Estimado Cristián:
Al igual que tú, soy poeta.
Al igual que tú, nuestra escuálida obra poética
ha tenido escasa repercusión en el campo literario nacional.
Al igual que tú, a veces me siento iluminado
y siento deseos de compartir mis opiniones.
Al igual que tú, comparto esas opiniones en diarios de derecha,
con la intención de apelar a la clase alta de nuestro país.
Al igual que tú, amo tanto a Chile como a la poesía.
No puedo negar, por ello, la desazón y el desconcierto
que sentí cuando te vi ayer en la propaganda del Rechazo.
El catador de poemas,
el capitán de los viajes a la palabra,
el promotor del desembarco de los ángeles,
el intelectual que criticó el mercantilismo
caminaba sonriente en un spot
digno de una multitienda.
Las voces infantiles, las tomas de distintos paisajes,
la música de orquesta fundida con un metalófono
no hacían sino subrayar la gravedad del cliché.
¿Y quiénes somos los poetas sino aquellos
que debemos oponernos con todas nuestras fuerzas
al cliché?
Muchas veces has citado las palabras de Hölderlin
que tan bien analiza Heidegger:
“Poéticamente habita el hombre sobre la tierra”.
No es poético aliarse con oportunistas.
No es poético recibir financiamiento de usureros.
No es poético victimizarse junto a quienes,
como tú y como yo, somos privilegiados.
No es poético restringir el acceso a la lectura.
No es poético difundir información falsa.
No es poético engañar al pueblo de Chile.
Aún estás a tiempo, Cristián, de dejar atrás
los cantos de sirena
y volverte al lado luminoso,
donde resuenan nítidos
los “cantos de vida y esperanza” (Rubén Darío).
Por eso he escrito esta carta en verso
para que tu fino oído la capte
en toda su hondura y honestidad.
De tú a tú.
De poeta a poeta.
Y si cada chileno es un poeta,
entonces somos miles, somos millones de poetas
los que te estamos llamando.
