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El misterio de “Bagual”
Felipe Becerra.
Sangría Editora, Santiago, 2014, 171 págs.
Por Macarena Rojas
Publicado en http://www.letrasenlinea.cl/ 11 de Noviembre de 2014
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Bagual no se asemeja a ninguna palabra que tenga en mi vocabulario, al investigarla encontré que se utiliza para denominar a los animales que se vuelven salvajes en la Patagonia o como sinónimo de inculto o mal educado. “Bagual” de Felipe Becerra (Santiago: Sangría editores, 2014), es una novela con multiplicidad de voces, trata sobre un momento específico en la vida de Rocío (Porteña, casi médico) y Carlos (Carabinero, casi escritor), un matrimonio que se interna en el desierto para vivir en la localidad de Huara. Carlos debe trabajar en una de las oficinas de carabineros de la frontera, en donde a sus ojos, todo sucede. Por otro lado, Rocío, a medida que pasan las horas y los días sin mucho que hacer, comienza a recordar aspectos de su pasado que la atormentan.
Cuando se piensa en la definición de bagual, se genera mi primera confusión con la novela, pues se desarrolla en el norte de Chile, específicamente en Huara, una localidad cercana a Iquique en medio del desierto, lugar que no tiene nada que ver con los parajes verdes de la Patagonia, pero que si tiene que ver con el aspecto de animal domesticado que se vuelve salvaje, de esta manera podríamos asumir la realidad en la que se ven envueltos los personajes principales. A medida que avanza la historia, se puede apreciar el sin fin se torturas que acechan a Carlos y Rocío, y como poco a poco, pasan de ser seres sociales a aislarse en sus propios pensamientos y vivencias psíquicas.
Por otro lado, a partir de la definición de bagual, podríamos decir que los mal educados son aquellas vocecitas que acompañan a la otra protagonista, Rocío. Ella es quien sufre constantemente por el desolado desierto de Huara y estas voces que ella jamás escucha, pero que la acechan sin piedad, nos describen sin filtro lo que pasa por la cabeza de la mujer: sus pesadillas, recuerdos y cómo estos demonios viven en pos del sufrimiento de Rocío“Además a Rocío no le gusta tanto que le hagamos compañía. A veces se pone a llorar porque le dolemos un montón. A nosotros también nos duele el pechito y el cogote” (17).
Me parece que la multitud de voces que emplea el autor, Felipe Becerra, como recurso para dar los distintos puntos de vista del sufrimiento psíquico que viven los personajes en el desierto, se emplea para dar dinamismo a la lectura. Si las historias se separan no alcanzan a ser un narración compleja, ya que se da mucho el encadenamiento entre un relato y otro. Explicitar sólo la perspectiva de Rocío y Carlos, nos permite leer una historia como la de Madame Bovary o las de María Luisa Bombal: llenas de amor, dudas y a veces miseria; historias en dónde no hay mayor complejidad en la trama a simple vista, pero cuando se agregan estas voces psíquicas que acompañan la otra realidad de los personajes, es como un agregado al plato del cuál no se está acostumbrado a combinar, que puede tener un sabor increíble, pero no deja de ser extraño.
Sabemos que para la época (historia desarrollada en los 80’) que una porteña estudie en la facultad de medicina era un logro, pero por un desafortunado evento, del cual Rocío se quiso restar sin éxito, tenemos un episodio traumático para cualquier persona y el fin de una carrera como médico-mujer exitosa. Este episodio sin duda marca constantemente las pesadillas de la protagonista y da pie a la creación de nuevas situaciones psicóticas, hecho sucedido en los profundos pasillos oscuros de la facultad, en donde cabezas de seres humanos flotaban en una piscina de formol.
Este episodio provoca que cuando se recuerdan las imágenes mentales que se generan en la cabeza, se piense en las películas hollywoodenses de terror y me parece que el clímax está ahí, pero como es un hecho narrado al principio de la historia el lector se predispone a leer otros sucesos de esa índole, cuasi-promesa que no es cumplida. Pasa que Rocío y sus pesadillas son tan extrañas y de otro mundo como las fábulas para niños o las aventuras de Alicia en el país de las maravillas, algo totalmente alejado de la “realidad”. Lo mismo sucede con el carabinero Carlos Molina, esposo de Rocío, quién al no tener mayores hechos que anotar en los cuadernos de guardia, escribe todo lo que pasa por su cabeza y su vida, a tal punto de solidarizar con su mujer y comenzar a tener alucinaciones como la creación de un bicho gigante en el cielo.
El relato a veces agota y otras rejuvenece, es un ir y venir de sensaciones. De estas sensaciones hago referencia al conocido como “profesor Destino”, personaje que aparece a la mitad del relato y que hasta da la impresión que puede ser otra ilusión del carabinero, por su conocimiento y el tipo de teoría sobre hipnotismo que utiliza, de esta manera el carabinero nos deja ver que “El profesor es muy culto. Sabe de todo tipo de cosas. Me estuvo hablando de las fuerzas ocultas de la mente, de las hipnotizaciones, del espiritismo, del zodiaco, de la magia y una serie de otras ciencias complicadas que costaba entender. Incluso hablamos de extraterrestres” (90). Me parece que el “profesor Destino” es como una eminencia para Carlos y hasta puedo pensar que es como Dios, pues es gracias a sus palabras que hasta un lector experimentado puede caer hipnotizado en las frases presentes en el libro regalado al carabinero.
Sólo por prejuicio, cuando comencé a leer la historia, pensé que el carabinero no tenía nada que aportar, pero por el contrario, resulta ser más interesante que la inocente Rocío y sus pesadillas. Me pregunto si alguna vez le habrán explicado al honesto Carlos que no debía escribir en los libros de guardia lo que por su cabeza pasaba sino lo que realmente sucedía: dejar al “profesor Destino” en evidencia sobre su forma de hipnotizar y cómo estos dones del profesor los utilizaban los militares para conseguir información de sospechosos que se encontraban en el camino.
Finalmente, resulta ser Carlos el único con un poco de tino para decirnos que pasaba en su cotidianidad huarina, pero esto no termina por ser del todo confiable, pues de igual forma, acaba por perderse en los espejismos del desierto y confundirla con la vida real. La historia tiene altos y bajos que aportan a la excitabilidad del lector, pero no resulta ser del todo prodigiosa. Es una novela agradable, misteriosa, a veces confusa, que permite al lector caer en sus trampas y salir, no siempre victorioso.