Andrés Neuman,
la frontera entre el relato
de ayer y mañana
"Hacerse
el muerto".
Andrés Neuman.
Páginas
de Espuma,
Madrid, 2011.
138 páginas
Por Francisco Véjar
La Tercera, Domingo 8 de enero de 2012
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El prolífico y destacado escritor hispanoargentino Andrés Neuman acaba de publicar Hacerse el muerto, libro de cuentos y microrrelatos, editado por Páginas de Espuma (Madrid, España, 2011). En sus páginas encontramos un álbum de toda especie de ficciones. La totalidad del volumen trasunta la vulnerabilidad de los personajes entre el amor, la soledad, la muerte, la nostalgia, la brutalidad y el humor, entre otros motivos. Sin ir más lejos, el primer relato, titulado El fusilado, está dedicado a Daniel Moyano, escritor y violinista porteño, quien sufrió una de las peores torturas aplicadas por la dictadura Argentina de fines de los 70 y principios de los 80: el simulacro de fusilamiento. Allí leemos: "¡Llora, maricón, llora!, le seguía gritando el general cuando Moyano abrió los ojos, mientras el pelotón se dispersaba dándole la espalda, comentando la broma, dejándolo ahí tirado, arrodillado entre el barro, jadeando, todo muerto".
Con todo, lo más desgarrador es la parte autobiográfica del volumen. El autor ahí narra la muerte prematura de su madre, también violinista, en textos como Madre música, Una carrera, Una silla para alguien y Madre atrás. Al respecto, aclara Neuman: "El poeta Roberto Juarroz decía que el mayor acto de amor de las palabras es crear presencia. Ante la ausencia, la ficción reacciona. La muerte nos arrebata a los seres amados, pero el lenguaje los revive para que sigamos conversando con ellos". Y es cierto, pues aquí se logra que dicha tragedia trascienda lo referencial para hacerse colectiva.
Sin embargo, esta obra va más allá de las vicisitudes del dolor, y en el capítulo que lleva por nombre Sinopsis del hogar, hallamos Anabela y el peñón, narración que recupera la capacidad de asombro y lo poético, no exenta de cierta candidez. Se trata de una evocación de infancia. Allí, el protagonista tiene el reto de nadar tras Anabela por el mar hasta El Cerrito. Ella es hermosa y hay todo tipo de especulaciones de que al llegar a su meta, tomaba el sol sin la parte de arriba del bikini. En fin, él la sigue y tras varias brazadas, y de observar minuciosamente sus movimientos en el agua, se encuentra solo y desconcertado al llegar a la meta, porque Anabela ya no está. El narrador dice: "Nadé hasta perder la sensación del tiempo, como si fuera parte del mar (…). Ahora, sí pensé en Anabela, en que lo había logrado, en que por una vez había estado a su altura".
La ironía
Andrés Neuman ha publicado varios volúmenes de cuentos, entre los cuales destacan El que espera, El último minuto y Alumbramiento, además de novelas notables, como El viajero del siglo, Premio Alfaguara 2009, entre otras obras. Su trayectoria literaria lo llevó a ser elegido por la revista Granta entre los mejores narradores hispanoamericanos menores de 35 años.
Pero volviendo a la variada trama de Hacerse el muerto, que nos es más que una aproximación a la muerte, anotamos títulos donde se mezcla lo cómico con lo triste. Por ejemplo, en Vidas instantáneas aparece la ironía a través de personajes solitarios que buscan pareja. Entonces surge lo tragicómico. Neuman escribe allí: "Mujer harta de mentiras desea encontrar al fin el amor verdadero. Soy alegre, simpática, dulce, atractiva, generosa, leal, buena compañera, sin complicaciones, alta, buen cuerpo, 120 de pecho, todo natural, no te lo pierdas" (…). Joven delgado, casi tímido, sintiéndose solo, gustando de internet y la videoconsola, busca chica para lo que sea".
Hacia el final leemos Fahrenheit.com. Un real homenaje a Ray Bradbury. Llega un momento en que la humanidad queda a oscuras y se pierde todo el sistema informático y se vuelve a la ignorancia, siendo imposible recuperar la memoria de los ordenadores. Ya los e-books son antiguallas de tiempos pasados. Pero finalmente redescubren la imprenta que cambiaría para siempre la noción de lectura.
En síntesis, cada pieza de este álbum dividido en seis capítulos tiene su música, contenido y razón de ser. Nada está puesto al azar. El lector hacia el final de sus páginas agradecerá el Apéndice para curiosos. Tercer decálogo de un cuentista, donde el escritor da algunas pautas de su manera de concebir el cuento. También cabe destacar que en Teoría de las cuerdas se encuentra la principal virtud de Andrés Neuman: su capacidad de observación. Ahí percibe a través de los cordeles de patios vecinos la existencia de personas de distinta índole y generación, desarrollando de esa manera un final abierto e inesperado respecto de sus vidas. Ahí dice: "Con tres cuerdas o cuatro, se debería disponer de material suficiente para una novela de misterio". Esta nueva entrega confirma el lugar protagónico que ha conseguido el hacedor de Hacerse el muerto en la actual narrativa iberoamericana.