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Lectura de notable abandono de deberes
Compro Fierro, la Pintana Jop, de Juan Carreño
Por Felipe Ruiz
Si hay algo que me llama notablemente la atención de este libro del joven poeta Juan Carreño es la primera entrada, la dedicatoria a su hermano Mono. Su hermano Mono, aún no sabe leer ni escribir. Me llama la atención, digo, si tomando metafóricamente aquella dedicatoria podemos profundizar en qué significa realmente provenir ancestralmente del mono. Ancestralmente es una palabra extraña, a mi entender, en el lenguaje mismo, pues nuestros es el tiempo mismo lo que se juega en aquella palabra. Si han pasado segundos, meses o años desde que somos, como decimos, “humanos”, y dejamos de ser monos, sin saber leer ni escribir, realmente, es extraño pensar que un problema como la ancestralidad tenga relevancia.
He allí donde se juega el aliento de la nueva poesía que este libro, necesario y sorprendente, nos viene a mostrar. Porque arranca desde la misma estercolada cicatriz del lenguaje para pronunciar su palabra, es decir, desde la jerga y el habla popular, pero no, como diría asociando lo popular a cierto lenguaje a – conectivo, sino lo popular con lo barriobajero, lo barrial, lo marginado y con un lenguaje complejo y circular, que hila, es decir, hilativo.
Arrancamos desde ese punto, entonces, y no desde la altura del pensamiento y de su herencia, para reconstruir la poesía. Este es un libro inaugural, porque nos muestra de modo elegante – aunque a algunos no les parezca -, la escritura de un habla.
Mono, que no sabe leer ni escribir, podría quizás mostrarnos, un modo nuevo de poesía, una poesía nueva renacida desde lo que muchas veces, me incluyo, quisimos no ver.