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La Roja y “el triunfo de la voluntad”
Felipe Ruiz
Periodista Candidato a Doctor en Filosofía
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El triunfo de la voluntad, es un documental dirigido por la afamada ciensta alemana Leni Riefenstahl, en 1934. Como se sabe, este trabajo cinematográfico es considerado la cumbre de la propaganda Nazi, pero también como una píeza paradigmática del cine documental, por su logrado mensaje y revolcionaria factura artística.
En efecto, allí se pone de manifiesto en plenutid la aparatosa arenga Nazi, con la ascensión de Hitler al poder y el reposicionamiento de Alemania como potencia mundial. Lo que llama la atención de ese trabajo, sin embargo, no es tanto su función de propaganda como la exaltación del biotipo alemán, el “ario” y su apolinea figura, su fuerza y temple, que alcanza la exhortación culminante en las imágenes de los deportistas alemanes participando en las olimpiadas de Berlín en 1936.
El mensaje quasi nietzscheano del “super hombre”, pese al tiempo transcurrido, se conserva hasta hoy. Los deportistas de elite son, también, ídolos de belleza corporal y representantes de físicos perfectos que los publicistas saben bien aprovechar. El estilo, la moda y lo apolíneo de atletas, tenistas y futbolistas representan la idosincracia física de cada país, y Chile no es la escepción.
El patriotismo, entonces, no es únicamente producto de una suerte de mesianismo colectivo, si no de la representación física de la voluntad y la “garra” de los luchadores. Preocupante, en efecto, resulta el recurso de un juego deportivo para ensalzar una épica de la voluntad, una aparotosa orquestación del (disfrazado) emprendimiento colectivo.
Cuerpos esculturales, performance deportiva y resistencia física son el revés de la elegía al trabajo, el esfuerzo y el culto a la productividad. La televsión ha explotado, a propósito del Mundial de Fútbol de Brasil, un triunfalismo pírrico sobre un “triunfo de la voluntad”. La derrota es vista como oportunidad, como chouvinismo lúdico, que encarna el “sueño de la roja” como sueño de todos los chilenos. Durante todo el proceso de participación de la Selección Chilena en el Mundial, los noticiarios prácticamnete se olvidaron de la realidad del país.
Ahora que la Selección vuelve a casa, y que baja la fiebre mundialera, sería perentorio meditar hasta qué punto los mass media fuerzan una determinada interpretación de la realidad, más allá del rating, en una visión sesgada de los interéses de la teleaudiencia. Quizás así, al menos sea posible la diferencia, en medio de la preocupante uniformación de los mensajes en el Chile actual.
