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De Cierto Florido de José Tomás Labarthe Cardemil: Poeta y Contrapoeta

¿QUÉ HAY DE CIERTO EN QUE LA POESÍA EXISTE?
Elogio al genio humilde de un poeta que floreció...

Por Erick Sven Pohlhammer

"Concentración es amor"
Leonardo da Vinci

"El punto de vista crea el objeto”
Ferdinand de Saussure

En los numerosos desiertos floridos de las páginas no numeradas del libro De Cierto Florido (editorial “La Calabaza del Diablo”) se ha manifestado un genuino milagro poético: es la voz lírica-antilírica-antilárica-lárica del ingeniero de puentes lingüísticos José Tomás Labarthe Cardemil.

“El poema ideal es la página en blanco” cantado hacia cien años ya por el poeta francés Stephan Mallarme, tan citado en la señera obra analista La Estructura de la Lírica Moderna; en ella su autor se la juega con esta otra afirmación categórica y definitiva: la poesía moderna empieza con un sutil desafío gentil mallarmeniano planteado en este verso “abolit bibelot de inanité sonore”, “bagatela abolida de inanidad sonora”. En lenguaje de Labarthe: que el poema sea, si bien no un desierto florido -eso no lo puede la poesía-, al menos y al más tenga algo de “cierto” en la abolición de las significaciones rutinarias de las palabras gastadas por el abuso de su uso pragmático, instrumental, referencial en definitiva.

La página en blanco roza la belleza silenciosa del universo (última noticia de la Física post cuántica presocrática). El libro que celebramos es un universo autónomo creativo al cubo multiplicado por un saludable amor desmesurado a las palabras que gira alrededor de otro amor de ensueño a cierto objeto de deseo no nombrado en todo el transcurso del sueño del viaje escritural-lector por este silencioso y áspero Cierto Florido entero (poema Tartamudeo Radiotaxiano):

Sueño que emprendo vuelo hasta decir babasta
Sueño que emprendes vuelo conmigo hasta decir ahora
Sueño que ruego que me beses las venas
como un títere que ha pendido juvenilmente de tus hilos
Como un títere que ha prendido juvenilmente de tus venas
sueño que me ruegas que te corte los hilos

Una de las mejores descripciones de Arte que he escuchado se la escuché una vez a mi profesor de estética de la Universidad Católica de Chile el año 1972 a las 8 de la mañana en el cooler de la gélida sala Gris 5 del Campus Oriente: el arte es un ejercicio de la libertad. Admirable el grado en que ejerce este uso, tan libre, en pasaje alguno degradado, esta sorprendente escritura neorromántica-urbano-creacionista que se cuestiona a sí misma de cuando en cuando:

Son problemas
los poemas
con ropa de más

Reaparece el viejo desafío de todo poesía aspirante a pura poesía ¿cómo se desnuda a un Buda sin caer en el desierto de la duda? ¿Metafísica pura?  ¿Sin obstáculos puede volar el águila de la libertad? ¿De qué se viste el cacto en el desierto para quedar desnudo? ¿Quién des-nuda lo simbólico del todo y no muere de intemperie desértica sino la poesía? O desde una antropología de la expresión existencialista ¿Puede un artista ser-en-el-mundo-sin-estar-en-el mundo creando arte? (sea lo que sea que entiendan ustedes por eso). Importa y no:

Leer es correr /pero con los ojos

O el poemita También:


Son crucifijos
Los clavos que sacan a otros clavos

Poesía asaz, veloz, audaz, simpática. Tiene el ritmo del pleito en que la Roja de Todos, guiada por Marcelo Bielsa, venció a Dinamarka 2-1 en Europa y a Argentina una pepa a cero en el Nacional. No apta para académico famélico ratón de ano de dec-ano lento de párpado apernado al sueldo de fin de mes.

Todo poeta auténtico impone un escalofrío nuevo. Y a la vez no inventa nada nuevo. Este pasaje pudo ser escrito por Pablo de Rokha, por ejemplo. Del poema Lost and Found Message:

Me da pena pensar que tú no me extrañas, que tú no te extrañas, que tú no nos extrañas/
Me dan ganas de maldecir, de hecho, maldición, y me acuerda un poema de Bertoni
que algún día te leí en el rincón más alto de mi cama, poema que se sigue llamando:
Soñar no cuesta nada / Pero soñar sí cuesta y ahora te transcribo la cuenta:

Me sube el ánimo esta escritura automática. Me dan ganas de ponerme a bailar. Hasta que se acabe el mundo. Que es un sueño. Hasta que se acabe el sueño del mundo desértico en que vivimos (el oasis está adentro bailando en cada aliento). Me dan ganas de subirme a la punta del álamo más alto de Sudamérica y ponerme a dar alaridos de angustiosa felicidad poética: ¡en el desierto de la era industrial ha crecido hasta ser canto un gran poeta nuevo! ¡el cacto suave que orilla el oasis!

No importa que la cabeza entienda poco. Somos corazón o no somos nada. Que el corazón vibre con todas sus trescientas cuerdas de arpa inmarcesible; que la razón, por el momento, contemple, desde la sala de espera de la cima de la duna la majestad simple de la limpia puesta del sol en la página en blanco del horizonte emocionante.

Todo cabe en un espejo ilimitado. El libro como amplitud de conciencia sin fronteras. La página en blanco extendida hasta los cuatroscientos vientos y más. Mucho más. No hay límites que atajen al lenguaje. El lenguaje es libertad hecha fonética. Asociación libre, psicoanálisis (el diván es gratuito), Zen: la iluminación es la afluencia transitoria (lean “Zen y Psicoanálisis, dos charlas”: una de D.T. Suzuki y otra de Erich Fromm).

No cabe duda: De Cierto Florido es Arte de Amar.

Léanlo, Reléanlo. Disfrútenlo. Llórenlo. Grítenlo. ¡Es un cuerpo vivo de sílabas con ojos de niño corriendo al parque a jugar con las manos del viento inalcanzable!

No lo siento. Lo celebro. Así lo siente el yo que en mi yo yo habita bailando y bailando las 24 horas de oro del diamante del día que no pasa. Porque si algo muestra, enseña, y nunca se ensaña, conmigo, lector inocente, inocente: no weón (la ingenuidad lenta es arena de otro desierto aquí). Así leo-veo-creo-recreo: De Cierto Florido.

¿Qué hay de cierto que Chile es país de poetas? Parece que sí. Otra maravilla que me deja la guitarra eléctrica del no ser vibrando. Este poeta es un Joe Satriani de los juegos profundos y superficiales de palabras.

Lector querido, no se tome jamás un armonyl (poemita Zapatillas):

Leer es correr / pero con los ojos

Deporte al yo con ojo es todo arte intuitivo inteligente amoroso caliente con la frialdad de los braseros de las casas de las amadas que se fueron en busca de otras galaxias. Sin nervio nadie se relaja en el poema, tan simple como cool y verdadero urbano, Primavera:

Ayer caminaba por Macul con Dublé Almeyda
Y había una mujer llorando
y es segundo día que la veo así
con sus ojos achubascados
Entonces yo también tengo alergia, le dije
pero ella dijo que lo de ella no era alergia
a lo que yo dije que sí, que lo era
y luego le regalé un alfajor

En la poesía antigua un alfajor en el verso era impensable. Pero desde Cátulo, William Carlos Williams, Vicente Huidobro, Pablo de Rokha. Nicanor Parra, etc., todo cabe en el poema -no hay palabras santas ni putas- sí la belleza está en el ojo del contemplador y se acabó, que lo cierto de lo incierto hable por sí sólo :

Otro secreto de la naturaleza

Del gallo la gallardía
del sol el día y la sol edad
del hombre la palabrería
en la fe el misterio
y la felicidad

 

Ultimo secreto de la naturaleza

Con
cen
tra
ción

 

 

 

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