........................... RAMON DIAZ ETEROVIC


 

 






RAMÓN DÍAZ ETEROVIC


Un "Lectomasoquista"





- ¿Cuántos volúmenes tiene su biblioteca?
"Deben ser unos tres mil libros, distribuidos por las habitaciones de mi departamento, y entre los que incluyo los de Sonia González Valdenegro y los de mis hijos, que han aportado un anexo de literatura infantil a la biblioteca familiar".

- ¿Cómo controla la sobrepoblación de libros?
"No la controlo, me supera e invade. De vez en cuando, los libros que leo o los que estimo que no consultaré muy a menudo, los guardo en una bodega, con cierto orden".

- ¿Organiza los libros?
"Procuro ordenarlos por género y por autores. Tengo espacios determinados para las biografías de escritores, mis autores favoritos, poesía, narrativa chilena, libros técnicos y de historia, y una sección de novelas policiacas que debe ir por los 500 títulos. Pese al desorden, logro navegar por entre mis libros y ubicar los que necesito".

- ¿En qué forma compra libros? ¿Racionalmente? ¿Compulsivamente?
"Busco por autores que me interesan, trato de estar al día con lo que se está publicando, busco títulos antiguos en San Diego, me tiento con algunas ofertas o con ediciones bien hechas. Mis compras son totalmente compulsivas y variadas".

- ¿Cuál es el libro más costoso de su biblioteca? ¿Cuál es el que más valora? ¿Hay algunos de los que tenga varias ediciones?
"No creo tener libros costosos, a lo más algunas primeras ediciones de autores chilenos o rarezas como un tratado de derecho constitucional de Lastarria, autografiado. Los libros que más valoro son los de mis autores favoritos, otros que me ha costado encontrar, y los libros autografiados por sus respectivos autores. Tengo más de una edición de La isla del tesoro, de Stevenson, y de Rayuela, de Cortázar".

- ¿Qué lugar ocupan sus propias obras dentro de su biblioteca?
"Tienen un espacio propio y procuro guardar dos ejemplares de cada uno de mis libros, aunque en ocasiones he quedado sin ninguno. Desde luego, las novelas del detective Heredia tienen un sitio especial que ha crecido en el último tiempo a causa de sus traducciones y reediciones".

- ¿Presta libros?
"Tengo una especie de biblioteca flotante con libros que presto, y que a veces tardan en retornar. Hay personas que han demostrado apego hacia mis libros, en especial una, a la que le facilité mi colección de la notable revista "Puro Cuento" que dirigió Mempo Giardinelli, y que nunca más volví a ver. Pese al riesgo, me gusta compartir mis libros, sobre todos si son de escritores que considero que deben ser leídos o cuyos libros son difíciles de encontrar o muy caros. Al fin de cuentas, nadie lleva sus libros al patio de los callados, y lo peor que puede pasar es que terminen vendidos a chaucha en San Diego, como me ha tocado ver con las bibliotecas de escritores chilenos fallecidos".

- ¿Devuelve los que le prestan?
"Sí. Es un código al que hay que ser fiel porque entre un libro y su dueño hay una relación que tiene que ver con la opción de escoger un título entre muchos y hacerlo parte de él y de su mundo. Eso genera un afecto que es importante respetar".

- ¿Suele leer en la biblioteca? ¿En qué otro lugar?
"Leo poco en la biblioteca, prefiero hacerlo en la cama; es más cómodo, y si el libro es muy aburrido, tiene la ventaja de que se puede pasar de la lectura a la siesta, sin mayor esfuerzo. También leo en el Metro y en la calle, caminando con evidente riesgo, dada la histeria manifiesta de los peatones y conductores santiaguinos".

- ¿Qué libros nunca ha podido terminar de leer?
"Me considero un lectomasoquista, que se impone terminar los libros que comienza a leer, aún los más indigestos o las novelas de algunos autores de la nouveau roman como Claude Simon y Michel Butor".

- ¿Cuál es el libro que más ha releído?
"Entre otros, David Copperfield y Grandes esperanzas, de Dickens; El largo adiós, de Raymond Chandler; En el invierno de la provincia, de Rolando Cárdenas; Hagakure, de Yamamoto Tsunetomo; Los tres mosqueteros, de Dumas; Hijo de ladrón, de Manuel Rojas; Rayuela, de Julio Cortázar; algunas partes de El Quijote de la Mancha. La lista puede ser infinita e incluye los libros de poetas como Teillier, Parra (Nicanor y Sergio), Millán, Prevert, Benedetti, Lihn, Bukowski. Sobre todo releo poesía".

- ¿Subraya los libros?
"Poco. Prefiero hacer anotaciones en las hojas finales de los libros que me recuerden la página donde he encontrado una idea que me ha llamado la atención. También suelo leer con un cuaderno a la mano para apuntar algún comentario o anotar una cita".

- ¿Es monógamo para leer o se dedica a varios simultáneamente?
"Suelo leer tres o cuatro libros a la vez. Una combinación de novelas, poemarios, libros de historia, biografías o ensayos políticos. A eso le sumo revistas literarias y de actualidad".

- ¿Cuáles son los diez libros que recomienda?
"Sin duda, son muchos más de diez los que uno podría recomendar. Pero, entrando en el juego de la preguntas a vuelo de memoria, mencionaría: Bestiario, de Julio Cortázar; El vizconde de Bragelonne, de Alejandro Dumas; Carta a mi juez, de George Simenon; El mundo según Garp, de John Irving; Una sombra ya pronto serás, de Osvaldo Soriano; Papeles póstumos del club Pickwick, de Dickens; La piedra lunar, de Wilkie Collins; Juntacadáveres, de Onetti; La conjura de los necios, de John Kennedy Toole; ¿Acaso no matan a los caballos?, de Horace MacCoy.


En El Mercurio, Sábado 26 de enero de 2002

 

 


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