El corpus de la literatura afroperuana tiene una vertiente oral y otra escrita. En la primera, destacan un conjunto de composiciones variadas como la décima, los pregones, la saña, la cumanana o las canciones de cuna. En la vertiente escrita, sobresalen autores como Enrique López Albújar (Matalaché, 1928), Nicomedes Santa Cruz (Décimas, 1959), Antonio Gálvez Ronceros (Monólogo desde las tinieblas, 1975), Gregorio Martínez (Canto de sirena, 1976, Crónica de músicos y diablos, 1991) y Lucía Charún-Illescas (Malambo, 2000).
A este grupo pertenece también Cronwell Jara Jiménez (Piura, 1952) autor del libro de cuentos Babá Osaím, cimarrón, aparecido el año 2003. Ahora, Cronwell Jara enriquece su prolífica y versátil producción literaria y la narrativa afroperuana con la aparición de la novela Enkríkamo. Batallas de un rey congo en el señorío de Huachipa (Quimérica Editorial, 2024).
La novela narra en diferentes cuadros la épica vivida por los esclavos negros traídos desde el África, desde la lejana Guinea, a tierras americanas y sus peripecias en este Nuevo Mundo. Casi al final del libro, se interpolan breves historias que dan cuenta de la riqueza inventiva y sabiduría de los pueblos africanos. En la novela, se relata la huida, agitada y violenta, de Fraicico Congo y su gente, así como las luchas contra otros grupos de esclavos negros y sus días en el palenque de Huachipa. Se narra la resistencia de los cimarrones, las batallas por la libertad definitiva y la caída del protagonista. Estas escenas nos remiten a las mejores páginas de El reino de este mundo de Alejo Carpentier.
Fraicico Congo y sus hombres se mueven azuzados por sus ansias de libertad y por el coraje insuflado por Olofi, su Padre Poderoso, y por sus orichas: Changó, Ochún, Anansé y los demás. Pelean por ser libres y atracan en los caminos a los curas libidinosos y a los hacendados viles y crueles. Fraicico Congo, Príncipe y Rey y su descendencia nunca se apartan ni renuncian a sus creencias: “Imposible despojarle de su cosmogonía Astral, infinita. Y volvió a esa certidumbre filosófica de siglos… (p. 18).
El protagonista actúa guiado por sus creencias más profundas. Cronwell Jara ha sabido representar la sabiduría ancestral y las creencias de los esclavos negros traídos al Perú: “Y si mi reino es Congo, los Congo sobreviviremos en la eternidad a donde nos lleven los Odus y el capricho de las divinidades de nuestra dulce y amada Guinea” (p. 19). Dentro de esta vasta y compleja cosmogonía, sobresalen las figuras de Enkríkamo, espíritu musical y contador de historias y Mokéle Mbémbe, el maligno, la fuerza descomunal y destructiva.
Otro de los méritos de este nuevo libro de Cronwell Jara es la manera detallada cómo el autor nos muestra el escenario rural de la Lima de los virreyes por donde huyen y luchan los personajes. Una serie de referencias bien puestas dan vida a la flora y fauna de estas tierras. También se ha sabido representar el palenque de Huachipa —según el historiador Carlos Aguirre, en su libro Breve historia de la esclavitud en el Perú, se trata del palenque o quilombo mejor documentado— donde Fraicico Congo, alias Chavelilla, y sus hombres viven lejos del cepo, el látigo y las cadenas, y celebran su libertad cantando y bailando y entregándose a los placeres del vino y del amor. Se aprecia que ha habido una minuciosa tarea de investigación para recrear pormenores de la época colonial en nuestro país.
Otro rasgo importante de la novela consiste en el rol que se le asigna a la mujer a lo largo de la narración. Esta no solo es ardiente compañera en las noches de amor. Es también la compañera en las batallas contra los godos y, finalmente, será quien conserve la semilla, la fuerza y sabiduría de todo un pueblo que se regenera y perdura por siempre entre nosotros:
La mujer es astucia. Más hábil y capaz que la serpiente y el zorro. Y podría destronar en sabiduría al propio Anansé, el príncipe astuto. Sin mujer no hay sabiduría ni sagacidad. Son más sabias que los hombres. La lanza del mejor guerrero suele ser menos filosa y certera que la refinada astucia y sapiencia de una mujer (p. 62-63).
Pero quizás lo más logrado de este libro está relacionado con el trabajo del lenguaje. Cronwell Jara luce en esta novela una prosa poética bien labrada en cada fragmento que se sostiene a lo largo de la narración. En algunos momentos, utiliza una secuencia de adjetivos para describir el ambiente. Combina este recurso con una comparación o una metáfora: “El día se hizo una malla de luz sombría, opresiva y palpitante” (p. 13). Algo semejante sucede cuando se busca la caracterización de un personaje: “Rio Martín, sabiéndose enorme, espigado, recio y de brazos largos como ramas de guarango espinoso” (p. 110).
Otro rasgo del estilo poético que muestra Cronwell Jara en esta novela guarda relación con el uso de metáforas donde los términos usados se vinculan con elementos del mundo representado en la historia: “Su fuerza y fortaleza era de búfalo en celo” (p. 18). “¿Qué espíritu maligno era ese que abría sus extremidades de lianas o tripas monstruosas?”. (p. 13). “Ya no besaría ni mordería sus senos. Esos frutos maduros y lechosos” (p.21).
Enkríkamo. Batallas de un rey congo en el señorío de Huachipa es una magnifica novela del cimarronaje en los tiempos de la colonia que suma, significativamente, en la importante producción literaria de uno de los narradores peruanos más representativos de nuestros tiempos.
Lamentablemente, la edición del libro —que también debe ser siempre una obra artística— no está a la altura de la novela. Ojalá aparezca pronto una nueva edición trabajada con mayor esmero.
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"Enkríkamo. Batallas de un rey congo en el señorío de Huachipa", de Cronwell Jara.
(Quimérica Editorial, 2024, 144 páginas).
Por Fernando Carrasco Nuñez