de las
cosas, del estado de cosas. De allí su permanente preocupación
por aquellos que sólo repiten, glosan o comentan, a fin de
oscurecer y desaparecer lo verdadero.
“Amapola marina”, “Adiós” , “Despedida con
paráfrasis de Ernesto Cardenal”, “Intimidad”, “Reconciliación”,
“Retribución” “Asiladora”, “Medianoche”,
forman parte de una serie de desniveles amatorios, un repensar lo
sentido, al modo del comentario cercenado de la angustia con la inagotable
culpa judeo-cristiana, allí se auto observa el hablante para
constituir por negación un padrón de negación
superior. Describe la no angustia de situaciones que desploman en
el emocionar del discurso como parte de una serie de desviaciones
al modo de mascaradas que permitan decir otra cosa, en un horizonte
en donde quizás no hay nada más que negación,
lo cual nos lleva al punto de partida. Al tiempo que comparto lo dicho
por Goldmann: "Ni que decir tiene que parto de la idea de que
un gran escritor no puede escribir cualquier obra válida en
cualquier lugar o cualquier momento. En primer lugar porque sólo
puede escribir en una perspectiva global que él no ha inventado
y que tiene que existir en la sociedad para que él pueda a
continuación transponerla a un universo imaginario y coherente
" (2). De modo que si bien hay en el texto de Llanos un gesto
crítico que incluso le permite descubrir sus autonegaciones,
aún a costa de la impugnación de su propio discurso,
no obstante lo anterior sus textos sólo se vinculan con algunos
secretillos de su historia personal, en cambio la noción del
colectivo queda como un gesto, como un remedo de gesto que cuestiona
solo lugares comunes, de una historia y de un colectivo cuya frontera
va mas allá que su palabra poética.
Con: “A una paciente crónica del hospital psiquiátrico”
aparece el hablante dando cuenta de las reglas, lo no-dicho, forma
parte de la conmiseración humana, un no poder restaurar aquello
que la lógica de la ciencia utiliza a modo de explicación
de su propia paranoia, de allí al “Testamento del pater
familis” que se regocija con el castellano antiguo para abrazar
el discurso de la ironía religiosa que justifica el acto de
desposeer a los desposeídos. Bajo la luz de la negación
doble se abre el comentario social, ante la condición de que
es el propio texto el que desdiga lo que enuncia como camino de la
virtud, y aparece aquí lo que estaba articulado silenciosamente
en los textos anteriores, un deber ser que se desplaza al modo de
paradojas.
Con: “Las muchachas sencillas”, “Suplementero” y “Balada
del pordiosero” , el acercamiento a lo real es transferido con
una negación más sutil, no existen, o si existieron
sólo forman parte de la morriña, de modo que la verdad
no está en lo que se dice, sino en el acontecimiento de su
retorno o de su concreción en la escritura, y allí el
horizonte se modifica, el hablante se permite, a través de
la repetición, decir otra cosa, aunque como suena a sarcasmo
puede ser lo contrario.
“A los compañeros de una generación presunta”,
allí se busca nuevamente la unidad de origen, la lírica,
el poeta como unidad y origen de nuevas significaciones, la negación
está en la condición de lo presunto, se advierte que
algo aún no se posee, de allí esta noción de
hablar hacia el anonimato, un poner orden al discurso, un a modo de
ejemplo, recorrer los nudos de una supuesta coherencia en el discurso,
una supuesta inserción en lo real.
Pero el hablante necesita caer en lo que inicialmente rechaza, de
allí su: “Malversaciones de fondos y formas en homenaje
a Jacques Prévert”, el hablante proyecta una masa enmarañada
de devaneos, con una temática que se pierde en el juego de
alterar el orden en medio de palabras usadas, proyectando con ello
el eco de un genio en su desorden ficcional para luego negar la existencia
de su propio absurdo. Escribir al modo de Prévert.
Entonces cae en “La Cadena”, vale decir la identidad de algo
que debe ser repetida, por que el hablante se refiere a la literatura
como una disciplina complementaria a los fines, un instrumento, una
especie de sistema anónimo a disposición de quien quiera
o pueda servirse de ella aunque no tenga sentido su validez o esté
ligado a una representación ideológica de lo real. Lo
que se supone es una cadena, en la parodia de las mandas o algo así,
establece por negación la posibilidad de fundar un propósito
distinto a los descritos, que por su banalidad se rompen solos, de
modo que la cadena se inicia y termina allí, o bien debe llevarnos
a establecer otra mirada en relación con el oficio que se profesa.
"LA CADENA"
Estimado colega escritor:
lo que está entre los dedos suyos
es una especie de eslabón
de una sociedad de Socorros Mutuos.
Para contribuir a esta cadena
haga del texto diez copias iguales
y envíelas luego a diez colegas
que usted considere rescatables
Un famoso poeta hace dos años
recibió esta invitación en versos,
pero la rompió en veinte pedazos
y todo fue a dar al papelero.
He aquí que en menos que canta un gallo
pasó de ave cantora a cachalote
y los críticos que antes lo elogiaron
hoy le lanzan arpones de este porte.
Lo olvidaron de pronto sus lectores,
perdió su sillón en la Academia,
cesaron entrevistas y ediciones
y hasta se incendió su biblioteca.
Otro autor que mantuvo la cadena
ganó enseguida el primer premio
de un concurso para obras inéditas
y mecióse en magna ola de dinero.
El Gremio de Escritores lo ha nombrado
Director Honorario vitalicio.
“Es lo mejor de los últimos años”,
han voceado, en coro, los críticos
Relea pues lo anterior, y decida
aquello que señale su conciencia;
pero sepa que elija lo que elija,
ya no podrá romper esta cadena.”(26-27)
Allí el hablante da cuenta clara de su estar en el mundo.
Los cuatro textos que siguen hablan de otro y al mismo tiempo de
sí, de modo que la negación logra efectos miméticos.“Despedida
de María Luisa Otero” , “Don Genaro Godoy Arriaza”
, “Rogativa para el arrepentimiento de Armando Rubio”, y “Desaparición
de Rodrigo Lira” pertenecen a un tono discursivo más complejo,
en donde las contradicciones están explicitadas al modo dialógico,
al modo de la ensoñación, en los límites de la
pura y simple monstruosidad lingüística, utilizando el
emocionar de la literatura de la muerte, en el sentido estricto de
merodear con la sombra de los poetas y el suicido. De modo que allí
opera una nueva negación, en la creación del discurso
de lo ritual, al modo del ejercicio del discurso religioso o terapéutico
que apela a la memoria de un colectivo y que al mismo tiempo le da
orden a las negaciones anteriores, a fin de recuperar los equilibrios.
De manera que puede llegar a su propia “Expiración”,
el discurso que se autodestruye y que habla de sí mismo en
el plano de lo recurrente, las supuestas claves de una cultura occidental
que a fines del siglo pasado ahonda en su nadería.
En Disidencia en la Tierra ( 23 poemas) en cambio, el hablante,
juega con la condición singular y plural de su discurso, retomando
el espacio en la hoja al modo de una vanguardia de casi un siglo,
los textos son dibujos gráficos, en donde la palabra ocupa
un sitio evidente en unos ideogramas que lo dicen todo,de modo que
su lectura es, en algunos casos, redundante, como la intención
de alejarse del legado nerudiano, en el sentido de dar cuenta de un
estado de época, de manera que Llanos hace suya la tradición
y comparte la noción del testimonio. De allí algunos
textos notables, pero veamos en qué consiste este apartado.
Se inicia con Helicóptero de la muerte:
.............................H
.....................................H
...............................E
................................E
.....................................L
......................L
..........................................I
..............I
...............................................C
....C
..................................................O
...............................................P......
P
...........................................T
..............T
.....................................E
..........de...........
E
............................... R...............
la................. R
...........................O ................muerte................O
......................................
zumba y zumba
................................dejándonos
el cráneo
........................y el esqueleto
temblorosos.
..............¿Cómo
olvidar el tableteo de aquellas metralletas tartamudas
....... . arrasando .
con . furia .
a . los
. francotiradores . apostados
. en .
las
.........azoteas y los tejados de
. esos . edificios
. cercanos a La Moneda?
.. ............ Memoria, basural de
imágenes,
......................... ¿para
qué embellecerte
..................................
escribiendo versos
..-............................................
en el aire?" (36)
y Noche del 11- 09- 73, ( ideogramas), luego está Renovación
del estado de peligro de la paz interior, texto que da cuenta
de un estado de conciencia en el cual rebotan las anomalías
de un tiempo de sicarios, donde la ciega justiciaarremolinada al mantón
de los supremos jueces cubría las inmundicias de los abusos,
mientras se unificaba el libre mercado, con ausencia de valores transindividuales
como la economía en su carácter de monopolio operaba
en todos los discursos limando los dientes del capitalismo feroz.
RENOVACIÓN DEL ESTADO DE PELIGRO DE LA
PAZ INTERIOR
“Las metáforas y demás expresiones emitidas aquí
no representan necesariamente le estilo del hablante lírico.
los versos presentes son de exclusiva responsabilidad
de cierto pulso alborotado, de cierto ahogo
producido por bombas lacrimógenas y balas
que unos policías dispararon al aire, al aire, a ese aire
que iba huyendo hacia los pulmones de un cesante aún no
identificado,
al aire, al rumor que un poblador estaba propagando en su garganta
y que fue oportunamente desmentido por el plomo patriótico.
Los versos presentes no guardan el debido respeto
a los abnegados guardianes de la paz y del orden
tan peligrosamente amenazados por aquella estudiante
a quien se sugirió continuar su protesta en el más
allá
con los sesos salpicados en las paredes de su casa.
Estos poemas no representan el dolor de las viudas, el sollozo
entrecortado de aquellos huérfanos de costillas translúcidas,
las llamas de una choza incendiada en la noche
mientras sus ocupantes soñaban con un plato de arroz
o una sopa caliente
Este poema está tergiversado: se inclina
descaradamente a favor de los caídos
y no refleja ni la menor serenidad de espíritu.
De seguro su autor lo escribió mientras volaba bajo, demasiado
bajo,
como ave carroñera
................... sin más
perspectiva
...................................... que
la fosa común” (38-39)
Como podemos ver, el hablante se niega a sí mismo. De modo
que deja entrever una supuesta ironía para la toma de conciencia
de valores que, desde la literatura permitirían tomar por el
cuello a los sicarios de turno y por extensión a los charlatanes
que defendieron los crímenes. Pero hay aquí un espacio
de falsa conciencia de la subjetividad pura, puesto que el modo irónico
con que se hace referencia a los crímenes, es mediante un lenguaje
de crónica social con ausencia de respeto por la dignidad humana.
De modo tal, que los hechos del dolor, se ven puestos aún más
dolorosamente con el lenguaje que intenta reivindicarlos pero es ese
mismo lenguaje el que los niega. De manera que esta vez la doble negación
no opera por ausencias sino por la forma degradada que se muestra
el mundo, se problematiza y se mediatiza el consciente e inconsciente
colectivo.
Con posterioridad el ideograma Árbol Genealógico,
Aviso Clasificado, Rogativa a la Historia, excursión,
encuentro, Desde el Lago Llanquihue, rompeolas, en busca de la verdad,
cabaña de madera, ideograma al igual que Sudamericanos, luegoArcoiris
Nocturno, textos que progresivamente van dando cuenta de una negación
de la angustia por los estados amatorios de las ausencias, aquí
el hablante utiliza el pasado reciente para contar anécdotas
del desamor, que van desde las muchachas furtivas hasta la condición
de ser sudamericano.
En Perfil General y Llamado a Retiro, se hace referencia
directa al dictador de turno, con posterioridad un ideograma Árbol
Navideño, del cual cuelgan sus resquemores frente a la sociedad
de consumo, en Cuadro Urbano, el hablante muestra la mendicidad y
la indiferencia con que se deambula por las calles de Santiago, perspectiva
que adquiere otro prisma en el texto:
"INMOLACIÓN DE SEBASTIÁN ACEVEDO"
Si Tú todo lo sabes y eres todo bondad, ¿Por qué
no respondiste a Sebastián Acevedo?
sólo quería saber en que cárceles secretas
estaban descoyuntando o desollando a sus dos hijos.
¿Por qué dejaste que jugaran al pin pon con ese
padre,
haciéndolo rebotar y rebotar de oficina en oficina?
¿Por qué no apagaste con la ayuda del Espíritu
Santo
aquel fósforo que el acercó a su ropa empapada en
parafina?
Es demasiado tarde, Señor de las Alturas: ya está
desahuciado
por la sombra al pulmón que contrajiste
cuando ese padre ardió en siete lenguas de fuego
para elevar hacia Ti su última plegaria.
¿Lo escuchas todavía crepitar? Acéptalo:
es un cirio en tu misa, una súplica en señales de
humo
para que asomes entre nubes Tu rostro tiznado.
Señor de las alturas: la nebulosa de tu radiografía
nos encapota el cielo de este país enhollinado
y nuestras pupilas se cauterizan para siempre
ante el carbón agonizante de Sebastián Acevedo.
Que los soles de Tu ira incendien las pestañas del tirano,
e interrumpan su siesta, esa siesta suya que es nuestra pesadilla”(54)
El poema ya no representa el punto de encuentro entre la conciencia
individual y la conciencia colectiva, sino por el contrario, establece
una relación mucho más compleja y dialéctica.
El uso del lenguaje en términos peyorativos no es tan sólo
contra la idea de un Dios que no hizo nada, sino también para
describir al propio sujeto del poema, de modo tal que sólo
lo utiliza mencionándolo para negarlo en la dignidad de la
inmolación. De allí que volvamos al punto de partida:
la negación de distinto orden operan aquí para cerrar
el círculo y dejar presente la ausencia de valores supra individuales,
explícitos o manifiestos en el universo poético de la
Miniantología.
Como constatación de la crisis de la historia, Pepe Murga
y como constatación de la crisis de la literatura Enrique
Lihn entra y sale de la pieza oscura y Verdadero-Falso Testimonio.
A fin de establecer una explicación a su propio discurso poético
el hablante esta vez, bajo la firma de Eduardo Llanos Melussa, construye
un Esbozo de Poética que también cae en el eco
de la negación y en la ambigüedad utilizadas como recurso
al modo analógico o en su forma más simple y recurrente
como principio de explicación ante el suelo nutritivo de la
creación, cuyo texto intenta fertilizar.
El fenómeno de la historia es siempre un fenómeno muy
complejo, aún cuando estén presentados al modo de los
valores explícitos de la conciencia burguesa, de modo que el
lenguaje en el caso de la lírica, debe ser doblemente pensado,
tomando en cuenta la actitud de negación que puede instalarse
detrás de un discurso ya que no se trata sólo de expresar
una oposición a los grupos sociales a los cuales se esta o
no vinculado, sino que además, el lenguaje debe dar cuenta
de su carácter engañoso e inhumano con que puede ser
utilizado para hablar en la relación sujeto objeto.
Desde la perspectiva de época es posible entender el desapego
afectivo hacia la descontextualización por el estado de muerte,
sea este un amigo, como Armando Rubio o Rodrigo Lira o un desconocido
conocido por su inmolación. De modo tal que en el espacio de
la creación el descontento de lo afectivo, no plenamente conceptualizado,
pasa a ser un espacio de disvalor que se vincula a la propia dicencia
del hablante, sin embargo, reconocemos ante el oficio de la escritura,
cuyo eco desusado de la negación como voz interior, puede dar
paso al malestar, al disconformismo, a los sentimientos de angustia
que caracterizaron a una época y que al mismo tiempo caracterizan
a las grandes creaciones culturales, sin embargo, el éxito
de las estructuras lingüísticas de un texto lírico
son el resultado de los mas sintomático: estamos ante un hecho
cultural e ideológico que supera con mayor fuerza el interés
de la ciencia y de su desarrollo metodológico, cuya angustia
suele verse reducida a un pequeño sector de la vida intelectual
de una época. Pero los casos privilegiados llevan implícitamente
en la creación cultural una marca un sello de respeto por la
dignidad humana..
A nuestro entender, el conjunto de creaciones situadas en la Miniantología,
dan cuenta de momentos a-humanos, espacios descompuestos y agonizantes,
de allí la negación y la doble negación al interior
de un discurso que conceptualiza su malestar en contra de si mismo,
de manera que bien podría entenderse como constatación
de la crisis, crisis histórica y crisis de la literatura occidental
contemporánea de vanguardia, cuya cruel mentis aun no ha logrado
hallar un equilibrio relativamente estable, de modo que siendo post
o no post, aun se ve amenazado el espacio de la creación y
el humanismo, amenos que aparezca una escritura de los hechos en su
base testimonial, aun más radical. Por el momento hay un acercamiento
que constata el ojo del poeta, y en el caso de Eduardo Llanos viene
a bien llamar Miniantología.
_____________________________
Notas:
1-Llanos, Eduardo. Miniantología. Libro. CD-ROM. Santiago,
Ediciones Leutun, 2003
2- Goldmann, Lucien. La Creación Cultural en la Sociedad Moderna.
México: Fontamara, 1992. Pág. 59.
Publicado en poetas.com, el 16 de marzo de 2004.