"Usted va en la micro / la 4 la 1 la Matadero Palma / va aburrida va preocupada va alegre / casi no va porque viene dormitando / después de un día intenso de trabajo / va pensando que sus hijos no la respetan / o que estuvo bien que peleara con su ex pololo celoso / aunque todavía siente amor por él / usted no va llorando por él / usted va llorando porque se siente sola / usted es buenamoza pero hoy día se ve pésimo / porque así lo decreta su pensamiento / usted es yo que ahora está / y no sabe qué decir porque no es escritora".
Con esas líneas comienza uno de los libros de poesía chilena más recordados y singulares de la década de los ochenta: Gracias por la atención dispensada, de Erick Pohlhammer. Publicado en 1986, hace exactos 35 años, el volumen actualmente es una pieza de colección más o menos inencontrable, pero en estos días ha vuelto a las librerías en una versión remozada y recién salida del horno bajo el sello de Ediciones Bastante.
En su presentación de contraportada, Vicente Undurraga observa que el libro "se convirtió en todo un símbolo generacional gracias a poemas como 'Usted', `Miedo a la noche' o 'Los helicópteros'". Efectivamente, Pohlhammer logró atrapar en sus versos cierto tono de la época, a través de una mirada muy sui generis en que se alternan el humor, el desenfado tierno de lo cursi, una exaltación de la inocencia y un oído siempre atento al habla de Chile, todo cruzado por una especie de celebración de la existencia de todos los seres y las cosas.
Ya desde su título, que es una frase hecha muy común en discursos pretendidamente formales y, también, muy característica de los viejos vendedores que ofrecían sus productos en las micros por encargo de cierta Importadora Internacional, el libro de Pohlhammer no tiene complejos en mezclar la tradición lírica más encopetada con el habla callejera y del transporte público, poniendo como protagonistas a amadas que parecen salidas del siglo catorce junto a peatones de calles llenas de smog o pasajeros que van como sardinas en las liebres de Santiago.
Bajo los lentes del poeta, a medio camino entre la contemplación zen y un risueño entusiasmo hippy, la atmósfera gris de la época suele salir transfigurada en algo luminoso, incluso cuando la presencia del miedo o la represión militar se hace ostensible. Así, con un zumbido de helicópteros de fondo, Pohlhammer se detiene a proclamar la belleza de "la caca de vaca cuando se seca" y la de las "pastas Nugget y Albis", mira con cariño a quien se le cruce por delante, prefiere ir al estadio y "no a reuniones literarias", imagina a alguien que se atosiga con higos porque "un higo no le hace mal a nadie" y sueña con un día en que "el Presidente del Nuevo Chile veía a Dios en todas las flores".
Incomunicación total
Un rasgo que sobresale en "Gracias por la atención dispensada" es su actualización del discurso antipoético, con monólogos chilenísimos que siempre prefieren irse por las ramas y decir una cosa por otra. No por nada cierra el libro el poema "Yo no sé lo que ustedes irán a pensar de esto", que sin decir aparentemente nada va diciéndolo todo: "Ustedes siempre piensan lo primero que se les ocurre / Rara vez escuchan a secas lo que uno dice / Mejor me quedo callado ustedes van a hablar por atras". Y así, sucesivamente, en una ristra de frases que parecen escuchadas por ahí, hasta que al fin concluye: "Sabía que iba a pasar esto no importa nadie tiene la culpa / Nunca nos hemos entendido ni nos vamos a entender".
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Reeditan "Gracias por la atención dispensada" recordado libro del poeta
Erick Pohlhammer vuelve a cantarles a usted y a las pastas Nugget y Albis
Por Leonardo Sanhueza
Publicado en Las Últimas Noticias, 29 de marzo de 2021
que ahora está / y no sabe qué decir porque no es escritora". 
