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“Poesía chilena del deporte y los juegos”
Floridor Pérez, 230 pgs., - 2ª ed.-. Editorial Zig-Zag S.A., 2003; Santiago, Chile
Por Marino Muñoz Agüero
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“Todo es cancha” o “Último gol gana” eran verdaderas declaraciones de principios en las recordadas “pichangas de barrio”. El deporte llega más allá de sus límites estrictamente reglamentarios o competitivos para invadir, en ocasiones más allá de lo recomendable, nuestra vida en sociedad. Las frases referidas son sólo un ejemplo dentro de la cancha, pero la incorporación al lenguaje cotidiano de expresiones propias del deporte resulta cada vez más frecuente: por ejemplo, se ha puesto de moda “salió jugando”; para referirse a una persona que es capaz de salvar una situación compleja sin provocar o provocarse complicaciones mayores. También están en boga los “coach”, profesionales de apoyo que en el ámbito organizacional o personal, acompañan a sus “dirigidos” en diversos procesos para la superación de debilidades o potenciamiento de fortalezas.
El escritor Floridor Pérez señala por tanto, que no es de extrañar que los intelectuales y en el caso que hoy nos interesa los poetas, encuentren en los deportes una fuente de inspiración. Pérez los reunió en el libro que hoy traemos, él sueña con que los hinchas deportivos, en especial los aficionados al fútbol como él, declarado seguidor de Santiago Wanderers entiendan a los poetas, entiendan que éstos muchas veces se inspiran en ellos o en los deportes que tanto les apasionan. Asimismo, indica en el prólogo, si los lectores descubren esta fuente de inspiración de los vates, es porque éstos ven algo más profundo en el simple hecho de ir detrás de una pelota o hacer guantes o tablas. Pérez llevándonos a su barrio de la Gran Avenida en Santiago, construye en su imaginación una pasarela que conecte el estadio con la biblioteca.
El libro es una antología de ciento diez poetas nacidos entre 1533 y 1974, chilenos o avecindados en nuestro país, desde Alonso de Ercilla y Zúñiga hasta Raúl Valenzuela. Los poemas fueron seleccionados según se refieran a deportes o juegos populares y están clasificados por disciplina.
Inicia la antología Alonso de Ercilla y Zúñiga, quien en el Canto X de “La Araucana” alude a un juego de lucha libre entre Orompello y Leucotón, registrando el que parece ser el primer reclamo contra un árbitro en la historia de Chile:
“Caupolicán que estaba por juez Puesto
mostrándose imparcial discretamente
la furia de Orompello aplaca presto…”
Desde la región de la frontera, el gran Jorge Tellier recuerda a los boxeadores en éste, un fragmento de “A un viejo púgil”:
“Todas las tardes regresan sus admiradores
que en la estación se empujan para llevarlo en hombros
a la vuelta de su gira triunfal
y lo dejan en la primavera del césped de pez-castilla
donde –como le prometió a su madre-
sueña que ha esquivado –sin despeinarse- los golpes del olvido”.
Elvira Hernández en la sección de montañismo nos trae la siguiente estrofa de “No haré cumbre”:
“Está visto que ni siquiera llegaré muy arriba.
Me falta vigor para retar al aire.
Y brazos para alejar los abismos.
Y oído para sentir el latido de la montaña donde se duermen los Dioses.
Otras mujeres lo hacen por mi”
El texto es una excelente antología, precedida por un macizo prólogo del autor. Contiene poemas y epígrafes de figuras como Gabriela Mistral, Pablo Neruda, Miguel Arteche, Andrés Sabella, Omar Lara, Waldo Rojas o Armando Uribe. También están presentes los magallánicos Roque Esteban Scarpa, Ramón Díaz Eterovic, Rolando Cárdenas y el gran Marino Muñoz Lagos que nos regala un pasaje a la infancia:
“Ilustre pájaro de las alas trinadoras y amables
volantín con mi sueño en las alturas”.
Floridor Pérez Lavín nació en Yates, Cochamó en 1937. Es profesor normalista y actualmente ejerce la docencia en la Universidad Andrés Bello. Ha sido postulado al Premio Nacional de Literatura. Su obra literaria incluye poesía, cuento, biografía y ensayo.
