ASÍ TE LLEVO
A Raúl, mi padre
Nos conocimos tan tarde, padre
con toda la muerte cayéndonos
como alquitrán hirviendo
Entonces se nos desconfiguró la descendencia
Heredé tus años
¿Me recuerdas niño-luto?
En el patio
Lleno de barro
–sepultándome –
Y en la sorpresa del encuentro decir
Que solo jugaba
A ser plantor de grande
mi forma de referir
a jardinero
–Pero siempre fue la sepultura –
Porque aunque lo dijeras en broma
nací cansado
¿Y el miedo?
¿Recuerdas el miedo?
La enfermedad que no podía ser diagnosticada
y se me extendió hasta los adoquines
hasta el cemento
Así te llevo, padre
como una edad
Que se me adhiere fatal
pero que añoro
Así
muy profundo
Cuando algo me dice que germino
MADRE
A María Eugenia, mi madre
Qué hubiera pasado contigo, madre
Ahora
que los que siempre hemos estado dentro
nos rasguñamos enteros
Y es que te extraño y te me apareces
de repente
¿A quién darías el primer abrazo
cuando la enfermedad desaparezca?
Otra vez se ponen a explicar
que vendrá algo nuevo
el cuento de siempre
la noticia que esperábamos
desde antes del tiempo
Una película horrible
que sin embargo
nos tranquilizaría
Ya nada busco, madre
No hay secreto
Esa bomba de racimo
que fui durante décadas
ya es transparente
Pero se aproxima la noche
Siempre se aproxima la noche
y estamos tan lejos
MAL SECRETO
A aquellos colectivos de poesía a los cuales pertenecí
Despierto recordando aquellos caminos recorridos
durante esas resacas que nos dejaban tiritando
fuera del tiempo
Pues éramos diccionarios de nosotros mismos
Y saber que a pesar de las lagañas
del deseo incontenible del salto
seguir teniendo los pies sobre el mismo planeta
era suficiente para arrastrar la semilla
a una clave mágica
una suerte de electricidad que iba desde la médula hasta el cemento
una mecánica del ojo
que nos permitía –ilusos- desmenuzar la realidad entera
transparentar la ruta que tomarían los colores
pues no concebíamos la nada
no concebíamos la desaparición
así
como pequeños Demócritos callejeros
intentando recolectar los átomos del aire
para construir cualquier artilugio
que nos refugiara de los truenos
que llevábamos por el reverso
¿Dónde va a parar el rojo de los rostros después de la muerte? –preguntábamos-
¿Se estampa en el cristal de los edificios
Que aguardan el grito de los fugitivos de los destrozados
buscando insectos dorados ocultos en las alcantarillas?
¿O teje paracaídas
Que nos guardarán trizados pero vivos
Anclándonos el ombligo a las constelaciones?
Era eso
reptar sedientos con los dientes por encima de las veredas
En busca de alguna vibración
De alguna señal de radio
Que nos comunicara alguna profecía
el descenso de un ángel
Para contener las ganas que tenían nuestras cabezas
De estamparse contra los techos
¿Dónde va el verde de las hojas
que colocaríamos al fuego a años luz del primer llanto?
¿se acoplará al cielo y quebrará las tormentas
Que nos anudaban la lengua al nicho
haciéndonos voltear los ojos hacia el cráneo
A mirar todas aquellas cicatrices que señalaban
el lugar exacto por donde debiese entrar la bala?
¿O se difumina en los tumores
Que pronto asolarán a la familia entera?
Y descalzos
con las pieles resecas
Con los hálitos indescifrables
nos recitábamos a De Rokha Anguita
Cáceres Calderón de memoria
para darnos un poco de significado
para evadir las ganas de golpearnos
o de salir corriendo
alucinando con que un mundo más agradable
habitaría en las turbinas de los aviones comerciales
¿De dónde proviene el blanco que me tiñe?
¿Cuántas capas de profundidad ha de tener la carne?
Pues siento que a cada rato se me exterioriza el hueso
y alimenta las canas que incontenibles me están brotando en cada respiro
desde algo que podría ser el cerebro
Y ya no puedo gritar como antes
Es eso
ya no puedo gritar como antes
Porque al parecer se me enredan a la garganta
y ese ahogo edifica la primera tumba
¿Dónde se fue el azul del cadáver al segundo de ser carroña?
¿Acaso agrietó la tierra hasta su núcleo
Para disparar alfileres hacia los límites
de lo que nunca conoceremos
Y en esa fragilidad sostenernos
Como un insectario que pende
sobre al vacío?
¿O hizo música con el crujir
De nuestros tobillos
Cuando caminábamos de madrugada
embalsamados
en busca de cualquier lugar
que nos quebrara el fémur
para dejarnos acurrucados
a otras dimensiones?
Vómitos siestas y horas de silencio
Para ver si en algún lugar extraño
Entre la vigilia y el sueño
Se nos revelaba aquel secreto
¿de qué nos sirve escribir poemas
Si no es para eso? –decíamos–
Rasguñar incrédulos aquella promesa
Que nos permitía eludir la muerte
Y todo era un fluir hacia la tristeza
¿Dónde va a parar el rojo ahora nuevamente?
¿el recuerdo?
¿Este momento en el que ya no estoy pero estaría?
<Soy un pésimo amigo
Debiesen saber que soy un pésimo amigo
Y no esperar que arrastremos juntos los escombros
Que me parten el lomo sin importar la compañía
Entiendan eso y les podré prometer la distancia
La reducción de daños
a la que tranquilos nos somete
aquel conocerse en puro tacto>
Mientras en las paredes seguía hirviendo una vida prehistórica
y solo los ronquidos nos acariciaban por dentro
El pensamiento no era más que una cartografía
De aquellas catedrales
Que evitarían que en algún momento
Nuestros padres estuviesen de acuerdo
Con que nos pegaran electrodos a las sienes
Para evitar el delirio
El magma que nos calcinaría
en aquel lugar que añorábamos
El negro no hay que buscarlo
Lo llevo desde niño incrustado a las escamas
Mis costillas dibujan una colisión de hadrones
En Avenida Costanera Sur con pasaje tres
Mi cerebro se revienta contra las luces estereoscópicas
En Alameda con general Velázquez
Mi mandíbula se desencaja para intentar tocar los asteroides
En Valle del Elqui
Mi corazón sigue donde mismo intacto
pude colonizar en astillas el pecho
Y un sentimiento inexplicable
que un día descubrirán flotando en las peceras
EL CAMINO
A los que son, fueron y serán, mis amigxs poetas
Y te dijeron que lo hacías bien
o que lo hacías mal
Que eras la gran promesa
para un tiempo próspero que nunca llegaría
o que mejor te dedicaras a lo de siempre
tomar cerveza y comentar libros
con aquellos pocos amigos que también leían
a los que conociste en un momento extraño
antes de que madurar fuese obligatorio
Y pensaste que los poemas eran la vida
Y te dejó de importar la misma
porque sentiste que una muralla se rompía
que en la escritura ocurría algo desconocido
y te permitía mirar la realidad desde dentro
Y era un sentimiento tan intenso
que te pusiste a gritarlo en el paradero de las micros
para que todos lo experimentaran
Pero notaste que era imposible
y buscaste amigos nuevos que como tú vibraran
Y supiste que más temprano que tarde
debías escribir un poema dedicado a ti mismo
para dejarte una huella
que te permitiera no olvidar jamás el camino
Y decidiste estudiar literatura ciencias o nada
como complemento
sumarle vida a la vida y por ende al poema
Y te llenaste de un montón de frases lindas
de pequeños balbuceos que en ese mismo momento entendiste
que encontrarías ridículos de grande
y que para protegerte apelarías a que te volviste viejo
Solo para seguir creyendo en que nada fue en vano
que también hiciste algo con sentido
Y te aprovechaste de ser considerado raro
en espacios donde el raro era considerado genio
porque no parabas de alucinar con que algo te debía el mundo
Y tuviste que criar a uno o más hijos
o hacerte responsable de cuestiones terribles
Y sintiéndote absolutamente fuera de algo que ni siquiera imaginaste
apagaste por montón cigarrillos encima tus brazos
y dormiste borrachísimo sobre las bancas de las plazas
para ver si era verdad lo que comentaban
respecto a dejarte envolver por las estrellas
Y quisiste publicar un libro
Y quisiste ganar un premio
porque aunque no lo confesaras
sentías envidia
Y mágicamente te entró el gusto estético
Y hasta te dieron nauseas cuando se decía que eran buenos
los que encontrabas malos
esos que eran puro lobby
los amigos de los amigos
Y se llenaron tus textos de errores básicos
porque también te entró una ansiedad gigante
Y clasificaste libros y autores según te convenía
Mentiste
Dijiste haberlo leído todo cuando con suerte te alcanzaba la cabeza
para azotarla contra las contratapas
Y sin vergüenza expusiste tus impresiones
en todas las reuniones sociales
esperando una chance
que alguno de los que tenía una columnita insignificante en las revistas de turno
te hicieran un guiño
Y si no fuiste considerado reclamaste en secreto
que todavía no llegaba tu tiempo
que todavía no era tu época
Y así te hundiste hasta donde ni tú supiste
Y unos pocos te admiraron
Y a los veinte creíste tener cien años
Y te arrepentiste porque algo impronunciable te volvía a partir el pecho
Y aunque con el tiempo lo negarías
a todos adoraste
Y quisiste ser como ellos
Y abusaste de la cocaína las pastillas y el vino
porque te convencieron de que allí habitarías otro ritmo
un pálpito desconocido para los oficinistas
para las grandes multinacionales
Y quisiste enseñarle a los más chicos ese supuesto hechizo
siendo que ya no lo querías
siendo que ni siquiera lo soportabas
Y quisiste aprender mística psicoanálisis y filosofía
para autogestionar el trauma que arrastrabas desde la infancia
pero sólo descubriste una herida más allá de tu existencia
Y miraste hacia atrás
te sentaste súper caricatura frente a la página en blanco
y te sentiste atrapado en un lugar tan extraño
Y de puro alcohol y rabia vomitaste
Y dejaste de escribir por un montón de tiempo
Y te dedicaste al trabajo
Y le diste espacio a un amor más sano
Y algunos te preguntaron qué te pasaba
y no les respondiste
Y teorizaste respecto al poder de la literatura
Y estando tan pero tan cansado
quisiste ingresar a la academia
porque te permitía al menos ya no habitar esa tragedia
Y creíste que algo en ti se transformaba
pero se te fueron algunos de los seres más queridos
y el camino se volvió inmensamente triste
así que de nuevo te pusiste a escribir poemas
Y quisiste morir un montón de veces
Y recordaste que en algún momento escuchaste
que las palabras no nombraban nada
que con suerte se aproximan
Y comenzaste a burlarte de lo mismo de pura pena
Y ya no pudiste contar las oportunidades
en que sentiste que enloquecías
Y no dormiste
Nunca más dormiste