Mods
Por Felipe Ruiz
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Loveless: en eso radica la experiencia del amor. Lo demás es olvidarse de uno mismo bajo un día de lluvia y transitar los abismos mentales. Lo demás es deambular pasajero entre el metro y los buses y olvidar el año dos mil. El dos mil no había triángulos amorosos. No había destape, no había catres húmedos. Solo había juventud y hasta los adultos eran jóvenes hasta que aparecieron vestidos de negro algunos emulando, emos. Emulando la moda bizarra, outsider, y convirtiendo la rebeldía sensual en comestible de supermercados y chaquetas de cuero negra. Son un batallón de energúmenos que surcaron en la trastienda del baile inaugural y se creen, cada uno en su micro mundo, un sex symbol alter. Creo que lo negro es un dispositivo de identificación de gente aburrida de closet en rosa. Lo negro se opone al rosa. Pero en la soledad de sus deptos, todos escuchan JLO.
Ahora mismo llueve sobre Santiago, y los chicos mods arman sus fiestas en antros donde de todos modos terminan tocando regatón. Estos ciber punks de Santiago Centro de todos modos lo bailan como si fuese vintage o algo así. He sabido de historias paralelas, de resistencias reales en negro y black simbols, que sí son prueba de un real heroísmo pasada la juventud. Chicos que beben absenta, que no son oficinistas los días de semana, que configuran una trinchera y una barricada frente a la avance de la normalización, de la puesta en el sistema oficial de las antiguas causas glam.
Otros son Mods: la diversidad sexual es algo que queda en la pura formalidad y diplomacia entre esta gente. En realidad, son profundamente heteronormativos y homofóbicos, su sueño es el hielo, el congelamiento de la sociedad en un puro dual de trabajo como placer y placer como trabajo. Es decir, sus conversaciones son del trabajo, que lo ejecutan como si fuese una actividad placentera, y cuando hablan de sexo, su hablar es tan frío y detallado como si ese fuera en sí un trabajo.
Pienso en los mods como un grupo diverso de personas iguales. Ansiosas no de ser diferentes, sino de buscar lo diferente. A la inversa de las clases altas, que son esencialmente conservadoras y reservadas, los mods son abiertos a cualquier tema, y no admiran ni buscan ser como las clases altas. Su horizonte social, su modelo a imitar es territorial. Se trata de estar en ciertos lugares, de abitar ciertos espacios, de vivir al día y a la moda. De ese modo, son la antítesis de la austeridad.
Cuando escuchan DM piensan en el perfume Calvin Clain que imita la onda de los videos de la banda. Sus pensamientos son esencias que se pierden el aire de una disco, sus conversaciones son de fútbol, pero de lo millonario de los pases, quizás también hablen del clima, pero hablan de cuanto es el sueldo del tipo del clima. El dinero prima en sus conversaciones como si el intercambio social, en el ascenso descenso de un escaño a otro, se estuviese jugando una entelequia conceptual, algo que les daría hablar para horas y horas. Meritrocasis severa.