Andrés Neuman publica nuevo libro y visita Chile
Por Francisco Véjar
La Tercera, Lunes 25 de octubre de 2010
El ganador del Premio Alfaguara del año pasado participará en noviembre en el encuentro
La Ciudad y las Palabras, de la UC.
Con El viajero del siglo, novela ambientada en el siglo XIX, en una ciudad imaginaria que bautizó con el nombre de Wandernburgo, Neuman obtuvo el Premio Alfaguara 2009. Dicha distinción le significó una gira por América Latina y Miami, recorriendo 19 países. El resultado: Cómo viajar sin ver, volumen publicado en mayo de este año.
"La idea consistía en tomar notas literalmente al vuelo. Si viajaba volando, así debía escribir", comenta el autor que el 17 de noviembre estará en Santiago para participar en La Ciudad y las Palabras, ciclo organizado por la Universidad Católica con el apoyo de La Tercera. A las 18.30 horas, en el Campus El Comendador, Neuman hablará de su nuevo libro en una conferencia titulada Latinoamérica al vuelo. "Si iba a pasarme meses en aeropuertos, hoteles, lugares de paso -continúa Neuman-, lo verdaderamente estético sería aceptar ese punto de partida y tratar de buscarle su propia literatura. No forzar la escritura sino adaptarla a ese tiempo, a los tiempos. Así, la forma del viaje y la forma del diario serían idénticas".
En las páginas del libro nos encontramos con un itinerario de ciudades, restaurantes, conversaciones en taxis y una certera radiografía de los acontecimientos sociales, políticos y culturales de cada territorio que visitó. Rescató, además, a diversos autores latinoamericanos, tanto del presente como de otras generaciones.
El viaje lo asumió con cierta identidad híbrida. Es decir, ya no puede pasar ciento por ciento por latinoamericano, del mismo modo que no podría fingirse totalmente español. Según cuenta, al llegar a Buenos Aires sacó su pasaporte hispano y vio dos colas: una para argentinos y otra para extranjeros. Tras quedar meditando unos segundos, no sabía en cuál ponerse. En resumen, habla de personas que han sido educadas en la calle como españoles y familiarmente como latinoamericanos. Esto le ha significado una mirada más cosmopolita, libre de prejuicios y, no por ello, menos comprometida con sus raíces o ancestros.
Andrés Neuman nació en Buenos Aires, en 1977. Hijo de músicos emigrados, terminó de criarse en Granada. Allí se graduó en Filología Hispánica. A los 22 años publicó su primera novela, Bariloche (1999), finalista del Premio Herralde. Por aquel entonces, Roberto Bolaño escribió: "Tocado por la gracia. La literatura del siglo XXI pertenecerá a Neuman y a unos pocos de sus hermanos de sangre". Hace un mes, la constatación vino de la revista Granta, al incluirlo entre los 22 mejores narradores hispanoamericanos menores de 35 años. Entre su obra también destacan La vida en las ventanas (2002), Una vez Argentina (2003), El equilibrista (2005) y Década (2008).
Lo que queda de los vuelos
En su constante desplazamiento le tocó vivir la psicosis de la influenza humana, la muerte de Michael Jackson y la caída de Zelaya en Honduras. De todo aquello reproduce diálogos e impresiones de lo observado con avidez. Por ejemplo, en el capítulo titulado La Paz, cómo trepar la historia, transcribe: "¿Michael Jackson, un niño explotado?, se indigna un amigo leyendo el periódico; ¡por favor!, ¿no han visto a las cholas con sus changuitos en los quioscos? A partir de los 30 años, remata su esposa, la inocencia es perversa".
Luego, en Lima, surgen sus lecturas y apunta: "Me alojo en pleno barrio Miraflores, donde transcurren muchas narraciones de Bryce y Vargas Llosa (…). En esta zona uno siente que camina por una antología de la literatura peruana. Y al mismo tiempo uno sabe que esa antología hace eso mismo: seleccionar parcialmente la realidad peruana".
Cuenta que al pasar por la zona de Barranco, se quedó mirando la vivienda de tres plantas de Mario Vargas Llosa, ubicada en la capital de Perú. "Demagogias aparte -enfatiza Neuman-, él se merece esto y un castillo escocés".
Su tránsito es rico en anécdotas, recuerdos de infancia y titulares de prensa local que más de una vez nos hacen reflexionar. Y a ratos surge la ironía. A su llegada a Caracas, Venezuela, apunta:
Hotel en Caracas: Caracas Palace.
Clima del hotel: Stanley Kubrick petrolero.
Carácter en recepción: Fantasmagórico.
En el capítulo 4, Santiago, dice: "El chileno habla a solas. El argentino habla para sí mismo". Más adelante, recuerda a Roberto Bolaño: "Fue un chileno que escribió la gran novela mexicana viviendo en Cataluña. Sin embargo, fue rabiosamente latinoamericano". Y refiriéndose a la relación literaria que tenía con Nicanor Parra, agrega: "Conversador telefónico compulsivo, lo admiró mucho y lo imitó otro tanto". Cita también a Alejandro Zambra, Jorge Teillier y Oscar Hahn, entre otros creadores chilenos.
En síntesis, este libro muestra la madurez literaria de Andrés Neuman y la consagración de su escritura. La mirada es informada, y no sobra ni siquiera una coma. También hay un viaje interior, signado por la memoria. Y es su contenido el que da la nota precisa para acompañarlo por América Latina y su realidad muchas veces oculta.
