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CACERÍA DE ESPEJISMOS O LAS OTRAS CARAS DE LA VIDA
Cacería de espejismos, cuentos de Pedro Novoa Castillo
(Universidad César Vallejo, 2013)

Por Fernando Carrasco Núñez




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Es bastante notorio que nuestro canon narrativo está signado, principalmente, por un fuerte influjo del realismo decimonónico. No obstante, desde la lejana aparición de la novela en folletín Lima de aquí a cien años de Julio Manuel del Portillo, publicada en el diario El Comercio en 1843, hasta nuestros días, se ha ido desarrollando en forma paralela un grupo menor, pero, también importante, de trabajos creativos que se enmarcan dentro del género de ciencia ficción. A su vez han aparecido, en los últimos años, algunos espacios virtuales y fanzines que difunden el trabajo de autores jóvenes adscritos a esta tendencia. De otro lado, también es manifiesta la aparición de algunos críticos literarios que han tomado este género como objeto de estudio. Esto nos permite inferir que en adelante la literatura de ciencia ficción podría ir cobrando aún mayor fuerza en nuestro medio.

Los dieciséis relatos que conforman el libro Cacería de espejismos (Universidad César Vallejo, 2013) del narrador Pedro Novoa Castillo (Lima,  1974) pertenecen a esta línea del ámbito narrativo. Los relatos nos muestran ciertos rasgos formales que ya se habían apreciado en sus trabajos anteriores: las novelas Seis metros de soga (2010) y Maestra vida (2012). Destaca, sobre todo, el uso de una prosa bien trabajada, con frases largas, siempre cadenciosa, y pródiga en imágenes audaces: “Sus párpados son navajas que suben y bajan como guillotinas enanas decapitando figuras” (27) o “Sentí el alcohol como colmillos de perros rabiosos arrastrándose por mi garganta” (80). En el relato “Inserte cuatro monedas de a sol, por favor” (espejismo dos) el narrador protagonista recurre al uso de la jerga popular.

Si nos centramos en el plano del contenido apreciamos que el primer relato “Al revés, el cuento” (espejismo uno) funciona como una eficiente puerta de entrada al libro, una puerta que nos conduce de golpe a realidades desconcertantes donde habitan personajes muy peculiares que observan el mundo de cabeza, androides convertidos en agricultores cibernéticos, robots que reflexionan sobre las funciones del lenguaje humano, niños que crean en segundos realidades ilusorias o seres alienígenas que apenas conocen algo sobre nuestro planeta. Muchos de estos personajes aparecen vinculados al uso de una serie de instrumentos que les ofrece el desarrollo tecnológico: programas virtuales que nos proporcionan obediencia absoluta, artefactos que desintegran a las personas o las convierten en cualquier cosa o lentes que nos ayudan a enfrentar algunos virus que afectan nuestra visión.

No obstante, en cada una de estas historias está presente el afán de reflexionar acerca de temas reales y vigentes. A través de diferentes especulaciones y conjeturas se pretende ponernos en alerta sobre los problemas más álgidos que aquejan a la humanidad. La muerte del color verde en el cuento “Lápices lacrimales” (espejismo nueve) funciona como una terrible metáfora de la deshumanización y del atentado que se comete, en nuestros días, contra el medio ambiente. En “Poder circular” (espejismo once) se hace una dura crítica al fanatismo ideológico y religioso, y en el cuento “Cuestión de daltonismo” (espejismo tres) el futuro es representado como un tiempo decadente donde las taras que agobian al género humano han alcanzado, incluso, niveles interplanetarios. La humanidad desarrolla de manera vertiginosa el campo tecnológico, pero involuciona en cuestiones éticas y morales. El autor nos muestra lo negativo y sórdido que acontece frente a nuestros ojos, aunque considera que todo intento por revertir las cosas puede resultar en vano, rasgo que denota también cierta visión pesimista de la vida. El narrador del texto “Para qué escribo este cuento” (espejismo diez) nos dice desde el inicio: “Escribo este cuento para buscar una salida conociendo de antemano que no hay ninguna, sabiendo que es un acto de fe o de conmovedora estupidez” (91).

Se aprecia también un tono irónico en los cuentos que conforman Cacería de espejismos. En el cuento “Estás infectado” (espejismo ocho) se relata una historia donde los hombres no pueden leer textos literarios clásicos como El Quijote o La metamorfosis porque terminan infectados por el Síndrome de Repetición Visual, un mal que no les permite leer ninguna de estas obras de manera completa, puesto que una vez infectados solo alcanzan a  leer el título, y luego la primera línea de manera repetitiva hasta el final. La gente huye de los textos literarios. Novoa nos muestra en forma sarcástica este mal que padecen muchísimas personas de nuestra sociedad, gente que vive apartada de la lectura y que va por el mundo, robotizada, adormecida, por los diferentes medios masivos, que manejan los grupos de poder. El texto literario es considerado como un objeto peligroso en el contexto en el que nos movemos: “No sé qué estudios malévolos habían llegado a la perversa conclusión de que los lectores descubrían cosas que no debían descubrir” (77).

Podemos concluir esta breve reseña apuntando que Cacería de espejismos viene a confirmar la solvencia narrativa de Pedro Novoa, pero a la vez da cuenta de que nos encontramos frente a un narrador versátil y de una riqueza inventiva notable.



 



 

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