Proyecto Patrimonio - 2012 | index | Felipe Ruiz | Autores |





 

 

 

 

 


Esa rara costumbre de amar
Sobre "Abril", de Gonzalo David

Por Felipe Ruiz

 

 

 

 

 

.. .. .. .. .. .. ..  

Acechar la palabra, provocar el colapso del conflicto en pos de la claridad del mensaje, aunar la búsqueda de una identidad en la discordia, perpetrar la poesía o lo que llamaría la pos poesía, este giro, crónico de la crónica, ante el flagelo del verso librismo, del verso de libro, diríamos, para así, dar lugar a algo más que sencillamente prosa poética, poesía prosaica o como quiera llamársele. Es eso y más, lo que se juega en Abril, de Gonzalo David. Y más: el trueque de la palabra dicha a la palabra desnuda, honesta, franca, que busca aquella inspiración “pastoral” de Raúl Zurita en Anteparaíso; una imagen que, se me ocurre, es bíblica y sagrada: la de María Magdalena rescatada de su empedramiento por Jesús.

Esto significa que la figura del hombre que rescata a la mujer de sus sombras es antigua y misteriosa, que es más que sencillamente literaria y que se podría decir que en algunos, los románticos, los exegetas, los bohemios, es una suerte de mandato de la concepción misma de la palabra inspiración. Que aquello que llamamos inspiración (que atraviesa todo este texto asombroso), es la inspiración misma de la compasión.

La sociedad moderna ha creído encontrar en la compasión un sinónimo mal habido de la lástima. Pero la lástima lastima. La compasión es al mismo tiempo la exigencia de un juicio, de un estrado ante lo que la mujer debe compadecer por sus actos. Pero este juicio no busca culparla, y se queda, por tanto, tan solo en una declaración. Esta declaración es la clave y la esencia misma de Abril. Es el mismos David quien declara aquí, por ella y hacia sí mismo, según Abril va relatando. Esto significa que la inspiración del texto es en sí una declaración, no cualquiera, sin embargo (porque esto es poesía pura), sino una declaración de amor. Bajo ese compromiso, el personaje en primera persona de este libro sorprendente, nos abre hacia la compasión que deriva de la comprensión y del lamento mismo del hombre hacia la mujer en sombras.

La pregunta esencial, en este caso, no es una, sino dos: si este proceso es recíproco y si este proceso se puede dar a la inversa, de mujer a hombre. A mi entender, lo que Abril muestra es que no hay compasión, no hay entendimiento ni declaración sin retribución. Que, para ponerlo en términos directos, esto es literatura, y como tal, las cartas se ven claras. No hay ingenuidad permita y podríamos decir que el personaje en primera persona sí busca algo a cambio, lo busca, incluso, obsesivamente. Y quizás esto sea lo central de esta pequeña nouvelle, que es en sí la obsesión por la mujer en ruinas, la obsesión compulsiva por su conquista, por adueñarse de ella, de su claridad opacada en el tiempo.

La relación inversa es posible pero me cuesta, admito, mucho penetrar en ella. Es oscura y misteriosa. Atisbo, sin embargo, que La Odisea podría ser un desliz de esa misma obsesión, pero encarnada en Penélope, quien ha de entregarse a su misteriosa artesanía de esperas en pos de la llegada de un hombre aventurero.

Son solo pinceladas casi obligadas sobre un libro como Abril, de Gonzalo David, absolutamente imprescindible, necesario, y atingente, para entender incluso la dinámica amorosa de los jóvenes de hoy.

 

* * *

Video promocional de Abril, de Gonzalo David, editada en Austria por ELT Publikationen y en Chile por Editorial 404

 

 




 

 

Proyecto Patrimonio— Año 2012 
A Página Principal
| A Archivo Felipe Ruiz | A Archivo de Autores |

www.letras.s5.com: Página chilena al servicio de la cultura
dirigida por Luis Martinez S.
e-mail: osol301@yahoo.es
Esa rara costumbre de amar.
Sobre "Abril", de Gonzalo David.
Por Felipe Ruiz