MI PADRE PEINABA A LO
GARDEL |
Ramón Díaz
Eterovic. "Honrarás a tu padre", Varios autores, Editorial
Planeta,
Biblioteca del Sur, Santiago de Chile, 1998
Por:
Silvia Vives
"Nací en un barrio donde el lujo fue un
albur,
por eso tengo el corazón mirando al sur.
El viejo fue una
abeja en la colmena
las manos limpias, el alma buena".
Eladia
Blázquez
.
.... Estrofa porteña que sirve
de epígrafe y que nos remite al personaje del cuento, con el cual, el
narrador quisiera haber tenido más que decir, más que mostrar incluso,
hoy desde su ausencia.
..... Narrar es
recobrar el pasado, es visualizar lo que fue bajo un prisma de lo que
pudo ser un diálogo de amor entre padre e hijo. Un padre que honra
deberá ser honrado.
..... "Sus pasos
dejaban huellas sobre la nieve y en el vaho de los vidrios yo
comenzaba a escribir de aquellas cosas que nunca le dije", estas
palabras del joven cuentista chileno (1956) inmediatamente nos remiten
a la zona donde nació, la que ha quedado impregnada en las páginas de
este cuento, suerte de añoranza de un pasado que cada día es vivído
por miles de jóvenes que recorren las calles de Punta Arenas.
..... Con soltura y tacto suave, Ramón Díaz
Eterovic nos interna en la niñez del protagonista, posiblemente él
mismo, y nos adentra en esa hermosa relación : con el padre
magallánico, hijo y nieto de emigrantes que fueron a hacerse la
américa a las tierras australes y que fundaron en lo inhóspito la
hospitalidad del alma.
..... No se puede
leer el cuento "Mi padre se peinaba a lo Gardel", sin
sentir nostalgia de la tierra extrema. Se nos remite a la ausencia del
terruño, al ave que sale disparada hacia la ciudad en busca de nuevas
vetas, de ese otro oro que es el reconocimiento, pero que no puede
dejar de alimentar su alma con esas "saudades" del sur. No nos
sorprende escuchar hablar a un magallánico sin que exude el recuerdo de la pampa, de
la tierra florida de dolores, del inhóspito clima que hace que la vida
familiar sea el refugio hospitalario, luego de una temporada larga de
trabajos en las haciendas o en las compañías.
..... "Vuelvo a una infancia de vientos
interminables y me veo caminando por las calles enlodadas de un pueblo
que ahora reconstruyo en postales de otras épocas".
..... El padre es el viajero, el que llega de
rudas y largas temporadas de las estancias, las compañías, el mar o
del otro lado del Estrecho, de los campamentos petrolíferos de Punta
Delgada. Así, transcurre la vida del protagonista del cuento, vida de
Liceo, de los domingos en el Politeama o de las horas de radioteatros,
hoy reemplazados por las telenovelas. La vista de la ciudad desde el
Mirador del Cerro de la cruz, desde donde se observan los techos de
colores, "los techos rojos, y la simetría de las calles que bajan
desde el cerro hasta el mar". El narrador nos integra a ese estilo tan
peculiar de ver pasar la vida mirando vapores que recalan en el puerto
y que traen y llevan mercaderías del mundo ancho y ajeno.
..... El padre es el medio de enlace entre el
tiempo del ayer y del presente. "Cuántos llegaron con la idea de
hacerse la américa con el mentado oro de la isla Tierra del Fuego". El
padre generoso, desde sus cortas palabras cede al hijo la posibilidad
de crecer fuera y de "soñar" con lo lejano. "Santiago era una fiesta
para mi curiosidad y experiencias nuevas" señala el joven
protagonista.
..... "Caminábamos por el
campo recogiendo calafates y frutillas silvestres. El llevaba la boina
negra que lo protegía del frío y ocultaba la calvicie que ya no le
permitía lucir la peinada a lo Gardel con la que aparecía en la epoca
de su juventud". El padre crece a los ojos del niño y desaparecerá
ante la imagen ya adulta del hombre, el que lo ve a través de los
"ojos del alma" como diría Cervantes, ojos que sólo pueden demostrar
lo que es verdad. Un verdadero homenaje al padre ya ido, él ya es
viajero de la eternidad, mientras, el narrador está en plenitud del
tráfago citadino, recordándolo: "Sus pasos dejaban huellas sobre la
nieve y en el vaho de los vidrios yo comenzaba a escribir de aquellas
cosas que nunca le dije".
La Prensa Austral,
Punta Arenas
3 de octubre de
1998