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collage
enerira, regalo con dali y nacho
Pintura,
drogas y glam rock
Escaso registro
queda, nada en Myspace o Youtube, que dé fe de la existencia del movimiento
artístico más excéntrico y legendario de la plástica
nacional. La llamada Contingencia Sicodélica que remeció
en plenos 80 aulas intervenidas, botó techumbres en lisérgicas escapadas
y animó las fiestas mas concurridas por la policía de la época.
Aquí su historia nunca contada por tres de sus integrantes originales.
Por
Eli Neira
http://elizabethneira.blogspot.com
Corría
la década de los 80, bajo circunstancias políticas y sociales ya
por todos conocidas y un panorama ampliamente descrito; los Prisioneros
rompían basureros en San Miguel, el gobierno militar recrudecía
la represión, los pobladores en las calles recrudecían la resistencia
y el toque de queda hacía de la vida nocturna una peligrosa aventura sin
igual. Poco o nada había para hacer en las universidades tomadas por los
militares. En esa cochambre se incubó en los patios de la Escuela de la
Arte de la Universidad de Chile uno de los movimientos artísticos mas extravagantes
de los que tenga memoria la plástica chilena, la llamada Contingencia
Sicodélica.
Entre drogas, ocio y discusiones eternas sobre
arte, política y cultura pop los entonces estudiantes de la carrera de
artes visuales Hugo Cárdenas, Rodrigo Hidalgo, Carlos
Araya "Carlanga" y Mauro Jofré, un buen día
se dieron cuenta que básicamente pensaban lo mismo acerca de estos coyunturales
temas y decidieron fundar un movimiento artístico y social que al que llamaron
Contingencia Sicodélica.
"Teníamos la mismas
ganas de parar de escuchar folclor chileno y cantautores llorones de principios
de los ochentas y también estábamos en absoluta oposición
a la cultura militar, derechista, conservadora y ultra católica que proponía
el otro lado de Chile. Queríamos hacer una mezcla nueva para ese momento,
el rock, el carrete, la política y la creación pictórica.
De ahí viene el nombre de Contingencia Sicodélica. Nuestra
manera se aparentaba mas al espíritu Dada que a un partido politico";
cuenta desde Paris Carlos Araya Carlanga.
"Básicamente fuimos
cuatro los fundadores y los que no faltábamos nunca a las reuniones y quiénes
creamos las bases del movimiento y los conceptos de cada intervención.
Pero como toda tendencia, con el tiempo se fue sumando gente con gran aporte",
comenta Mauro Jofré de visita en Santiago.
"También
colaboraron Pablo Domínguez, hoy exitoso pintor, la Pancha Núñez,
gran escultora, TV Star, líder de la banda "Los Dada" y pintor,
muerto en un accidente el año 87, Miguel Conejeros, de la banda Pinochet's
boys y músico electrónico con el nombre de Fiat 600, hoy radicado
en Barcelona, Charly boy, pintor y andinista, Miguel Hiza, músico, pintor
y escritor que luego sería el cantante de Parkinson (donde colaboraron
Conejeros e Hidalgo), actual productor televisivo.... aparte de esos hubo algún
otro con los que colaboró ocasionalmente" detalla Hugo Cárdenas.
Si hubiera un manifiesto estético que resumiera los principios
fundacionales de la Contingencia Sicodélica, éstos serian,
odio a Pinochet por sobre todas las cosas, la pintura y la música como
instrumentos de liberación, la moda por sobre la tristeza y las drogas
y el rock`n roll como estilo de vida.
"Nuestro estilo era Punk. Aunque
en ese tiempo nos sentíamos new wave. Tirábamos frases en entrevistas
como "por amor pegamos" por ej; o un comic del Hugo: "Contingencia
Sicodélica Strikes Again"; un proyecto de revista, con mucho estilo,
del Hugo con el Rodrigo, llamada "Eraserhead". Exposiciones Carlanga-Mauro
en el Cultural Mapocho, a lo transvanguardia alemana, donde además hacían
escena "The Alicats", con Miguel Conejeros, Tan Levine y Carlos Cabezas",
recuerda Mauro.
"Era mas bien un anarquismo callejero relacionado
100% con la ideología punk: no creer en nadie mayor de 30, hágalo
ud. mismo, la sociedad esta podrida y cosas por el estilo...", puntualiza
Cárdenas
"No nos tomábamos en serio nada, podíamos
morir al otro día, lo nuestro era una actitud de vida mas que una obra
concreta, creíamos en la moda mas que en la política a la antigua,
o mas bien creíamos que era posible una actitud política y rockera,
glamorosa y anti pinochetista. No nos interesaba el discurso académico
del arte por entonces cargado al conceptualismo. Éramos pintores por rebelión",
explica Carlanga.
Murales
y asados
Asi las cosas, más pintores que "instaladores",
más punk que comunistas y más anarquistas que cualquier otra cosa,
estos chicos que salían a la calle en las protestas pero con peinados Glam
y que hacían apología de la droga en cada fiestas a donde invariablemente
llegaba la policía, aglutinaron a su alrededor una tropa lo suficientemente
grande y creativa como para formar un núcleo luminoso del under que por
entonces se multiplicaba como un cáncer por las mamas de un Santiago blindado.
Como era de suponer, rápidamente la Contingencia, expandió
sus ondas creativas más allá del Campus Las Encinas y entraron en
contacto con otros grupos y puntos de reunión de la época .
Aparte
de las peligrosas fiestas, los regulares asados y pichangas, considerados por
los miembros del movimiento como actividades artísticas de la más
legitima índole, según cuenta Mauro Jofré, tuvieron una intensa
actividad plástica y cultural, como muralistas ocuparon las paredes de
la escuela de arte de la Universidad de Chile, hicieron nueve murales en el Galpón
Matucana 100, relatando su personal versión de la historia del hombre:
"Al mismo tiempo creamos los telones de fondo para el grupo los Pinochet
Boys y Carlos Calor. También ganamos el premio de pintura de la bienal
underground , organizada por Vicente Ruiz" cuenta Carlanga.
"Como
Contingencia Sicodélica debutamos con una expo de pintura y cómics
en la Galería Bucci, donde también hubo recitales de Hidalgo, Conejeros,
Hiza, los Dada. También se participó como muralistas en el primer
encuentro de arte punk en la calle el Aguilucho, donde tocaron los Pinochet's
Boys y Los Dada junto a otros grupos de la época....", recuerda Cárdenas.
"Enrico Bucci nos entrego su galería muchas veces para nuestras ideas,
y nosotros compartíamos con otros ese espacios. Era un sub arriendo artístico.
El Garage Internacional Matucana 10, era otro de los lugares comunes entre artistas
y que fue cedido para nuestra intervención", agrega Mauro.
Líos
con la Ley
Un punto importante del manifiesto estético de
la Contingencia Sicodélica fue la defensa acérrima del consumo
de drogas y la defensa de estas sustancias como parte importante del proceso creativo.
"Las drogas formaban parte del descubrimiento, de la automarginación,
de la resistencia y la subversión", dice Carlanga.
"Se
consumía drogas. Una vez una compañera llego de California con ácidos
para todos. En su defecto la cosa era alcohol, grapa incluso, yerba, y hasta neoprene.
Muchos de los proyectos surgieron en reuniones de consumo variado", confiesa
Cárdenas.
Fueron justamente las drogas, las fiestas y el alcohol
el aditivo que acompaña las anécdotas más sabrosas de la
Contingencia Sicodélica: "Me acuerdo de una vez que con toda
la Contingencia tomamos LSD y luego jugamos un partido de fútbol increíble
donde nuestros adversarios que eran los campeones de la escuela de arte de la
época (súper deportistas y sanos muchachos) ni pudieron tocar la
pelota ya que nosotros al parecer estábamos en un estado de compenetración
tal que sobrevolábamos el terreno de fútbol. Resultó que
al cabo de un momento, nuestros oponentes, sintiéndose tan frustrados por
nuestro ballet lisérgico, abandonaron el match. Esa memorable tarde terminó
con el accidente de Pablo Domínguez y Rodrigo Hidalgo que corriendo por
los techos de la escuela pasaron a través directo al suelo y además
del porrazo fueron inmediatamente expulsados de la universidad por la directora
de entonces Gilda Hernandez. No sirvió de nada las protestas que hicimos
para tratar de reintegrarlos y nuestro "combativo y muy luchador" centro
de alumnos se lavo esa vez olímpicamente las manos", relata Carlanga.
"Anécdotas hay muchas, como cuando para llegar a las fiestas
nos subíamos 15 personas en un auto, o 7 en una moto, o cuando bajo los
efectos del ácido lisérgico, un chofer de la micro donde íbamos
se bajó, fue hacia un bus de pacos y tranquilamente los guió hasta
nosotros que nos entregamos pacíficamente un poco confundidos...y ni hablar
de la mítica fiesta de la calle Herrera que fue ampliamente cubierta por
la prensa de la época. Fue una fiesta muy concurrida donde había
tal escándalo que llegó la policía y nos llevaron a todos
en cana, salvo los que huyeron por los techo. Yo incluso salí con nombre
y apellido en el diario y me pasaron a fiscalía militar por agresión
a carabineros. Entre los detenidos figuraban la Patricia Rivadeneira, la Jacqueline
Fresard, los dos Conejeros, Milton Lu, grandes personajes", recuerda Cárdenas.
Con los 90 llego la democracia y la ciudad cambió. Como muchos célebres
lugares de la época, el galpón Matucana cerró, la galeria
Bucci también y nada quedó de las obras allí desplegadas.
Por su parte los muchachos, sin más años que cursar en la vapuleada
Escuela de Arte de la Universidad de Chile, partieron con diferentes rumbos. Carlos
Araya se fue a Paris, donde se radicó y vive hasta el día de hoy
dedicando sus días al ejercicio de la pintura. Mauro Jofré hizo
lo mismo pero se fue a Villarrica, donde sigue pintando bajo un cielo limpio y
además hace vida familiar. Cárdenas también continúa
pintando y exponiendo de vez en cuando, concentrado en su taller de la calle Domeyco
y Rodrigo Hidalgo, luego de la disolución de Parkinson se dedicó
a la pintura y a la música.