A diez años de su publicación original:
Diálogos de imagen y poesía con papeles sin tiempo
Francisco Véjar
El Mercurio, sábado 21 de abril de 2012
.. .. .. .. .. .. .. . .
Editorial Universidad de Talca reedita "La inquietante extrañez", obra que reúne 56 collages de Cecilia Echeverría, acompañados por textos de Armando Uribe.
Cecilia Echeverría (1930-2001) dedicó los últimos tres años de su vida a su quehacer pictórico. Siendo esposa de Armando Uribe Arce, cada vez que terminaba uno de sus collages lo dejaba en la pieza-estudio del poeta, y es ahí donde él los intervenía con sus versos. Aquello, finalmente, se materializó en su libro póstumo "La inquietante extrañez", que 
reúne 56 collages de Echeverría acompañados por textos de Uribe. Prácticamente inencontrable, el volumen se reedita ahora bajo el sello Editorial Universidad de Talca.
La obra de Cecilia Echeverría se remonta a fines de los años 50, cuando asiste a la Universidad de Roma para estudiar Historia del Arte, bajo la dirección de Lionello Venturi. De vuelta en Chile, en 1959 organiza exposiciones sobre el pintor, arquitecto y escultor italiano Giotto Di Bondone (1267-1337). Ese año publica "La obra de Giotto", libro que tuvo una positiva repercusión. También impartió clases en la escuela de arte de la Universidad Católica de Chile, desde 1961 a 1965. Por entonces organiza la muestra titulada "El barroco en Italia", la que tuvo como resultado la publicación del libro "Formas del Barroco en Italia" (1965). Más tarde, escribió artículos de arte en revistas como Finis Terrae y Anales de la Universidad de Chile.
Sin embargo, tuvieron que pasar varios años para que retomara su verdadera vocación artística. Residiendo en París, en la década del 70, comenzó haciendo libros artesanales de un solo ejemplar, con textos de Armando Uribe, en cuya portada ponía uno de sus trabajos. A veces utilizando su propia imagen, como es el caso de su "Autorretrato", realizado en 1979. Luego hizo esporádicos trabajos plásticos, hasta su vuelta a Chile en 1990. Desde fines de esa década, no dejó nunca de trabajar.
"Se podrían distinguir 4, o 5, o 6 tipos de collages -se lee en la primera edición de "La inquietante extrañez" (Beuvedráis)-: los alegres y joviales (Los marineros, La bailarina); los siniestros y perversos (Ojo, etc.); los collages en que predomina el trabajo de formas y matices por encima del tema; los literarios, en que los textos tienen el mismo peso que la ilustración; los grotescos, en los cuales lo burlesco se mezcla con lo monstruoso (Mono de la melancolía, Imbunche, etc.").
En sus imágenes hay, además, una recuperación de época. Son una síntesis de la primera mitad del siglo XX, pues utilizaba para sus collages revistas francesas y chilenas de los años 30 y 40, e incluso de épocas anteriores, tales como Police, Paris Toujours y Crapouillot. En ellas hay referencias históricas; por ejemplo en Los marineros, leemos: "La dictadura/ Mussolini: La Révolution". Respecto de lo monstruoso, la artista dijo: "Lo monstruoso tiene que ver con la brutalidad, con lo tortuoso vivido durante años. A una la rodean los monstruos". Y sobre su nostalgia de la década del 20: "Yo conservo una serie de sombrillas de mi abuela materna, que se llamaba Elisa Irarrázabal Correa. Yo siendo muy joven me hacía vestidos con su propia ropa. Me gustaban también los objetos que ella usaba cotidianamente".
Era lo que le gustaba a Rainer Maria Rilke, es decir, el mundo de la heredad ante la avalancha de lo desechable. Y por cierto, Cecilia Echeverría nos hace deleitarnos con su arte, a ratos repleto de poesía, mitigando de esa manera lo siniestro. Esto, sumado a la proverbial presencia de la escritura de Uribe. Como ella misma dijo: "Se trata de documentos compuestos por numerosísimos trozos de papeles que ya no tienen tiempo, pero son traídos a la fuerza al presente o a la vida".
... 
... 
