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Yo acuso
La brutal reacción del patronaje
contra los trabajadores en huelga de la Fundación Pablo Neruda

Por Christian Aedo Jorquera

 

 

 

 

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El pasado lunes 7 de Enero los trabajadores de la Fundación Pablo Neruda declararon una huelga legal e indefinida a la administración de la “institución”, las tres casas-museo que maneja la Fundación permanecieron cerradas por las demandas de aquellos que se encargan de transmitir la vida y la obra de uno de los artistas más importantes de Chile. Las demandas: un aumento en los bonos de movilización y colación que buscaba aumentar los $ 230 y $ 144 que se entregan respectivamente, a esto se sumaba un bono de termino de conflicto de $ 200.000, todo dentro de un reajuste del 10% de los sueldos. Una petición totalmente realista si pensamos que el solo hecho de ir y volver al trabajo diariamente cuesta $ 1.200, y ni hablar de la colación. A esta solicitud la Fundación del poeta respondió un rotundo NO, acusando números rojos en el bolsillo del directorio, y además coronó las demandas de los trabajadores como irreales y fantasiosas. De esta problemática parecieran desprenderse varias preguntas, como por ejemplo ¿por qué una Fundación sin fines de Lucro se declara en números rojos?, ¿Cual es la labor cumple?, ¿Dónde va la plata?

El contexto de esta situación se remonta a 2010, momento en que la Fundación Pablo Neruda firmó un contrato colectivo con un sindicato intervenido desde la administración. Contrato que raramente se mantiene vigente y que los trabajadores buscaban modificar al finalizar el 2012, primera instancia a la que la Fundación se negó. En paralelo, el pasado 2012 la FPN compró la casa de Marta Colvin, escultora y vecina del Poeta. Una inversión que fácilmente supera los 200 millones de pesos y motivo por el cual los trabajadores pensaron se podrían negociar un cambio a este contrato que se encuentra bastante alejado de la realidad, a diferencia de lo que el diario La Tercera expresaba en un intento de blanquear la imagen del boliche cultural. El comportamiento de este organismo puede quedar más claro viendo el prontuario en demandas laborales de la FPN, prontuario que cuenta por lo bajo con 10 demandas a la inspección del trabajo, obviamente todas perdidas por la institución. Esto ultimo hace sospechar que al igual que las mineras, a este negocio le sale más a cuenta pagar una demanda que invertir en mejoras laborales. Frente a la negativa y las sostenidas intenciones de la FPN de mantener las condiciones de explotación intactas, es que los trabajadores votaron Huelga. Esta contó con el apoyo de los familiares de Pablo Neruda, muchos escritores, artistas y músicos, dentro de los que se contaban exbecarios y los poetas premiados por la institución, además de algunos premios Nacionales. Con todo, la prensa hizo la vista gorda en su rol de silenciador de mecanismos de dominación. Y esto no es algo que sorprenda, ya que a la cabeza del directorio de la explotadora institución se encuentra Juan Agustín Figueroa, oscuro y poderoso abogado, el llamado 22, de los 21 legales de la corte suprema, dueño de fundos en conflicto y redactor de la ley de pueblos indígenas, las manos de este señor se han visto relacionadas en más de algo dudoso, como aquellas inversiones realizadas en Cristalerías Chile de su amigo y compinche Ricardo Claro.

Las justificaciones de la FPN son que terminan el año con números rojos o sea, no hay plata. La pregunta es ¿en que se gasta la plata esta Fundación “sin fines de lucro”?, plata que por cierto le llega sin cobro de impuestos. Así el tema, ya esta más cerca de lucro en la educación que de lo cultural, problemática donde toda la clase política tiene algún conflicto de interés. La misión de esta Fundación debería ser la de promover y desarrollar la cultura en Chile, ser un puente entre este país y el extranjero, todo esto ensalzado con la figura del popular Premio Nobel, pero esto según datos del mismo Consejo Nacional de la Cultura y las Artes el boliche Nerudiano lo cumple precariamente y a medio morir saltando, y claro porque lo que ésta Empresa tiene de Cultural se enfoca a un taller anual, una discreta beca para escritores jóvenes y un premio que se negocia año a años en algún almuerzo de por ahí, a esto se le suman algunas lecturas o presentaciones de libros, eventos como los que se podrían hacer en cualquier auditorio publico, más una revista que al parecer tiene tantos lectores, como usuarios el antiguo MSN. Nada de desarrollo, nada de investigación, ningún grado de integración al circuito cultural, solo papel picado y merchandising. Con esto el Estado Chile enviste al boliche de Fundación Cultural. Las entradas del negocio son, derechos de autoria, derechos sobre la marca, ventas de las vistas a las tres casas y un sin fin de souvenirs que se venden en tiendas puestas al interior de los museos. Los gastos, mantención, lo que llaman la parte cultural y sueldos que van desde más de $ 1.000.000 para directivos, hasta aproximadamente $200.000 para el trabajador que valiente votó huelga. Los rumores dicen que el boliche en los 9 días de huelga perdió alrededor de $ 160.000.000 de pesos, esto solo por el bloqueo de su dimensión turística. Saque sus cuentas (recuerde, no le reste el IVA, y súmele la ganancia por derechos sobre la obra del Poeta de las Clases Obreras y la Marca Neruda).

El accionar de esta Fundación se puede comparara con el de empresas como Agrosuper, Barrik, las Termoelectricas, Telefónica, La Universidad del Mar, La Polar, las coludidas Farmacéuticas, etc, una comparación que no es para nada descabellada, ya que dichos negocios también tiene una inversión mínima en Cultura que les sirve, de la misma manera que a la Fundación Pablo Neruda, para lavar su imagen, y en el caso particular de esta ultima para rebajar y escapar a los impuestos. Pero la comparación no solo se queda ahí, ya que en el trato con los trabajadores esta Empresa es quizás peor que sus pares del mercado.

La respuesta de la Fundación Pablo Neruda a las demandas de los trabajadores se dio de esta manera. Se convocó a una mesa de negociación en la que estarían presentes Dirigentes del los Sindicatos, El Director Fernando Sáez y la Inspección del trabajo. Al llegar los dirigentes ven que el Directorio esta reunido desde antes con la Gente de la Inspección. Al Parecer la Fundación Pablo Neruda con todo ya cocinado, golpea la mesa, le pone la pata encima a los trabajadores y les da un ultimatum, donde se les bajan los beneficios, o sea que hasta ganando salieron los muy cara de raja. La inspección bendice el abuso poniéndoles una hora límite a la aceptación de las nuevas condiciones, se acepta o sino perderán absolutamente todo. Los trabajadores convocaron a votación, la mañana del Miércoles ganaba por 5 votos, entre las tres casas, la opción de bajar la Huelga.

Se podría pensar, que lo peor de nuestra época es que las revoluciones mueren flor, esta es la respuesta que da el escritor Henrry Miller a un periodista por los años 60, pero esto sería culpar a las victimas. Hay que pensar que toda instancia en la cual las personas se organicen, ya sea en defensa de sus derechos o por el simple hecho de reunirse; desde una olla común, una fiesta, una cooperativa, hasta los históricos Cordones Populares, es peligroso para el patronaje. Y es justo frente a estas instancias que el patrón reacciona con violencia.

Aquí lo que la Fundación Pablo Neruda dio como respuesta a sus trabajadores, ya no solo buscaba proteger la remesa de sus ganancias o aquellas intenciones de “sin fines de lucro”, sino que busca calar hondo en sus empleados. La orden que dio el Directorio representado por Fernando Sáez, fue la de castigar y de paso humillar a los trabajadores que buscaban dignificar su trabajo. Este castigo, de la misma forma que la represión guiada por el corógrafo Hinzpetter, solo busca amedrentar y desbaratar cualquier iniciativa en los sujetos. Y es este Terrorismo Laboral aplicado por la Fundación Pablo Neruda, al igual que el aplicado en la Araucanía, en las universidades y colegios, en las calles, el que esta abalado por los marcos legales que el patronaje construye ajustado a sus necesidades, igual que el contrato de los trabajadores de la Fundación Neruda del 2010 o el que acaban de aceptar, estos acuerdos por llamarlos de alguna forma, son y fueron impuestos a través de la violencia o a espaldas de todos.

En este punto cabria la pregunta de si la Fundación Pablo Neruda tiene este perfil de cualquier empresa que explota un nicho en el mercado, ¿Por qué no se le quita ese Giro de fundación?. Este Negocio sería como cualquier Boliche que vende recuerdos a turistas de no ser por el único valor patrimonial que la sostiene, el trabajo que hacen justamente aquellos a los que les puso el pie encima. Y si el Estado es el encargado de proteger el patrimonio cultural de la Nación, entonces aquí se debería aplicar una sanción mayor a los Administrativos, Directores, y demás compiches de este Negocio. Ya que la Fundación Pablo Neruda solo se ha encargado de denostar, en su afán mercantilista, la obra y el legado del Poeta.



 

 

 

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