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"El miedo es un negocio", de Fernando Jerez,
a 40 años de su publicación


 



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Poeta Oscar Jara Azócar
"...El miedo es un negocio despertó mi interés desde las primeras páginas. Los personajes que aparecen en esta etapa de este tiempo, hablan y transmiten sus ideas con el revolucionario talento del autor. Es original desde el título y cuando se empieza a leer o sentir sus pasiones, se desea seguir leyendo hasta el final. Esta es su primera y favorable cualidad. El protagonista o el muchacho que va narrando su vida cotidiana -como si se conociera en trato personal- se hace liviano, amisto­so, y fácilmente simpatiza con el lector, hasta hacerlo sentir esos momentos de pánico, o esos otros del ambiente, en una narrativa de gracia, con "palabras inventa­das", que se celebran espontáneamente.

Y tanto más que la crítica seria y bien intencionada puede expresar para un merecido éxito entre las voces nuevas que se levantan en la nueva novela..."

Ricardo Navia, La Nación, 2.09.73
"...La obra está escrita en monólogo interior, monólogo de cada uno de los personajes, pero no como lo hizo Faulkner en Mientras yo agonizo, en la que la acción era dada al lector en forma de relato por los personajes que monologaban, sino a la manera de Jerez, en que la acción está mezclada al sentir y a la problemática interna del individuo y su racconto. También en esta obra hay acción, hay emoción en muchos de sus capítulos, pero por sobre todo hay una visión de un mundo real para muchos desconocido, el mundo de los negocios bancarios, la sicología del comerciante con cheques, sus aspiraciones, su manera de vivir, su manera de concebir la vida. Muchos de los entes así presenta­dos, configuran verdaderos arquetipos...

La técnica empleada por Jerez es difícil. se presta más para un conocimiento sicológico profundo de los personajes que para una obra de acción. Sin embargo, el autor ha sabido dar también una idea de la época en que fue escrita, una visión de conjunto y, a la vez, una crítica social implícita..."

Braulio Arenas, Revista Plan, 30.08.73
"Hasta ahora, y desde 1960 en que Jerez publica Los sueños quedan atrás", este escritor había mantenido una gran fidelidad a la narración corta, y no hace mucho celebrábamos uno de estos relatos: Claudia, así como cantidad de otros por los que el escritor chileno (nacido en 1937), se desplazaba como uno de esos contadores orientales de las Mil y una Noches, sacando argumentos de la más inmediata realidad con una feérica abundancia.

Por esta razón, por saberle tan incrustado dentro de la "materia" y del "estilo" del cuento, y de un modo tan solidario, es que esperábamos con interés la publicación de esta novela.

Creemos que consiguió Fernando Jerez imprimir al relato el movimiento justo que le permitiera franquear ese imperceptible abismo, y helo aquí al otro lado, desplazándose con seguridad por las páginas de la novela.

¿Cómo ha conseguido llegar con fortuna a la otra orilla? ¿Cómo no se advierte el género anterior -el cuento- haciéndose presente importunamente? A nuestro juicio por el comportamiento estilístico...

Tal novela corresponde a una nueva expresión de la narrativa chilena: la de escribir documentalmente, encima del acontecimien­to mismo, por decirlo así..."


Carlos Olivárez, Revista Ramona, 30.08.73
"Entonces se ubicó en uno de los escuadrones que dividen hoy a los escritores chilenos: se ubicó en los que están convencidos que se puede escribir del proceso en el proceso. Los otros piensan que hay que asumir una perspectiva (lo que quiere decir que hay que esperar un tiempo). Armó una novela en un terreno que conoce muy bien. El mundo cerrado de un banco. de arriba abajo y de abajo arriba: gerentes, empleados de rango, secretarias, mediopelo, etc. Desde luego, es un riesgo. escribir sobre algo ampliamente publicitado no hace mucho es poco menos que meterse en las patas de los caballos. Cada uno de los lectores va a tener su opinión, entra al libro con una opinión. El viejo tema de literatura y realidad, se masifica..."

Jaime Concha, Revista La quinta rueda
"...Agil, dinámica, con un ritmo narrativo siempre crecien­te; enlazando planos y vidas disímiles, pero pendientes todos de un cordón umbilical único y definitivo, el de una avasallante alienación, Fernando Jerez fragua una novela apasionante, que se lee de un tirón de la primera hasta la última página y que nos va educando en los movimientos, en las metamor­fósis del miedo.

Esta novela de Fernando Jerez pone a este escritor en el primer plano de la creación literaria nacional y nos ofrece un vibrante testimonio de esos meses que estremecieron al país..."


Alberto Baeza Flores, Costa Rica, Noviembre, 1975
Es posible que en la novela haya algo fílmico, pues siento esa relación novela-cine de modo muy próximo. Son oleadas de imágenes cinematográficas las que llegan. Hay, además, ternura, desenfado, sexo, “malas palabras” (aunque las palabras nunca son malas), humor poesía, neorrealismo, y muchas cosas más. Especialmente me llama la atención la soltura (que llamo desenfado) con que están descritos los ambientes y personajes. Siempre esto es un trabajo interior y exterior, una maduración. Nada se da porque sí. La novela presenta estilísticamente un rico material para ahondar en lo chileno, en el ser chileno. Ofrece la oportunidad de estudiar “un lenguaje chileno” y un ritmo chileno en el pulso de la escritura.

La gran ventaja es el conocimiento el dominio del escenario y de los personajes. Están vivos en la novela. Viven en la novela. Esto no es poco. Precisamente, en forma paralela estoy leyendo ese Rey Acab, de Lafourcade imaginado en Santo Domingo y en la tiranía de Trujillo. Como Lafourcade no llegó a conocer el escenario ni a los personajes tuvo que imaginarlo todo y a los que hemos trajinado esos escenarios nos parece que son muñecos los que se mueven y hasta se ven los hilos. Y como el escenario no está vivido por el autor (o suficientemente vivido en la imaginación) nos parece que no viven, que no son humanos (Ray Bradbury e Isaac Asimos, en cambio, nos dan seres vivos, aunque vivan en el siglo XXI, y es porque han vivido lo suficiente en ellos). Sus personajes viven, están vivos, respiran, pertenecen a nuestro mundo.

Ramón Barrera, sin embargo, y Nancy perduran. Es posible que permanezcan como personajes novelísticos de una época, pero esto podrá verse después, con una perspectiva mayor, desde otras décadas. Creo, también, que en usted se está acumulando otra novela. Y podrá ser “la novela”. La que hemos esperado tanto, la que no hemos podido dar.

Es posible que sea mucho pedirle, pero creo que usted tiene la técnica para realizarla y que no tiene prisa, que son dos cosas muy importantes. Muy importantes para poder trabajar “sin prisa, pero sin tregua”, como Goethe aconsejaba y practicaba.

(Carta al autor enviada desde Costa Rica, por Alberto Baeza Flores. Este escritor chileno residió gran parte de su vida en el extranjero. Sus obras fueron publicadas en diversos lugares. Ha editado revistas y obtenido premios por su prosa y verso. Publicó ensayos y cuentos de ciencia ficción. Da conferencias y asiste a congresos intelectuales. Baeza Flores es el “pateperro”, con raíces en su tierra).

Diario El Siglo, 12.08.73
"...Ese mundo está presentado con dinamismo. Los aconteci­mientos se suceden en un vértigo que devora a los protagonistas. Desde el todopoderoso magnate hasta las secretarias, pasando por el subgerente y el empleado, todos han construido su vida en torno del dinero y de lo que éste proporciona para lucir y figurar.

Los acontecimientos han servido para que un escritor joven se lance con decisión a contar los acontecimientos de que fue testigo..."

Jaime Concha, Revista La Quinta Rueda, 1973
"...Agil, dinámica, con un ritmo narrativo siempre crecien­te; enlazando planos y vidas disímiles, pero pendientes todos de un cordón umbilical único y definitivo, el de una avasallante alienación, Fernando Jerez fragua una novela apasionante, que se lee de un tirón desde la primera hasta la última página y que nos va educando en los movimientos, en las metamorfosis del miedo. Por que la lección más formidable que nos entrega esta novela es cómo el miedo se vuelve trampa para los tramposos, amenazas para quienes aventaron amenazas...

Violenta contra la violencia, feroz contra la ferocidad de los opresores, esta novela de Fernando Jerez pone a este escritor en el primer plano de la creación literaria nacional y nos ofrece un vibrante testimonio de esos meses que estremecieron a un país. Pero aquí, en esta novela admirable..."

Nora Dottori, Revista Siete Días, Buenos Aires, 28.04.74
"...Los hechos narrados desde dentro estructurados en una novela eficaz -que se defiende por sí misma- irónicamente profé­ticos, documentan el fracaso de la "vía parlamentaria", los límites dramáticos del reformismo..."

Osvaldo Soriano, Buenos Aires
"Fernando Jerez, nacido hace treinta y siete años en Rancagua, autor de tres libros de cuentos, trata en esta novela un tema apasionante: el pánico..."

Graciela Romero, Revista Paula, Octubre, 1973
"El autor esgrime en todos sus relatos una pizca de ironía y un certero, pero nada bondadoso juicio sobre los humanos. El escritor no permite que el sentimentalismo distorsione sus hombres y sus mujeres enfrentados a una deuda apremiante, al asesinato del propio padre, el odio por el jefe explotador o el arribista que por último ni siquiera arriba..."

Luis Esposito, Diario La Opinión, Buenos Aires, 4.05.74
"...Autor de dos tomos de cuentos, premiado en el Concurso Baldomero Lillo, Jerez se ha convertido en uno de los mejores escritores chilenos de los últimos tiempos (...) A los treinta y siete años, con "El miedo es un negocio", su primera novela, consigue el difícil equilibrio de narrar como ficción hechos que son absolutamente históricos: esto convierte al texto en un documento insoslayable para incorporarlo a los tantos que cuentan la historia de tres años (...) Por eso, esta novela tiene el valor de un testimonio que no se agota en sí mismo..."

Fernando Jerez; “EL MIEDO ES UN NEGOCIO” Nota incluida en el libro “La novela chilena fuera del lugar”, de Salvattori Coppola, Comala Ediciones, diciembre 1995
"El miedo es un negocio " bien merece ser catalogada Farsa Criminal.
Pretende una disección íntima de quienes -abrumados por la pérdida de privilegios seculares- incurren en crímenes; falsificaciones de Vale-Vistas, Pagarés, Cheques u otros documentos bancarios; organizan -entre 1970 y 1973- la fuga de capitales chilenos hacia Europa o Miami, a fin de ahogar la precaria economía nacional; se autoarrogan todo tipo de licencias, a cambio de la venganza.

Es una novela desesperada y desesperante, en el bien entendido que novela la desesperación de la burguesía oligárquica, cuya presencia social se ve replegada transitoriamente. (No me asiste la certeza, y aún, pese a ello, me tiento por darle visos de certidumbre a mi hipótesis: ni siquiera Fernando Jerez mismo, al momento de escribir y editar "El miedo... ", barruntaba que su novela era un anticipo de los acontecimientos que habrían de caracterizar tan radicalmente a la década de los 80 y 90: con una sociedad chilena desquiciada, donde -a diario- habían sido habilitados "hombre-pajas", encubridores de "cerebros" en las sombras; negocios de coberturas fraudulentas: documentos bancarios girados a favor, entre parientes, contra cargo del patrimonio nacional chileno; "operaciones bursátiles brujas y empresas financieras brujas".

En fin: novela, que se asienta en un contexto histórico determinado, y, anticipándose, retrata los años posteriores y las funestas consecuencias que conlleva la aplicación de la ley del garrote financiero; se adelanta, cual esbozo de un "retrato hablado", a esa objetiva conformación de una doña, criminal bautizada "la Cutufa"; avizora el clima de violencia, que se desprende de una practica financiera: el poder de las armas. sustentado por ex agentes DINA-CNI, deja impune asesinatos y usurpación de bienes ajenos.

Dos.-
"El miedo.. " inicia su acción narrativa con el cobro de un cheque por 590.000 marcos alemanes occidentales. En cualesquiera circunstancias, operación normal, cotidiana. Empero resulta insólita para Segundo Jiménez -Subgerente del Departamento de Comercio Exterior del Banco-, quien constata en el portador del cheque un determinado descaro y, a la vez, cierta inseguridad y temor manifiesto. Mientras se tramita el Visto Bueno y orden de pago, con consulta al Banco alemán expedidor, Jiménez también empieza a corroborar parecido sobrecargo de pánico en esas miradas revoloteantes de los demás clientes:

“( ... )el hombre del mesón, la jovencita, la anciana y toda la gente que venia al Banco no lo hacía impulsada por necesidades bancarias, sino que bruscamente una carga mal disimulada movía las piernas, los brazos y los ojos de la clientela. Un atado de nervios que se enredaban en el hall del Banco (…) (167/p.14).

Es entonces, cuando Segundo Jiménez cae en la cuenta que algo -intangible pero concreto- flota en el ambiente olor a sudores, injustificados durante esa época del año: leves tics y recelos crispando los rostros de ojos huidizos: horneros abrumados bajo la pesadumbre de un miedo, que les obliga a los clientes a arrastrar los pies sobre el piso encerado: que les descontrola movimientos de brazos y el revoloteo de miradas.

Tres.-
"El miedo... " narra la atmósfera social implantada por el desbande de quienes resultaron afectados por el triunfo presidencial de Salvador Allende y la UP. Narra la conciencia íntima de una oligarquía financiera que ha resultado herida en sus privilegios seculares, y, debido a lo mismo, ese miedo que la identificaba y se le descubría -a ojos vista- era el indicio de una peligrosidad en aumento.

Miedo y peligrosidad, puestos a flor de entendimiento por el flujo de la corriente interna en la conciencia de la mayoría de los personajes: el industrial Florencio Costa; el directivo bancario y especulador Ramón Barrera; Nancy, la secretaria y amante de ambos, poseedora de una anatomía escultural y de unos ensueños desvencijados, tras sus fracasos como danzarina de ballet, como bataclana estelar en el Show del BIM-BAM-BUM:

"(...)No había pensado casi nunca en el miedo y, sin embargo, el miedo lo adivinaba en su propio rostro, fijo en el espejo, tratando de romper la perplejidad con una sonrisa. Hasta entonces, el miedo a los comunistas, tan seriotes y tan sin desnudeces, no pasaba de ser una teoría, algo de lo que oía hablara Florencio, a la abuela, en la oficina a los industriales, pero el miedo no tenía para ella más forma que el que le daban las palabras. Ahora todo lo que estaba sucediendo era un rompimiento con la tranquilidad, y así como tiraban bombas y todo se detenía, como el Bim Bam Bum que no sabe si contratará más artistas, podían tomar preso también a Florencio(...)”(p.54).

Cuatro.-
Desde el capítulo trece adelante, esta farsa político-criminal adquiere distinto ritmo, e inusitado desenlace, por cuanto aquellas tramoyas, que afectan a los protagonistas y, al parecer, nos conducen en línea horizontal hacia un final previsible, tuercen sus destinos y provocan una brusca interrupción en las apariencias y primeros planos narrativos:

Segundo Jiménez comprueba, tras certificarlo el Banco alemán expedidor, que el cheque por 590.000 marcos occidentales ha sido falsificado. Entonces, se da comienzo a la recuperación del dinero ya pagado. Trama secundaria, que ofrece un nuevo contraste: la presencia de unos investigadores aficionados, puro corazón e improvisaciones ingenuas y, a la par, nuevos aspectos de la conciencia interna de los personajes, disección casi lindante en lo patológico. La que compete a los `palos blancos'; como ese tal Marcos Rubilar, por ejemplo. O la del propio Segundo Jiménez. O la de Ramón Barrera.

Disección salpimentada por intrigas, en la que los deuteragonistas-conscientes del miedo, propio y ajeno- dan a entender las previsibles consecuencias de sus revanchas.

Cinco.- 13 años más tarde, `Un día con su Excelencia " pareciera venir a cerrar el ciclo iniciado por "El Miedo..."
Mientras conversa con su secretario Romualdo, luego de ofrecer una recepción diplomática en el palacio presidencial usurpado, Núñez -el dictador protagonista- se jacta:

"(...)faltaron sólo tres embajadores(...) Quiero decir, lo importante es el dinero. (..)Resuelto el problema de la economía, después viene lo social, si alcanza. Se trata de una cadena sin fin, ellos necesitan nuestros productos, nosotros los préstamos. De manera que los muertos, los rumores sobre torturas, que les llegan, (..)les importan muy poco. (..) Vinieron todos (169)

Seis.-
Esta, de 1986, anticipa la decrepitud del dictador y su próximo "alejamiento". Aquélla, la de 1973, avizoraba los vaivenes financieros, que, en ésta, asumen características premonitorias de unas "leyes de amarre" aceptadas como herencia a la fuerza, a cambio de un traspaso conciliado del poder.

II.- Premonición y Experiencia Artística.
Tales novelas de Atías, Dorfman y Jerez -pese a sus matices de circunstancialidad y provisoriedad, que, de ningún modo las ningunean-, re-leídas hoy, persisten por sus méritos narrativos y técnicos, afincados en un método realista de apropiación artística, y, en particular, por su innegable valor ético, su intencionalidad alertadora. Ellas certifican un acto artístico de premonición; una conciencia social anticipativa y anunciadora del advenimiento del neofascismo.
Aquí conviene abundar.

La Experiencia Artística, (en cuanto trabajo; en cuanto creación y expresión del cómo un artista ha dejado huellas de la realidad conocida y transformada por el ser humano), se traduce en objetos creados individualmente, pero, al mismo tiempo, en producto-símbolos; en objetos de uso universal. Es decir: tales productos artísticos son poseedores y transmisores de la calidad de uso social, que les ha proporcionado el trabajo.

Experiencia artística, en esencia, es la síntesis dialéctica en cuyo seno Experiencia Artística y Experiencia Gnoseológica se amalgaman. Estas -a su vez­ comprenden y abarcan a la Experiencia Humana genérica; en consecuencia, aquélla ha de ser considerada como acción recíproca, interrelacionadora entre el individuo y el medio que lo circunda.

La Experiencia Artística nos incide y asedia mediante la transformación de la realidad concreta, intentada y/o llevada a cabo por el ser humano; gracias a su resultado-producto, nos resume una serie de transformaciones que también afectan a este propio ser humano, durante el devenir en que transcurre la concreción de tal proceso.

Y, por añadidura, tal cual es demostrado por el Patrimonio Artístico Universal, a menudo -y en muchos casos- el producto creativo que representa a la Experiencia Artística desborda los estrictos límites temporales, atinentes a su proceso de producción.

Tales tipos de experiencias se diferencian el uno a los otros por sus grados de intensidad, calidad, perdurabilidad y, en lo fundamental, por la Intencionalidad social del sujeto que las experimenta; por la utilidad, que éste ha logrado extraer de lo real ­social concreto; por su acto de comunicarla y compartirla con su projimía. La Experiencia estético-artística forma parte de la experiencia cotidiana y configura la relación dialéctica entre el Ser y su Circunstancia(10).

Merced a tal experiencia -aunada al testimonio actuante- provienen el sentido del Deber y el compromiso ético por crear y transmitir el producto artístico, para usufructo beneficiario y común de la sociedad toda, en que se convive. Nos encontramos ante un modo de comunicación humana y un modo derechazo a todo tipo de alienación y de vida enajenado, impuestos por el sistema dominante…

G. F. Sachsische Zeitung, Dresden, 28.01.76
"...El autor chileno, nacido en 1937 y hasta ahora poco conocido aquí, se destacó en el pasado por sus cuentos. En su primera novela importante de creación muy peculiar, se remite a acontecimientos del año 1970, en su patria (...) Peculiar sí es la estructura de la novela. El autor relata acontecimientos reales de personas, cuyos nombres pretitulan el capítulo corres­pondiente..."

Nationalzeitung Berlin, Berlín, 1976
"...El libro apareció durante el gobierno de Allende, poco antes del golpe de 1973. Se presenta como un relato de los sucesos. Parcialmente escrito en primera y tercera persona, muestra desde diferentes ángulos la turbulenta oposición de corrientes y ambiciones sociales y desenmascara las fuerzas venales del pasado..."

"...Esta novela del chileno Fernando Jerez se lee con la misma excitación con la que se describió la víspera de la toma del poder por Allende.(...) Esta novela escrita con partes de humor, de ironía y de amargura, es el primer documento de este tiempo en el que se denuncian las primeras crueldades de los sembradores parásitos de bombas. El estilo sucinto y el relato conciso y abrupto corres­ponde a la atmósfera febril de esas horas..."
Georg W. Pijet, Volksstimme, Magdeburg, 12.03.76


Der Morgen, Berlín, 1.2.76
"...Es una sociedad humana, confusa, que ya no funciona la que describe Fernando Jerez en El miedo es un negocio (...) Es el Chile de antes de Allende el que describe Fernando Jerez, y a la vez es también el Chile del presente gobernado por la Junta Militar..."

Kulturelles Leben, Berlín, 1976
"...El motivo de la trama es un doloso cheque que deberá ser canjeado en dólares y que trae consigo una maraña casi de tipo policial. Florencio Costa, negociante y profitador preve después del triunfo de Allende mejores tiempos. El decide trasladarse al extranjero, quiere ir a Miami, pero para ello necesita dólares duros, que el banco chileno no se los va a entregar regularmente. Con cheque cuantioso de medio millón de dólares, que lo consigue por dudosos canales, esto sería posible si estos pasos se empuja­ran un poco. Nancy, la amante de Costa, se contacta con su conocido Ramón Barrera, que trabaja en un puesto subalterno en un banco y que allí con suave extorsión, fuerza al empleado directivo Segundo Jiménez a pagar este cheque en forma precipitada a otro mediador, pero el cual desaparece con el dinero(...) Los personajes principales representan en cada caso un destino socialmente determinado, que el autor realiza mediante llamativos cambios de perspectiva.

...Obtuvimos una experiencia que nos hace posible calificar y evaluar bien esta novela de Fernando Jerez, como también a Fernando Alegría "Primavera del joven guerrero". En ambos casos se trata de una literatura instructiva...Para El miedo es un negocio, un crítico chileno expresó muy precisamente que el libro estaba escrito con garra de un impetuoso impulso...Un libro impactante que igualmente debe estar en manos de nuestros lectores."



 

 


 

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"El miedo es un negocio", de Fernando Jerez,
a 40 años de su publicación