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SEMIFÁBULA ILLUMINATI DE NUEVO ORDEN REGIONAL
Felipe Moncada Mijic
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Prospecciones satelitales encuentran yacimientos de oro, de tungsteno, de diamantes, en una región agrícola y forestal de un país con leyes sumisas a la inversión extranjera, con funcionarios corruptos y personas ambiciosas, en una región que a duras penas ha conservado parte de sus bosques originarios frente al monocultivo, con un campesinado que aún resiste, pero debilitado constantemente por el dinero, la manipulación tecnológica y la influencia citadina.
Algún cambio de mano patronal, o la radicalización de algún capital, se pronuncia.
Se decide quemar los bosques, total, se puede cobrar seguro por los cultivos de pinos y eucaliptus, además se puede vender igual una gran cantidad de madera, y si el fuego se extiende al bosque nativo, mejor, porque así se puede explotar la madera y aprobar los permisos para trabajar en minería, hay gente conocida en la Municipalidad, en el Ministerio, en la policía. La hermandad es pequeña pero influyente.
—Daremos trabajo —dicen. A los mismos campesinos explotados, o a los hijos y nietos de esos. Muchos nacieron en la ciudad y no tienen memoria, les talaron la raíz y son peones para la economía, andan atontados escuchando música sexual, quieren tener, consumir y desechar, son la policía, la mano de obra y quienes gastarán sus sueldos en la misma economía.
El fuego comienza al interior de una forestal. Un cazador de conejos, una pareja de viejos carboneros y los tiuques, son los únicos testigos.
El fuego crece y desborda los límites del predio, alcanza las faldas de la montaña y por ahí va arrasando monte nativo; hualo, corcolén, radal, maqui, copihue, litre, quillay, mayu, lingue, boldo, espino, coihue, ciprés. Sus moradores mueren o escapan asfixiados; zorro, monito del monte, gato de campo, chingue, pudú, puma, conejo, huiña, liebre. Sus bandas aéreas arrancan o se turban en el humo y las crías mueren: chincol, diuca, diucón, fiofío, comesebo, pitío, tiuque, cometocino, concón, tucúquere, peuco, rayadito, carpintero. Arden las mariposas, los alacranes, los chapulines del bosque, el lagarto de polera a rombos, el verdeazul y el minimalista de franja horizontal, se carbonizan por igual en sus escondites de piedra.
El fuego sube por la montaña.
Bomberos, brigadistas y helicópteros del ejército trabajan durante días, pero es como echarle un vaso de agua a un volcán.
—No es tan grave —dicen los patroncitos— ahora se les puede dar trabajo a los damnificados, a los pequeños parceleros, los antiguos peones de fundo, en una pega que les va a dar mucha más plata y hasta los pueden llevar en bus y darles comida allá mismo en un casino, qué más quieren.
Se activa la economía —Si era puro monte cerrado, sin ninguna utilidad, todos salen ganando —dicen.
A dos semanas de empezado el fuego la noticia prende, el Gobierno Regional decide contratar los servicios del famoso avión Tanker, cosa que el fuego no se pase a otros fundos que no son de la fraternidad y además es la posibilidad de llegar a ser trendic topic, salir en las noticias regionales con algunos minutos en el noticiario nacional y convocar a un grupo de expertos en un matinal. Apuestan que con esa publicidad gratis, aumentará el turismo-desastre para la próxima temporada. Pero fracasa la contratación, pues hay que invertir en carros lanzaguas, vehículos de choque y gases antidisturbios.
Así lo quemado alcanza las 14 mil hectáreas.
Lugareños y voluntarios hacen cortafuegos, pero ya no es novedad para la opinión pública, se habla del incendio más grande de la historia en la región, pero el foco de la noticia cambia de lugar, las ciudades cercanas se acostumbran al humo y piensan que siempre fue así, celebran el festival de la sandía y la fiesta de la vendimia. El humo entra en la memoria y la distorsiona, para todos ya es natural, un asunto climático o la voluntad del Señor.
El director regional de la oficina de emergencias dice que el incendio solo se apagará cuando llueva. Un experto en climatología pronostica que no lloverá durante meses, debido a un ciclón estacionario producto del cambio climático. Otro experto en economía habla de la catástrofe como una oportunidad de hacer negocios. Los caminos del señor son misteriosos, predican unos religiosos en medio del peladero.
Y mientras los satélites siguen cruzando el cielo, detectan un diamante en medio de lo que era la región —un cráter recién nacido y cercado por mallas acma—, desde allí transmite un patrón en una caseta blindada —Es el precio del nuevo orden —indica, en transmisión por banda ancha gratuita satelital, y la noticia del fuego ya se perdió entre el inédito valor del dólar, un virus mundial y otras novedades del progreso.
Valparaíso, marzo de 2020