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 CARNE DE MI CARNE
Mundos/Carne, de Francisco Leal. Editorial Cuarto Propio, Santiago de Chile, 2014

Por Begoña Ugalde
http://eltrueno.org/

 


.. .. .. .. .. .

Hay membranas en las células que separan el
afuera del adentro y hay membranas que permiten el
paso, la comunicación con el exterior, y además está la
substancia del agua más sólida, azul profundo o verde,
que se ve desde el barco en alta mar, una enorme
gelatina marmolada donde se pudiera rebotar de tan
compacta que parece y a la vez una superficie
penetrable que descompone la luna en microscópicas
grafías plateadas.

Es un enredo, una similitud vertiginosa con todo
lo que bulle, con todo lo que roe o es roído y decae,
degenera y se asocia a lo perverso, a lo inerme y es
comido así como es bebido.

—Lila Zemborain


Para empezar a hablar de Mundos/Carne, creo que es importante reconocer mi relación con Francisco y con su poesía. No puedo omitir el que tengamos un lazo sanguíneo, ya que este libro habla y se cuestiona, entre otras cosas, sobre este tema: lo que nos une y nos separa a partir de la sangre, la carne, la experiencia de habitar un cuerpo, tanto a unos de otros como al propio individuo con lo que lo rodea.

Francisco fue la primera persona que me habló de literatura. En esa edad en que todo empieza a parecer más opaco, él estuvo ahí mostrándome el filtro alucinado de la poesía. A través de mi lectura de Mundos/Carne reviví esta experiencia, porque el texto es un viaje iniciático, lleno de imágenes que se articulan en un ritmo frenético, que obligan a leer con voracidad, sin detenerse.  Desde la primera página el hablante se presenta a sí mismo reconociendo que ya ha comido y digerido su propia mierda. Es decir, que se ha enfrentado ya al proceso de tragarse todo a su alrededor, para luego expulsar una impresión, un vómito que luego vuelve a probar, entendiendo que poetizar implica tomar conciencia de las posibilidades que se tienen para procesar, metabolizar, la experiencia de estar en el mundo. O en otras palabras, que para entrar en el diálogo de la poesía hay que estar dispuesto a tragar residuos propios y ajenos, ya que no sólo se trata de percibir la belleza en imágenes sublimes, sino también de aprender a indigestarse con experiencias de amargo sabor. Para esto el libro comienza desde la acción de meterse adentro del propio cuerpo, encontrar un silencio que permita buscar el origen del dolor y del placer.

Como lo que soy como y como y como/ 
Y también de tus sobras/ como 
Y callo
(11)

En este primer poema, se reconoce también un camino recorrido. Y es que Mundos/Carne es ya la sexta publicación del autor. Antes ha publicado Vecindario (2005), Insectos (2006), Naturalismo (2006),Cortezas (2009) y Cortina de humo (2011). A través de mi lectura he podido visualizar este viaje escritural y otros que ha realizado el hablante, tanto interiores como físicos. Asimismo, su forma única de interpretar el caótico movimiento de las cosas en el espacio-tiempo y  una relación profunda con la naturaleza y su misterio.

Los cactus crecen en las Américas. Los como
y los bebo y me clavo en su corazón como los búhos sus garras
en los ratones en sus pieles en sus carnes
asfixiándolos
(16)

Sería un ejercicio absurdo intentar desligar mi lectura de lo que sé del autor: que persigue a pájaros y animales con su lente, que se mueve por el mundo en busca de visiones y fiestas, que también sabe retirarse a las montañas, sin miedo al aislamiento y la perdida de contacto humano.

Me veo ocasionalmente en las praderas imitando voces
y aullidos
(34)

Lo he desconocido y  reconocido al mismo tiempo en el texto; expuesto, honesto, desesperado y lúcido a la vez. Por otro lado, inevitablemente, me he reconocido a mí misma leyéndolo; las fijaciones familiares, la relación afectiva y distante a la vez que tenemos con el mundo de la medicina (nuestro abuelo fue médico cirujano). Desde ahí la necesidad de nombrar los órganos para poder procesar la experiencia, la forma diseccionada en que se percibe el cuerpo desde la óptica quirúrgica que supuestamente trae alivio a los dolores cotidianos.

Han parado la respiración el hambre los latidos con la
Intoxicación médica que inyecta bajo la piel el sueño que
Despierta a las lombrices los caracoles las babosas.
(20)

Gas hilarante. La morfina distanció los espasmos
Del cuerpo/la carne
(70)

He reconocido también aquí una matriz, un lenguaje común, una historia personal enmarcada en una historia familiar, que es a su vez la historia de un universo compartido por todos quienes han sufrido una educación que forma y deforma a la vez, y que por ende, es necesario incendiar hasta sus cimientos para renacer o llegar a ser un individuo con sentidos propios.

el vino las frambuesas las plantas los huesos el barro contra
la madera de la casa en llamas
(44)

El texto, a pesar de tornarse hermético a ratos, no es sordo sino que, por el contrario, invita a un diálogo. Y tal vez sería más preciso decir que es un diálogo en sí mismo. Los poemas se preguntan y luego se contestan. A veces con silencio, otras veces con imágenes o ruidos guturales. El recurso coral lo hace parecer también un texto dramático, que se desdobla en voces y distintas conciencias. Es por esto que no llamo a Mundos/Carne un poemario. Es también un viaje chamánico, documental, diario, exorcismo, purga, manifiesto y relato. El hablante lírico se presenta aquí como un chamán, un guía, un brujo que experimenta con drogas químicas y naturales desde la certeza de que la realidad es un conjuro que  se hace y deshace en la lengua, la palabra.

leo con la lengua enroscada en las grietas y los arbustos
bajo las rocas
suenan cascabeles
que perciben los cuerpos los pelos las carnes con la
foseta loreal
(40)

No exagero al decir que las imágenes que se despliegan en el texto me quedaron rondando durante días, e incluso se me colaron en los sueños. También me recordaron un viaje en peyote que tuve, a través del cual visualicé que la forma de las cosas, su tamaño, brillo, contorno, color, opacidad, textura, volumen y también su movimiento, son lo más real a lo que podemos acceder. Luego de sentir la radicalidad de la materia y también su vacío, comprendí que la experiencia desde el cuerpo es sagrada y sublime. No es necesario interpretar nada, sólo contemplar, poner atención, escuchar, en definitiva, usar los sentidos. Y de esa forma es que yo decidí acercarme a estos poemas, donde la forma lo es todo: la página vibra con los sonidos y la diagramación, desde la que  se revela un momento urgente del mundo, del movimiento de las cosas, que está más acelerado y enfermo que nunca. Desde la conciencia de este fenómeno, la conexión con los sueños, mensajes del inconsciente, surgen como otra medicina.

la receta parece falsa, pero los sueños no.
(65)

Se expresa la certeza de vivir en un mundo carnívoro-depredador donde el proceso digestivo se ha acelerado, entonces el extravío, volver a ciertas nociones primeras de pertenecer a un ciclo de vida y muerte mucho más grande y abarcador que nos contiene, es esencial. Hay también desde esta conciencia un reconocimiento de la muerte en la familia o de la familia muerta a la que siempre se pertenece. Un recordar que somos tierra. Un volver a lo ritual desde lo intuitivo. De este modo, se transmite una sabiduría antigua: relación sagrada con la naturaleza, la conciencia de que todo está animado.

Aquí vive y muere
el hombre de las flores.
(147)

Contra la normativa racionalista occidental que intenta ocultar el síntoma, y la industria farmacéutica que intenta imponerse a la naturaleza, la escritura es purga y enfermedad a la vez, porque lo que nutre, paradójicamente, está descompuesto.

Están bien las lenguas
sin olerlas detrás del plástico de la pescadería
los olores no son repugnantes
los colores no son repugnantes
la putrefacción hiede y no deja dudas: la leche cortada
de otro día se olía en el café y la oliste
de mi boca.
(38-9)

Aquí la ciudad es también un organismo vivo que parece despertar con sus propias enfermedades.Ante la contaminación y la depredación de la naturaleza, emerge otra medicinaque se revela también desde la ironía y la lucha de fuerzas dentro del mismo texto.

Hierven las bolsitas LAS HIERBAS DE COLORES DE
FLORES DE LA MONTAÑA
con propiedades
digestivas, frutales y aromáticas.
(75)

Y desde esta conciencia ecológica, donde se reconoce la naturaleza como origen y pertenencia, es que se denuncia también de manera explícita la tortura y experimentación animal.

Me cazan con permiso del departamento de estado
poniendo whiskey en las noches
y ebrio me revientan el corazón
o entre los ojos me disparan al cráneo donde escondo
el sueño en cápsulas bicolores.
(34)

 

Dentro de este escenario que fragmenta y cercena al ser, la poesía emerge como un ente unificador que brinda sentido entre el ruido. Porque el ruido, en su núcleo, ampara un sentido. Se puede de esta forma apreciar la experiencia que ha tenido Francisco durante estos años viviendo afuera, rodeado de tantas voces, tantas formas de estar en el mundo, percibiendo los bordes de esos lenguajes y lenguas, que se mezclan al ser oídas, desdoblándose y tomando otras formas y tonalidades, tensionándose y renovándose asimismo la relación con la lengua materna.  El dolor se combate entregándose al acto escritural, con las palabras, con los sonidos de las palabras, que al ser expulsadas, susurradas, balbuceadas, negadas, también en su deformación, emergen como un residuo, como lo que queda de una comunicación incompleta y asimismo como lo que completa la comunicación. A través de su música, el hablante lírico es capaz de construir imágenes imposibles, realidades paralelas que sólo a él se le han revelado y que generan sensaciones muy fuertes: asco, dolor, conmoción, éxtasis. Los versos en su totalidad dibujan una pirueta perfecta, que imita el movimiento del lenguaje a través de una hiperconciencia del dolor y de la energía del cosmos que mueve todo. Si comparo este libro con los demás de Francisco, creo que no me equivoco al decir que hay una libertad nueva, donde simplemente deja salir lo que tenga que salir, reparando a su vez una y otra vez en los límites del cuerpo, de los sujetos. Como dice Lila Zemborain en el poemario que comencé citando:

Todo se tritura hasta su descomposición molecular y allí, en esa
increíble convulsión, algo queda, algo se junta, se arrebata, se
subsume, se apelmaza, se adhiere o se derrite, se compone o se
desintegra, y en ese intercambio microscópico la vida se
sumerge y se reflota.

Tal vez lo desafiante de la poesía sea esto: permanecer despierto cuando todos quieren dormir. Relacionar, establecer puentes, entre lo que se ha distanciado y escindido a fuerza de cortes, incisiones, quemaduras, anestesia, terapias de shock. Sostener la lucha por mantenerse abierto, sinestésico, como un canal, un animal sacrificado. Y aunque duela, aunque sienta la náusea de todo este absurdo, el autor tiene de su lado el lenguaje desnudo, que se presenta como la herramienta, la clave, para vivir o sobrevivir en este mundo extraño y violento que habitamos:

Sube los brazos
Como piernas invertidas
Indicando la gloria olímpica, un saludo
Perfecto.
(15)

 

 

* * *

Foto de portada: Magdalena Leal / Ilustraciones: Eduardo Browne




 

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Mundos/Carne, de Francisco Leal.
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