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Algunos apuntes sobre “Basurita Cósmica” de Fabián Burgos

Editorial Publicaciones Marca Chancho, diciembre 2018.


Por Paola Andrade Cantero



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Debo referir que al inicia la lectura de Basurita cósmica no pude evitar arrepentirme de haber aceptado el desafío de realizar esta reseña, me sentí amedrentada, como cualquiera que pretenda realizar una  crítica, pues la voz poética me interpela:

No creas cuando te digan que eres una promesa/Te castrarán la creatividad de cuajo/ Se pelearán por decirte cuál y cómo es el camino/Te corregirán los versos usando palabras/Que aludan a sus propias obras

Prometo no aludir a mi propia poesía y me dejaré conducir por esta voz poética que es a veces el Fabián que conocemos, en otras hay señales,  precarias indicaciones de lo que pretende del atento lector leedor. Es el relato, el acompañamiento de alguien que, no obstante, su inocencia no sabe nada de la escritura, pero desde esta condición, propone a un nuevo ser humano, noble limpio y listo para participar en la condena del poeta. Condena que deviene una alianza indestructible, un pacto irremediable entre hablante lírico y lector: Tú y yo, lector/Estamos irremediablemente encadenados, el uno al otro/ Por la Nada.

En este camino, el poeta verdadero, el de antes, no el famoso fingidor profesional de Facebook, es reivindicado. En ello no hay pretensión, no hay apariencias que cubrir, solo murmuración, solo sátira del exitismo, de allí que agrega:

No me leen los poetas consagrados/Ni los jóvenes que en revistas y diarios de circulación nacional/Pusieron su nombre sin que tampoco nadie los leyera/Los pocos  que  revisaron algo/Arrugaron la nariz/A gritos me cantaban canciones terrícolas/ Mientras yo les intentaba leer el Universo

Luego remata:

Allí donde los fondos dijeron que 0 aporte cultural/Que la plata es para los poemas de la pobreza

En esta diatriba al paternalismo estatal y a la costumbre de autoidentificarse y exacerbar la pertenencia o afiliación con grupos subalternos para obtener prebendas, allí mismo podríamos encontrar a poetas enfermos, los/las de la prostitución, poetas con necesidades otras, poetas infantes, poetas que se apesadumbran por vivir  en la ciudad, o al revés están los campesinos contrariados, los poetas sexuales, los que usan las fronteras para murmurar, los poetas de la montaña, los poetas del mar y todos quienes se sienten marginados apartados, alejados, contagiados abandonados.

Y yo oía el infinito” Manifiesto de “un pequeño dios” con capacidades únicas, más allá que un mortal común y corriente.

Su discurso es atemporal.

Me parece que hay cierto afán por encontrar conexión con el ámbito de trabajo del autor: “la filosofía”. Hay mucho de un intento por buscar la verdad escondida en la realidad de las cosas y en el discurso, pero qué es la poesía más que la persecución de las mismas respuestas? La diferencia con la filosofía es que esta espera las respuestas y la poesía no. La poesía es la complejidad de encontrar una ruta que haga posible distinguir en el sol de la mañana y en la noche cuando no se ha ido del todo, un indicio, una frívola incidencia  del entorno, la que sin embargo, es al mismo tiempo, el proyectil que paralizará la presencia-ausencia de  algo parecido al futuro.
Fabián sabe de ello, de este camino iluminado, porque su discurso es iluminado, en tanto que es, una vez más, como Bolaño, Borges, Cortázar, Perec y tantos otros, nada nuevo bajo el sol, sobre todo es metatextualidad. No es el intento por encontrar sentencias, ni provocar movimientos, ni respuestas totalizantes. Nada es totalizante en la poesía, experimentar, alcanzar la complitud, él éxtasis absoluto, tenerlo al alcance de las manos sería hasta peligroso para la propia existencia del autor. Es la búsqueda del momento previo al alumbramiento, incluso del verbo, un pre-momento, un instante misterioso en que todo es inocencia, pero también allí está el poder, es un lugar privilegiado este, de allí que en esta distancia el poeta dice:

Espero que en el acto de escribir/Algo extraño te comunique que se está escribiendo/
La verdad pienso que así funcionan todos los poemas/ Una güija/ Una relación que no se hace concreta/ Ni en la escritura ni en la lectura

Como sea, en este libro hay un camino, una búsqueda, un esfuerzo por cumplir, como en el camino hacia la iluminación y debe, no hay otra chance más, que franquear cualquier obstáculo. Aunque no haya futuro cuando anuncia en el siguiente:

El poema que busco/será escrito en el segundo mismo/en que nuestros parpados sean oscurecidos /por la caída del meteorito

El poeta de este libro tiene humor, humor ácido de carcajadas pero de la misma forma, dan deseos de llorar con la ironía brutal, desde la realidad y desde ella hay una interpelación al lector/a.

Hay algo de antiguo e iniciático en este libro, lo que resulta paradójico si retomamos de la impresión inicial, ya desde el título, que estamos ante un poema con tintes futuristas, pero esto es solo una plataforma de lanzamiento, una simulada pretensión que se asienta en un pasado mítico, anterior al lenguaje, lugar de composición del sonido, del sentido de elementos originales, esenciales. Basurita Cósmica, es uno de esos libros atemporales, que resisten las modas y el exitismo barato y embustero de tantos otros. Porque en sus líneas está Diego Maquieira y Marinetti, Rulfo y Antonio Pigafetta con su primer viaje alrededor del globo, porque es un libro que narra un viaje, un disparo cuántico hacia otros tiempos, que si bien podría ser al futuro, la preocupación elemental es el pasado, donde se encuentran las razones del lenguaje, de la poesía y de la trascendencia.



 

 

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