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Una presentación para el adentramiento: Reflexiones concatenadas a una impresión
de lectura de «Paralogismo de la Sombra sin Mundo».
Por Javier Ignacio Lueiza Castro
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El título y el ‘autor’.
La primera dificultad que tuve como lector al abordar la obra que salió de mano del escritor y profesor Fabián Burgos, fue la implicada en el título de la obra y la firma del autor. Es decir ¿por qué un paralogismo, por qué no un silogismo? ¿por qué Sombra y Mundo con mayúsculas, hay aquí una alegoría? ¿qué representaría ésta, es más, por qué la Sombra carece de Mundo, por qué constituyen una unidad fragmentada? ¿hay aquí una unidad, un ente? En tal caso, quién es la sombra, quién es el mundo, y finalmente, por qué valdría la pena adentrarse en el relato que crea esta relación de unidad entre Sombra y Mundo.
Sí, Fabian Burgos ejerce como profesor de filosofía, y considerar esto es importante porque existe una relación causal entre el uso de aparatos y herramientas lógicas en el estilo de expresión del escritor, y la constante apertura semántica dentro de la obra. Dicho de otra manera, les posibles lectores notarán un continuo en la letra de Fabián: una lluvia de significados, que cae de la etérea escritura filosófica presente en sus producciones.
En Paralogismos de la Sombra sin Mundo el autor confabula de manera sagaz con las ideas de les posibles lectores, abriendo múltiples caminos que llevan al fundamento dominante del libro: la desaparición, la difuminación, la fragmentación que encarna la voz hablante. Usando en primera instancia un registro de habla , que en cuanto a contenido es metafísico, sobre todo político, y en cuanto a forma solemne, anti profético y grandilocuente. Pero, si soy menos esquemático, diría que el registro de habla, en contenido y forma, es inabordable.
Esto último tiene cabida porque a lo largo de Paralogismos hay muchos recursos que abren accesos al contenido, partiendo por la forma, las relaciones del contenido consigo mismo, y finalmente las relaciones de contenido sumado a la forma. Causando en el texto una torsión del lenguaje sobre sí. A saber, observo a lo largo de Paralogismos de la Sombra sin Mundo una torsión lingüística, el padecimiento de un constante extrañamiento en el lenguaje, el cual desplazado a la exploración de sus límites. Advierto entonces a les lectores que no hallarán en la obra un habla del cotidiano.
Enseguida imaginemos un dibujo sobre una hoja, luego doblamos la hoja suavemente. No habrá rastro de ese doblamiento, pero si presionamos más, definiremos más ese doblez en la hoja, y está eventualmente quedará con una marca difícil de quitar, que en primer lugar molestará la observación del dibujo, y en segundo lugar distorsionará el dibujo. Tales niveles de marcas en la hoja actúan igual, en términos lingüísticos, en Paralogismos de la Sombra sin Mundo, porque los excesos de forma y contenido por inercia doblan inflexivamente el habla, sin que pueda volver a un punto cero.
Ahora bien, esta distorsión del lenguaje que supone forma y contenido en Paralogismos de la Sombra sin Mundo, no tendría lugar sin la firma de un tal Efe Be. Lluvia de preguntas: ¿es Efe Be la sigla de Fabián Burgos? ¿es Efe Be un personaje? ¿es Efe Be una voz lírica? O acaso no es meramente un símbolo, que tiene asociado como contenido el discurso poético que hay en la obra, que saca provecho de la ambigüedad que genera la semejanza de forma que hay con el nombre histórico de Fabián Burgos.
Esto no es menor, porque el autor puso en tensión, sólo con cinco letras, toda una tradición de escritura académica, la cual ubica obras en relación a un autor, y la fecha en que éste la ha publicado o escrito una obra. Aquí se desprende de inmediato un problema: yo no podría citar de manera apresurada la obra, puesto que si hago la referencia citando a Efe Be, estaría respaldando su trabajo académico en un símbolo ficticio. Pero, si cito a Fabián Burgos, tendría que resolver la incógnita que cubre la identidad de Efe Be, o en última instancia dejarla en el aire, el anonimato.
En suma, observo como columnas vertebrales de Paralogismos de la Sombra sin Mundo una distorsión del lenguaje, una distorsión de la autoría, y una desaparición encarnada en la voz hablante ¿Implicaría esto una desaparición del personaje histórico Fabián Burgos, escondiendo su identidad en el ente Efe Be? En tal caso, hay que observar lúcidamente que Fabián aparece de manera manera explícita en la solapa del libro, con fecha de nacimiento, curriculum universitario, profesional y literario ¿No sería acaso Fabián Burgos la Sombra sin el Mundo Efe Be, o a la inversa, ¿no sería acaso Efe Be la Sombra sin el Mundo Fabián Burgos? A lo largo de este adentramiento puede que respondamos estas últimas preguntas.
Los ‘poemas’ y su disposición.
Utilizar la categoría de poema, para los cinco textos que constituyen Paralogismos, es en sí algo problemático. Ésto porque el primer texto es un prólogo, el segundo texto un conjunto de notas preliminares, el tercer texto una biografía y una autobiografía, y los dos últimos textos, a mi no tan humilde parecer, caben dentro de lo que uno normalmente llamaría poema, con sus respectivas particularidades serán revisados un poco más adelante.
En efecto, el primer texto: Prólogo para una lectura apocalíptica, es un prólogo, que además, propone una lectura de la obra específica, una lectura apocalíptica. Esto es, o bien desordenada, sin coherencia, o bien que tiende a desordenar la coherencia. El segundo texto: Notas preliminares para una lectura apocalíptica, además de ser un conjunto de notas, es el complemento de una lectura apocalíptica propuesta por la obra. O sea, este segundo texto agrega información, de manera preliminar, a la lectura ya dada en el primer texto. Siendo tal información, algo anterior, un preparativo, a la lectura dada.
Ahora, hay que considerar que prólogos y notas son paratextos, escritos que, aún estando fuera de una obra, refieren y agregan información a la obra. Una suerte de voz presentadora, que por lo general realiza explícitamente el autor, con marcas textuales como ‘el presente libro lo escribí en tal periodo de vida …’, ‘a la presente edición, he decidido hacerle, con el paso del tiempo un prólogo por x y z motivo…’, ‘debido a las circunstancias históricas en que se estaba elaborando este libro decidimos suspender su lanzamiento hasta que…’, etc.
Pero en Paralogismos de la Sombra sin Mundo la función del autor se distorsiona. Y enseguida hallamos en los paratextos una ambigüedad en su función, que no deja espacio para discernir con total certeza si Efe Be está haciendo uso de su voz en estos paratextos que acompañan los textos de Fabián Burgos, o por el contrario, si Fabián Burgos está haciendo uso de su voz en estos paratextos que acompañan los textos de Efe Be. Y no obstante esta ambigüedad, lo que sí hacen estos paratextos es dar guía a les posibles lectores en relación al subtítulo de la obra: Textos introductorios para un proyecto de poema absoluto. Es decir, los paratextos permiten aclarar la disposición de la obra Paralogismos, puesto que ésta es la introducción para una obra que es postergada. Ciertamente no estamos ante la obra misma si en la primera página lo que leemos es un prólogo o unas notas preliminares, por el contrario, estamos ante algo que el texto eventualmente presentará, pero que antes de hacerlo les lectores deben considerar previamente escritos que son fundamentales para la obra postergada.
Luego de estos preparativos sigue: Biografía y Autobiografía del Desapariciense. O sea, escritos de vida, textos que pueden representar una vida. Ahora bien, la biografía siempre está escrita por una tercera persona, en tercera persona, y por ende refiriéndose a una tercera persona, a un alguien, sea él, ella u otro género. Sin embargo, estos escritos de vida, refieren a un Desapariciense. Y aquí destaco el gesto creativo del autor, quien transforma el sustantivo desaparición,en términos formales, en sustantivo propio, y en términos conceptuales, en una palabra que refiere a un ente. En efecto, no refiere simplemente a la eventualidad ‘desaparición’, sino a algo que encarna las implicancias de la desaparición.
Aquí observo una alegoría, pues se otorga imagen a algo que en la cotidianidad no tiene. Y además, en esta alegoría hallo un oxímoron de la existencia en sí misma. O sea, una imagen que contiene una contradicción en la representación de la existencia ¿y ésta acasono es algo que se constituye por su propia contradicción? A saber, el Desapariciense es alguien que estuvo y pereció la desaparición de su aparecer en la existencia. De esta manera, ‘desaparecido’ no es una ausencia, no es un vacío. Desaparecido es lo ausente, es lo que ya no aparece y que no puede aparecer por x motivo. Aunque al desaparecido se le puede seguir el rastro, puesto que realizó un trayecto antes de ausentarse. Ese rastro permite presenciar, tanto, el momento en que el desaparecido desaparece, como su contrario, el momento en que aparecía, en que estuvo.
Esto es clave, porque en este tercer texto, el hablante se refiere a el Desapariciense y, además, se auto refiere como Desapariciense. Entonces, con seguridad afirmo que el hablante está subjetivamente presente en su voz, y a la vez, su voz abarca la presencia de otres como algo desaparecido, es digamos, en cierta medida, omnipresente. Esta dualidad en la voz implica que no puede ser del todo la expresión de sensaciones internas de alguien. Debido a que expresa experiencias que el/la Desapariciense experimenta antes de ausentarse. Permitiendo a la voz ser, en parte, constatación de su individualidad, y en parte constatación de sufrimientos comunes a otres que han experimentado la desaparición. En consecuencia, la dualidad de la voz reside en sus límites, los cuales abarcan lo subjetivo, y lo colectivo. De ahí que el tono del hablante sea en carácter solemne, puesto que en su habla encarna a demases, no habla del todo por sí solo .
A continuación, hay en el libro un quiebre, puesto que siguen los únicos poemas que constituyen la obra Paralogismos de la Sombra sin Mundo. Esto, porque Introducción a cosmogonía para salvajes y Rokhas no son paratextos, son textos en sí mismos. Por lo que no refieren al proyecto de poema absoluto, sin embargo, son textos aún previos a una obra por hacer, cual botella de cerveza que se compra con envase por traer.
El poema Rokhas, a diferencia el resto de los textos, no se desarma en el espacio, es decir, no se esparce con juegos visuales por las hojas. Por lo demás, presenta el estilo de recursos visuales generales del libro: tachaduras, letras más grandes, letras más pequeñas, signos de exclamación, letras cursivas, letras mayúsculas. Pero el texto también da espacio a un tono crudo con matices románticos, muy evocador, entre metáforas, descripciones, digresiones, y con el desarrollo de un espacio externo, que sale de la subjetividad y la colectividad. Apareciendo la observación de la urbe, la capital, las relaciones interpersonales. Cosas que en los paratextos no se desarrollan, porque estos sostienen de manera fría la mayoría del contenido metafísico y político del libro.
De esta manera, el hablante, entre tanta distorsión del lenguaje, entre tanta solemnidad, abstracción y fría crudeza, hace un destello de pigmento cálidos. Dando brillo al opaque general del libro. Captando la silueta de relaciones humanas, calles, la urbe, sensaciones de frustración e ilusión:
Nos dijeron que tú y yo/ no éramos más que huesos sobre huesos frotándose para esquilar las vitrinas transnacionales/ y que un trozo de alma vertebral/ se nos quedaba en cada huella dejada sobre el cemento fresco de las patrullas policiales/ Entonces nos miramos con las pupilas dislocadas/ me prometí caer de un salto de la cuneta al Mundo y tragarme el miedo con cerveza ardiente/ De rodillas/ sobre las botellas quebradas vender la saliva al mejor postor inmobiliario/ … prometí tanto apocalipsis cotidiano … (2019; pp. 45).
El poema aborda el tópico del mercado con bastante filo. Implicando en la existencia una vanidad que transforma a las personas en huesos que ‘limpian’ los vidrios de las empresas, de las industrias, barnizando todo lo que se compra. Y, el mercado está situado por antonomasia en la urbe, en las calles que el hablante, como cualquier persona, recorre en compañía. Cayendo, como una persona cualquiera, en promesas, en la apología del caos, la destrucción y la violencia; todos elementos contenidos en marcas textuales como ‘apocalípsis’, ‘botellas quebradas’, el bebestible que contiene los grados de alcohol que funcionan a modo de analgésico, sopesando sentimientos, sopesando miedos.
El poema Rokhas refiere y refleja particularidades de la subjetividad, generando cercanía con les posibles lectores. O sea, yo bien pude recorrer calles de Santiago y realizar algo similar con botellas de cerveza, pero no, aquí hay una manera particular de hacerlo, una con la cual podemos o no reflejarnos. Distinto de lo que realizaba en general el libro, una distorsión en el lenguaje, y en la autoría, que suscita distancia con les lectores.
Esta particularidad del poema Rokhas, dialoga con la columna vertebral del libro: paralogismos, Mundo, Sombra, paratextos, una voz Desapariciense, solemnidad. Sí, grandes palabras que contienen justificadamente exageración y grandilocuencia. El texto bien podría plantear al Desapariciense hablando de un desaparecide, sin embargo se perdería el movimiento de exageración que lleva el sustantivo de desaparición al límite ; se perdería el ente que contiene la desaparición, que por defecto representa la contradicción de la existencia.
En Paralogismos de la Sombra sin Mundo no hay una voz charlatán, por el contrario, hay mucha coherencia en las palabras. Por eso me resultan acertadas la palabras de Raúl Zurita en el lanzamiento de la anterior edición del libro: “es un libro que tiene un claro diseño, perfectamente consciente, pensado en una estructura, en donde la suma de las partes es distinta al todo”[1]. El libro funciona, contiene un engranaje que lo mueve abiertamente, no lo cierra, es decir, no es una todo esquemático, no consta de partes que, sumadas, fragmentan la unidad. El libro es funcionalmente infinito, porque en su interior busca encuentros desde lo particular a lo general, y en su totalidad busca encuentros con referencias fuera del texto, generando diálogos dentro del libro, y fuera del libro. Produciendo una dinámica semántica que tiende a la multiplicación por medio del desorden del lenguaje, semejante a una molécula que hace de sí algo distinto por causa de una suma constante de partículas.
Asimismo, el poema Rokhas deja ver el funcionamiento general del libro, porque la particularidad que genera cercanía con les lectores también dialoga con la grandilocuencia interna del poema, e inclusive, de la obra entera. Y esto aplica en otros niveles de Paralogismos de la Sombra sin Mundo, que además de dialogar con referencias, dialoga con su contexto histórico filosófico y político. De ahí las observaciones históricas del hablante:
Se damnificó el Mundo, se damnificaron las capitales y las sienes intentando nombrar lo intocable, el asco ante la carga feroz e incansable de lo moderno. Entonces, se les posa una Sombra sobre las ojeras, se los monta, les eyacula llanto hasta lo más profundo del útero, les esquirla los pulmones proletarios mientras observa lo divino separar apocalíptico de cotidiano. La Sombra se oculta, la Sombra se queda. Se oculta en el páncreas de la Sombra, pero se queda en el hígado. Se oculta en los huesos de la Sombra, pero se queda en la piel. Se oculta tomando los clavos del ataúd partido donde yace el abismo romántico, pero se queda en el corazón a la manera del tumor maligno de todos los olvidos (2019; pp. 11).
La voz enuncia un discurso histórico por la observación de un evento coyuntural: el ‘Mundo’ sufre las consecuencias de un desastre colectivo, se ha damnificado. Y el Mundo son las ‘capitales’y las ‘sienes’, son las urbe y lo individual, son las avenidas y los pasajes, son lo general y lo particular. Tal observación histórica le permite también al hablante situar su proyecto de poema absoluto, puesto que explica su contexto y posterga el proyecto.
Una vez planteado desastre colectivo, la ‘Sombra’ se instala en las ‘ojeras’ de los/las obreros/as, les trabajadores, los ‘proletarios’, metáfora del cansancio de quien trabaja, de los/las festivos/as trasnochadores/as de fin de semana o de los/las enérgicos/as madrugadores/as. La Sombra es en sí representación de la idea del funcionamiento del sistema capital, el cual se sostiene en las capitales y quienes habitan las capitales: trasnochadores, madrugadores, trabajadores.
Enseguida podríamos adelantarnos a concluir que la Sombra sin Mundo representaría la insostenibilidad del capital, el derrumbe del funcionamiento capital. Sin embargo la ‘Sombra’ no desaparece y no es algo que se derrumbe en la obra, pues esta se oculta, en piel, páncreas, hígado, huesos, en el romanticismo, en el olvido, en las personas. Y se manifiesta en los cuerpos, en la compra de la cerveza que va directa al hígado, en el valor recortado de los sentimientos, en la falta de memoria y recuerdo.
Esto me resulta un acierto por parte del libro y algo muy palpable, porque los sistemas sociales lo constituyen las personas, no solo entidades y organismos abstractos como el gobierno, la república, o el estado. La obra aterriza observaciones ficticias, refiere a un contexto histórico real, y genera diálogos entre aquello que, separado, pareciera ser particular y general, pero que está condicionándose y por ende unido. Aquí, implícitamente se desenvuelve un contexto en que puede tener lugar el postergado proyecto de poema absoluto, por lo que el hablante traza el origen, la causa de Paralogismos de la Sombra sin Mundo:
Da a luz el Mundo un grito humano, la Sombra los muerde con furia atómica, los deja tuertos, los deja desnudos de atardeceres y con los pómulos antárticos. Entonces, allí, desgarrados como los pezones hambrientos de la república los pueblos sangran… ¡LOS PUEBLOS SANGRAN PORQUE SANGRA EL MUNDO! [...] … y nunca fue al revés (2019; pp. 11).
La Sombra ‘muerde’ a quienes habitan las capitales, y el Mundo ‘suelta’ un grito humano, las capitales son el Mundo, éste lo habitan personas, y estas son las que gritan por la ‘mordedura’ recibida. Las personas van por este Mundo con caras frías, ‘antárticas’, vestidas, moviéndose del trabajo a la casa por las tardes, con ansia de tomar once, no tienen interés por ver el momento exacto en que el sol se esconde y la noche se posa sobre sí, de ahí que queden ‘desnudos de atardeceres’. Aquí la modernidad deshumaniza las sociedades, está ‘desangrando al pueblo’,puesto que transforma a las personas en algo que produce progreso y capital.
Paralogismos de la Sombra sin Mundo es causa de un ‘grito humano’, ese grito nace de la ‘mordedura’ de la Sombra. Realizándose una irrupción por gracia de la actual vida que se lleva en la urbe, el epicentro capital. De ahí que el epígrafe central de la obra sea: “Agradezco a mi patria/ y agradezco a la poesía… Por ser los artífices de este grito infinito”. Dando una clave al origen de la obra, el cual yace en la ‘patria’ que no es más que un miserable e infranqueable sistema capital que afecta a las personas, y que destiñe adornos como la república, la democracia, o la libertad.
Ahora bien, el grito tiene un enunciante, tiene la voz de Mundo, el que “parió a los 0 años, con el NN; el estandarte del ‘No Nacido’ o del ‘Nunca Nadie’” (2019; pp. 11). Es decir, voz de Desapariciense, en tanto parió con la marca que, después de los ‘cero años’, comienza a ser un ‘Nadie’, siendo antes de eso Alguien o Algo. En efecto, la misma voz del Mundo que grita, es a la vez la voz Desapariciense que encarna el hablante de la obra.
Y, esa voz Desapariciense que fue Alguien o Algo ¿acaso no es semejante a las personas, que son a la vez Alguien, a la vez una historia que cuenta Algo, y a la vez una futura ausencia? Más los gritos no pueden ser infinitos, porque el silencio siempre ha sido omnipresente, y cuando el silencio nos haya escuchamos nuestros recuerdos, los gritos de otras personas, el ruido que generan las cosas, el detenimiento del corazón o la manera en que acelera, y en silencio entonces expresa el hablante:
No quedó más que preguntarnos/ ¿Cuántos poemarios son necesarios para transparentar la miseria del hombre?/ ¿Habrá que llenar con el prefijo “anti” diccionarios y epitafios/ para que la poesía capitalista que nació desde la mala cobertura psicopatológica de los consultorios del Estado/ brote nuevamente como una flor de barro/ expandiendo sus pétalos desde la macabra carnicería humana?/ Entonces te dije:/ “bésame con un beso que recopile la poesía Universal para comprender de qué hablan estos imbéciles” (2019; pp. 48).
Soy categórico al decir que en Paralogismos de la Sombra sin Mundo hay un hablante de actitud frenética, desesperada, y de temple de ánimo comparable a la de un pensador, y no me refiero a filósofos concretos como Descartes, Delleuze o Byung Chul Han, al contrario, quiero referirme a que el ánimo del hablante inquiere preguntas a raíz de hechos que le parecen apocalípticos, quiebres de la historia. Preguntándose elocuentemente “¿Y aún quedará algo de Mundo?” (2019; pp. 53), pregunta que también se puede trazar fuera de la ficción y que aplica en la realidad, es decir ¿aún queda mundo en la manera que vivimos este mundo?
Sí, me da la impresión de que el hablante tiene el ánimo de un pensador, porque está sorprendido, y esa sorpresa le lleva a tratar de dar sentido a aquello que le sorprende por medio de un grito, un acto comunicativo irruptivo, que distorsiona el canal de comunicación. Y pese a este intento del hablante por encontrar sentido no lo halla, de ahí también que la obra sea Paralogismos y no Silogismos, pues son suposiciones, reflexiones, ideas que no se sostienen en argumentos ni sistemas filosóficos, más bien en aflicciones, en esa mordedura de la Sombra, que implícitamente es el veneno del capitalismo.
Las influencias, referencias y el hipertexto.
La tercera dificultad a la que me vi sujeto en la lectura de Paralogismos de la Sombra sin Mundo, fue la de verme sumergido en un tejido de hipertextualidad. La obra en sí no está situada dentro de un hipertexto al modo griego, es decir, no es un punto ubicado en una tradición de mitos que abarcan al texto de Paralogismos. Esto porque el hablante tiene encuentroscon un hipertexto delimitado por referencias realizadas explícita e implícitamente. Por una parte, se reflejan en citas de autores y obras, y por otra parte, el estilo de la forma no es del todo propio y esto genera encuentros con influencias.
Las citas explícitas de autores de poesía y filosofía delimitan los márgenes en que dialoga el contenido del libro: poesía, metafísica y política. Pero también son muestra de discursos que han sufrido la misma damnificación del Mundo que ha experimentado la voz Desapariciense. Así, parecen citados Baudelaire, Rimbaud, Mallarmé, Poe, Villón, Bukowski, el psicoanálisis, Whitman, Neruda, Huidobro, Pound, Artaud, Ginsberg, Parra, la nueva poesía Chilena, las ciencias sociales, Platón, Agustín, Kant, Heidegger, Sartre, Derrida, Eco, Octavio Paz, las vanguardias, todas voces que ‘sangran’, voces que yacen sumergidas en una ‘costra que cuelga desde el pescuezo’ y que no permite ver por ‘donde pisamos’ (2019; pp. 12).
La Sombra se queda pegada como ‘costra’, como un ‘tumor’, y éstos discursos también son parte de la Sombra que proyecta la damnificación del Mundo. Y aquí soy más realista al decir que la literatura, sea poesía, filosofía, política, antes que traer respuestas a nuestras inquietudes, nos lleva a responder con inquietudes propias, y en consecuencia oscurece los caminos que tomamos, no los esclarece.
En relación a esto, la voz hace dos excepciones en los autores que nombra: Carlos Marx y Pablo de Rokha. Estos símbolos de discursos filo político y poético, respectivamente, están implicados en procesos distintos a los demás discursos referidos en la obra. Marx ‘sangra’, pero no porque sangra el Mundo. Sino porque vomita por la bronquitis y la pleuresía “mientras escribe en hojas de roneo los últimos capítulos de ‘El Capital’, a la intemperie se azula de frío. De rojo y azul, Marx escribiendo ‘El Capital’ se asemeja a la bandera de Chile” (2019; pp. 12).
Marx sangra porque mientras escribe vomita pulmón e infección. Porque su obra ‘El Capital’ no solo es una manifestación ideológica y política, también es una verborrea personal que saca por su lápiz. Un acto relacionado con la ira, la pasión, el sentir, la sangre, lo ‘rojo’, como el color de la bandera comunista, pero que sin embargo se hace a la intemperie. Es decir, Marx no está cómodo escribiendo, tiene frío, y piensa fríamente cómo escribir sus ideas, matando lo ‘rojo’ de su verborrea.
Por su parte, la voz de de Rokha no sangra, puesto que “forjó una armadura con los gemidos del cosmos, su garganta fue agujero negro que quiso crear infinito en cada palabra” (2019; pp. 12). Es decir, de Rokha no enfrió su cabeza a la intemperie, más bien, se hizo parte de la intemperie, haciendo de lo que escuchaba en el cosmos una armadura que sirviera para hacer de sus palabras un ‘agujero negro’, algo ‘infinito’, algo que no pueda desangrarse.El discurso filo político de Marx se enfrió, le faltó acción, le faltó el pigmento de la sangre. En cambio el discurso poético de de Rokha murió en su misma voz , murió en los límites de su infinito, que tiene como raíz la evanescencia de su lenguaje.
Ahora bien, otra cita fundamental es la de Allan ginsberg, la cual constituye el epígrafe de Notas preliminares para una lectura apocalíptica de ‘Paralogismos de la Sombra sin Mundo’.Esta clave de lectura sigue tanto el tono de voz del Desapariciense como el de los discursos exceptuados, los cuales, pese a seguir en voga, con el tiempo inevitablemente desaparecen y se hacen algo inerte. Ahí, en esa caída sutil se para Allan Ginsberg inquiriendo: “Seamos los ángeles del deseo mundial/ y llevémonos el Mundo a la cama antes de morir”.
Esta cita, advierte lo que en Paralogismos de la Sombra del Mundo la voz lírica llega a hacer una condición, afirmando que “¡Para nombrar algo hay que decirlo todo!” (pp. 29). Desde un comienzo, el poema anuncia una introducción para un proyecto de poema absoluto, y en consecuencia es requerimiento y fin que la voz quiera y tenga ‘que decirlo todo’. Tal requerimiento, implicado en un proyecto de poema absoluto, es equivalente a lo planteado por Ginsberg: “llevarse el mundo a la cama antes de morir”, o en el caso de Paralogismos, antes de desaparecer y ser cubierto por la Sombra.
Este ímpetu que destella la voz hablante del texto se sumerge en el acto de nombrarlo todo encarnando el absoluto en sí mismo, en la primera persona, siendo claro y explícito: “¡SIENTO COMO SI TODA LA HISTORIA HUMANA SE RECONSTRUYERA EN MIS ENTRAÑAS!” (2019; pp. 45). A saber, la historia entera de la humanidad sería un límite palpable de aquello que una persona podría abarcar como absoluto, es decir, las personas poseen una historia particular y extender tal historia a toda la humanidad sería entrar en una suerte de absoluto.
A su vez, esta voluntad que lleva la voz a extenderse a un absoluto, es además una referencia clara. El verso citado en el párrafo anterior está en el poema ROKHAS, el cual por un lado refiere a una roca, algo sólido, que puede usarse como proyectil, algo rígido, y por otro lado refiere inevitablemente a Pablo de Rokha, siendo comparable a semejanza y diferencia de la voz de Morfología del Espanto, véase:
Todo es uno, uno es todo y funciona, enarbolado contra su imagen,/ sin embargo, yo existo porque yo escribo, soy único, únicamente/ único, y ahí radica la tragedia, que es el degolladero de/ todas las campanas,/ y mi conducta es mi caballo, sí, gritando, como un nogal herido,/ entre las grandes bayonetas (de Rokhas, Pablo; 2016; pp. 27).
Antes bien, el hablante de Paralogismos genera diferencia con la voz de Morfología del Espanto, puesto que en Paralogismos también ‘todo es uno, uno es todo’ pero no funciona. El Mundo, el todo, se damnificó, el todo se fragmenta a causa de una colectividad. Y por lo demás, de Rokha en su obra esboza a un hablante firme, presente, que existe porque escribe, pero Burgos en su obra esboza a un hablante Desapariciense, que grita y que en su grito encarna los gritos de demás Desaparicienses. Y, no obstante, hay un punto de semejanza en ambas obras:
Azoto el sol, cavando una gran laguna de fuego,/ en la que echaré la antítesis universal, cabalgando sus esqueleto de ceniza,/ mientras invento los abecedarios de América (de Rokhas, Pablo; 2016; pp. 42).
Tanto el hablante delineado por de Rokha, como el delineado por Burgos, quieren abarcar algo más allá de lo individual, lo particular: sean ‘los abecedarios de América’, sea ‘toda la historia humana’. Pero, la manera en que se extienden a lo absoluto,es lo diferente. El hablante de Morfología del Espanto quiere echar la nada, ‘la antítesis universal,’ en un azote, ‘al sol’, aquello que está más allá de su alcance, para así ‘cabalgar’ lo inerte, ‘lo muerto’, lo quemado, un ‘esqueleto de ceniza’. Mientras que el hablante de Paralogismos de la Sombra sin Mundo retrata en su voz el absoluto ¿cómo? Pues haciendo una Biografìa y autobiografìa del Desapariciense, la cual dice:
Destejeré/ el/ canto/ de/ la/ época/ gritándoles al oído con un lenguaje rarísimo/ que devuelva a la tribu en forma de palabra/ al que germinó soplándole los pelos trenzados al Mundo/ pero no pasó/ de ser un escupitajo de los padres/ sobre/ ruinas/ y/ fecas/ sobre/ ruinas (2019; pp. 34)
He aquí al hablante realizando un encuentro hipertextual con el proyecto anunciado en el poema. Tal proyecto además de ser un grito, es el uso de un lenguaje rarísimo. En cuanto a esto, Paralogismos ya tantea los terrenos de la experimentación en la expresión, pero el poemario que entrará de lleno en esto sería Para estrangular el lenguaje de los pájaros, poemario que por cierto aún no sale a luz.
Este postergado poemario de Fabián Burgos ha tenido adelantos en plaquettes, pequeños libros que son corcheteados, que por lo general no tienen un costo muy elevados, y que en sí no son libros: no trabajan legalmente con derechos de autor , y por ende, no serían obras atribuidas a un autor. En consecuencia, las plaquettes El idioma de los pájaros es también el lenguaje humano, Basurita cósmica, Des/ Er0s, y Aproximaciones a la palabra hastío son ensayos, intentos de configurar ese lenguaje rarísimo, que sin embargo el hablante de Paralogismos ya inferteliza, reduciéndolo a un ‘escupitajo de los padres’, saliva de la cultura patriarcal en la que se elevan las palabras de la sociedad occidental.
La voz lírica de Paralogismos llama a que hay que: … Educar/ una/ garganta/ que/ induzca/ al/ vómito/ bañando los flecos del margen/ del acorralado/ tormento/ entre/ las/ sienes/ peatonales/ de/ la razón” (2019; pp 34-35). Me atrevo a plantear que estos encuentros fuera del texto, son ensayos que realiza Fabián para afinar la puntería en su escritura. En efecto, las plaquettes serían el intertexto en que el hablante de Paralogismos de la Sombra sin Mundo educa su garganta para gritar en un lenguaje rarísimo.
Y, hay también antes otra condición que en el texto Plegaria de Bencina y Sangre delimita el hablante lírico: “... y es que habrá que arrancar de cuajo todo lo nuestro.”. He aquí una influencia y referencia muy importante. La voz lírica, que requiere el desprendimiento de lo que se posee, la propiedad, la identidad, ‘lo nuestro’, es un eco directo de Juan Luis Martínez, conviniendo en dos puntos: la desaparición, y un notorio cuidado en la formalidad de la expresión. De esta manera, véase La desaparición de una familia en La nueva novela:
5. Ese último día, antes que él mismo se extraviara/ entre el desayuno y la hora del té,/ advirtió para sus adentros: ‘- Ahora que el tiempo se ha muerto/ y el espacio agoniza en la cama de mi mujer,/ desearía decir a los próximos que vienen,/ que en esta casa miserable/ nunca hubo ruta ni señal alguna/ y de esta vida al fin, he perdido toda esperanza’ (Martínez, Juan Luis; 1977).
La voz inquiere que alguien, ‘él’, se extravió en lo cotidiano, en el ‘desayuno’, ‘la hora del té’, desapareció su ruta, y en efecto ha perdido toda esperanza. Ésta persona referida por el hablante no solo ha perdido algo, sino que él se ha perdido, y en eso es donde se aproxima totalmente al hablante de Paralogismos, que en Biografía y Autobiografía del Desapariciense exclama: “-¡NUNCA HE ESTADO!/ Me he perdido tras este abanicar de manos/ que salpica las capitales/ [...] es un desapariciense más-” (2019; pp. 40).
Tanto el hablante de Martínez, como el de Burgos, declaran una desaparición que tiene lugar en espacios cotidianos: sea en el desayuno, en las capitales, en la casa, en la urbe. Además, tachaduras, juegos visuales en las hojas con el texto, palabras subrayadas, palabras en cursivas, unas en mayúsculas otras en minúsculas, escritas al revés, son todos recursos que aparecen tanto en La nueva novela, como en Paralogismos de la Sombra sin Mundo para tratar el tópico de la desaparición, por lo que hay entre estos autores un diálogo presente a modo de influencia en el estilo de escritura.
Hago énfasis en el tópico de la desaparición, porque es en demasía importante dentro de Paralogismos, de ahí que el hablante sea directo al declararse a sí mismo: “!!!JUAN DE DIOS LUIS MARTÍNEZ/ TU NOMBRE ME RECUERDA AL MÍO QUE PERDÍ JUGANDO RULETA RUSA CONTRA LOS PÁJAROS/ CUANDO COMPRENDÍ LA INSIGNIFICANCIA DE LA PALABRA: MADRE!!!” (2019; pp. 47). Estos verso no afirman del todo que la madre sea algo insignificante, sino que es algo que ha perdido significado, ha perdido sentido, al igual que el nombre que perdió el hablante. Tanto la madre como el nombre son orígenes de identidad, y si carecen de significado y sentido, la identidad también pierde sentido.
Luego, en este sin sentido, el hablante declara la causa de su búsqueda de un lenguaje rarísimo: una apuesta de ruleta rusa contra los pájaros, cargada con un hipertexto muy sólido, que señalan las líneas de Observaciones relacionadas con la exuberante actividad de la ‘confabulación fonética’ o ‘lenguaje de los pájaros’ en las obras de J. P. Brisset, R: Roussel, M: Duchamp y otros en La nueva novela:
e. Para la naturaleza no es el canto de los pájaros/ ni su equivalente, la palabra humana, sino el silencio,/ el que convertido en mensaje tiene por objeto/ establecer, prolongar o interrumpir la comunicación/ para verificar si el circuito funciona/ y si realmente los pájaros se comunican entre ellos/ a través de los oídos de los hombres/ y sin que estos se den cuenta (Martínez, Juan Luis; 1977).
El silencio, es el silencio una parte fundamental del circuito de comunicación, que a semejanza de una partitura musical consta de un significado, de una ejecución, de una interpretación, una recepción y apreciación. Es, en palabras de Martínez, lo que establece, prolonga o interrumpe la comunicación. Porque de no estar presente el silencio, personas y aves no podrían verificar si realmente se comunican entre sí.
Efectivamente, si personas y aves se comunican realmente ¿la ave escucha cuando yo le hablo a otra persona, o viceversa, las personas escuchan cuando una ave se comunica con otra ave? Es decir ¿tanto la existencia de las personas como la de las aves se fundamenta en su capacidad de comunicarse, pese a que no se entiendan del todo? Y aquí entra en juego la desaparición que plantea Paralogismos, algo fundamental, que realiza un ejercicio en primerísima persona, apareciendo en el texto una imagen muy transparente y a la vez cruda de Fabián Burgos:
Fabián Burgos (16.561.886-6):/ Cursó su educación básica y media en la comuna de Estación Central/ “Liceo Metropolitano”, ciudad de Santiago. [...] En la “Universidad Arcis” cursó su educación superior/ Pedagogía en filosofía la cual el año 2007 cerró. [...] De niño baby fútbol jugó en el club deportivo “Redestar”/ su eterno barrio “Lo Franco” en la comuna de Quinta Normal/ fue la Historia de nuestra marginalidad contemporánea/ lo que hizo con él lo que ha hecho con todos (2019; pp. 41).
Traza la voz hablante una suerte de currículum de vida de Fabián Burgos en Biografía y Autobiografía del Desapariciense. Aludiendo espacios como el barrio, la escuela, la universidad, el club deportivo, el nombre y el rut: espacios que construyen una identidad. Referencia clave a las ideas que alguna vez trajeron Hegel, Marx, Proudhon: el materialismo histórico y la dialéctica de las ideas.
En efecto, tengo la impresión de que las ideas que planteaban pensadores como Marx o Proudhon eran muy acertadas en cuanto afirmaban que la realidad que me rodea, y la historia que llevo en mí, afectan y configuran mis maneras de sentir, pensar y actuar. Pero observo que la voz pone la dialéctica de las ideas antes que el materialismo histórico.
El materialismo histórico como idea funciona bastante bien, mi realidad y mi historia configuran lo que soy, y ya no es del todo como planteaban Kant, Rousseau, y los ilustrados europeos del siglo XVIII, que soy yo como individuo quien configura la realidad que me rodea y la historia. Pero enseguida la voz lírica agrega más a estos dos puntos:
Doce años en un terreno donde hoy los edificios empañan el mar./ Sí, las malas prácticas de los sostenedores fueron, sí/ la triquiñuela macabra de algún magnate, sí/ Rest in peace/ El colegio ha odicerapased [...] Un tiempo atrás buscaba un algo./ Sí, la baja cantidad de matrículas según ellos, sí/ manejo político para nosotros, sí/ Rest in peace/ La carrera ha odicerapased [...] El club deportivo ha odicerapased (2019; pp. 41).
Así la dialéctica de las ideas entra de lleno: las ideas siempre se están tensando entre sí para sintetizar nuevas ideas. Y aquí el poema tensa materialismo histórico, y la implicancia de la razón ilustrada, agregando una nueva idea. Sí, en alguna medida las personas, en tanto individuos, configuran su realidad y su historia. Sí, en alguna medida a las personas las configura la realidad que les rodea y su historia. No obstante, tarde o tempranos las personas, ya sean agentes de configuración de la realidad y la historia, o bien, sean agentes configurados por la realidad y la historia, desaparecerán junto con la realidad que les rodea, y eventualmente, junto a su historia. Enseguida, liceo, universidad, rut, nombre, barrio, club deportivo, en suma, una persona ha de ser un odicerapased, o escrito al revés, un desaparecido.
El paralogismo
De esta manera quiero concluir la presentación de este libro. Hago recuerdo de la estructura de un silogismo: dos proposiciones como premisas, y otra proposición como conclusión. Ejemplo: dado que en invierno todos los días llueve, y que cuando llueve saco el paraguas, luego, todos los días del invierno saco el paraguas.
Reviso esto porque el silogismo sigue algunas reglas lógicas y gramaticales, y cuando no se siguen del todo esas reglas se puede caer en lo que se llama paralogismo, es decir, ideas que en su secuencia parecieran ser correctas, pero que tienen ambigüedades en su estructura o en su contenido. Ejemplo: dado que todos los perros comen, y que todas las personas comen, luego, todas las personas son perros.
Sin embargo, pese a que un paralogismo no pueda ser algo cierto porque bien sus premisas son ambiguas o su conclusión no se pare en fundamentos sólidos, es sobre todo un ensayo de pensamiento que contiene un error. Error que quien lo realiza, usualmente no es consciente de ello. En efecto, un paralogismo, antes que un error y una ambigüedad, es una reflexión. Así, observo detenidamente Paralogismos de la Sombra sin Mundo:
¡NO HAY SOMBRA!/ ¡HAY HOMBRE!/ ¡NO HAY SOMBRA!/ ¡HAY HOMBRE!/ ¡NO HAY SOMBRA!/ ¡¡¡HAY PALABRAS NACIDAS DEL HAMBRE!!!.../ … hay palabras que devoran palabras y vomitan imperios (pp. 53).
Esto es, dado que la Sombra es el hombre, y que las palabras nacen del hombre que padece el hambre, luego todas las palabras devoran palabras y vomitan imperios. He aquí una gran síntesis del contenido de la obra. Paralogismos es una obra que surge desde la necesidad de decir algo, y que no teme en apuntar a la época actual: capitalismo, politiquerío, decaimiento general de la identidad, imperios disfrazados en discursos políticos, un machismo imperante en la sociedad por causa del hombre.
Fabián realiza el primer lanzamiento de un libro a los veintisiete años, siendo Paralogismos de la Sombra sin Mundo ese libro. Este detalle, me permite afirmar que una de las cosas particulares del libro es el cultivo de la paciencia. Destaco también la puesta en tensión de temáticas filosóficas y políticas, puesto que en un contexto de ausente educación civil, que intenta exterminar la enseñanza de la filosofía, lleva implicado un acto de responsabilidad y crítica con y para la sociedad. Y en último lugar, destaco la torsión del lenguaje, es decir, el atrevimiento de llevar el lenguaje a límites de manera pensada,
otorgando un valor de consciencia a la palabra, valor que hoy por hoy, con la presencia de las Ntics [2] se ha visto muy diluido, gracias a identidades virtuales y una creciente inmediatez.
Sugiero, a quienes lean este libro, lo hagan en silencio, porque éste les llenará ese silencio con muchas preguntas y muchas reflexiones. Es algo muy difícil de digerir, tiene muchas cosas bonitas e interesantes como cualquier otro libro. Y, si hay algo que me ha enseñado la literatura, la teoría literaria y los libros, es que estos, finalmente, existen porque tienen algo que decirnos. Yo afirmo sin duda que Paralogismos de la Sombra sin Mundo es un libro que tiene algo que decirnos, y por eso hay que leerlo, lo demás ya es entrar en categorizaciones que complican la cabeza. Terminaré leyendo las líneas del texto, que en lo personal, más me cautivaron, más me hicieron preguntarme cosas, y más próxima a mí como lector sentí:
Nos negamos a todo y sin necesidad de ser salvaje lobo aullé:/ !!!PADRE CIERRA LAS VENTANAS PARA HUIR ROMPIENDO LOS VIDRIOS CON LAS OJERAS/ PARA BEATIFICAR CON LAS MONEDAS QUE TE ROBÉ EN LA INFANCIA A LOS VIEJOS BORRACHOS/ QUE YACEN SENTADOS EN LOS COLUMPIOS DEL ABSOLUTO!!!/ Coloreábamos todas las veredas con el alquitrán que arrastrábamos desde el nacimiento/ nunca escondimos la mano después de tirar un verso por las alcantarillas/ para que fuesen leídos por los leprosos Posmodernos/ a los que a pedazos se les caía la realidad desde los rostros/ COMOROKHASSELESCAÍALAREALIDADDESDELOSROSTROS/ sólo porque nosotros hallaríamos el lenguaje marginal de los espíritus (2019; pp. 47).
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Notas