Este libro es como un muñón de carne ensangrentado. Todo libro se Lee con asco, dice su propio autor.
Todo cuerpo llegado el día, siente asco de si mismo.
Toda constelación, es una agrupación de elementos que en su densidad, en su exceso, dan asco.
Se filtra algo de lo real en el, porque las constelaciones a las que refiere parecen ser los restos materiales de su herencia. En cada uno de los poemas hay sabor a sangre y algo de descendencia y material orgánico, que el poeta celebra, devoto de su propio onanismo incorpóreo.
Sangre y algunos otros fluidos imaginarios que parecen encadenar la pregunta por el ser.
Y cada cierto tiempo el ser se asoma, claro, pero ocluido por sus nervaduras sus sustancias, sus fluidos vitales.
La poesía misma que lo atraviesa pasa de ser inmaterialmente liviana a ser un abarrotado espacio lleno de Basuritas cósmicas. En las mismas palabras de Burgos: Viento por vientre. Y todos nos quedamos rotos.
Y luego el paladar. La enfermedad, un cabezazo contra las bibliotecas. Y más allá la esperma que cae sobre el óvulo, la herida, la gangrena que se come el esplendor de la palabra, la madre que te arroja a contemplar los muertos, las uñas, las mucosidades insistentes.
Si hubiese leído más distraído este libro habría imaginado que era un poemario de anatomía psicótica, un libro de biología perdido en la metáfora, un cuerpo monstruoso a punto de eyacular. Su autor se ríe un poco más allá, parece estar enumerando pequeñas muertes cotidianas como triunfos, de manera convulsiva, develando altares del ser humano, quemando los juguetes que le regala su madre y esparciendo el plástico derretido por la piel sensible.
Generoso en metáforas quemantes. Libro vital este, de un nihilista extrañamente vitalista, muy afín a épocas que se caen desde los cimientos. Cómo un último esfuerzo poético de darle palabra a los derrumbes.
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Solorza. e-mail: letras.s5.com@gmail.com "Constelaciones", de Fabián Burgos
(Askasis, 2022)
Por Antonio Letelier
