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EL ARTE DE LA DILUCIÓN EN “ANTROPOLOGÍA DE LA ESPUMA” DE JIMMY MARROQUÍN


Por Fernando Carrasco Nuñez




La vida del hombre gira en función a su futuro, a su proyecto de vida, por ello cada logro alcanzado tiene la marca de un deseo angustioso de justificar una fugaz existencia. No obstante, tanto el presente y el futuro del hombre están marcados también por el pasado. El hombre es el resultado de lo que ha sido a lo largo de su vida y este pasado, irremediablemente perdido, muchas veces surge como una evocación nostálgica que nos ayuda a recordar nuestro origen y a reafirmar nuestra esencia para afrontar con convicción el porvenir. En tal sentido, por este sendero transita la poética que Jimmy Marroquín nos presenta en su libro Antropología de la espuma (Lima, Hipocampo editores, 2008). El pasado, que alberga espacios primigenios, acciones definitorias y personajes entrañables, se ha transfigurado en una densa capa de espuma desplegada entre los vericuetos de la memoria. Por ello el poeta apela al arte de la dilución mediante las palabras, mediante la poesía, para reconstruir morosamente y amorosamente ese remoto paraíso perdido entre las impurezas de la espuma:

Si al volver,
oh disidente,
a este pasado remoto, descubres sólo ruinas de sombras y el
eco tullido de aquello que, irremediablemente,
perdiste,
entonces
sólo cabrá postrar los muñones, acodarse en el cieno, quitar
amarras al viento y reconstruir,
con serena diligencia,
el vacío largamente entrevisto”(pág. 16)

Hay un sentimiento doliente en los versos de Antropología de la espuma cuando se evoca la infancia al lado de los seres queridos, puesto que el presente es entendido y sentido como un escenario acaso más lóbrego y decadente; esta idea se vincula con una visión del mundo que considera al pasado como un período siempre más feliz que el presente tal como lo leemos en los conocidos versos del poeta español Jorge Manrique: “Como a nuestro parecer/ cualquiera tiempo pasado/ fue mejor”. Sin embargo, llama la atención que ese pasado entrañable se configure como un tiempo precario y hasta grotesco que está vinculado con los seres más venerados como los padres y los hermanos. En el poema Evelyn se canta a la pureza de la hermana ausente al tiempo que se recuerda los “peluches cercenados” y en el poema Hijo pródigo se evoca a la madre y las hermanas a las que se recuerda como “migajas de hiel”. Acaso esta idea de precariedad y de lo grotesco se entienda mejor con un término recurrente en el libro. El vocablo “muñones” aparece como un símbolo de la visión que el yo poético tiene del pasado y el presente. El poeta siente que se ha escindido una parte de su ser donde radica el ayer añorado, él mismo es un enorme muñón que rememora esa parte de su existencia perdida para siempre. Esta idea de lo grotesco en los versos de Antropología de la espuma se percibe mejor en el poema “Lazareto, 1921”. En este poema el leprosario surge como un espacio habitado por seres marcados por la fatalidad, es una hermosa metáfora de la unión familiar signada por el dolor y la carencia.

“…pero todo continúa igual: “Lazareto – 1921”, refugio
de enmohecidos nombres, de apestados,
de nauseabunda sangre y ambarinos sueños,
del secular miedo,
del ser devuelto a su acendrada
condición de cieno…” (pág. 57)

Este libro de Jimmy Marroquín está dividido en tres secciones: Diseño de la espuma, Antropología de la espuma y Relación de cenizas. En el plano formal destaca la presencia de diferentes voces que a la manera de un concierto polifónico van reconstruyendo personajes, escenarios y acciones del pasado. El talento poético de Jimmy Marroquín le permite “despersonalizarse” para configurar el mundo interior de algunos de sus personajes líricos. A lo largo del poemario destaca también un lenguaje terso y refinado, además de figuras retóricas bastante logradas. El poeta se hace dueño de un repertorio léxico de términos eufónicos que entran en sintonía con el mundo representado en la obra. Podemos citar algunos vocablos como disidente, muñones, desdoro, abisal, atrabiliario, írrito, pátina, incuria, etc. Como se percibe el lenguaje de Antropología de la espuma toca el dolor y el pasado. También enfatiza en la idea de lo precario y la destrucción cuando se alude a polvo, musgo, ceniza, hollín, carcoma, aserrín, moho y cieno. Otro rasgo formal que podemos resaltar es la presencia del estilo enumerativo en casi todos los poemas del libro. El estilo enumerativo aparece con diferentes estructuras. A veces notamos frases nominales breves y en otros casos periodos largos enumerados casi caóticamente como se aprecia en el poema Ver y tocar. Y en el poema Morada de la espuma se percibe el estilo enumerativo combinando el uso del asíndeton y polisíndeton sin perder nunca el sentido del ritmo en el poema:

Esta es la casa
su astillada puerta,
sus goznes entrañables y su falleba rencorosa,
la ceniza de su otrora tumulto inabarcable,
su espuma ígnea
y su ríspida altivez intolerable,
su zaguán oscuro como un tajo disoluto,
sus paredes balbuceantes y sus agrestes cielorrasos” (pág. 18)

Por lo reseñado en estas breves líneas podemos finalizar apuntando que Antropología de la espuma de Jimmy Marroquín es un poemario muy intenso y bien trabajado en el plano formal que suma significativamente en el proceso poético ascendente de su autor.

 

 

 

 

 

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