Proyecto Patrimonio - 2004 | index | Juan Emar | Autores |
"Pájaro
verde" de Juan Emar: Un manifiesto vanguardista
Por
Soledad Traverso
Universidad
de Chile
El cuento "Pájaro verde" forma parte de un
conjunto de narraciones publicadas por el escritor chileno Juan
Emar en 1937, con el nombre de Diez. Nos interesa demostrar
que "Pájaro verde", al ser la reescritura paródica del cuento "Un corazón
simple" ("Un coeur simple") de Gustave Flaubert,
puede leerse como un manifiesto vanguardista en contra del arte como
copia de la realidad, para adherir a un arte no representacional y
autónomo.
En el cuento "Pájaro verde" hay dos núcleos.
El primero, a nivel de la anécdota, corresponde al recorrido
que el loro hace al pasar de dueño en dueño, hasta llegar
a manos de Emar. El segundo núcleo es la evolución de
la expresión "Yo he visto un pájaro verde",
desde el momento en que se escucha por primera vez en un tango, hasta
que ambos, animal y expresión, terminan fusionados al final
de la narración.
Los distintos dueños del loro están descritos con cuidadosa
formalidad y exactitud. Sin duda, la intención es presentarnos
una rancia aristocracia, ridiculizada por medio de nombres que, en
francés, significan animales o expresiones que aluden a lo
grotesco. Así, por ejemplo, Monsieur le Docteur Guy de la Crotale
(1) es un sabio naturalista francés
que llega a la desembocadura
del Amazonas en la goleta La Gosse (2),
en 1847, trayendo al loro consigo (3).
El segundo dueño es Mademoiselle Marguerite de la Crotale,
"quien dos años más tarde, en 1874, contrae matrimonio
con el capitán Henri Silure-Portune de Rascasse (4). El hijo de este matrimonio, Henri-Guy-Hégésippe-Désiré-Gaston
(5), estudia pintura en la Ecole des
Beaux-Arts, donde se especializa en naturalezas muertas; todos los
elementos al alcance de su mano le sirven de modelo: el gato, el canario,
la gallina, el perro, los útiles de cocina, etc. Hasta que
un primero de agosto de 1906 el loro posa para el pintor.
Sin embargo, el 16 del mismo mes, y en el mismo momento en que hay
un terremoto devastador en Valparaíso, el loro muere envenenado
con las "emanaciones de la pintura y la inmovilidad de la pose"
(Diez, 14). Tenía entonces 85 años, 3 meses y 11 días.
Para poder continuar con su obra de arte, el pintor lo hace embalsamar.
A la muerte de su dueño, en 1915, su viuda viaja al Nuevo Mundo.
Pero antes de esto, "envió a remate gran número
de sus muebles y objetos. Entre éstos iba el loro de Tabatinga"
(Diez, 15). Es así como el animal embalsamado es adquirido
por un anticuario de la rue Chaptal, permaneciendo en una vitrina
hasta 1924.
A partir de este momento, la narración queda en boca de un
personaje autodiegético, Juan Emar, quien relata su llegada
a Francia: "En abril de ese año llegaba yo a París
y, con varios amigos compatriotas, nos dedicamos, noche a noche, a
la más descomunal y alegre juerga" (Diez, 15).
El grupo de amigos se reúne en el "Palermo" de la
rue Pigalle a escuchar tangos. Uno de éstos en particular,
despierta en el personaje una nueva sensibilidad:
"(...) nacía en mi interior un elemento psíquico
más que, al romper y explayarse dentro como el loro
rompiendo su huevo y explayándose por entre los gigantes
sicomoros encontró como materia en donde envolverse,
(...) Una coincidencia, una simultaneidad, sin alguna duda"
(Diez, 17).
A medida en que la anécdota se desarrolla, tanto el dicho
"Yo he visto un pájaro verde" como el loro embalsamado,
se transforman en elementos que proponen un orden distinto de las
cosas: decir la frase "encerraba una especie de santo y seña",
tendiendo entre los amigos un "hilo flexible de entendimiento
con cabida para cualquier posibilidad". De este modo la percepción
de las cosas adquiere otra dimensión: "Una segunda vida
paralela a la otra" (Diez, 17).
En 1928 el personaje protagonista regresa a Chile, llevándose
el loro. Este último se transforma en el elemento que cambia
la visión cotidiana de la realidad.
El 9 de febrero de 1931 Emar recibe la visita de su tío José
Pedro. Esa noche, mientras toman café, el tío descubre
la presencia del loro embalsamado. Luego de escuchar la historia del
loro y las anécdotas de la vida parisina, "mi tío
José Pedro clavóme entonces una mirada austera y luego,
posándola sobre el ave, exclamó: (...) ¡infame
bicho! (...)" (Diez, 20).
Exactamente a las 10 y 2 minutos y 48 segundos, de aquel 9 de febrero
de 1931, el loro cobra vida: "Abrió sus alas, las agitó
con vertiginosa rapidez y, tomando los aires con su pedestal de ébano
siempre adherido a las patas, cruzó la habitación y,
como un proyectil, cayó sobre el cráneo del pobre tío
José Pedro". El loro comienza a darle picotazos al tío
y cuando el protagonista se dispone a defenderlo, el loro dice:
¿El señor Juan Emar, si me hace el favor?
Y yo naturalmente, respondí:
Servidor de Usted (Diez, 21)
En este momento el loro vuelve a atacar al tío con más
furia, repitiendo la pregunta anterior. A medida en que el pájaro
picotea al tío, tanto la pregunta como el hombre se van desintegrando
en diversas figuras geométricas. El cuento termina con la muerte
del tío. Es muy probable que esta escena esté inspirada
en el "Dibujo a pluma", de Pablo Picasso, publicado en la
revista Arte Joven, por el año 1901, cuyo número
estaba dedicado justamente a la idea de liberar el arte de las viejas
ideas modernistas (6).
La lectura de "Pájaro verde" inevitablemente evoca
a Loulou, el loro que aparece en "Un corazón simple",
de Gustave Flaubert. Vemos que, al igual que en el cuento de Emar,
este loro también pasa de mano en mano, hasta llegar a Félicité.
En las vísperas de la revolución, la esposa del barón
de Larsonnière le deja el loro a Madame Aubin, una señora
burguesa, como muestra de recuerdo. Sin embargo, la señora
no soporta la manía que tiene el loro de morder el palo y de
repartir plumas y, por esta razón, se lo regala a Félicité,
la criada. Ella le enseña a repetir: "¡Encantador
muchacho!", "Servidor, señor", "¡La
saludo, María!" (7)
Un buen día el loro se enferma y deja de comer. Paul, el hijo
de la señora Aubain, descuidadamente le tira el humo de su
cigarro; finalmente una mujer lo golpea con su paraguas y le rompe
la abrazadera; el loro escapa y Félicité queda sumida
en la soledad. Cuando la empleada comienza a quedar sorda, sólo
escucha la voz de su loro y a la hora de la muerte, una especie de
vapor azul cubre la pieza de la criada, y al exhalar su último
suspiro, cree ver entre las nubes un gigantesco loro volando sobre
su cabeza (8).
"Un
coeur simple" |
"Un
pájaro verde" |
|
|
Los
amos de Loulou
pueden catalogarse en tres tipos: El barón de Larsonnière, ex
cónsul de América, un noble rodeado de elementos exóticos. |
El
loro de Tabatinga es traído de las Amazonas por sabios franceses
naturalistas. Hay una clara intención de 'aristocratizarlos'
por medio de los nombres. |
|
|
La
burguesa,
madame Aubin, enlace entre el loro y Félicité. |
El
anticuario de la calle Chaptal,
como comerciante, corresponde al burgués.
|
|
|
Félicité,
la criada, una pobre mujer marginada, quien transforma
al animal en una especie de hijo. |
Juan
Emar, un artista incomprendido y latinoamericano,
adquiere el loro en una noche de bohemia. Lo lleva a Chile.
|
|
|
.
El
loro es instruido por la criada y aprende a hablar: "Charmat
garçon! Je vous salue, Marie!" |
.
El
loro,
cuando recobra vida, saluda a Juan Emar con cierta complicidad.
|
|
|
Loulou
desaparece, después de caer muy enfermo, a raíz del maltrato del
torpe e impertinente Bourais. Paul le tira humo de su cigarrillo
y la mujer le pega con el paraguas, soltándole la abrazadera.
|
El
loro muere víctima de las emanaciones de la pintura y por la
inmovilidad.
El tío José Pedro, inoportuno e impertinente, exclama: "¡Infame
bicho!" |
|
|
Se
produce un quiebre de la realidad en el texto: Félicité queda
sorda, sin embargo, sigue escuchando la voz de Loulou y, cuando
ella agoniza, cree ver un gigantesco loro. |
El
loro cobra vida cuando ya estaba embalsamado
y ataca al tío José Pedro. La escena es violenta. |
|
|
El
loro tiene, finalmente, un sentido espiritual y religioso para
Félicité, lo cual queda claro en el momento de la alucinación.
|
La
expresión "Yo he visto un pájaro verde" tiene un
poder casi mágico. La resurrección del loro, una
vez embalsamado, es como la locura. |
Así pues, podemos establecer un paralelo entre ambos cuentos
con el fin de mostrar la reescritura paródica que Emar hace
del cuento de Flaubert:
"Pájaro verde" se vuelve un instrumento crítico
por medio de la parodia, es decir, valora tanto la producción
del cuento de Flaubert como la suya propia. Esto es, no sólo
hay una parodia a nivel textual, sino también en el ámbito
de la escritura misma. Seguramente Emar estaba en conocimiento de
lo que nos revela Julian Barnes en su obra Flaubert's Parrot. En Rouen
hay un museo donde se conservan los objetos que estuvieron junto al
escritor francés. Entre ellos, se encuentra un loro con la
siguiente inscripción:
Parrot borrowed by Gustave Flaubert from the Museum of Rouen
and placed on his work-table during the writing of "Un coeur
simple", where it is called Loulou, the parrot of Félicité,
the principal character in the tale (9).
Así como Henri-Guy-Hégésippe-Désiré-Gaston
pintaba sus naturalezas muertas con animales vivos como modelos, así
también Flaubert se inspiró en el loro del museo para
escribir su cuento.
El loro del cuento de Emar, por lo tanto, representa la concepción
del arte que fue pasando de mano en mano, hasta llegar a un momento
de innovación con las vanguardias. No olvidemos que Huidobro
regresó a Chile en 1931, con una manera nueva de crear artísticamente
y que justamente es Juan Emar quien lo entrevista, publicando sus
impresiones en sus "Notas" en el diario La Nación.
Juan Emar propone romper con el arte como lo entendía Flaubert
en "Un corazón simple", es decir, como copia y, en
vez, le otorga a Loulou una realidad autónoma en el momento
en que el loro revive y mata al tío José Pedro.
NOTAS
(1) Crotale:
crótalo, serpiente cascabel.
(2) Gosse: una de las acepciones de este término es 'mentira'. (3)
Silure: siluro, pez, semejante a la angula. Portune: especie de cangrejo.
Rascasse: escorpina, un pez bastante feo, cuya carne es poco apreciada
y que produce picaduras dolorosas. (4)
Désiré: deseado. Juan Emar, en Miltin 34, habla de un
tal Henri Désiré Landru y de la gran expectación
que hay en París, de que condenen o indulten al criminal. Se
espera, además, que lo guillotinen. (5)
Juan Emar, Diez (Santiago de Chile: Editorial Universitaria, 1971),
p. 13. En adelante sólo indicaremos Diez. (6)
Cirici Pellicer, Picasso antes de Picasso (Joaquín Gil Editores:
Barcelona, 1946), p. 74. (7)
Gustave Flaubert, Obras inmortales (Gerli Hno.: Uruguay, 1962), p.
1.337. (8)
Flaubert (1962:1.347). (9)
Julian Barnes, Flaubert's Parrot (London: Jonathan Cape, 1984), p.
16.