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TRABAJANDO LA MEMORIA:
Acercamiento a algunas voces de mujeres que escriben desde el extranjero.
Dra. Eugenia Toledo
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El objetivo de este capítulo es escribir un acercamiento para resaltar el aporte hecho por escritoras del Cono Sur a la literatura latinoamericana desde el extranjero y desde los años 70 hacia adelante. El acercamiento de este ensayo es puramente personal, basado en lecturas, estudios y relaciones personales académicas con colegas escritoras. Este es un tema que merece un estudio muchísimo más profundo y sin duda ya se está haciendo.
Ahora es habitual encontrar ensayos o estudios dedicados a destacar la obra escrita por mujeres en el extranjero. Antes en el siglo XX era menos común, aunque en la segunda mitad del siglo se fue notando una apertura interesante. Sabemos que Juan Villegas ha mencionado las autoras del exilio y Jorge Etcheverry ha producido trabajos sobre la escritura femenina latinoamericana en Canadá. Ema Sepúlveda y Marjorie Agosín han trabajado juntas. Las escritoras argentinas: Alicia Mabel Partnoy ha compilado la Antología de textos de mujeres llamada You can´t Drown the Fire: Latin American Women Writing in Exile en 1988 y Zulema Moret: Mujeres mirando al Sur: Antología de poetas sudamericanas en USA en 2004. Otras que han abordaron tempranamente el tema fueron Iris Zavala, Miriam Díaz Diocaretz, Nela Río, Marta Zavaleta, Irma Cuña.
La obra editada por la Dra. Moret es vital, aunque no abarca todas las poetas sudamericanas que viven en Estados Unidos como Marjorie Agosín, María Auxiliadora Alvarez, Carmen Aravena, Lilianet Brintrup, Ivón Gordon Vaikalis, Ema Sepúlveda, Victoria Guerrero Peirano, Consuelo Hernández, Gladys Ilarregui, María Negroni, Alicia Partnoy, Rocío Silva Santiesteban, Cecilia Vicuña, Antonieta Villamil, Lila Zemborain y la misma Zulema Moret. De las 17 voces todas son académicas de Universidades norteamericanas (menos dos), pero todas exploran la lejanía, la remembranza, la pasión por su tierra, la bota militar de años pasados, la observación de la periferia desde el lenguaje ajeno del centro con su bilingüismo en la expresión sintáctica, a veces irónica, con variados recursos literarios y meta-literarios.
Habría que hacer ciertas agrupaciones en torno a estas escritoras, ya que hay diferencias entre ellas, la mayor divergencia proviene de la razón por la cual se encuentran fuera de sus países. Hay mujeres que viven y vivieron afuera por elección profesional. Otras, un gran número, que se exiliaron o emigraron o fueron exiliadas por motivos políticos. Hay algunas escritoras como el caso de Tununa Mercado, Luisa Valenzuela, la neuquina Irma Cuña, quienes regresaron a su país para seguir escribiendo, y en el caso de Irma Cuña, a su provincia natal, Neuquén, donde murió en el año 2004. Conocemos algunas que escriben en la lengua de su residencia y traducen al español sus escritos cuando es necesario, como Andrea Leniz-Pointet en Francia y Ester Andradi escritora y periodista nacida en Santa Fe, Argentina, que vive y produce desde Berlín. También debemos hacer una distinción entre los conceptos de “escribir en el extranjero” al “sentirse extranjera”. Con estas aproximaciones revelamos que hay en este tema una cantidad de variables, como las traducciones que hicieron o hacen algunas de sus obras.
De las escritoras chilenas que escriben o escribieron desde el extranjero por cualquiera de las razones indicadas sobresalen Alicia Galaz-Vivar que ya tenía una carrera poética en Chile antes de los años 70, Isabel Allende, Cecilia Vicuña, Miryam Díaz Diocaretz, Kathy Reyes de la Jara, Carmen Rodríguez, Nieves Fuenzalida, Gabriela Etcheverry, Carmen Contreras, Ema Sepúlveda, Marjorie Agosín, Eugenia Echeverría y Miriam Balboa Echeverría. Se agregan otras escritoras como Mariela Grifford, Eliana Albala, Eugenia Toledo y Andrea Leniz-Pointet, ésta última en Europa. Marcia Espinoza-Vera escribe hasta donde sabemos desde Australia. En Uruguay sobresale Cristina Peri Rossi (que reside en Barcelona, España). En Argentina podemos mencionar, entre muchas más, a Luisa Valenzuela, Libertad Demitrópulos, Juana Bignozzi, Luisa Futoransky, Silvia Molloy, Alicia Partnoy, Nela Río, Gladyz Ilarregui, Zulema Moret, Ester Andradi y las ya nombradas Tununa Mercado e Irma Cuña. La lista no puede ser exhaustiva, faltan muchos nombres.
Cuando se estudia el concepto de exilio se habla de los hechos que fueron sucediendo desde el inicio del desastre, entre los años sesenta y setenta, luego cuando se legaliza la dictadura y se implanta un estado de terror que dura prácticamente hasta la llegada de la democracia. Es el caso de los países del Cono Sur. Estos estudios que se centraron en la inmediatez de esa realidad histórica, exaltaron el pasado perdido desde afuera, mientras tanto en el interior del país se producía, con la pérdida de la República, una ruptura enorme con respecto a lo que atañe a la vida y la cultura. El concepto de cultura se modificó desde su raíz, inmediatamente en el año 73 en Chile, por ejemplo. La cultura literaria cambió en parte el canon de las obras literarias que se estudiaban en los planes de estudio y lo mismo sucedió con los temas, las técnicas, los textos y el lenguaje. La crítica literaria no existió y las publicaciones fueron determinadas por el oficialismo de turno y también por la autocensura: las llamadas “listas negras” o más eufemísticamente, “las listas no listas” o simplemente el ninguneo, la no existencia, el olvido. Se quemaron los libros, los manuales y los documentos de estudio considerados peligrosos. Se exiliaron muchos profesores y también estudiantes de Universidades del área de Humanidades, se exiliaron nombres, se olvidaron personas. Después de haber vivido en un paraíso cultural, Chile y otros países de América del Sur fueron invadidos por una clase de silencio o apago cultural.
Fuera de Chile se empezó a construir una bibliografía de la literatura del exilio muy abundante con testimonios, novelas, poesías y otras expresiones de cultura. Algunos estudiosos como Fernando Alegría y otros, comenzaron a mantener un catastro de lo que se producía en el exilio. Y sin duda desde los lugares más escondidos se produjeron poemas en Chile mismo que a veces salían clandestinamente del país, como es el caso de las obras escritas por Teresa Pérez Vergara o Teresa de Jesús, cuya obra De repente / All of a Sudden salió de Chile gracias al escritor estadounidense James Scully y su esposa. Como también su texto El reino del candado publicado por la Universidad de Oslo y traducido por María Eugenia Escobar. Según el profesor chileno Juan Villegas la escritura de afuera en Chile del año 1973 en adelante fue bastante más distinta a los cánones de los textos femeninos que se escribían dentro del país. Hasta cierto punto diríamos que esta afirmación es correcta, pero también las mujeres que se quedaron tuvieron un discurso muy interesante dentro del país.
Los discursos de mujeres que viven en el extranjero y miran a sus países de lejos, surgen de la necesidad de las escritoras de identificar sus relaciones con las atrocidades del mundo, las de allá y las de acá, que son fuentes de dolor, extrañamiento y significado de su resistencia. Adrienne Rich pensó que la pasión por sobrevivir es el gran motivo por el cual las mujeres escriben. Y las palabras de Emma Sepúlveda en el libro Amigas, Letters of Friendship and Exile lo confirma:
“Estoy convencida que estas cartas deben hacerse públicas porque son testimonio de la vida de mujeres en Latinoamérica, y de las Latinas inmigrantes que viven en Estados Unidos…estas historias han sido y continúan siendo vividas por mujeres Latinoamericanas, desde nuestras abuelas hasta nuestras hijas”.
Las escritoras de afuera son a lo mejor las más tardías en hacerse notar en el cuerpo de esta literatura, mucho menos que los escritores hombres y a veces quizá subvaloradas. Los aportes de las mujeres son muy importantes, indica Marta Zabaleta, sobre todo para el proceso de reconstrucción de la memoria social del Cono Sur. Y expresa textualmente en su magnífico artículo Acerca de la Memoria: voces revolucionarias del Sur:
“Un fenómeno sacude al mundo, aunque no revolucione al mercado ni conmueva a la crítica: la escritura de mujeres en cuanto mujeres”.
Así es. Las mujeres contribuyeron y contribuyen enormemente con sus escritos, creando un cuerpo literario digno de considerar, sorprendiendo muchas veces al mercado internacional. Han escrito crónicas, testimonios, diarios, cartas, autobiografías, narraciones y poesía sobre el tema en un mundo ciertamente muy dominado por las culturas patriarcales tradicionales. Es necesario hacer notar que, a través del tiempo, las escritoras del exilio que en principio hablaron sobre el tema, fueron cambiando sus preocupaciones y sus discursos han variado hasta hoy bastante, es decir, del exilio pasaron a la narración, siempre teniendo algo diferente que decir.
Es interesante hacer notar un postulado escrito por Tania Pleitez Vela en un ensayo de la revista Literaria Iowa que apareció en internet titulado “Isel Rivero y Milena Rodríguez: Dos poetas cubanas en la España de hoy” en thestudio.uiowa.edu/ iowa-literaria (mayo 14, 2015). Tania Pleitez pregunta: ¿Qué pasa con las poetas migrantes? Y responde:
La condición migrante en la mujer ha estado presente a lo largo de la historia, es decir, dentro del lenguaje y la cultura. En otras palabras, las mujeres han sido tradicionalmente extranjeras frente a un centro androcéntrico, de aquellos ámbitos creados por los hombres. En ese sentido, la condición real de una mujer inmigrante o extranjera en el plano geográfico adquiere mayor contundencia. Se convierte entonces en doblemente extranjera. Por otro lado, es casi obligatorio mencionar a Gertrudis Gómez de Avellaneda, nacida en Santa María de Puerto Príncipe, hoy Camaguey, Cuba. Fue ella posiblemente la primera mujer latinoamericana, dentro del ámbito de la literatura, que vivió en España en el siglo XIX. Cómo olvidar su famoso soneto “Al partir” en el que anuncia que ha sido “arrancada” de la isla, pero que ha sido una partida deseada. Habría que estudiar esto con detenimiento, es decir, el modelo transatlántico que personifica Gómez de Avellaneda y qué rasgos se identifican con ella, en su vivencia, y en otras poetas cubanas que se trasladaron a España. Sobre todo, considerando que, si bien lo estático y lo pasivo – la supuesta permanencia, la inmutabilidad, de aquella que se queda en casa velando por el hogar, se ha adjudicado a lo estrictamente femenino, en realidad estas mujeres migrantes representan una ruptura: se trata de sujetos transgresores que subvierten los roles genéricos simplemente con el hecho de viajar o de emprender el viaje a otra tierra. Para ejemplificar esa transgresión, recordemos un popular refrán alemán que dice “peregrina viajó, puta volvió”.
Por otro lado, sucede el fenómeno de que muchos escritores y escritoras latinoamericanos que llegan al siglo XXI, viviendo ya en democracia en sus países, emigran o viajan a lugares de encuentros internacionales, más abiertos para sus posiciones literarias y de estratagemas valorables al conocimiento, la publicación y distribución de sus discursos. La creciente movilidad en el mundo hoy, los vuelos baratos y el concepto de aldea global favorecen los viajes y las conexiones hechas en la red. A ello se agrega la movilidad y la apertura de Universidades, festivales de poesía, encuentros de escritores, de Organizaciones del Lenguaje, de Traductores y otras actividades que son centros de intercambios académicos y de intereses disciplinares comunes, donde es posible tejer acuerdos, invitaciones, intercambios y contratos.
El fenómeno de la trashumancia política y cultural, la vida y las vicisitudes, los traumas, los duelos, el deterioro de la relación por el otro, los problemas de identidad, los conflictos laborales, matrimoniales y entre padres e hijos, son vividos por hombres y mujeres, pero estas últimas los viven de manera distinta que los primeros. Las mujeres que salen casadas al extranjero y con hijos muchas veces se quedan a cargo de los niños y se sienten tensionadas a transmitir a sus hijos su cultura y a ayudarles a adaptarse en la nueva cultura de recepción.
La mujer que vive fuera de su país debe luchar contra la impotencia ante las situaciones a veces muy erróneas que le toca vivir ya sea por causa del nuevo sistema, los hombres u otras congéneres y las culturas extrañas a la suya. Vive con la ilusión de una vida mejor, dice Marta Zabaleta, empieza a aprender en ese otro espacio, si puede, cómo construir una vida para sí misma y para sus hijos, cómo ayudar y tener amistades sinceras, ser solidaria y verdadera a despecho de todas las desfavorables sombras que tratan de descuartizar su cuerpo y su mente.
Bajo estas circunstancias muchas mujeres profesionales escribieron acerca de sus propias experiencias y de las de otras con empatía justiciera. Distribuyeron sus obras en los ámbitos universitarios y otros. Con los años llegaron a constituir un aporte grande en las sociedades de acogida. La personalidad del individuo en estas situaciones límites vive una fragmentación por la pérdida de su identidad, sentido de abandono y la pérdida de sus objetos más valorados, no sólo pierde lo que fue antes, sino también su familia, su casa, sus libros, sus amistades y sus cosas. Algo de nostalgia deben sentir todas las personas que viajan, más si son intelectuales y observadores de su entorno, a pesar del crecimiento, de los cambios, el crecimiento y finalmente, la evolución de la personalidad.
Como ejemplo, sólo se necesita un botón. Desde el exilio, la poeta chilena Eliana Albala, que habría vivido en Temuco, Chile y ahora residente en México, escribió un poema que titula su libro Los que nos fuimos sin las cosas (2014). Citamos un fragmento:
No es cierto. / No somos desterrados. / Nada más, simplemente, / los que nos fuimos sin las cosas. / Te vas tan leve / como los turistas: / completamente alado. / Vuelves materialmente a lo concreto /… / tu historia ya no existe. /… / Nosotros los amnésicos, ¿en qué idioma / desarraigamos nuestra vida?
Y en todo momento, el lenguaje poético es el verdadero espacio, la patria íntima desde la que la persona se reinventa y resiste. En la poesía de mujeres se observa esta cualidad. El repaso al pasado, la promesa de no olvidar y el renacimiento.
El problema del destino de los niños es también abordado en el espectro de las innumerables experiencias. Para los niños la vida transcurría en los países donde vivían y a veces habían nacido, por ello se les hacía difícil entender la insistencia frustrada de sus padres por integrarlos a la cultura que dejaron atrás, a la vez que en las escuelas buscaban la integración a la cultura del país donde se encontraban. Hoy esos mismos niños que fueron están casados, tienen hijos, van de visita con su familia a los países de origen de sus padres y luego retornan, van de visita con el imaginario que les inculcaron sus padres a través de relatos, recuerdos y permanencia de costumbres, mientras las madres mantenían una asidua correspondencia y conversaciones telefónicas con los familiares que dejaron atrás. Algunas mujeres, ya abuelas hoy, tuvieron mucho éxito con sus hijos, a pesar de las dificultades, reforzando la identidad de sus pueblos hasta el día de hoy. El periódico español El País publicó en la sección Babelia el 6 de julio del presente año 2015 un artículo muy interesante, escrito por Ricardo de Querol, titulado “Los niños de la represión chilena llenan los silencios”. Artículo que recomendamos.
Un excelente libro para leer sobre el caso de los niños del exilio nos ofrece la pintora y escritora chilena Leonor Quinteros Ochoa (hoy de vuelta en Chile) titulada Un exilio para mí (Santiago, 2014 en Bibliografía recomendada). Esta novela recuerda las experiencias de una niña chilena que vive su infancia en Alemania. El libro mezcla su diario de niña con cartas de sus familiares. Quinteros Ochoa ha dicho que el lado negativo del exilio ha permanecido en la oscuridad por demasiado tiempo. Y trata de contestar a la pregunta de por qué el exilio es una violación a los derechos humanos. Para lograr este difícil objetivo abordó el tema desde dos perspectivas básicas: desde la infancia, y desde el testimonio o experiencia de vida, es decir, sin consignas políticas ni ideologismos partidistas. Simplemente, desde lo cotidiano. También Tania Ulloa Cuadra, nacida en Temuco, en 1969, escribe una novela corta muy interesante, casi un bildungroman, llamado Black-out sobre el tema dela soledad post traumática de vivir entre Alemania y Chile en la juventud.
La poeta Eugenia Toledo nos presenta en su libro Pasajeros sin andén ni cobre algunos poemas que analizan el destino de los niños inmigrantes mexicanos y chilenos en Estados Unidos (“¿Recuerdas tu pueblo?”) de hijos y madres (“Amor nunca olvidado”, “Habitación vacía”), y sobre los abuelos (“Estampa familiar”, “Viejas cartas y maletas”). Y Andrea Leniz Pointet nos relata ya en un sentido global las peripecias que ha vivido en Francia con su hija Gabriela, enferma de una rara condición, con su esposo e hijos en el recuento llamado Muñeca de Trapo.
El concepto de extranjero, el extraño, la ausencia forzada de la patria es una vivencia dolorosa que varía en las personas. Julia Kristeva en su libro Extranjeros para nosotros mismos estudia la figura del extranjero en el sentido de aquel que viene de otro lugar, vinculándolo con lo “desconocido” o lo diferente que acecha dentro de cada sujeto. La temática del extranjero es compleja. Corrían los años 30 en el siglo XX cuando Elena Greenhill, bandolera de la pampa argentina ya se quejaba de esta vivencia, educada en Inglaterra e inmigrante en la ciudad de Victoria, Chile, con su familia, se casa con un hombre que la lleva a Neuquén. Ella, después del asesinato de su marido, se convierte en fuera de la ley. En el último parlamento de Elena con su amante, ella clama:
La Patagonia…tierra que quise más que aquélla donde nací, aunque fui aquí, en la Patagonia, siempre, me lo hicieron saber o no, una extranjera. Una diferente. Como vos. Vos también fuiste y sos uno de afuera. Uno de tantos que han venido a vivir y a morir entre matas… (Del libro de relatos de Lilí Muñoz, Pupilas del desierto, 2003, ver Bibliografía Recomendada)
Las poetas que abordan este tema saben que hay “otro” dentro de ellas, un ser ineludible, afiliado a otro espacio. El mismo tema del extranjero lo encontramos en las escrituras de Marjorie Agosín, por ejemplo, en su relato titulado “Apellidos” (de Las alfareras), la poeta confiesa:
No sé si soy chilena o si soy gringa, o bostoniana. Se me enredan las naciones, las banderas, pero de algo estoy segura: no como jamón los viernes y ayuno una vez al año, no por mi vocación religiosa, sino por el respeto a mis familiares instalados bajo un paraguas y a la memoria de mi abuelo Joseph que decía que Dios estaba en todas partes, hasta en una lechuga.
La experiencia personal pasa a la experiencia colectiva, la experiencia subjetiva pasa al cuerpo de la literatura. Mariela Griffor, poeta chilena asentada ya en Estados Unidos, nos acerca a su toma de conciencia, aunque se aproxime a ella con humor y reticencia. Veamos “Camaleón”de su libro Resolana:
Anoche soñé que me Americanizaba / y me llenaba de sílabas / que no podía pronunciar / y que no podía traducir /…. / soñé que almorzaba en el auto / de camino a la oficina / y que compraba el NY Times / en vez de leer la Tercera Online /…/ ¿Qué es lo que me pasa? / ¡Oh mi Goshhhh!
Y luego en su poema “Insonmio” nos dice:
¿Cómo enderezarse y seguir el largo trecho? / Son muchas las preguntas /
que me acosan en el destierro. / El día comienza a aclarar, tengo que decir adiós,
/ debes volver a tu lugar / para que yo pueda seguir viviendo.
Luego la poeta Zulema Moret expresa:
¿Qué tienen que ver / estas oscuridades inmensas / cielos premoniciones vastas / conmigo? / Si vengo de otro país / y siempre estoy del otro lado / ahora donde el norte pisotea al sur . . .
Citamos a Cristina Peri Rossi que en su obra En la nave de los locos escribe:
Extranjero. Ex. Extrañamiento. Fuera de las entrañas de la tierra. Desentrañado: vuelto a parir […]. Del introducido. Del intruso. Del huido. Del vagabundo. Del errante.
Aquí hay un exorcismo, un alejamiento del desgarro, un abrir de ojos a la paradoja de luz y sombras. “Armarse una vida” en otro lugar, sin lazos de apoyo familiar, sin conocer la lengua, con los climas invertidos, las situaciones equívocas de comportamiento, las diferencias culturales al pasar del sur al norte, trastrocó el mundo de muchas mujeres. Toledo intenta presentar estos tópicos en varios poemas de su libro Pasajeros sin andén ni cobre: “Hacer sentido”, “Reseña”, “Acento extranjero” y “Para una mujer”.
La académica y poeta argentina Irma Cuña dijo en sus palabras Al poeta y otros extraños[1] “(...) haber descubierto el signo que llevan en la frente algunos extraños: los que no aceptan un mundo heredado y, peor aún, pretenden crear otro con la palabra. Por eso (el libro El Extraño, 1977) está destinado al poeta, al artista, al extraño, al hombre, a la mujer y al ángel niño, ya que a ellos, a todos ellos, les cabe en suerte el ser, potencialmente, extraños (...)”
La poeta uruguaya Cristina Peri Rossi representativa del exilio del Cono Sur fue una de las primeras que fuera de su país lanza sus obras (en 1984 aparece La nave de los locos) y produce un revuelo con su lenguaje que compromete una nueva conciencia poética en el mundo. Peri Rossi es representativa de esta escritura sin perdonar y sin olvidar, explorando un territorio muy nuevo en el horno encendido de su imaginario poético.
Las poetas no sólo hablan de ellas y su condición personal, sino que toman la labor de documentar el pasado. Otra excelente poeta argentina, Nela Río, con un gran poder de empatía y ternura, desde su espacio canadiense, escribe 24 poemas dedicados a 15 mujeres que sufrieron tortura física y mental en Argentina. La intención del libro “Escrito para la paz” y la universalización del dolor de la tortura individual de mujeres que nunca fueron quebradas o nunca se consideraron víctimas. La autora toma el rol de testigo o portavoz, para distanciar las voces de sus poemas paralela a como las víctimas se distanciaron del dolor (Ver su obra En las noches que desvisten otras noches).
La escritora chilena Marjorie Agosín ya mencionada ha publicado Zonas de dolor que también habla por la compañera mujer víctima de los abusos de las dictaduras. La obra toma la forma de diario íntimo. Agosín se dirige al lector desde su posición de cronista o transmisora del mensaje poético de las diferentes voces femeninas que aparecen en su poemario, mientras el yo hablante se agranda y gana un espacio en la poesía del exilio chileno con gran repercusión.
Un excelente libro, lectura obligatoria sobre el tema, lo constituye una obra imprescindible de Tununa Mercado (argentina, 1939): En estado de memoria. Aparecido en 1990 este texto es muy importante en la literatura latinoamericana por su estructura que cruza géneros discursivos distintos, ficción autobiográfica, ensayos, historias, memorias o las páginas de un diario. Es una obra experimental pionera de muchas otras obras escritas por mujeres. Aquí la palabra camina sola y da testimonio de la vida y vicisitudes de una exiliada de su país, los problemas de identidad, las consecuencias agónicas de tal estado, el retorno y la necesidad de salir de la desubicación y la depresión. Hay excelentes párrafos en este libro sobre la clásica pregunta qué es la literatura: una forma de habitar la realidad, de ver, de mostrar. Es Tununa Mercado quien habla en el texto, nos introduce a los conceptos de exilio y de exilio interior.
Ester Andradi es un ejemplo de escritora y periodista que viviendo en el extranjero produce casi siempre mirando hacia el sur. Para ella, la escritura es el ancla con la que se teje el vínculo con su país. Su Antología Vivir en otra lengua. Literatura latinoamericana escrita en Europa (Alcalá, Jaén, 2010) es una experiencia de lenguaje de quienes por una u otra razón han decidido vivir en idiomas diferentes su lengua materna. Su interés está relacionado con saber de qué manera influye esta situación en escritores y escritoras de diferentes países latinoamericanos que viven en países europeos de habla no hispana y continúan produciendo en su lengua materna. No se refiere a los que van a otro país por una beca o un corto tiempo, sino a aquellos que viven permanentemente en otro universo lingüístico. Andradi se interesa en las migraciones y mutaciones de una lengua a otra, preocupada por las causas feministas y los derechos humanos. Recomendamos leer online Gentes de palabra. 20 entrevistas (y una que no fue). Es un interesante ebook y se puede leer en www.AuroraBoreal.net (archivo pdf)
La experiencia de escribir desde el extranjero y de vivir un desplazamiento del centro antropológico hasta espacios periféricos al que la persona se transforma en su centro por la fuerza de la circunstancia, cualquiera que esta haya sido, ofrece al escritor o poeta la alternativa de darle a su discurso propio nuevas expresiones, nuevas figuras, alteridades y temas en otra forma de expresión de la palabra, planteada por el entorno territorial nuevo y la ausencia física del anterior. Los escritores que han vivido esa situación, el exilio ya sea de carácter político, familiar o profesional, han reconocido la importancia del lenguaje como comunicación.
Destacamos, finalmente, la Antología de Benito del Pliego Extracomunitarios que recoge nueve poetas viviendo en Europa, tres mujeres (Isel Riveros, Ana Becciú y Magdalena Chocano) y seis hombres. Sabemos que los siglos XX y XXI se han convertido en casos muy llamativos de movimientos de personas. Y los poetas hombres y mujeres, que han vivido estas situaciones y aún las viven, buscan sus espacios. Pessoa dijo que la única patria es el lenguaje. Según Pliego, editor de esta Antología, los “desplazados” o aquellos que viven la condición de extranjería comparten la condición de “outsiders” o de inconformes por falta de integración. Por ello, producen una poesía que él llama la “poesía del desplazamiento” o producen el desplazamiento de la poesía. Es sorprendente – dice Pliego – cómo por dar un ejemplo de esta situación, el poeta José Viñals (Córdoba, Argentina, 1930 – Málaga, 2009) a pesar de haber influido en muchos poetas jóvenes españoles siempre fue argentino para los literatos de ese país y de que en su país natal Argentina no existían ejemplares de sus libros.
Pliego dice que en los escritos de los poetas antologados se palpa su extranjería y les propone una pregunta: ¿qué es la nacionalidad? Después ejemplifica con extractos del libro:
Isel Rivero: ¿De qué cobarde lugar he emergido? ¿Por qué huyo?
Magdalena Chocano: y mientras tanto / el alfabeto solemne como un río / desbordándose hacia el crepúsculo,
Ana Becciú: Sin embargo, / no me consuela escribir sobre un espacio / que no me contendrá.
La migración o vivir en el extranjero afecta fuertemente a los poetas y a su creación. Hay tendencias temáticas comunes entre ellos, por ejemplo, el motivo del viaje en sus composiciones, como la fijación de lugares que son denominados no-lugares o que son lugares en tránsito como aeropuertos, estaciones, aviones, trenes, buses, etc. También la persona poética actúa de manera extraña, con desdoble de la persona o una multiplicidad de voces apartada de la persona poética principal.
Todas estas formas y escritos son un gran beneficio para las culturas. Muchas mujeres y hombres fueron y son profesionales de la literatura, editoras, periodistas, novelistas y actores culturales en el extranjero. Logran reconocimiento en los países que los acogen y a veces, pocas veces, en sus países de origen. Esto hace que su lectura sea recomendable, sobre todo en países como los nuestros, donde tenemos tantos escritores en el extranjero por un lado y una emigración repuntando con fuerza en nuestros territorios en estos últimos tiempos.
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Del texto Talleres de Escritura (Estudios, prácticas y propuestas), escrito por Eugenia Toledo y Lílí Muñoz, Fundación Lecturas del fin del mundo, 2016.
Eugenia Toledo es doctora en Literatura, poeta, coordinadora de Talleres Literarios. Vive entre Temuco, su ciudad natal, y Seattle, USA. Ha publicado varios libros. Actualmente, es colaborada de la revista Coirón 2.0, revista que une las zonas de la Araucanía y la Patagonia Argentina.
[1] Irma Cuña,
El extraño, en Poesía Junta (1956-1999), Ediciones Último Reino, Bs.As.2000.