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Nicolás Letelier: Poeta sin imposturas
Por Francisco Véjar
Henobarbo es el seudónimo de Nicolás Letelier (Santiago, 1980). Se trata un poeta de grandes lecturas. Admirador de Yannis Ritsos y de Yasunari Kawabata, entre otros selectos autores, deambula por la ciudad observando cada detalle de lo que llaman realidad, para entregarnos una obra poética de fuste que será importante para las generaciones venideras. Trabaja en la librería Ulises, la más importante de Santiago de Chile. Por lo mismo, siempre está en contacto con la literatura. Tiene buen oído, es decir, el ritmo que fluye al interior de los poemas, nos invitan a leerlo. Esto lo hago extensivo a sus futuros lectores. Nicolás tiene ahora la palabra.
- ¿Cómo surgió la publicación de “Violencia Barroca”?
- No surgió, la forcé, a los 30 años necesitaba publicar.
Estamos hablando de poemas que venían siendo creados desde hacia 8 años.
Los primeros poemas fueron escritos cuando tenía alrededor de 21 o 22 años. A mi parecer ya estaban lo suficientemente maduros y ya no daban más de si. Para bien o para mal.
- En un poema partes diciendo que naciste el año en que murió Bill Evans ¿sientes una afinidad con su música?
- Siempre, es un músico que me gusta desde hace mucho. Lo gracioso tiene que ver con el ejercicio narcisista que hay detrás y el oportunismo en la escritura.
Un día me dio por divertirme buscado personajes famosos que habían muerto el año en que yo había nacido. Eran varios: Sartre, Steve McQueen, Ian Curtis y de repente entre estos estaba Bill Evans. ¡El puto Bill Evans!, como anillo al dedo. El hueon muere y yo nazco. Era Perfecto. Me sirvió de pie para un poema que estaba escribiendo.
Hay algo en Bill Evans que me atrae más allá de su música. Si tú miras sus fotos de joven, puedes observar un peinado sublime; primero la gomina y luego el hombre. Pulcro, elegante, bombeando heroína por toda esa delgada figura. Al final de su carrera en los setenta parece el chulo más hijo de puta del Bronx. Pero su música siempre es elegante, un trío perfecto no muy vanguardista, dinámico, nada de fusión. En ese sentido creo ser bastante menos decoroso.
- ¿Cuál es el sentido final de este libro? Haces referencia al evangelio de San Mateo, ¿Qué relación hay con lo sagrado?
-El sentido final, creo tiene que ver con el deshacerme de ese poema. Por otra parte el sentido final del poema es algo distinto y difuso, creo que son ejercicios reflexivos, imágenes, observaciones que buscan ser estilizados. Es un poema bastante juvenil. Fui criado en el catolicismo, existe una tensión, una relación muy fuerte entre el arrebato y la contención. Con lo que respecta a lo sagrado: no sé que es realmente lo sagrado; volver poco a poco a la normalidad después de sufrir una crisis de pánico, quizá eso sea algo sagrado; tener trabajo, una buena cotidianidad, ver a mi familia, escuchar música, puede ser sagrado. Pensándolo bien todo lo anterior es bastante más profano que sagrado. (No, realmente todo eso es bastante profano). El misterio, el misterio es sagrado.
- ¿Si tuvieras que suscribirte a una generación de poetas, cual seria?
- A la mia. Realmente no te lo puedo decir, uno tiene gustos, caprichos; ser isabelino, romántico, que tu poesía sea moderna o vanguardista, etc.
Creo que las vanguardias no son tan potentes por lo mismo. Existe en ellas una reflexión interesante, el problema es el estilo, una forma que se genera abrupta pero que en su germen porta el fin.
Hay poetas de mi edad que son buenísimos pues todos reciclamos lo que nos gusta. Lo que queda es la reflexión, la experiencia y como volcamos todo eso en la escritura.
That is the fucking question.
- Siguiendo tu reflexión ¿Qué influjos? ¿Qué gustos subyacen en Violencia Barroca?
- Muchísimos, soy un hueon muy disperso… No terminé ninguna carrera.
Mis más enanos recuerdos son pictóricos, pasaba horas mirando los libros de arte de mi madre, me calentaba con los desnudos, el color, las formas. La música la vine a apreciar tardíamente, pero cuando apareció, me voló la cabeza. ¡Una epifanía! Le pedí a mi padre que me comprara un piano, un pianito eléctrico, y yo pendejo tocaba cualquier cosa, cualquier mierda que me hiciera sentir bien, luego la poesía ¡Mentira¡ empecé antes con la historia; de niño gozaba con la historia. Pasaba horas en la biblioteca del colegio.
Queriendo saber que era la poesía, leí “Canto a mi mismo” en una plaza cerca de mi casa; me eroticé. Más tarde en la adolescencia conocí al súper pendejo. A Rimbaud.
Leyéndolo me redimí. Era el pendejo que todos queríamos ser, o por lo menos el que yo quería ser. Luego Baudelaire, Neruda, Vallejo.
Ahora más viejo, más reposado; T.S Eliot, Dino Campana o Eduardo Anguita. Puedo estar semanas repitiendo algún verso mientras camino al trabajo.
¡Tagore!, ya nadie lee a Tagore.
- Para finalizar el tema del barroco ¿tiene que ver con la lectura de Lezama Lima o te retrotraes al barroco como movimiento histórico-artístico?
-Buena pregunta amigo Vejar. Me inclino más por lo segundo. De Lezama he leído bastante poco, tengo una tarea pendiente. Hay que hincarle el diente a “Paradiso”, de todas maneras.
Siendo sincero, el nombre del poemario nació de una anécdota cuando estudiaba derecho en Valparaíso. Soy un fanático de los dibujos animados gringos de los años cuarenta y cincuenta.
Mientras miraba con mi amigo “el boliviano” un capitulo de Tom y Jerry, él me dice que en tales dibujos hay una violencia, una violencia barroca. El juego de palabras era magnífico, completamente cierto… una especie de doble afirmación.
La frase se acuñó en mi cerebro. Más allá de eso no puedo negar mi gusto por el barroco, el movimiento del renacimiento al barroco. El renacimiento tardío o barroco temprano. Recuerdo a Pohlhammer recitando la “vida retirada” de Fray Luis de León en el Mapocho, la obra de Tiziano, de Tintoretto, los frescos de Tiepolo.
El barroco es sumamente revolucionario. La España de Felipe II, los sonetos del Aretino.
El florecimiento de las llamadas humanidades. Mucho de eso está recogido en el poema.
El barroco es político, la reforma y la contrarreforma están en su momento más crítico, es un periodo violento. Las libertades se restringen pero ciertas artes se expanden; la música con Bach, Gabrielli, Handel. El castellano se enriquece durante el siglo de oro.
Aunque debo decir que mi escritura es bastante lacónica, con pocas florituras.
Me gusta que los poemas caigan, que caigan secos.
* * *
Poemas
XV
De Humani Corporis Fabrica libri septem
de tu obra sólo he visto láminas
cuerpos hermosos
disección estilizada en la campiña
constreñido esqueleto
cráneo suspendido
en la arista
una mirada se aleja
desnaturalizada
pérdida del cigomático mayor
amigo Vesalio
ligamentos y tendón claramente definidos
no habrá faltado quién quisiera verte arder
célebre
tuviste al mejor mecenas
a los grabados démosle crédito
es lo único que nos queda
en tus teorías refutado
elegante
hombre de ciencia
debes estar preparado
qué olores
qué momentos miserables
por mi parte
amigo Vesalio
te celebro
¿quién fue tu editor?
XVIII
Nací el año en que murió Bill Evans
nací con la antorcha con que me quemaron
forastero en la fuente del nosotros
en reflejos perdidos buscamos la mirada
distorsionado
un estímulo
y las pupilas se dilatan
todo adquiere profundidad
las altas acacias del África
la vegetación domada en los jardines
adorna
da la sombra que necesito
Finisca in me la mia genealogia!,
ch'io vo' fottervi dietro, spesso, spesso,
poiché gli è più differente il tondo dal fesso
che l'acquata dalla malvasia
Aretino cabrón hijo de puta
me pondré mi túnica bordada
Hechicero
cantaré al agua
madre
hija de las nubes
graciosa bailarina de los cambios
XXVI
Dios cayó vencido
sobre las aguas
sangrando
largo tiempo
con sus labios morados
estuvo esperando tierno
a sus peces
que ahora agolpados
devoran sus ojos muertos
en un instante
ladridos
campanas en la catedral
en la profunda fiesta
he flanqueado dos milenios
en un instante
logran abrir sus intestinos colapsados.